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24. Corazón roto


¿Haz sentido alguna vez la sensación de estar pero no estar?

Es algo así como despertar de un sueño, pero seguir dentro de él, viviendo tu vida sin vivirla, fingiendo que estás en el mundo actual pero realmente estás en otro lugar.

Esa sensación te ahoga, te frustra y te hace sentir que no has despertado aún.

Me siento justo de esa manera.

Llegué a la escuela con mi mejor intento de Nazli Hendell. Pero, siendo sincera no me sentía de esa forma, más bien, me sentía como una verdadera perdedora Hendell.

Mi ropa deportiva holgada color negro hacia por completo juego con mis ojeras bien pronunciadas y mi cara hinchada.

De nueva cuenta, siendo el centro de atención de la universidad, pero no me importa. Realmente no me importa nada en este momento, solo quisiera que esto fuese una pesadilla y despertar de ella.

Todas las miradas estaban enfocadas en mi. Imagino que toda la universidad debe sentir lástima por Nazli Hendell, la chica tonta que cayó a los pies de Davin Olsenwood solo porque fingió darle amor.

Las miradas eran cada vez más intensas, definitivamente no me creo capaz de soportar ésto.

De las cosas que no tolero en lo absoluto es la traición y que jueguen con mis sentimientos y Davin logró hacer ambas.

—No puedo hacerlo, no puedo hacerlo. —Me repetí una y otra vez.

Rápidamente entré al baño antes de que las lágrimas se hicieran presentes. Entré al último cubículo y me solté en llanto.

Nunca me ha gustado llorar, soy de esa clase de personas que realmente piensan que llorar es de débiles. Y quizá, siempre he sido una debilucha para otras cosas, pero no para llorar. Esta vez, mis lágrimas tienen nombre y apellido y es Davin Olsenwood.

Me senté en el cubículo del baño y dejé salir todo ese llanto contenido en silencio con todas mis fuerzas. Traté de reprimir mis sollozos, puse mi mano en mi boca y para ser sincera, en este momento desearía estar en casa para poder lidiar con todo este trago amargo sola.

Pero no es así.

La realidad es que mis padres aún no saben nada de lo que pasó hace dos días. Y no tengo ánimos ni corazón para decírselos y tengo que seguir con mi vida como si nada hubiera pasado.

Me tranquilicé, hice ejercicios de respiración para aminorar mis jadeos y sequé mis lágrimas, salí del baño y lavé mi cara para bajar la hinchazón de mis párpados.

El timbre sonó y me vi en la necesidad de tener que huir del baño a toda velocidad para llegar a la clase de idiomas antes que él profesor.

Entré a mi salón y me acomodé en el último asiento, para colmo, las miradas de mis compañeros también estaban fijas de mi. Traté de ignorarlos viendo el cielo por la ventana.

—"¿Ya la viste? Se ve muy mal. ¡Pobre Nazli!"

Trate de ignorar las críticas de mis compañeros, sentí las miradas de las chicas de mi clase clavadas en mi y mi esfuerzo por ignorar fue en vano. Me sentí pequeña, me sentí tonta.

El profesor llegó saludando en inglés y todo le respondimos. Iba a cerrar la puerta cuando de repente apareció Lauren, pidió permiso y se excusó por llegar tarde diciendo que el director quería verla, por lo que el maestro no tuvo otra opción más que dejarla pasar.

Llevé mi vista hacia la ventana y me perdí en lo gris del cielo, generalmente odio los días nublados porque me deprimen y cuando estoy triste, es peor mi sentir.

Cada minuto del día se hacía más eterno, cada minuto me recordaba a él, su voz, su aroma, su risa. Todo de Davin parecía tener más presencia sin él aquí.

—¿Señorita Hendell? ¿Señorita Hendell?

La voz del profesor de idiomas me regresó de mi trance y disimuladamente sequé una lágrima que resbaló por mi mejilla.

—Lo siento, no sé que fue lo que dijo, profesor. No escuché.

—Veo que no, señorita. Si la clase no es de su interés, le doy permiso para que salga a contemplar el clima sin que nadie la moleste. —Espetó.

—No, no. Lo siento. No-no vuelve a suceder. —Titubee.

Las miradas de todos estaban puestas en mi. Enfoqué mi vista al frente para tratar de ignorarlos y concentrarme en la maldita clase.

Después de dos horas eternas de la clase de idiomas, salí del salón completamente aturdida y con un horrible dolor de cabeza. No tengo duda que esto es consecuencia de las malas noches de insomnio que te tenido y lo mucho que he llorado.

Fui a la cafetería, me senté en una de las mesas vacías y saqué el almuerzo que mi madre me preparó para intentar comer un poco.

Al abrirlo unas inmensas ganas de vomitar me invadieron y decidí guardarlo de nuevo. Saqué mi libreta y fingí escribir, pero en realidad me puse hacer círculos y espirales al final de la hoja.

De repente, sentí que alguien se incorporó frente a mí, levanté mi mirada (con la esperanza de encontrar a Davin)

"Pobre ilusa, Nazli"

Pero no, era Lauren.

—Aquí estás, Hendell. —Puso su almuerzo y su mochila encima de la mesa y se sentó frente a mí. —¿Tienes las fotografías del partido?

Saqué su equipo de mi mochila y se lo di, lamentablemente sin editar, no tenía nada preparado, estuve el fin de semana entero envuelta en mis sábanas llorando en mi habitación por ser demasiado tonta para amarlo. 

—No hay nada, Nazli ¿Acaso no pudiste hacer tu parte?

Me quedé en silencio.

—Ya veo. Está bien, no te preocupes. Imagino que fue por el problema cuando saliste huyendo del juego. —Siseó.

—Algo así. Lo siento mucho, Lauren. No pude...

—Descuida. Lo haré yo, solo por eso esta ocasión ¿Está claro?

Asentí.

Lauren comió su almuerzo y yo me dispuse a recargar mi cabeza sobre mis manos en la mesa de la cafetería.

—Por cierto. —Interrumpió su almuerzo para hablar. —El director habló conmigo para que le hiciera entrega del reporte del partido de la liga estatal, lo leyó y mientras estaba en su oficina. Encontré en su escritorio una carpeta con el nombre de Davin, tenía una nota que decía "Baja escolar voluntaria definitiva" .

—¿Y? —Cuestioné desinteresadamente.

—Me llamó la atención y le pregunté al director. Me dijo que Davin había solicitado su baja de la escuela.

Me quedé en silencio.

—Pasé a su edificio a buscarlo. Pregunté por él pero no está, al parecer es cierto, se salió de la escuela.

No respondí nada, me quedé observando al frente como hace rato para tratar de ignorar.

—Nunca imaginé que Davin estuviese hablando en serio. Es decir... Lo que dijo en el partido, que se iba a retirar, ahora ésto ¿Tu lo sabías, Hendell?

Mordí mi labio inferior para tratar de reprimir las lágrimas. No podía llorar de nuevo, no frente a Lauren.

—Creeme, si lo hubiera sabido. Me habría ahorrado muchas cosas. —Respondí con sorna.

Lauren se quedó muy sorprendida con mi respuesta y fue más que obvio que notó la molestia en mi voz.

Pero comprendo ésto de los cuestionamientos, soy periodista, nos dedicamos a preguntar y preguntar para obtener información y brindar una nota. Te acostumbras tanto a esto, que se vuelve parte de tu vida cotidiana cuestionar a todos.

Definitivamente debe sospechar que algo más está pasando.

Muy incómoda. Dió un rápido sorbo a su jugo y limpió su boca con una servilleta.

—Le pregunté a los dos chicos del equipo con los que más hablaba... M-me dijeron que se fue de la ciudad. Davin se ha ido para siempre. —Titubeó.

Sentí mi corazón romperse en mil partículas más y una pizca de dolor invadir mi pecho con las últimas palabras que pronunció.

Me va costar trabajo hacerme a la idea que el amor de mi vida se ha ido, que me ha dejado por otro amor y me mintió.

Me va costar trabajo dejar de amarlo.

Me va costar trabajo superarlo.

Había escuchado que de un corazón roto no se muere. Y cuánta razón tienen. Pero lo que no te dicen es que agonizar de un corazón roto te hace desear mil veces morir a tener que soportar este dolor.

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