Capítulo 7 - Cazador cazado
—No tienes por qué hacer esto —escuchó a lo lejos, un desierto gris frente a él con un camino hacia el horizonte.
—Serías mi última opción —una voz distinta, la arena comenzó a teñirse de carmesí, volviéndose lodosa, sus pies comenzaron a hundirse.
—¿Cuál es tu Norte? —una luz comenzó a brillar al final del camino.
—Por favor...
—Nuestra familia —una tercera, a medida que se hundía en la arena, otras personas a su alrededor emergían de ella, bañadas en sangre.
—Despierta...
—Trajiste algo a la ciudad —cuarta, enterrado hasta el cuello, frente a él observó una calavera que se mantenía en la superficie, era de animal, con grandes cuernos que asemejaban las ramas de un árbol.
—Algo mucho peor que yo —su propia voz, de las cuencas huecas del cráneo se encendieron dos luceros más rojos que la sangre que se lo tragaba.
La luz golpeó los ojos de Nakai como un choque a toda velocidad, de repente sintió cómo todo a su alrededor giraba, no podía reconocer arriba de abajo, se sintió así por varios minutos, sus ojos se acostumbraron a la luz y se pudo orientar, estaba en una cama bajo una lámpara encendida.
—Maldición... —susurró, comenzó a mover sus dedos chequeando que estaban bien hizo lo mismo con los pies, todo parecía encajar perfectamente, hizo esfuerzo para poder sentarse y sintió como fuego pasaba por sus nervios, le fue imposible a la primera, bajó la mirada para ver que le había sucedido, su brazo izquierdo estaba completamente vendado al igual que mayor parte de su torso, a diferencia de su brazo derecho que parecía estar perfectamente bien, todos los tatuajes estaban en su lugar —. Por favor no estés desfigurado... —soltó antes de palpar su rostro, solo había una venda que cubría el costado izquierdo de su cuello que llegaba hasta su pómulo, más allá de eso todo parecía estar en orden.
Varios intentos después, logró sentarse y mirar sus alrededores, estaba en la guarida de Rowina, ella estaba frente a sus ordenadores, con audífonos puestos, bailando y tarareando con la música, Forajida estaba estacionada en el ascensor que llevaba a la salida, no parecía tener rasguños,
—¿Qué sucedió? —se preguntó, al hacerlo recuerdos se dispararon en su mente, estaba en medio de la calle rodeado por criminales, les había quitado un rifle corvyniano, uno de ellos comenzó a disparar, después nada.
Intentó levantarse, apenas tenía fuerzas, sus piernas temblaban y cualquier movimiento se sentía como tocar carbón ardiendo, pero a pesar de eso logró dar unos pasos al frente, acercándose a la mesa central que Rowina usaba para construir cosas, logró apoyarse en ella, pero no sin tirar muchas cosas al suelo.
Row salió de su transe al escuchar un estruendo detrás de ella, se quitó los audífonos de golpe y casi cayéndose de la silla debido al susto, al ver que era Kai, aun herido y débil haciendo su mayor esfuerzo para mantenerse de pie.
—¡Mierda, Kai! —exclamó al verlo cual venado recién nacido —. ¡¿Estás demente?! —lo ayudo a recuperar la compostura y quedarse de pie.
—¿Qué tan malo es? —preguntó el héroe herido.
—Considerando que sobreviviste a una explosión causada por un arma alienígena, bastante bien —le respondió mientras lo guiaba a la cama.
—¿Explosión?
—Sí, el arma alienígena que le quitaste a los que nos perseguían explotó, fue horrible, como una carga de C4 contigo en el centro —aclaró mientras lo ayudaba a sentarse en la cama.
—¿Acaso?
—No hubo muertos, pero los Nahuales y Leones blancos salieron muy heridos, no tuve mucho tiempo para ver solo te metí al auto y hui —dijo ella con una enorme culpa en su voz, Nakai sujetó su hombro reconfortándola.
—Hiciste bien, no debes sentirte mal, es mi culpa que hubiera terminado así, debí haber planeado mejor todo —dijo él, tallo su frente con frustración —. No pensé que supieran que esas armas me hacían daño y quería acabar con todo rápido, aprovechar que tenían miedo de lo que había sucedido con los 60-3, los subestimé —confesó.
— ¿Puedes explicarme cómo es que esas armas te hacen daño? —preguntó la ojiverde confundida —. Toda la ciudad te ha visto soportar golpeas, balas y explosiones, pero aquí te hirieron como si estuvieras hecho de papel.
Nakai guardó silencio por unos momentos, no sabía si era sensato contarle todo, pero después de haberlo recogido del lugar y apoyarlo cuando fueron al lugar de la entrega, concluyó que podía confiar en ella.
—Mis poderes...no son tan sencillos como súper fuerza e invulnerabilidad, mi cuerpo absorbe la energía de los golpes que recibo y por cada golpe, cada impacto, me vuelvo más fuerte, más resistente, pero si no hay tal impacto soy como una persona normal —explicó —. Las armas corvynianas son de energía pura, en su mayor parte son una llamarada que carboniza todo, no hay impacto así que para resistirlas necesito tener una enorme cantidad de fuerza, cosa que no tenía —dijo con cierta vergüenza.
—...Así que...tu cuerpo absorbe energía cinética y la convierte en energía potencial la cual puede usar para reforzar tu estructura molecular, volviéndote más denso y por lo tanto más fuerte y resistente, sin embargo, es susceptible a temperaturas extremas y eso explica cómo es que esas armas te dañan con facilidad —parafraseó Row, Nakai asintió ante las grandes palabras —. Wow, yo pensaba que la gente que escribía comics pensaban en cosas locas, pero esto es otro nivel —comentó ella, se sentó a su lado algo sobrecargada de información.
— ... ¿Qué tan mal estoy? —preguntó Nakai, esta vez queriendo una respuesta concreta, Row soltó un suspiro.
—El lado izquierdo de tu cuerpo tenía quemaduras de tercer grado, había que remover la piel carbonizada, tengo un amigo que es paramédico, es de confianza y me ayudo a estabilizarte, aunque comienzo a creer que no era del todo necesario porque a los pocos días comenzaste a sanar, ahora solo tienes pocas ampollas por quemaduras —aclaró —. Tu abdomen llevo el peor golpe, pero está sanando, imagino que tu cuerpo también usa esa energía absorbida para acelerar la regeneración de células, aunque perdiste los tatuajes de ese brazo, lo lamento —Nakai bufó frustrado —. Y además... —en eso Row le entregó algo en sus manos, parecía un pedazo de tela chamuscado, cuando lo detalló, pudo ver su máscara, quemada, rasgada, ahora no servía para más que trapear el suelo, la apretó con fuerza, quería enojarse, pero algo mucho más fuerte cubrió esa ira, decepción.
Por un segundo visualizó uno de los últimos recuerdos de sání cuando aún estaba viva, entregándole esa mascara que solo iba a ser para su protección, ahora no quedaba nada de ella
—...Supongo que puedo conseguir otros... —dijo con pesadez en su voz, Row pudo notar como estaba pretendiendo que no le afectaba —. Quizá la onda expansiva de la explosión fue lo que necesitaba para resistir las heridas —comentó —. Espera ¿A los pocos días? ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
—Cálmate estuviste dormido cinco días no es como si despertaras en el 2050 o algo —lo calmó Rowina —. Aunque... no puedo decir que las cosas están calmadas.
—Lo supuse... ¿Qué ha pasado?
—Los Nahuales y Leones Blancos tomaron el territorio de los 60-3, echaron a todos fuera a la fuerza, incluso la policía tuvo que retirarse, tenían un arsenal de armas extraterrestres, ahora todo el negocio se maneja desde ahí, Liaying Lau y Javier Cortez desaparecieron del mapa y nadie había oído de ese tal Nour desde un inicio así que técnicamente empezamos desde el inicio —explicó ella con frustración.
—De nuevo al primer cuadro entonces... —agregó Nakai, ella asintió, hubo un momento de silencio, Nakai analizaba sus opciones las cuales no eran muchas.
—Además... —agregó ella.
—¿Hay más? —preguntó con sarcasmo, el rostro de Row mostró su respuesta —. Mierda...
Rowina lo ayudó a caminar hasta los monitores, Nakai se sentó en la silla mientras ella comenzaba a buscar en la internet, varios canales de noticias aparecieron, todos con una imagen de la explosión exhibida detrás del presentador.
—Hasta ahora el principal sospechoso de la explosión se trata de nada más y nada menos que el justiciero conocido como "Renegado"
—Los reportes indican que El Renegado fue la mente maestra del atentado.
—Ahora sospechoso de asesinar a docenas de personas y de posible terrorista.
—Después del ataque ahora se agregan los cargos de múltiple homicidio tras la masacre en contra de una de las más grandes pandillas de la bahía.
—¿Se deberá tener un control de estos súper humanos antes de que sea demasiado tarde?
—Aun después de su posible colaboración con el tal llamado "Escuadrón de Héroes" el individuo conocido como Renegado se considera una persona de interés y buscado por la ley.
—Estos individuos al ver las actividades de ese grupo de autoproclamados "Héroes" pensaron que podían seguir haciendo lo que quisieran, pues se equivocan, hemos tolerado a los de su clase por mucho tiempo, pero hay que ponerle fin.
El estómago de Nakai se revolvió, un enorme peso se sintió en sus hombros y un escalofrió recorrió su espalda, en silencio se levantó de la silla, Rowina estaba a punto de ayudarlo, pero una seña de su mano la detuvo, prácticamente cojeando se dirigió a la salida, presionó el botón de subir en el elevador.
Aunque no era la primera vez que lo habían tildado de criminal, las palabras: terrorista, masacre; rebotaban en su cabeza torturándolo, al subir, la luz del exterior mostraba el atardecer de un color naranja oscuro a medida que el sol se ocultaba detrás de las nubes, camino lentamente, sin pensar en nada realmente.
"Sání" pensó mientras sujetaba su máscara con fuerza, tratando de poder contactar con su abuela ya que no sabía con quién más hablar, por primera vez de verdad se sentía débil, indefenso incluso, ahí afuera había personas con los medios para acabar con él y no dudarían en hacerlo.
"Por favor, sání" suplicó en su mente, no tenía mucha idea de cómo hablar con ella, normalmente era ella la que aparecía a decisión propia según avanzaba la situación. Llegó afuera de la guarida, sintió la brisa del desierto que se mezclaba con el olor del mar, la arena a sus pies seguía tibia, no se había dado cuenta que estaba descalzo, camino al borde del camino que llevaba a la entrada, sentándose en una roca al borde de la colina.
—Claro, ¡cuando quiero hablarles no aparecen! —escupió con frustración mientras golpeaba la roca en la que se sentó, estaba tan débil que sintió dolor.
Cerró los ojos recordando las palabras de Camille "Concéntrate, las almas responderán" respiró profundo, por alguna razón imaginó un cielo despejado, podía sentir la brisa en su rostro, pocas nubes aparecían a lo lejos, en realidad Nakai no tenía idea de que pasaba en realidad, en el horizonte podía sentir una fuerte presencia, le pico la curiosidad, intentó acercarse a lo que parecía ser una enorme nube negra, una gran tormenta azotaba bajo de ella, el olor a humo y azufre lo ahogaba, notó lo que parecía ser ráfagas de fuego haciéndose ver entre las nubes, como si un incendio luchara contra la tormenta desde abajo, relámpagos caían a la tierra y llamas ascendían, parecía haber voces dentro, tratando de ser escuchadas, se acercó para intentar oírlas, de repente, sintió como alguien lo tomaba del hombro y tiraba de él con fuerza alejándolo.
—Sei un idiota... e un suicida —escuchó frente a él, abrió los ojos de golpe, para observar una gabardina negra que cubría a una mujer casi de su tamaño con un mechón de cabello blanco atravesado en su cabellera oscura, Venatrix lo veía con un gesto mezclado entre la decepción y el enojo, la verdad Nakai no recordaba otra expresión facial de la cazadora.
—¿Qué mierda haces aquí? ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó él confundido.
—Eso pregunto yo. ¿Hai idea di dove estábas a punto de entrar? —le preguntó con cierto tono de acusación, Nakai suspiró, recapacitando lo que hizo.
—...Creo que no quiero saber la respuesta —contestó él recordando, ese sentimiento de soledad, tristeza y dolor que se proyectaba en él a medida que se acercaba le daba cierta idea de lo que era.
—Inferno, Nakai, stavi per entrare al Infierno —aclaró la cazadora regañándolo como a un niño —. ¿Non ti avevo avvertito de comunicarte con il morto? —Nakai tragó saliva para luego dejar caer su peso en sus rodillas a la vez que tallaba su frente.
Camille no pudo evitar ver su condición, torso y brazo izquierdo cubierto con vendajes manchados de sangre y su máscara desgarrada en mano, por más que el chico quisiera ocultarlo, podía oler el sentimiento de derrota con el que cargaba, ella lanzó un pesado suspiro a la vez que giraba sus ojos.
— ¿Cosa è successo? —preguntó mientras se sentaba al lado de él —. Pensaba que niente te hacía daño.
—Volví a la ciudad y las cosas empeoraron, en grande —contestó Nakai sin rodeos entendiendo su idioma solo por el contexto, Venatrix lo observó levantando una ceja, dejando claro que esa no era una respuesta válida para ella.
Nakai le terminó contando todo, desde las armas alienígenas, la acusación pública hacía él y el momento en el que vio a su hermana, pero no pudo decir nada que no fueran estupideces, para después acabar como víctima de incendio.
Por alguna razón la cazadora no sintió la necesidad de largarse de ahí en media conversación, principalmente porque sentía que hablaba con un igual, alguien al que la vida lo ha tratado casi tan mal como a ella, aunque obviamente no lo iba a admitir
—Ahora tengo a la ciudad en mi contra más que nunca y ninguna idea de cómo resolver esto —agregó al terminar de explicar todo.
— ¿Primera vez cerca alla morte? —preguntó Camille.
—Desde que tengo mis poderes, ni siquiera en la invasión salí tan malherido —contestó.
—No será l'ultima —aclaró —. Non deje que te influenzare, nostro trabajo lo requiere.
—Aun así, ahora todo el mundo sabe que pueden matarme y lo harán con gusto —dijo Nakai —. Nadie defenderá a un presunto terrorista —se excusó, Venatrix se encontraba intrigada, no estaba segura si el que estaba a su lado era el mismo que hace menos de un mes estaba peleando con el general de un ejército extraterrestre a puño limpio y también tenía las pelotas de responderle a ella misma con altanería.
— No creí che fueras uno di esos a cui importa el che dirán, ¿No che sólo importa ayudar? Hazlo ahora e deja di lamentarti —le reclamó —. Ti ho visto recibir balas de una torretta militar y arrojar autos cómo si fueran di papel, si tienes miedo de salir herido o a que la gente te odie cuando fallas, non puoi definirti un héroe —lo sermoneó.
Sus palabras abofetearon a Nakai, había intentado ser más precavido, incluso más suave con los criminales, definitivamente no tuvo el efecto esperado, pero debía encontrar un equilibrio, soltó media sonrisa.
—Estás disfrutando esto, ¿verdad?
—Preferiría poder decírselo l'idiota di Vincent.
—Gracias... —soltó —. Me hacía falta.
—Non sono un terapeuta así que no vuelvas a perdere il mio tempo —dijo la cazadora acomodando su gabardina y levantándose, Nakai no pudo evitar soltar una risa, como si hubiera esperado una reacción distinta de Venatrix.
—Tu nueva marca es genial, por cierto —comentó Nakai con sarcasmo, sorprendiendo a Venatrix por haberla notado, ella acercó sus dedos a su ojo, bordeando el nuevo símbolo en su piel —. Aunque parece ser resultado de un castigo —agregó, Camille casi sonrió ante la deducción.
—Veo que aún tienes los testicoli para hablarme con tanta calma.
—Si el Infierno te está dando problemas, puedo devolverte el favor.
—...Tu hermana suena agradable —cambió de tema —. Spero tu risolvi tutto con ella...
—Yo también... —dijo él.
—A propósito,spero di non essere l'unica que lo sintió, pero hay qualcosa in la ciudad, qualcosa di brutto, affamato —dijo la italiana observando las luces de la ciudad con ojos de depredador.
—No fingiré que entendí lo que dijiste... —comentó Nakai, Camille volteó los ojos.
—Ti auguro buona fortuna, Rinnegato, la necesitaras —dijo Venatrix antes de sumergirse en las sombras y desaparecer.
—Es una experta en salidas dramáticas... —comentó Nakai cuando Camille se desvaneció en las penumbras, Nakai observó el cielo nocturno, ahora con más calma, sin estar seguro de que hacer, pero sin sentir miedo.
—Quería acercarme a pedir un autógrafo, pero sentí que no era el momento adecuado... —escuchó la voz de Rowina detrás de él, ella se acercaba con dos cervezas en mano.
—El único autógrafo que ella te daría sería una cicatriz.
—Y la aceptaría, ella es genial —afirmó la chica de cabello rulado mientras le ofrecía una de las botellas a Nakai y se sentaba en el suelo—. ¿Ahora qué?
—Haré lo que se hacer mejor, golpear fuerte y donde les duela —respondió Nakai.
—Es mejor que nada supongo —comentó ella, alzó la botella ofreciendo un brindis y él correspondió el gesto chocando la suya.
De repente algo llamó la atención de Nakai, escuchó pasos cerca de ellos a la vez que ramas rotas, sin decir palabra se levantó, sostuvo la botella del cuello y la rompió contra la roca en la que estaba sentado, buscando poder defenderse con eso considerando si actual condición, Rowina se asustó ante la reacción, pero Renegado le hizo un gesto de que se quedara detrás de él.
—Muéstrate —ordenó a quien sea que estaba ocultándose en las sombras, entonces, una figura delgada de menos de un metro sesenta caminó hacía ellos, con las manos alzadas y tembloroso.
—No me lastimen... —suplicó la persona, el olor a rancio penetró en la nariz de Nakai, pudo detallar a un hombre mayor, con cabello largo y sucio que se enredaba en sí mismo, con una barba en las mismas condiciones, de seguro era un simple vagabundo que dormía por la zona, el justiciero soltó la botella rota.
—Lo lamento, nos asustó —se disculpó el joven, Rowina por fin pudo respirar.
—No quise hacerlo Nakai de verdad... —dijo el hombre, un escalofrío recorrió la espalda de Renegado, avanzó con pasos firmes y puños cerrados.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó con frialdad, del miedo el vagabundo casi intentó huir, pero él héroe lo atrapó del cuello y lo levantó con facilidad usando su brazo bueno —. ¡Contesta! —ordenó.
—Yo... yo —intentaba articular, aunque el agarré de Nakai le impedía respirar.
—¡Kai! —gritó Rowina asustada, en eso el héroe dejo de sujetar al anciano, cayó al suelo tosiendo y sin poder respirar.
—Yo...soy... —dijo entre la tos —. Na...Nalzheehí...—comenzó a respirar normalmente.
—Soy tu tío.
En el Centro Medico UCSF, en una habitación de paciente que más bien parecía una suite de lujo, descansaba Javier Cortez en un sofá de cuero café, con un vaso de vidrio lleno de whisky añejo, observaba al vacío tratando de no quedarse dormido, mientras escuchaba los incesantes pitidos de la maquina a su lado, mostrando los signos vitales del joven muchacho que descansaba en la camilla, su cara con quemaduras severas, apenas fue reconocido por su madre, la cual quebró en llanto al verlo, justo antes de proporcionarle una fuerte cachetada a Javier.
—Una pena... —dijo Nour de pie frente a la camilla, ahora con un traje color cobre —. Solo espero que sepa que es un héroe.
—¿Un héroe? —preguntó Javier antes de terminarse su bebida de un trago —. Quedó desfigurado pendejo, todo por culpa de tu mercancía —le acusó.
—Oh no, mis armas funcionan, Renegado rompió la que le diste al chico y según las grabaciones originales, la bala que disparó tuvo la mala suerte de impactar la fuente de energía, si de alguien fue culpa, es de El Renegado —se excusó —. Pero deberías alegrarte, el sacrificio de Marco no fue en vano, eliminó a nuestra peste.
—No encontraron el cadáver, créeme ese bastardo es difícil de matar —afirmó Javier.
—Si la espada le hizo tanto daño, una explosión debía vaporizarlo —explicó Nour.
Javier Cortez no podía evitar pensar que había sido demasiado sencillo, después de cinco años intentando matar al bastardo, para acabar vuelto cenizas, no se sentía real, se levantó del sofá para acercarse al chico, sujeto la mano cubierta en vendas, sin ser capaz de ver lo que quedaba de sus piernas y de su otra mano, donde sostenía la pistola, aún conectado a los tubos que lo mantenían vivo.
—Estarás bien, mijo —prometió Cortez—. ¿Puedes ayudarlo? —preguntó sin observar a Nour, él no evitó esbozar una sonrisa mórbida.
—Por supuesto, con mis recursos podrá levantarse de la camilla en menos de lo que crees —respondió Nour con gran confianza.
—...Entonces tenemos trabajo que hacer.
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