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010

Abro los ojos al sentir mi cuerpo en movimiento y me doy cuenta que estoy en los brazos de alguien, pero son distintos a los de Samantha.

Caigo en cuenta que es Victoria al percibir los tatuajes y el cabello platino.

— Intentamos despertarte en el avión y te negaste — Me dice cuando me va despierta — ¿Te bajo para que tu camines?

— No — Murmuro y escondo mi cara en su cuello.

— Eres una consentida — Bufa.

— Bueno, bájame y le digo a Samantha que me lleve — Le digo y está aprieta sus brazos a mi alrededor.

Reprimo una risita y suelto un suspiro, me sentía muy cansada últimamente, probablemente por culpa de la anemia y las situaciones de estrés que he vivido.

Me salgo de mis pensamientos cuando mi cuerpo cae en una cama y levanto la mirada para ver a Victoria desde esa posición.

— No me mires así, que me dan ganas de hacerte de todo — Me dice negando con la cabeza.

Verga, ni pregunté.

— Tan delicada — Bromeó y me levanto — ¿Dónde está Osvaldo?

— Lo tiramos al Mar a mitad de vuelo — Bufa y ruedo los ojos — En una de las habitaciones de abajo.

— Iré a verlo — Digo caminando a la puerta.

— Mejor quedate acá conmigo — Dice impidiendo que me vaya tomando mi cintura — Sin Osvaldo, sin Samantha, solas tu y yo.

Me doy la vuelta y la miro fijamente, su mirada está en mis labios y relame los suyos.

— Quiero ir a ver a Osvaldo — Digo soltando un suspiro.

— Bien — Murmura entre dientes — Pero dame un beso primero.

Ruedo los ojos con diversión y junto nuestros labios, está se emociona y me pega más a su cuerpo, moviendo sus labios con más agresividad.

— Pero inviten — Escuchamos la voz de Samantha entrar a la habitación.

Me separó de Vic soltando una risita y está se queja, dándole una mirada asesina a Sam.

— Ire a ver a Valdo — Beso la mejilla de Samantha y está asiente.

— ¿Te acompaño? — Me pregunta.

— Por favor — Asiento.

— Yo también voy — Dice Vic siguiéndonos el paso.

— Pensé que no lo querías ver ni en pintura — La miró con una ceja alzada.

— Calla — Me dice y ruedo los ojos.

Bajamos las escaleras y Samantha me guía a la habitación de Osvaldo poniendo su mano en mi cintura.

— Hola — Saludo a Osvaldo entrando a la habitación.

— Hey — Me dice con una sonrisa — ¿Como estas?

Notaba su semblante más relajado y activo, antes entraba vuelto mierda.

— Bien, no se qué putas me da Sebastián, pero no me duele nada — Bromeó y me siento en la cama a su lado — No te vas a morir, ¿Verdad?

— Gracias a ti, no — Dice riendo — No se que hiciste para convencerlas, pero gracias.

— Yo no hice nada — Digo con el ceño fruncido.

— Pero — Empieza a decir el pelinegro.

— No iba a matar a mi mejor amigo — Dice Samantha posando su mano en mi hombro y Osvaldo la mira sorprendido — Solo recibirá un castigo por pendejo y no podrá volver a salir contigo, nunca.

— Nunca sigas nunca — Digo con una sonrisa, la cual desaparece al ver la mirada de Samy — Oye, ¿Como que nunca voy a poder salir?

— Podrás salir... Al patio de la casa — Dice Vic con una sonrisa burlona.

Suelto un bufido — Que injusta es la vida.

— Mira el lado positivo, tendrás a dos sexys mafiosas contigo — Dice Vic guiñandome un ojo.

— ¿Y el lado positivo? — Me burlo y está me mira mal — Tengo hambre, iré a comer.

Le doy un pequeño abrazo a Osvaldo y salgo de la habitación, aunque me extraña que ninguna de las dos me siguiera.

Me encojo de hombros internamente y me dirijo a lo que creo que es la cocina, pero termino en una sala donde esta Sebastián.

— Hola Mara — Me saluda este con una sonrisa algo tensa.

— Hola — Le doy una media sonrisa — ¿Sabes dónde está la cocina?

— Por supuesto, te llevo allí — Se levanta del sofá y toma una carpeta que estaba sobre este.

Caminamos juntos hasta la cocina y este se despide, ya que tenía que hablar con laa jefas.

Busco algo de comer en la cocina y solo encuentro unas galletas que me provocan.

Me regreso a la sala donde anteriormente estaba Sebas y me siento en el sofá, aunque caigo en algo raro.

Noto que es un papel, más específicamente un sobre.

Seguro se le cayó a Sebas de la carpeta que llevaba.

Estaba por dejarlo encima de la mesa para luego dárselo, pero me fijé que decía "Prueba de ADN "Mara Vargas & Sebastián Salvatore".

¿Una prueba de Adn entre nosotros? ¿Por qué o que?

Hasta donde se, las pruebas de adn deben hacerse con consentimiento.

Aunque, estoy secuestrada por dos mafiosas, dudo mucho que el consentimiento valga mucho acá.

Miró a los lados con nerviosismo y miró el sobre, dudando si abrirlo o no.

Escucho pasos acercarse y guardo rápidamente el sobre en mi pantalón.

— Estaba dentro de la carpeta, no se cuando cay... Mara, pensé que estabas en la cocina — Dice Sebastián soltando una risita nerviosa, aunque hace una mueca de dolor cuando Samantha le da un codazo.

Que mal disimulan todos.

— Busque unas galletas y vine a sentarme acá — Apunto el paquete de galletas.

— Dolcezza, ¿No viste un sobre por acá? — Me pregunta dulcemente Vic.

Niego con la cabeza confundida — No, ¿Por que?

— Sebas perdió unos resultados, pero no es nada importante, no te preocupes — Dice Vic con una sonrisa falsa.

— ¿Los ayudo a buscar?

— ¡No! — Dicen los tres y los miro confundidos.

— Pues no los ayudo, ni quería — Bufo y agarro otra galleta.

— No, es que no es nada importante — Dice Sebas restándole importancia — Los repito y listo, solo es para ver la salud de este par.

— Umh — Asiento comiendo una galleta — ¿Recetas mala salud mental?

— Vete a la verga — Dice Samantha y la miro con burla — Mara, ve a otra parte, necesitamos hablar algo entre nosotros.

— Me iré a ahogar al mar, nos vemos en el más allá — Tomó mis galletas indignada y ruego por qué el papel no se caiga.

Salgo de la sala y me dirijo con rapidez a la habitación de Osvaldo, cerrando está con seguro desde atrás.

— Necesito que me ayudes en algo — Le digo.

— Es imposible escapar nadando, olvidalo — Me dice y niego riendo.

— No quiero escapar, pendejo — Me siento a su lado — Quiero saber algo de un apellido.

— ¿Cual apellido?

— Salvatore — Le digo.

Osvaldo me mira sin decir nada, pero niega con la cabeza.

— Lo siento, Mara, pero no — Niega — Ese apellido persigue a las jefas y si se enteran que te dije algo, me matarán.

— ¿Las persigue de mala manera?

— Solo te diré que las persigue con un sentimiento de tristeza, pero no puedo revelar más nada — Me dice.

Asiento con la cabeza y le doy una pequeña sonrisa — No te preocupes, entiendo, pero no les digas que pregunte por ese apellido.

— No diré nada, pero, ¿Como lo conoces?

— Las escuché mencionar ese apellido un par de veces — Le resto importancia.

Duramos hablando un rato más, entre los dos nos terminamos las galletas y luego me fui a la habitación donde estaba antes.

Busque todas las cosas de baño que necesitaba para darme un baño y la crema que me recetó Sebas, para luego encerrarme en baño.

Abro la llave de la ducha desde afuera para aparentar que me estoy bañando por si acaso y luego saco el sobre de mi pantalón.

¿Que tiene que ver Sebastián conmigo?

¿Por qué el apellido Salvatore persigue a Vic y a Samy?

¿Que tengo que ver yo en todo esto?

Me daba miedo abrir el sobre y que lo que estuviera dentro generará más preguntas en mi, o que contestará mis dudas.

Con las manos algo temblorosas, abro el sobre y lo saco.

Por los clavos de Cristo.

Compartimos un 13% de adn.

Eso significa que somos primos.

¿Como que somos primos? Yo no tengo ningún familiar que se apellide Salvatore.

De hecho, no conozco a ninguno de mis familiares aparte de mi padre, el cual tampoco es Salvatore.

Mas abajo, casi a lo último decía un nombre que me llamó la atención.

Morana Salvatore.

¿Por qué leer ese nombre me daba dolor de cabeza.

— ¿Mara? — Escucho la voz de Victoria y escondo el papel detrás de mi espalda, como si me pudiera ver.

— Me estoy bañando — Le grito — En un rato salgo.

— Bueno.

Saco el papel de mi espalda y lo miro, sin saber que hacer con el.

Entro a la ducha y mojo el papel, para luego volverlo pedazos y votarlo a la basura, rogando que ninguna de las chicas lo encuentren.

Me doy una ducha rápida para luego salir vestida del baño, topandome con las dos mafiosas, Vic está acostada en la cama y Samy estaba sentada en uno de los sillones de la habitación.

¿Que funcionalidad tiene un sofá en una habitación?

....

Prefiero no saberlo mejor.

— ¿Todo bien? — Les digo intentando actuar con naturalidad, aunque no creo que me haya salido muy bien, ya que Samy me mira con el ceño fruncido.

— Si — Dice con lentitud — ¿Buen baño?

— Perfecto — Asiento — ¿Me buscaban?

— Mañana por la tarde nos iremos — Dice Vic.

— Pero acabamos de llegar.

— Así es la vida del mafiosa cuando inicias una guerra — Se encoje de hombros.

— ¿Podemos ir al mar antes de irnos? — Les pregunto.

— Mañana, hoy es tarde — Dice Samantha levantándose del sofá, para acercarse a mi — Iremos a comer y luego vendremos a dormir.

Asiento con la cabeza y está toma mi mejilla, acariciandola.

— Pronto todo acabará — Me asegura — Acabaremos con Santome.

¿Como está tan segura?

— Espero que así sea — Le digo con una sonrisa.

— Vamos a comer, Dolcezza — Dice Vic detrás mío, tomando mi cintura — Unas simples galletas no ayudan para tu estado.

Asiento levemente y me dejó guiar por las dos mafiosas a la cocina, dejando que me atiendan como a ellas les plazca, no me quejo de nada.

Aunque algo no sale de mi mente, ¿Quienes son los Salvatore?

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