CAP 29
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MinMin
¿Quieres almorzar conmigo mañana?
TaeTae
Me encantaría pero le prometí a Jiwoo que iríamos por pizza! Otro día tal vez?
MinMin
Claro, no hay problema. Es sólo que... me gustaría verte de nuevo.
TaeTae
Awww, eres todo un cariñosito. Hoy tengo la tarde libre, si te interesa
MinMin
¿Y la noche?
TaeTae
Mientras no hayan homicidios involucrados, por supuesto! Qué tienes en mente?
MinMin
Un amigo me contó de un nuevo bar en el centro. ¿Qué dices? ¿Quieres ir por unos tragos?
TaeTae
Debo informarte que soy un muy mal bebedor y te verás arriesgado a acabar con mi vómito encima
MinMin
La vida es un riesgo.
—¿Con quién hablas?
Taehyung brincó del susto, causando que el teléfono se resbalase de sus manos y acabara chocando contra las baldosas bajo la mesa. Se petrificó por un instante en su sitio, antes de reaccionar.
—Dios, Jungkook. ¡No vuelvas a sorprenderme así!— lo regañó, agachándose para recoger el artefacto y verificar que estuviese en buenas condiciones. El pelinegro arqueó ambas cejas y tomó asiento frente a él.
—Vaya, estás... bastante alterado. ¿Está todo bien?
—C-Claro que sí— titubeó, un poco (muy) consciente de lo que Jungkook provocaba en su sistema. Sobre todo vistiendo esa jodida camisa. ¿Por qué se había comprado esa camisa? ¿Acaso no notaba que se adhería demasiado bien a sus músculos?
La cita en el parque de atracciones había terminado bien. Comieron algodón de azúcar, Taehyung ganó un peluche de felpa, hicieron el famoso recorrido de la casa embrujada. Una cita doble estándar con un final feliz.
O medianamente feliz. Porque lamentablemente en toda historia existen malas noticias ¿no?
Para clarificar, Taehyung nunca había tenido la intención de enamorarse de Jungkook. Eso había sido un accidente, del que desgraciadamente no podía retractarse. Los sentimientos ya estaban ahí, propagándose por la sangre y llenando su corazón; no había una forma instantánea de eliminarlos. Por lo que, se veía obligado a aprender a vivir con ellos.
Querer a Jungkook de manera romántica era, honestamente, un asco. Una pesadilla. El pelinegro parecía ignorar por completo los sentimientos de Taehyung, lo que dificultaba las cosas considerablemente. Que le llamase "bebé", que lo tratase como un jodido príncipe azul, que lo fuese a visitar a la universidad y que se reuniesen a comer juntos... No ayudaba, para nada, en su miserable intento de comportarse con normalidad.
Y tampoco lo hacía esa camisa, arremangada, permitiéndole una mejor vista de sus brazos. Dios... ¿Por qué hacía tanto calor de repente?
—¿Tienes algo que hacer después de clases?— preguntó Jungkook, para luego darle un sorbo a su café.
Era viernes. Y por algún motivo que desconocía, Jungkook le había pedido que desayunaran juntos. Quizá debió haberse negado pero... pero era débil ¿de acuerdo? No iba a rechazar un desayuno con el chico que le gustaba.
—Nada que hacer— respondió casi mecánicamente, breves segundos antes de recordar que había quedado de ver a Minho aquella noche—. Espera, no. Tengo un compromiso.
—¿Con quién?
—Minho. El de las aguas termales ¿recuerdas?— Jungkook asintió con lentitud y Taehyung juraba ver los flashbacks reproduciéndose en la cabeza del pelinegro.
—¿Y adónde irán?
—A un bar, en el centro. Dijo que era nuevo.
¿Por qué estaba dándole tanta información? No tenía ni la menor idea. ¿Acaso esperaba que Jungkook se pusiera celoso? Tal vez, lo que era ridículo. No podía esperar que Jungkook se preocupara cuando ni siquiera albergaba sentimientos por el castaño. Pese a lo mucho que había intentado encontrar una explicación esperanzadora y romántica para aquel beso en la noria, siempre volvía al principio, dándose cuenta de que la única razón lógica tras el beso, era nada más y nada más que una simple distracción.
—¿Un bar?— El tono molesto en la voz de Jungkook hizo que el corazón de Taehyung revoloteara. ¿Quizás...?—. Ten cuidado. La última vez que fuimos a un bar, un idiota trató de sobrepasarse contigo.
Oh. Eso. Claro. Jungkook quería darle un consejo, un consejo de hermano mayor preocupado que necesitaba velar por el bienestar de su hermanito. Una estaca en mi tórax dolería menos. Sólo digo.
Bebió el resto de su café en silencio, preguntándose por qué el universo era tan cruel, como para hacer que se enamorara del mismo hetero-imbécil que lo rechazó en la secundaria. ¿Esto lo convertía en masoquista? Posiblemente. No obstante, no era como si pudiera evitarlo; el corazón nunca obedecía al cerebro.
「。。。」
Encontró a Minho sentado en la barra.
—¡TaeTae!— lo saludó, acercándose para envolverlo en un abrazo. Taehyung palmeó su espalda—. Qué bueno que hayas venido. Te pedí un trago.
—Oh. Gracias— aceptó, antes de recibir el vaso de líquido azul. Examinó el lugar con la mirada, desde la pista de baile hasta los sillones en la parte trasera. Estaba atestado de gente—. Se ve agradable.
—Lo es... ¿Quieres bailar?
Parpadeó, levemente desconcertado por la propuesta, mas asintió. —Seguro.
Minho cogió su vaso de la barra y comenzó a caminar en dirección a la pista de baile. Taehyung le siguió, tragándose los nervios que la multitud le provocaba. Prefería lugares tranquilos, callados, aislados. Pero no hace mal salir de vez en cuando, se convenció. Socializar y quizá beber un poco. No era precisamente su idea de diversión, pero siempre podía adaptarse.
Transcurrió cerca de media hora, tal vez. El líquido azul no sabía mal; era dulce y suave, aunque debía admitir que se sentía un poco mareado tras tomarlo. Llevaba dos vasos —¿o tres?— gracias a que Minho se había ofrecido a ir a buscar otra ronda a la barra.
Sinceramente, la experiencia no era desagradable como inicialmente había creído que sería. La música no le rompía los tímpanos y el calor que generaba la multitud era acogedor. Se sentía relajado, y feliz, tan feliz que risas huían de su boca sin motivo alguno.
No se percató de la cercanía de Minho hasta que las manos del mayor agarraron su cintura. Huh. Estaban bailando bastante apegados en realidad. ¿Era costumbre hacer eso entre amigos? Le resultaba incómodo. O tal vez sólo se debía a que era un jodido virgen privado de contacto físico normal. También era posible, y tenía mucho más sentido. Realmente necesitaba dejar de pensárselo demasiado.
—TaeTae— lo llamó Minho, acercando la boca a su oreja para que le escuchara mejor, sobre el ruido del local. Al no recibir una respuesta, continuó—. ¿Todavía tienes ese novio?
¿Novio? ¿Qué estupideces estaba diciendo? Taehyung no tenía... Oh, se estaba refiriendo a Jungkook. —¡No es mi novio!
—¿No lo es? ¿Terminaron?
—Algo así— Ni siquiera Taehyung comprendía qué eran. Novios falsos además de amigos además de un romance unilateral. Era complicado, muy complicado para explicarlo con tanto líquido azul en el cuerpo.
—¿De verdad? ¡Entonces los dos estamos solteros!— rió Minho. El castaño frunció el ceño, sosteniéndose en los hombros de Minho para estabilizarse y verle a la cara.
—¡Creí que tenías novia!— exclamó para que el otro le oyera.
—Yo... Terminé con ella. Hace un tiempo.
—¿Qué? ¡Pero si eran tan bonitos juntos!— lamentó Taehyung, recordando las fotos que el mayor le había enseñado. Dios, era una pena—. ¿Qué pasó? ¿Por qué terminaron?
Minho inhaló hondo, mirando directamente a los ojos del castaño, tan intensamente que Taehyung pensó por un momento que iba a golpearlo. En cambio, y en contra de cualquier expectativa que hubiese tenido, el mayor le sonrió. Le sonrió y lo atrajo más hacia él.
—Porque me gustas tú— dijo Minho. Espera, ¿qué? Taehyung se congeló en su lugar, sin ser capaz de procesar adecuadamente la información, mas siendo consciente de que las palabras habían sido dichas—. Me gustas de verdad.
Le gusto... ¿Pero qué...? ¿Estaba sufriendo de alucinaciones? ¿Eran efectos secundarios del líquido azul? ¿O era Minho quien estaba delirando? ¿Acababa de decir que...?
—No he dejado de pensar en ti desde aquella noche— confesó. Los labios de Taehyung se entreabrieron. No podía creer que esto estuviese pasando—. Eres lindo y simpático y nunca me había sentido así antes, por nadie. Amo hablar contigo y me gustaría que... que me dieras una oportunidad.
Tenía que ser una broma.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Tres incógnitas que eran imposibles de resolver, menos cuando apenas podía aceptarlo. Minho tenía novia, por el amor de Dios, y había puesto fin a su relación por... ¿Por qué? ¿Por Taehyung? ¿Es que Minho se había vuelto loco? Esto... ¿Esto significaba que Taehyung era un maldito rompehogares?
No. No tenía la culpa de nada. Los sentimientos de Minho habían causado esta situación. Minho era quien estaba... confundido. Solamente estaba confundido. No existía manera de que su atracción por Taehyung fuese romántica o real. No era posible.
—Vamos, TaeTae— dijo juntando sus frentes. Taehyung no podía reaccionar, mucho menos apartarse—. Dame una oportunidad y te demostraré que puedo ser lo que quieres.
¿Lo que quiero? Resultaba un tanto irónico. Porque Minho era, extrañamente, lo que Taehyung quería. Lo que Taehyung había estado esperando, un príncipe azul de cabellera sedosa, apareciendo en su vida repentinamente, con una sonrisa perfecta, y una actitud amigable. ¿Entonces? Fácil. Solamente debía decirle que reciprocaba sus sentimientos, luego sellarían su unión con un beso y podrían vivir felices para siempre. Era el sueño. Era el cuento de hadas que había anhelado. Era... ideal.
Pero no era Jungkook.
—TaeTae— susurró Minho a pocos centímetros de distancia. Taehyung le miró, buscando en su corazón aunque fuese una pizca de atracción por él, sin hallar nada—. ¿Qué dices? ¿Podemos intentar?
Estuvo a menos de dos segundos de negarse, de separarse de Minho para explicarle que no deseaba darle falsas esperanzas, pues gustaba de alguien más. Conocía a Minho lo suficiente para saber que no insistiría y que respetaría la decisión de Taehyung sin cuestionárselo.
Sin embargo, su voz se estancó en su garganta, cuando una mano asió su muñeca y lo alejó de Minho abruptamente. Trastabillando debido al alcohol, chocó contra un cuerpo ajeno, quien lo sostuvo ahí, con cuidado de que no perdiese el equilibrio. El aroma conocido impregnó sus narices.
—¿Qué crees que haces?— Escuchó a Minho exclamar por encima de la música.
—Soy su novio.
—Acaba de decirme que no eres su novio.
—Dice tonterías cuando está ebrio.
No hubo más réplicas, por ninguna de las dos partes. El brazo que sujetaba su cintura, ahora lo dirigía hacia la salida del bar, escabulléndose entre las personas que ocupaban la pista.
Taehyung no comprendía nada de lo que estaba pasando. ¿Qué hacía Jungkook en el bar? ¿Había ido a buscarle? No, probablemente... había una explicación más lógica, que no acelerara el corazón de Taehyung de la manera en que la actitud inesperada del pelinegro lo estaba haciendo en aquel instante. Quizás había ido por unos tragos con unos amigos y lo había visto por coincidencia.
Pero eso no explicaba por qué lo estaba sacando de ahí, o por qué lo había apartado de Minho tan vehementemente. ¿Estaba... celoso? Ah, Taehyung sacudió la cabeza, qué va. ¿Cómo iba a estar celoso? Debía parar de cometer tales conjeturas, sobre todo considerando que Jungkook ni siquiera tenía motivos para sentirse de esa manera.
Fuera del bar, el frío de la noche le caló hasta los huesos, haciendo notorio el cambio brusco de temperatura. Jungkook percibió los temblores del castaño y se deslizó fuera de su chaqueta, para cubrir con ésta los hombros de Taehyung.
—Gracias— susurró el castaño con timidez. Jungkook asintió, segundos antes de que su mirada chocolate se posara en la suya, robándole el aliento—. Jungkook...
—Llamaré a un taxi para que te lleve a casa.
Una ola de decepción abrumadora lo embargó al entender qué era verdaderamente lo que ocurría. Claro. Para ello había venido ¿no? Para procurar que nadie tratara de sobrepasarse con él, y llegara a casa sano y salvo. Jeon Jungkook comportándose tan correctamente era... frustrante.
—No me mires así.
Taehyung arqueó ambas cejas con desconcierto, percatándose de la expresión adolorida en el rostro de Jungkook. —¿"Así" cómo?
—Como un cachorro mojado que necesita de mí— El pulgar acarició su labio inferior y Taehyung suspiró ante el toque—. Necesitas descansar, bebé.
—No estoy cansado— aclamó, en un mísero intento de alargar el tiempo reducido que compartía con Jungkook. Quería quedarse un poquito más, sólo un minuto más.
Las fosas nasales del pelinegro aletearon. —Llamaré al taxi.
—P-Pero yo no—
—Te vendrás conmigo a mi departamento.
Los ojos de Taehyung se ampliaron con sorpresa, observando atentamente al pelinegro que ahora retiraba el teléfono de su bolsillo para realizar la llamada. Un hálito huyó de entre sus brazos, cuando su respiración se hizo agitada, por el golpeteo fuerte dentro de su pecho.
¿A su departamento?
Esperaron a que el taxi arribara, envueltos por el silencio y el frío, parados a ínfimos centímetros el uno del otro. Taehyung se rebozó en la chaqueta que desprendía el aroma de Jungkook, con las mejillas sonrosadas y el corazón inquieto, mientras sus dedos se entrelazaban con los del contrario, otorgándole su calor y dándose cuenta nuevamente de lo hondo... hondo que había caído por él.
Pero bueno... ¿Qué tan malo podía ser otro corazón roto?
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uYYYYYY, se viene ( ͡° ͜ʖ ͡°) JSNFBSND el próximo capítulo lo considero mi fav así que estoy muy emocionada por subirlo uwu En otra nota, hice cálculos muy matemáticos (ajá) y este fanfic tiene para unos 40 capítulos en total :0 nos iremos despidiendo pronto D: Espero que les haya gustado! Lxs amo! Muchas gracias por leer! ❤️❤️❤️
honey
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