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Cap 9

Hay algo que quizás todos deberían de tener en cuenta.

En un momento de furia, nunca te arriesgues a gritar, porque lanzas verdades, y si bien en la mayoría de las veces estas verdades son dañinas, en el caso de Rubí era... complicada.

Sabía que no había dañado los sentimientos de Sapphire, porque no le había dicho nada malo, pero también sabá que acababa de confesar que ella estaba en primer lugar en su lista de personas importantes. Y quizás no fuera mucho para dos mejores amigas, pero sí lo era si debido a ello había llegado a detestar a su hermana.

Navy había provocado que el ojo de Sapphire terminara dañado, aún después de las advertencias de Rubí de que debía tener cuidado, de que no la perdonaría si algo malo le pasaba a la rubia.

Y claramente no la perdonó.

No podía hacerlo, habían sido dos noches seguidas las que había pasado en el hospital junto a la camilla de su mejor amiga, su persona especial, el amor que consideraba imposible, y había sufrido la falta de respuestas por parte de la menor en ese tiempo.

Sapphire no había despertado en esos dos días; su madre estaba desesperada, amaba a su hija, y por un momento estuvo furiosa con Rubí, culpándola en su momento de desesperación, pero terminando por llorar en sus brazos.

Y cuando Sapphire despertó volvió a hacerlo.

Recordaba aquel día como si fuera ayer...

_Flashback_

- ¿Rubs? -habían sido las palabras pronunciadas por la joven en cuanto despertó y vio a su lado a una impaciente Rubí con la vista en el celular, aunque sujetando su mano.

- Sapphy... -fue lo que alcanzó a pronunciar Rubí antes de dejar caer su teléfono y lanzarse a abrazar a la menor, siendo correspondida en el acto-. Navy estaba jugando con el fuego, y las llamas llegaron a ti, y no despertabas, creí que algo malo... -mencionaba los acontecimientos mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y sostenía el cuerpo de su compañera entre sus brazos, como si temiera que volviera a caer.

- Hey linda, estoy bien -mencionó Sapphire mientras acariciaba el cabello de la mayor y separaba levemente el abrazo, simplemente para mirarla a los ojos- ¿Lo ves? Estoy bien -volvió a repetir mientras colocaba su mano vendada en la mejilla de Rubí.

- Esto es mi maldita culpa, nunca debí dejar que nos quedáramos allí, sabía que Navy...

Pero su voz fue callada con un inesperado beso.

Sus labios se habían unido tiernamente aún con un par de manos unidas, y mantuvieron el beso por cortos segundos, seguidos a silencio de parte de ambas.

- Estoy bien, y nada de esto es tu culpa. Eres la única que se mantiene a mi lado.

Y justamente cuando Rubí pensaba abrir la boca para responder, estando completamente sonrojada por el acto de la menor, la puerta de la habitación se abrió, dejando pasar a la enfermera asignada.

Rubí tuvo que retirarse y no volvieron a hablar de aquel beso, aunque la morena se convenció a sí misma de que había sido un simple impulso y que en realidad exageraba las cosas.

Y Sapphire no volvió a hablar de eso.

_Fin flashback_

Mientras tanto, la ojiazul se encontraba acostada en su cama y con música encendida, también pensando en mil cosas.

Rubí, Rubí, Rubí.

Maldita sea, era tan difícil estar enamorada de su mejor amiga, estando segura de que ella no sentía lo mismo.

Hacía tiempo ya que había tomado impulsos, llegando a besar de la manera más tierna a la más pasional a la morena, pero sin obtener resultados. Siempre que lo hacía, decidía no hablar del tema, esperando que Rubí fuera quien saque lo haga, y al fin poder charlar de eso.

Y al fin poder saber lo que significaba para ella.

Pero Rubí nunca lo hacía.

Maldita lenta y estúpidamente hermosa Rubí, ¿es que acaso no notaba lo perdidamente loca que estaba por ella?

Hasta había intentado tener novios, y había llegado a quererlos, de veras lo había hecho, pero una vez que todo terminaba y veía los ojos marrones de su amiga, no podía evitar pensar que ningún otro chico podía valer la pena si a su lado tenía a la chica más preciosa.

Pero ahora no había sido ella quien daba indicios de que la otra le importaba de más, y no quería desperdiciar la oportunidad de hablar sobre lo que de verdad sentía, y descubrir si quizás ella sintiera lo mismo.

Ya llevaba varios minutos con su celular en manos, armándose de coraje para marcar el número de la morena, pero no le salía.

¿Y si no sentía lo mismo? ¿Qué tal si terminaba por estropear las cosas? Disfrutaba tanto de sus besos, de sus risas y sus abrazos... no quería arruinarlo.

Por un lado quería llamarla y decirle la verdad, soñando con que ella le diría lo mismo y tendría que dejar de llamarla "amiga". Que podría besarla en publico sin pena, ir a su casa como su pareja, estar de su mano a la hora de contarle a su madre que estaban juntas, y que haría falta grandes fuerzas para separarlas.

Pero por otro prefería no hacerlo, quedarse callada y dejar pasar el momento, y dejar que la volviera a saludar con abrazos eternos, y que la mimara dándole besos en el cuello, y le dijera que por nada del mundo la dejaría.

Aunque, ¿de qué podía valer eso si simplemente lo hacía como una simple amiga? ¿No sería mucho mejor que sus labios pasen de juntarse en ocasiones a que sean veces incontables? ¿No sería tan... magico?

Llenó su mente de aquel pensamiento y presionó el botón "llamar" que se encontraba junto al nombre de "Rubs♡". Y dejó que el timple sonara.

Una. Dos. Tres veces.

- ¿Hola?

- Hey, cariño. -Ya se había quedado sin ideas, ¿cómo se empezaba esa clase de charla?-. ¿Sigues en tu casa?

Que pregunta tan estúpida; claro que estaba en su casa. Sus actividades diarias eran la escuela, basquet, su casa y... y ella.

Claramente no tenían escuela, aquel día no tenía basquet, y aunque haya tenido la idea de dar una vuelta para pensar, al hacerlo apagaba su celular, así que sí; estaba en su casa.

- Sí -respondió algo extrañada la muchacha-. Estoy con Amethyst, ¿pasa algo?

Oh sí, pasaban muchas cosas. Por un lado, estaba desesperada por estar a su lado y besarla, diciendole que también era lo más importante para ella, y por otro se moría de nervios por lo que estaba por hacer, así que prefirió tomar su arma secreta.

- Lo supuse, ¿me pasas con ella? -alcanzó a escuchar un asentimiento de su parte y lo siguiente que escuchó fue un saludo de la pelilavanda-. Amethyst, necesito ayuda urgente, ¿cómo te le declaras a tu mejor amiga en cinco minutos o menos?

Alcanzó a escuchar una sonora carcajada de parte de la chica al otro lado de la linea.

- Sí Sapph, estoy bien, y claro que estoy cuidando  a mi hamster, ¿tú que tal? ¿Aprobaste tus materias? -dijo, dejándole a Sapphire una traducción simple: Rubí está mirando y es peligroso hablar del tema.

- Ve a algún lugar o pídele galletas, inventa algo que le tome tiempo, esto es de vida o muerte -respondió la menor algo alterada.

- Sí, tienes razón, debería cambiarle la comida -se escuchó como alejaba y probablemente tapaba el micrófono-. Hey, Flama, hablando de comida, ¿tienes algo que ofrecerle a tu querida amiga?

No alcanzó a escuchar la respuesta de la morena, pero asumió que había sido positiva cuando Amethyst volvió a hablar.

- Muy bien, ¿código azul o celeste? -dijo despés de unos segundos.

- Azul.

- ¿Estás segura? Ya hubieron varios códigos azules abortados que pasaron a ser...

- ¡Es azul, Amethyst maldita sea! ¡Esta vez es en serio!

- No quiero con chocolate hoy, estoy empalagada, ¿no tienes mejor de mermelada? -gritó fuera de la llamada-. ¿Entonces, qué me habías preguntado?

- ¿Cómo diablos hago para decirle lo que siento?

- Depende el nivel de dignidad que quieras perder.

- ¿Tú cuánto perdiste?

- Probablemente un noventa por ciento, aunque según sus cálculos son ochenta y nueve. No importa.

- Y ahora están juntas.

- Sí, vale la pena, supongo.

- Pero ella sí sentía algo por ti, era obvio.

- ¿Sabes qué, Flama? Cambié de opinión, mejor pastelillos, ¿Army ha hecho algunos últimamente? -volvió a gritar del otro lado-. Mira amiga, para el resto era obvio pero para mí no, ¿vale? Ahora pasa lo mismo.

- ¿Crees que me quiera como... ya sabes, algo más?

- ¡Santa madre del aguacate! Si estoy aquí para aconsejarla sobre ti.

- ¿De veras?

- ¡Claramente! La única diferencia es que ella no lo admite.

- Quizás porque no lo siente.

- Escucha una cosa, Sapphire Ice Blue -y nuevamente se alejó del micrófono-. ¿No tienes de mejor de mantequilla? Tengo hambre. Ya sé, busca una canasta como caperucita y pon tres pastelillos de mantequilla, ocho galletitas con mermelada y un jugo de piña -silencio por un momento-. ¡Me vale que no tengas! ¡Lo preparas! Bueno, volviendo contigo, Blue. Rubí te adora como si fueras la única cosa que en este mundo existiera, ¿y tú temes que te rechace?

- Odio cuando pareces tener razón.

- Es que la tengo, soy madame sabia. Ahora apurate en pensar que decir porque ya llega Rubí.

- ¡No me pases en seguida con ella!

- Gracias Flama, justo acababa de hablar con Sapphire, toma -y el celular volvió a cambiar de manos.

- ¿Sapphy?

- Heey Rubs, ya terminé de hablar con Amethyst, hablamos luego.

Se alcanzó a escuchar un breve suspiro de parte de la mayor y, aunque no lo viera, podía jurar que la pelilavanda tendría una cara de fastidio en ese momento.

- Esta bien, lindura, ¿nos vemos mañana?

- Sí, supongo que sí.

- Vale, te quiero, que estés bien.

Pasaron unos cortos segundos en los que Sapphire volvió a pensar las cosas, ¿eso era todo? ¿Dejaría que esa oportunidad se le fuera por las manos? No, maldita sea, no. No era tan cobarde.

- Espera Rubs, tengo algo que decirte.

- Soy toda oídos.

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