Capítulo O5
Capítulo O5: Sintaxis
JungKook veía en él algo distinto. Más que un aura melancólica, y sumida en una tristeza profunda. Tal vez un mundo desconocido, pero sería engrandecer algo que era minúsculo. Casi indetectable.
A simple vista, TaeHyung era frágil como una hoja de verano que podía caer al más mínimo viento.
Y entre más lo veía, era más difícil imaginar que alguien así sería tan propenso a caer. La manera en la que respondía cuando estaba enojado o sí algo no le agradaba en su escuela. No tenía un temperamento ligero, y se atrevía a decir que era complicado de resolver. No lo podría comparar con un rompecabezas, no. Era más que eso.
— ¿Qué me miras?
Podía distinguir en él un poco de arrogancia. No mucha. De pronto se preguntó con quién es que vivía. ¿Desde cuándo estaba ahí? ¿Por qué aceptó vivir ahí? La imagen de Baek se le pasó por la cabeza, y soltó un suspiro.
— Oye, de nuevo estás a la defensiva.
TaeHyung sumió las cejas, pero no hizo nada más que cambiarle a la televisión con el control remoto. Extrañaba el control remoto; cuando JungKook recién se mudó, llevó muchas cosas nuevas a la casa. Por ejemplo, una licuadora, el control remoto de la televisión, y un ventilador negro que servía cuando el aire acondicionado estaba apagado.
— No lo estoy —dijo TaeHyung acariciando a Ikar con sus manos, suavemente—. Es solo que tu mirada es demasiado.
No sonaba enojado, pero sus palabras sí.
— Siento que ya vivimos esto, pero del lado contrario.
— Ah...
JungKook suspiró también, pero aunque demostraba una tranquilidad bastante tersa, por dentro las preguntas comían su cabeza. Estaba curioso, quería saber más y más. Al menos tener una vaga opinión de él. No sabía cómo. No sabía qué hacer, y cómo hacerlo. ¿Podría a caso generarle un poco de atención? Algo de confianza que lo dejara entrar por esa barrera de sentimientos bruscos, melancolía y retracción.
TaeHyung era extraño.
Y eso era interesante.
— ¿Cuánto tiempo llevo viviendo aquí?
— Mm... Dos meses, supongo. Tal vez un poco más.
— En todo ese tiempo, no he sabido absolutamente nada de ti.
BaekHyun le había dicho que no fuera por ese lado. No por el lado de convencerlo, porque TaeHyung jamás había sido así.
De hecho, una memoria se le vino en ese momento. El exacto instante en el que BaekHyun le dijo que tenía un amigo con un departamento disponible, y que le haría bien estar ahí con el un tiempo. Al principio, JungKook no entendía aquello, y después de verlo en fotos, muchísimo menos. Antes, TaeHyung lucía igual a alguien perfectamente sano, sonriente, feliz, tranquilo. Y después, el primer día que lo vio, distinguió aquellas clavículas marcadas, los ojos demacrados. Lo peor fue ese sentir que lo invadía, ese sentimiento de soledad.
— No necesitas saber mucho de mí —respondió el chico dejando ir al felino.
Sabía que no era necesario saberlo, pero quería. Quería saber el porqué de ese cambio tan brusco.
— Bien.
Aunque no obligaría a nadie a hablar.
Ya había pasado por eso, por esa situación de insistir. No era fácil. Si alguien no quería saber de ti, o contarte algo, simplemente tenías que ignorar el hecho y seguir como siempre.
Hay veces en las que tu orgullo debe valer más. TaeHyung no sería la excepción.
El pelinegro tomó asiento en la isla de la cocina y comió un poco de fruta picada. El castaño solía dejarle comida sobre la mesa o en la isla, por si le daba hambre. Eso era extraño también: el sentido de orientación de TaeHyung cuando de comida se tratase. No había día en el que en la mesa se comiera algo sencillo, o extraño. Ni siquiera lo dejaba entrar de lleno a la cocina, TaeHyung terminaba diciendo que le gustaba cocinar y que él lo haría.
Habían muchas cosas que en TaeHyung eran bastante curiosas.
— Iré a mi habitación —dijo el pelinegro poniéndose de pie.
— E-eh, per-
— Vayamos a comer algo al rato... Ah, si se te antoja ir, claro.
Cerró su puerta suavemente después de soltar aquella frase de tono duro, y seco. BaekHyun se cruzó en su cabeza de nuevo; últimamente pensaba en aquella elección tan especial. De entre todos, BaekHyun lo había llevado específicamente con él.
¿Era algo gracioso? No. Realmente no entendía cómo es que a su amigo se le ocurrió tal cosa. Era irónico que alguien quien apenas comenzaba a rearmarse sirviera para intentar rearmar a alguien más. JungKook cubrió su cabeza con una almohada intentando ahogar el grito de frustración que quería escapársele.
Miró el atardecer que caía por su ventana: tan tranquilo, y colorido. Cerró los ojos pretendiendo ver pasar el tiempo para la hora perfecta de la cena. Sin embargo, terminó por abrirlos cuando tocaron la puerta de su habitación.
— Pasa.
TaeHyung entró de lleno y cerró la puerta detrás suyo, con Ikar entre los brazos. Aunque se veía incómodo, inmóvil, como consternado por la situación.
— ¿Sucede algo? —pregunta JungKook metido en su cabeza.
Era extraño tenerlo tan cerca. TaeHyung no solía hacer eso, y era incómodo.
— Lo lamento.
— ¿Qué lamentas? No tienes que hacerlo, solo no quieres hablar de tus cosas. Nadie te obliga.
— Estás enojado.
Le hartaba esa tranquilidad. TaeHyung no reaccionaba con enojo, por mucho que sus palabras reflejaran lo contrario. Por más que sus ojos quisieran llorar, él se mantenía neutral. Como si rechazara ese sentimiento... Como si su cuerpo, o su alma aún no estuviese liberada.
— No es porque no me quieras decir. Es solo que eres muy hostil conmigo y siéndote sincero, eso de verdad es lo molesto.
El silencio era un toque de comedia que rara vez era entendido. En ese momento, JungKook estaba sentado en la cama, mirando su gran ventanal donde las luces comenzaban a brillar. Se sentía confundido. Irreconocible, y casi efímero; pero no lo suficiente para olvidarlo.
Aquel momento y aquella actitud de pronto le recordó un frágil instante de su vida, entonces observó a TaeHyung e hizo una comparación muy cercana a la realidad.
— ¿Recuerdas que me contaste sobre esa novia que tenías?
— ¿Hablas de Jenn? Sí, ¿qué con ella?
— La querías mucho, ¿no?
Se imaginó un segundo a la chica, recordándola. Pero hay veces en las que recordar es más difícil que simplemente hablase de alguien.
¿Puedes medir el cariño que le tenías a alguien con el dolor que te causó?
— Sí.
TaeHyung soltó una risita que parecía más algo melancólico que un mal chiste. Quiso soltar algo. TaeHyung quería hablar, pero no pudo. JungKook lo observó un segundo, distinguió aquel sentimiento en sus ojos. Ese arrepentimiento inverso que lo hizo ponerse en su lugar en un segundo.
Ambos guardaron silencio hasta que el momento fue exacto.
— No soy hostil contigo —mencionó el castaño—. Es difícil hablarle a alguien de mí de nuevo.
BaekHyun le dijo una vez a JungKook que TaeHyung no era lo que parecía.
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