Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

008

Abro los ojos con cansancio y noto mi cuerpo desnudo, unas terribles ganas de vomitar me invaden, me sentía asqueada y no podía creer que estaba volviendo a esta situación de nuevo.

— Nunca voy a dejar de disfrutarte, cariño — Dice Daniel entrando a la habitación sin camisa — ¿Lista para otra ronda?

Mis ojos se cristalizan mientras se acerca a mí y las lágrimas descienden por mis mejillas, me dolía todo y no quería esto.

Quería estar en los brazos de esa platina y esa rubia.

Aunque probablemente ya se olvidaron de mi.

¿Por qué razón me buscarían? Sería ilógico.

— Mierda Mara — Dice undiendose en mi y suelto un sollozo — Como me encanta que llores.

Maldito sádico violador.

Antes de que terminara dentro de mi, unos disparos suenan y se escucha el caos total afuera.

— Mierda — Dice con furia saliendo de mi — Luego termino contigo, cariño, tengo que encargarme de algo antes.

Se pone los pantalones y sale de la habitación. Me tapo con la sábana temblando y sollozo abrázame, me dolía todo y estaba sangrando.

Me sentía sucia.

Usada.

Denigrada.

Pasaron algunos minutos donde se escuchaban disparos y gritos, aunque luego todo quedo en silencio total.

Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho y me bajo de la cama con las piernas temblando, cayendo de culo al suelo al no tener la fuerza suficiente.

Escucho pasos acercarse y me pegó lo más que puedo a la pared, abrazándome con fuerza.

— Mara — Escucho la voz de Victoria por el pasillo y abro los ojos.

Están aquí.

— Busquen habitación por habitación, ¡Ahora! — Escucho ahora la voz de Samantha.

Intento levantarme del suelo pero fallo totalmente, cayendo de nuevo al suelo y soltando un grito de dolor, haciéndome sollozar.

— Mara — Escucho la voz de Victoria mas cerca y la puerta de aquella habitación de infierno se abre.

Mi cuerpo tiene pequeños espasmo de miedo y me abrazo con fuerza, cubriendo mi cuerpo, aunque levanto la mirada para ver a Victoria.

— Dolcezza — Dice con un tono lastimero y entierro mi rostro en mis piernas, avergonzada.

— Ese imbécil — Escucho la maldición de Samantha y unos pasos se acercan a mi, haciendo que me tense y me pegué más a la pared — Dulzura, solo somos nosotras, miranos.

Su voz es delicada y alzó la vista, mirando los ojos de Samantha, la cual se encuentra de cuclillas frente a mi.

— ¿Estas herida? — Me pregunta y asiento — ¿Me dejas ver?

Niego avergonzada y afirmó más el agarre en la sábana.

— ¿Donde estas herida, Dolcezza? — Victoria se pone a un lado de Samantha de la misma manera

Suelto un suspiro tembloroso — Mis partes.

Noto como la mandíbula de las dos se tensan y se dan una rápida mirada, para luego levantarse.

Un pánico se apodera de mi cuerpo y tomo la muñeca de las dos, impidiendo que se vayan.

— Hey, ¿Que pasa? — Victoria es la primera en acercarse a mi.

— N..No me dejen — Digo con la voz algo dañada.

— No te vamos a dejar — Me asegura Samantha con delicadeza — Solo iremos a buscar al responsable de esto.

— Quiero irme de aquí, ya — Digo con un puchero — Me duele todo y me siento sucia, me quiero ir.

Las dos se dan una mirada para luego suspirar.

Samantha se quita su chaqueta y Victoria su camisa.

— Sube los brazos — Me dice Victoria.

Suelto la sábana lentamente, intentando que no se caiga. Levanto los brazos y esta pasa su camisa por lo cuerpo, cubriendo la mayoría de este.

— Ven — Samantha pasa sus chaqueta por mis hombros — ¿Puedes pararte?

— Me duele — Murmuró.

Samantha toma mi mentón y lo acaricia, provocando que suelte un suspiro.

— ¿Quieres que te lleve Victoria o yo? — Me pregunta.

— Tu — Murmuró sonrojada.

— Lo dejaré pasar, porque estás herida — Dice Victoria con una voz ofendida.

— Pasaré mis manos por acá — Dice pasando su manos por debajo de mis piernas — Y por acá.

Asiento y me toma al estilo nupcial, sacándome de esa habitación.

Escondo mi cara en su cuello y suelto un suspiro adolorido, el paso que daba me hacía tener molestias.

— Llama a Sebastián para que atienda a Mara apenas lleguemos a casa — Dice Samantha a Victoria.

— Creo que deberíamos irnos de aquí — Dice Victoria — Santome sabe donde estamos, lo mejor sería irnos a otro sitio.

— Dile que preparen el avión privado, cuando Sebastián cure a Mara, nos iremos — Dice Samantha y Victoria está de acuerdo.

Siento el aire frío golpear con mi piel al salir de la casa y me acurrucó lo más que puedo en Samantha.

— Ya casi llegamos al auto — Dice contra mi oído y asiento.

— Patrona, Diabolessa — Escucho alguien acercarse a nosotras y me tenso.

— ¿Que pasó? — Pregunta Victoria y siento a Samantha acariciar mi pierna, tranquilizandome.

— Santome escapo — Dice con algo de miedo — Pudimos capturar a algunos de sus hombres mas cercanos y siguen vivos.

— Dudo mucho que digan algo — Victoria bufa — Llevalos a la bodega, interrogalos y luego ya sabes que hacer.

Escucho una puerta de auto abrirse y saco mi rostro del cuello de Samantha, viendo el auto frente a mi.

La rubia se sube al auto conmigo encima y luego se sube Victoria.

Me bajo de encima de Samantha y me siento en medio de las dos, haciendo una mueca cuando me sente.

— ¿Y Osvaldo? — Pregunto recostando mi cabeza en el hombro de Victoria.

— ¿Enserio preguntas por ese idiota? Si no hubieran salido, nada de esto hubiera pasado — Dice Victoria con enojo.

— El no sabía que esto pasaría — Digo con el ceño fruncido.

— Y tú sabías que no debías salir, fue lo primero que te dije apenas llegaste a la casa — Me dice y bajo a mirada — Mira en la situación que te pusiste, y si esto no hubiera pasado, igual hubieras escapado.

— Cl..claro que no — Digo con la voz temblando — Yo iba a la casa.

— Mara, no mientas — Dice ahora Samantha con seriedad y la miro con dolor — En la primera oportunidad que tuvieras, te irías, solo que Santomé te capturó.

La miró sin decir nada y siento las lágrimas bajar por mis mejillas, me undo en el asiento y bajo la mirada.

Yo no me iba a ir.

El camino fue en silencio, aunque en un momento Victoria intento tomar mi mano pero me aparte y Samantha intentó pasar sus brazos por mis hombros, pero no lo permiti.

— Vamos — Victoria me ofrece su mano para ayudarme a bajar pero la ignoro, bajando yo misma.

Aunque punzada atraviesa mi partes y mis piernas, provocándome un dolor horrible, apoyándome en el auto.

— Cuidado — Samantha toma mi cintura para estabilizarme.

— Sueltame — Murmuró intentando apartarme de ella aunque me duele al hacerlo.

— Deja la terquedad — Me dice con seriedad.

— Y tú deja la idiotez — Digo con enojo.

— Mara — Dice con los dientes apretados.

— Perdón, patrona, ya se que debo medir mis palabras, no vaya a ser que me mate o encierre — Digo con sarcasmo — Porque al fin y algo cabo para usted solo soy dos millones de dólares y nada más.

— Mara — Interviene Victoria sería — Cállate.

— ¿O que? ¿Me vas a matar? Sería una bendición, mi vida es un infierno, sea con Martin, con Daniel o con ustedes, siempre estoy en una puta cárcel.

Samantha me suelta la cintura con enojo, provocando que pierda el equilibrio y caiga de rodillas.

Reprimo un grito de dolor al caer y siento como algo baja por mis piernas.

— Lo siento — Dice Samantha preocupada cuando ve sangre en el suelo — Y..yo no quería hacerte caer.

Trago saliva y apartó las manos de las dos mafiosas que intentan ayudarme a levantarme.

— Déjate ayudar, maldita sea — Dice Victoria desesperada.

— ¿Que pasa aquí? — Escucho la voz de Sebastián llegar — ¿Que haces en el piso, Mara? ¿Y esa sangre?

— No se quiere dejar ayudar — Dice Samantha exaltada — Sin querer la empuje y cuando cayó, empezó a sangrar.

Sebastián suelta un suspiro y se acerca a mi — Ven, déjame ayudarte.

Tomo la mano de este y me ayuda a pararme, aunque me quejo del dolor.

— Traigan la camilla — Dice este y a los segundos aparecen dos chicas vestidas de enfermeras con una camilla.

Este me ayuda a subirme a esta y entramos a la casa.

Luego de meterme a uno de las había del piso de abajo, Sebastián me revisa y me pone anestesia para saturar el desgarre que me había provocado Santomé.

— Te mandaré hacer pruebas de sangre para descartar enfermedades sexuales — Me dice y asiento, acomodando mi bata de enfermo — Debes estar en reposo y tomate esto, es la pastilla del día después, para evitar embarazo.

Tomo la pastilla y suelto un suspiro, sintiéndome un poco mejor con los medicamentos.

— Quédate aquí, iré a hablar con las chicas.

Asiento levemente y este sale de la habitación, me espero unos minutos y luego me levanto de la cama, saliendo de la habitación.

Veo otras puertas similares en el pasillo y voy una por una, buscando la que me importaba.

— Hola — Digo entrenado a la habitación de Osvaldo y este me mira casi con esperanza.

— Estás bien — Dice soltando un suspiro.

— En lo que cabe — Me encojo de hombros y me acerco a el — ¿Estás bien?

— Lo siento mucho, yo no debí sacarte y mucho menos contradecir las órdenes de la patrona — Dice negando.

— No te preocupes, lo importante es que los dos estamos bien — Lo tranquilizó.

— Victoria me va a matar y Rivers también — Dice soltando un suspiro.

— Bueno, sigues aquí, ¿No? — Le sonrió levemente y este asiente riendo — Solo están un poco enojadas.

— ¿Contigo también? — Pregunta confundido y asiento — Pero tú no tienes la culpa de nada.

— Yo sabía que no podía salir y aún así lo hice — Me encojo de hombros — Solo están enojadas porque no las obedecí, nada más.

— Ellas en verdad estaban preocupadas por ti, Mara — Me dice y suelto una risa sarcástica.

— Lo dudo mucho, Osvaldo, la verdad — Le digo — Lo único que les importa son los dos millones que gastaron en mi.

La puerta se abre y por ella entran las dos mencionadas junto a Sebastián, el cuál suelta un suspiro cuando me ve.

— ¿Que parte no entiendes de reposo? — Me pregunta.

— Estoy sentada tomando reposo con Osvaldo — Digo apuntando a este — No veo nada de malo.

— Tu no deberías estar aquí, ni con el — Dice Victoria acercándose a mi.

— Claro, diavolessa, perdón por no cumplir sus demandas — Digo con sarcasmo.

— Mara — Dice está soltando un suspiro cansada.

Me levanto de la silla donde estaba y miro a Osvaldo con una pequeña sonrisa.

— Espero te mejores pronto y gracias por intentar distraerme — Le agradezco — Y tú no tienes la culpa de nada lo que pasó, creeme.

— No comparto el mismo pensamiento — Dice soltando un suspiro.

— Bobadas — Le resto importancia — Nos vemos luego.

— Si es que sigo vivo — Intenta bromear, aunque le sale una mueca.

— En tal caso, nos vemos en el infierno — Digo y este suelta una risita.

Salgo de aquella habitación y le paso por el lado a Samantha, sin mirarla.

Subo a las habitaciones y siento la presencia de dos personas que me siguen.

— Si estábamos preocupadas por ti — Dice Victoria cuando entro a la habitación mía.

— Escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, Diavolessa — Le digo sin mirarla y me recuesto en mi cama.

— Deja de decirme así — Dice con la mandíbula tensa.

— ¿Por qué? Así te dice todo el mundo — La miró con una ceja alzada y paso mi mirada a Samantha, la cual está callada mirándome.

— Porque tú no eres todo el mundo — Contesta y suelto una risa sarcástica.

— ¿Como quieres que te diga? ¿Ama? ¿Señora? ¿Dueña? Dime cuál prefieres para tenerlo en cuenta — La reto con la mirada y está me mira con enojo.

— ¿Te ibas a escapar? — Dice Samantha de repente.

— ¿Que? — Pregunto confundida.

— Si Daniel no te atrapaba, ¿Te ibas a ir? — Me vuelve a repetir la pregunta.

— No — Contesto automáticamente — Quieras creerme o no, no me iba a ir, aunque ahora es lo único que quiero hacer.

Samantha suelta un suspiro y se sienta a un lado de mi en la cama, su mano toma la mía con delicadeza y dejó que lo haga.

— Y tú, quieras creernos o no, si estábamos preocupadas por ti — Me asegura — No puedes volver a irte así, Mara, está en contra de las reglas que tienes.

— Yo solo quería un poco de aire — Digo.

— Hay un patio muy grande — Victoria se sienta al pie de la cama y acaricia mis piernas — Cuando llegaste solo te dije una cosa y era no salirte.

— Iba con Valdo.

— Y mira como resultó todo por culpa de ese idiota — Bufa Victoria.

— No le digas así — La regaño y está rueda los ojos — No le harán nada, ¿Verdad?

— El también desobedeció una orden — Dice Samantha con seriedad acariciando el dorsal de mi mano con su dedo pulgar.

— Es tu mejor amigo — Le digo y está bufa — Prometanme que no le haran nada.

Las dos guardan silencio y siguen en lo suyo, acariciando mi mano y mi pierna.

Suelto un bufido y aparto mi cuerpo de ellas, acostándome de lado, dándoles la espalda.

— Porque nos hagas berrinche no haremos todo lo que pidas — Dice Samantha con estrés.

— Quiero estar sola — Digo.

— Si Osvaldo no te hubiera sacado de la casa, nada de esto hubiera pasado — Dice Victoria parándose de la cama — Mira todo lo que te hizo Santome, ¿O acaso era eso lo que querías?

— María Victoria — Dice Samantha con reproche.

Muerdo mi labio inferior y siento como mis ojos se cristalizan, recordando todo lo que me había hecho ese idiota.

Yo no quería nada de esto.

No quería pasar por eso de nuevo.

— Mierda — Murmura Victoria acercándose a mi cuando me levanto — Lo siento, Dolcezza, yo no quise decir eso.

Me toma del brazo y me separo bruscamente de ella, caminando con rapidez al baño.

— Quiero estar sola — Les grito cuando las oigo tocar la puerta.

Entierro mi rostro entre mis piernas cuando me siento en el suelo y sollozo hasta quedarme sin lagrimas.

Maldito Daniel.

Cuanto te odio.

¿Por qué yo?

Me levanto del suelo tambaleándome y agradezco que ese par no insistió en entrar.

Abro la llave de la ducha y dejo que se llene la tina, para luego meterme en esta y quitar toda la suciedad de mi cuerpo.

Aunque dudo mucho que me quite la suciedad de Daniel algún día.

Restriego todo mi cuerpo hasta dejarlo rojo, al punto de que me ardía.

Me saco todo el jabón con agua de la ducha y salgo a la habitación envuelta en una toalla.

Busco la ropa más ancha que encontré en el clóset y me recosté en la cama, abrazando una almohada y cerrando los ojos.

El efecto de los medicamentos se estaba desvaneciendo lentamente y me empezó a doler el cuerpo de nuevo, hasta que logre conciliar el sueño.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro