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31. Presagio

Señal o indicio que anticipa o anuncia un evento futuro, a menudo asociado con un sentido de inquietud o aprensión.

LUNES.
21 DE MAYO, 2018.
7:58 a.m.

-Mira hacia arriba. ¿Qué ves?

-El techo.

Muevo su barbilla hacia mí.

- ¿Y ahora?

-Un bombillo quemado.

Planto las manos en el escritorio y desciendo a su altura. Él parpadea dos veces, con la confusión en su mirada.

-Por eso no haces tu trabajo bien. Por ciego. ¿Sabes qué ves? Mi cara enojada. Dejaste escapar un testigo importante que nos iba a servir contra Jung-su.

-Fue un accidente. Le juro por Dios que estaba allí, entonces un niño intentó cruzar la calle y tuve que correr. Yo no... No pensé que el intercambio sería justo en ese momento. Intenté seguirlo pero fallé. Es mi culpa, lo sé, pero...

- ¿Crees que me importa la historia del niño?

Duda en hablar.

-Si no hubiera corrido tras él, lo habrían atropellado.

-Eso sería asunto de una madre irresponsable, ¿no es así? ¿Pero esto? Perdimos la única oportunidad que teníamos. Ese hombre ya debe estar más muerto que mis antepasados. Recoge tus cosas, agente. Estás fuera.

-No, por favor, jefa. Fue solo un error, no es...

-Si no saber medir tus prioridades nos costará un error garrafal, no puedes estar aquí. Estás fuera de mi equipo, la junta decidirá el resto. Quiero el escritorio vacío en cinco minutos y empecé a contar hace treinta y cinco segundos.

Las súplicas entrecortadas del agente especial me persiguen hasta mi oficina. Algunos dicen que soy imprudente porque acostumbro a despedir gente así, enfrente de todos los ojos curiosos del piso, pero soy digna e ignoro lo que otros opinen. Si no pueden soportar eso, no entiendo qué hacen aquí. Más humillaciones he pasado yo, ser despedido frente a otros no es nada, y él se lo merecía.

¿Echar a perder algo tan importante por un niño que quería cruzar la calle?

Lilian Jenkins había hecho un excelente trabajo con el equipo, teníamos estudiado una potencial víctima de la secta que también era testigo de lo que sucedía en «Narak». Con mi aporte, logramos conocer que se llevaría a cabo un intercambio entre nuestro testigo y la gente de Narak. Sabíamos que terminaría mal. Por eso debíamos interceptarlo antes. En el momento indicado.

Creí que saldría bien, pero despierto esta mañana con la noticia de que nuestro sospechoso fue llevado por la gente de Narak. Como temí, desapareció, y a esta hora ya debe estar en algún congelador de Jung-su. Él era la única persona que habían dejado vivir tras hacer negocios, era la oportunidad de uno en un millón.

Y la perdimos.

-Agente Donovan, tengo noticias.

Reconozco la voz grave del agente Adam antes de entrar a mi oficina. Le hago una seña para que entre conmigo y cierro las cortinas automáticas. Del mal humor que ando, no quiero ni que me miren.

- ¿De qué se trata?

-De la agente Brianna Vincent.

Siento el tic en mi ojo izquierdo. Si puedo ser sincera, me importa una mierda lo que tenga que ver con ella, pero disimulo mi disgusto. Finjo prestarle atención mientras repaso mi atuendo en el espejo junto a mi mesa. Lo mandé a instalar porque me gusta verme guapa mientras trabajo. Es una estupidez pero así es.

-Está teniendo problemas en el cártel. Simón Beltrán la atrapó mientras husmeaba en su habitación. Hemos recibo mensajes pocos concretos suyos, pero el último dejó implícito que, al parecer, este degenerado la tomó y ahora debe estar cerca de él todo el tiempo...

Miro a Adam a través del espejo. Sujeta una tablet contra él y la aprieta tan fuerte que sus nudillos están blancos. Es un agente que se toma muy en serio nuestra seguridad como mujeres.

- ¿La violó?

-No sé -duda molesto-. Es decir, dudo que ella quiera eso. No dijo mucho en el mensaje, pero entendimos que la está usando sexualmente. Me parece tan horrible...

- ¿Pidió ayuda? ¿Seguro que no hay ningún mensaje oculto o alguna señal para sacarla de ahí?

-No. Es fuerte. Dijo que está resistiendo y que terminará la misión a como dé lugar, pero que la atrapó esa noche y ahora sospecha de ella. El equipo en Cali ya se enteró que, en efecto, Beltrán está investigando sobre ella.

- ¿Alaska sabe esto?

-No.

Juego con un botón de mi chaqueta gris, pensando cómo proceder. Lo más obvio es poner en marcha el plan C, la protección de identidad de Brianna es la prioridad de la misión ahora. Puede que haya sido una hija de puta conmigo, pero no puedo estar contenta con esto. Aunque la deteste, no debe pasar por algo así. Me parece una locura que no quiera que la saquemos de ahí.

La única mujer que he conocido que accedió libremente a usar su cuerpo con el objetivo fue Katrina Ricci, en el FBI. Su meta era clara, usar el sexo a su favor con Nikolai Vasiliev, porque aceptó su atractivo y concluyó que le gustaba hacerlo. Casi la echan de la misión por eso, pero logró convencer a nuestros superiores. Su única orden fue no involucrar los sentimientos; ella cumplió, no se enamoró y Nikolai lo sabía.

Claro que terminó mal y ahora ella vive huyendo por todo el mundo. Más nunca volví a saber de ella después de que Vasiliev la descubriera. Él no se enamoró, se obsesionó, y la obsesión mata.

Si Nikolai Vasiliev, un psicópata obsesionado con Katrina, quiere matarla por la traición, es fácil imaginar lo que Simón Beltrán haría con Brianna, una mujer por la que no siente nada.

Lo que la mafia hace con los infiltrados es espantoso. Es una de las peores traiciones para ellos y se aseguran de que paguen de la peor forma posible.

-Envía a Bogotá la orden del plan C para empezar ipso facto. Que el director Fernández sepa que quiero acelerar el proceso. ¿Sabes algo de la Defensa Paloma¹?

-El director Fernández mencionó la posibilidad pero espera la opinión de la directora Freeman.

-Ella está muy ocupada en Alemania, da la orden para que empiecen la defensa también. Tenemos que proteger a la agente Vincent. Haz que alguien más me envíe todas las novedades del cártel de Cali, a ti te quiero en constante comunicación con la sede en Bogotá.

-Pondré al agente Sagfrield en ello, es el único libre. ¿Está bien?

-Sí, Adam. Puedes irte.

Asiente en silencio y abandona la oficina, concentrado en la tablet. Es un buen agente que me ha demostrado sus buenas habilidades bastantes veces, fue mi primera y única opción a la hora de escoger a mi mano derecha. No solo es obediente, puede soportar mi temperamento, eso es más que suficiente para ser mi ayudante.

Tomo asiento en mi lugar de trabajo, me coloco las gafas y me sumerjo en el mar de problemas que somos. Lucas actúa rápido para enviarme las novedades en Cali y eso absorbe el resto de mi día laboral. No es hasta la hora de salida que recuerdo mi cita en los juzgados.

El proceso judicial contra Jessica comenzó este fin de semana gracias a mi abogado y hoy debía asistir para poder concretar nuestros próximos pasos. Necesito fecha para la primera audiencia pronto. No soporto que esa zorra siga pavoneándose por ahí como si nada hubiera pasado.

En la espera del ascensor, Samara culmina su día a toda velocidad para correr a mi lado antes de que el ascensor la deje. Tiene una mancha de café en el vestido rosa chicle y carga una bolsa de regalo junto con un ramo de rosas rojas.

Dirijo una mirada inquisitiva a su rostro alegre. La piel le brilla especialmente hoy, y ella que es súper cuidadosa con su aspecto, parece no importarle la mancha de café o los nudos en su cabello. O lo que es más sorprendente: no está parloteando.

Samara Hall está callada con una sonrisa complacida.

-Te advertí que dejaras a ese imbécil.

Ella reacciona con un respingo. Sus ojos saltones me observan sin dar crédito. No esperó mi comentario para nada.

-Qué súper parecidos ustedes... -sisea irritada-. ¡No es así!

- ¿Parecida a quién?

-Mi hermano. Se pusieron de acuerdo los dos para ponerme en contra de Roger.

- ¿Que yo te pongo en su contra? -repito ofendida. Manoteo sin cuidado el ramo y varias rosas caen sobre mis tacones grises-. Mira esta estupidez. Ni siquiera las debió comprar él mismo. ¿Esto vale tu dignidad?

La sonrisa y la alegría que desprendía desaparece a medida que mi voz directa la impacta. Yo no me inmuto, tiene que entender de alguna forma. Me molesta que ese enfermo se aproveche así de ella.

-Se disculpó, ¿vale? Fue atento y dijo que iba a intentar cambiar lo nuestro.

- ¿Y luego qué? ¿Te folló en la oficina?

-Sí... -responde cohibida-. ¡Pero no le digas nada de...!

Se tapa la boca y chilla frustrada.

- ¿Que no diga nada a quién?

-A Roger -gime al borde de las lágrimas-. Es que me contó que lo amenazaste por mi culpa. Eso lo aleja de mí, porque le da miedo. Las cosas van a cambiar, lo sé.

Suspiro sin poder creérmelo. Las puertas del ascensor se abren en el estacionamiento y yo salgo sin el ánimo de volver a abrir la boca. Agradezco que no me busque o llame. Le voy a decir algo que sé que su corazón de pollo no podrá soportar, entonces me odiará.

JUEVES.
24 DE MAYO, 2018.
VALLE DEL CAUCA, COLOMBIA.
9:28 A.M.

Me pongo los lentes de sol, ocultando mi cabreo, mientras caminamos por la pista de aterrizaje del aeropuerto. Dominic se enteró que salí del país y está furioso. No he cumplido mi parte de viajar a Italia y eso lo tiene subiéndose por las paredes, peleando conmigo a través de mensajes y emoticonos.

El coronel Briceño aguarda por nosotros en una fila de camionetas para mi equipo. Me saluda con una amigable sonrisa y señal de respeto. Últimamente nos vemos las caras muy seguido.

La situación crítica de Brianna y la intensa investigación de Simón Beltrán sobre su identidad no nos dejó otra opción que acelerar aún más el proceso. Estamos corriendo riesgos porque quedaban meses de trabajo, pero la subdirectora Alaska Freeman se enteró de todo un día después que yo. No solo estuvo de acuerdo en iniciar la Defensa Paloma, también exclamó la urgencia de acabar esta misión ya.

El resto de la semana en el cuartel transcurre con un ambiente pesado y ajetreado, no paro de moverme de un lado a otro, casi sin dormir, acompañada del café. Simón Beltrán no para de rastrear las huellas de Brianna y el temor de que encuentre algo está presente cada segundo.

-Recibí el mensaje de Adam. Hubo un ataque de fuego cruzado ayer en Sidney, se presume en el informe policial que se trataba de un arreglo de cuentas entre la organización de Callaghan y Arkan. Mario Odel de la KDO estuvo allí.

Desvío la mirada de la fila de hombres del ejército entrenando, hay unos que están para mojar pan. Ni hablar del sargento al dar órdenes, me pone un montón el acento colombiano. El sargento es feo, todo hay que decirlo, pero si cierro los ojos no se nota.

-Está bien, Lucas. ¿Le mencionaste lo de Amira?

-Sí, dijo que no te preocupes, que el investigador privado ya está siguiéndole la pista. ¿Necesitas algo más? Me está sudando el trasero.

-Vete, Lucas.

Me ofrece una sonrisa torcida y corre hacia la carpa donde se hospeda. Tenerlo cerca de forma constante estos días es extraño, pero no desagradable. En los viajes en que Adam se queda en Virginia, escoge a un designado que funciona como nuestro puente de comunicación y su reemplazo temporal. Me sorprendió que eligiera a Lucas Sagfrield esta vez, pero no me ha decepcionado.

Por la noche, me preparo para dormir temprano por primera vez en toda la semana. Es una tarea un poco difícil puesto que estamos en carpas, escondidos en la selva, y bien es conocida mi pobre tolerancia a los bichos.

Estoy rociando mi cuerpo entero con el repelente para insectos voladores cuando mi teléfono suena en la pobre cama. Al menos estoy sola en la carpa y el colchón es suave, los agentes inferiores deben compartir carpa, con colchones duros.

Me recuesto con el teléfono, soltando un suspiro cansado. Con todo lo que ha pasado, la comunicación con Dominic es bastante floja, así que sorprende un poco su nuevo mensaje. No hablábamos de que se enojó como un loco porque viajé a Colombia.

Mis labios se estiran en una pequeña sonrisa mientras tecleo veloz. Nuestra pequeña broma interna sobre el uso de emoticonos me empieza a gustar, y voy a enviarle otro hasta que me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Lo que estamos haciendo.

El solo detalle de «tener bromas internas» en la dinámica de nuestra relación laboral.

Compartir este tipo de cosas podría considerarse algo íntimo, que demuestra una conexión e indica complicidad y confianza. Algo nuestro.

No puede existir nada que sea nuestro, y creo que no he pensado en ello lo suficiente.

Se me escapa una corta risa. Se ve tan tonto, por amor a Dios, pero qué risa me da. Le envío un último mensaje con mi risa y cierro los ojos, soportando el calor, los insectos y el sentimiento de que estoy haciendo algo malo.

LUNES.
28 DE MAYO, 2018.

-Escuadrón A2 sale ya. Escuadrón A6 sale en cinco minutos. Escuadrón A9 sale en diez -informa el comandante Quentin a través de un megáfono.

- ¡Muévanse, muévanse! -apremia, el coronel Briceño.

Me monto en la parte trasera abierta de la camioneta junto a cuatro agentes más. El agente Dylan enciende el motor y partimos del cuartel. Lucas, el designado a preparar el armamento, nos entrega las armas cargadas y listas.

Antes de colocarme el chaleco antibalas y el casco, reviso mi teléfono para apagarlo. Me sujeto con fuerza de la caja de la camioneta, luchando contra el agresivo viento que me dificulta leer la pantalla.

Espécimen: Espero que hayas dormido bien, cielo. Yo soñé contigo. Te seré sincero, nos vimos involucrados sexualmente, fue un buen sueño.

Espécimen: Patéales el culo como tú sabes. Cuídate mucho, aunque ya sé que eres muy perfecta para morir. Pronto estarás aquí para celebrar tu logro.

A las cinco y media de la tarde -hora colombiana- estoy poniéndole las esposas al líder del cártel de Cali, con una satisfacción inigualable. El hombre de baja estatura y cadenas de oro sacude los brazos, gruñendo, y sonríe cuando por su abrupta sacudida se me escapa un gemido de dolor por mi herida. Hecha por él.

Me disparó en el brazo izquierdo. Por fortuna, la bala salió.

Lucas fue el primero en acercarse con una expresión de terror, pensó que me había disparado en el pecho. Yo ignoré el dolor y continué en mi labor, aún con la sangre chorreando de mi antebrazo pude lograr mi cometido.

Ahora tengo a Simón Beltrán esposado, el equipo de apoyo se llevó a una consternada -pero sana- Brianna y mi herida está rodeada por un pedazo de tela.

-Estás deliciosa, contigo en mi celda seré feliz cogiéndote duro como la perra que eres hasta que no aguantes más, luego te voy a matar a golpes en esa hermosa carita, y no voy a soltar tu cuerpo hasta que no sirva más -murmura, y su sádica mirada me indica que no me ha dicho nada bonito-. Te voy a matar como la puta que eres cuando tenga la oportunidad, mi amor.

El militar que lo sostiene por detrás le da un rodillazo en la espalda. Y por si fuera poco, Lucas pasa por nuestro lado justo en el momento exacto y lo oye todo. Un segundo después, su puño impacta de una manera tan fuerte y furiosa contra la cara de Beltrán que retrocedo un paso, asombrada y confundida en partes iguales.

El militar intenta apartar al colombiano que apenas se sostiene de pie, pero Lucas vuelve a arremeter y le clava la rodilla en el vientre, lanza otro puñetazo en su cara, otro más y la sangre salpica por todas partes, incluso varias gotas alcanzan mi rostro.

Entre el agente Ulises y Dylan le atrapan los brazos, luchando por detener la locura asesina que se apoderó de nuestro agente más suave. Hasta hoy.

Observo consternada la cara destrozada de Simón Beltrán y el odio en la mirada gris de Lucas.

-Vas a pagar cada palabra en la cárcel -sisea Lucas y le escupe.

- ¿Qué ha dicho? -Tiro de su brazo antes de que lo mate ahí mismo-. Que se lo lleven ya -me dirijo al agente Ulises.

Observo intrigada la arruga en la frente de Lucas, me mantengo callada hasta que nos dejan solos. Se muerde el interior de la mejilla, su mirada denota impotencia. Mirándolo así, sudado, sin control, con el pelo revuelto y un brillo furioso en sus ojos, se me hace familiar. Parece que tuviera frente a mí a alguien totalmente diferente.

-Dime qué diablos fue eso -le exijo, sujetando su cara con una mano-. Te espera una sanción por esto. Así que habla.

-No vale la pena -espeta, más tranquilo, pero con el cabreo latente-. No debí hacerlo, pero me molestó que te insultara. Abusó de la agente Vincent. ¡Además te disparó! Pero lo va a pagar.

- ¿Cómo se te ocurre amenazarlo así? Si algo le pasa en la cárcel, tú serás un sospechoso. ¿Me quieres traer problemas?

- ¡Tenía que hacerlo! -exclama tenso, con las venas resaltando su piel roja.

-No eres un héroe, Lucas, eres un agente especial. Mantén la jodida compostura. -Le doy una palmada poco agresiva en la mejilla y suelto su cara-. Vete a la camioneta.

Cuando está a punto de anochecer, el jaleo en la finca de Simón Beltrán cesa. Junto a los narcotraficantes del cártel se fueron el comandante, militares y parte de los agentes. Hank, Lucas, Dylan y yo somos los últimos de la DEA en irnos. Tomo el lugar de chófer del coche, a mi lado va Lucas, el castigado, y detrás los demás.

A mitad del frondoso camino rodeado de montañas, giro a la derecha para así entrar a la ciudad. En el retrovisor noto un coche que gira poco después en la misma dirección. Por seguridad, bajo la velocidad y decido darle una vuelta a la manzana.

-Es por la otra calle, agente -advierte Hank, al igual que el GPS.

-Ustedes miren atrás y díganme si el Mondeo nos está siguiendo.

-Efectivamente -exclama Dylan, cuando voy a volver dar la vuelta.

Lo que faltaba. Piso el acelerador y me introduzco en otra calle. Como si fuera poco, el coche parece tener un cohete, teniendo en cuenta que es un coche de turismo, pues en segundos lo tengo besándome el culo.

-Ay, mierda -farfulla, Lucas. Comprendo su estupefacción, porque yo también estoy viendo la pistola que está siendo apuntada hacia nosotros.

Uno.

Dos.

Tres disparos impactan contra el vidrio trasero blindado. Acelero mucho más sin importarme los peatones o los demás coches en mi camino, los esquivo a la perfección. Dylan y Hank se asoman por cada ventanilla y devuelven los disparos que no cesan.

- ¡Madison! ¡Vas en sentido contrario! -grita como un poseso, Lucas, aferrado a la puerta y el asiento como si le fuera la vida en ello-. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...

Y el que se convirtió en un boxeador asesino hace pocas horas prefiere rezar.

Varios coches frenan de golpe, me rodean, pero yo voy manejando sin desacelerar ni un poco. El que me persigue ha de ser otro loco, porque me sigue incluso en sentido contrario.

Después de tantos disparos, el vidrio trasero claudica. Las balas ahora están más cerca y me toca agachar la cabeza para esquivarlas. Lucas reacciona y saca su pistola, de rodillas mirando hacia atrás, también dispara a nuestros enemigos. Doy un brusco giro a la izquierda, lo único que escucho es el cabezazo que Lucas se lleva contra la ventanilla.

-Oh, por Dios -resoplo un poco divertida.

- ¡Se me acabaron las balas! -grita Hank.

Aferro las manos al volante, dispongo a echar un frenazo pero el coche da un movimiento abrupto. Nos han chocado por detrás. Los coches en la carretera huyen a gran velocidad en el momento que el nuestro comienza a dar vueltas en su propio eje.

- ¡Agáchense atrás! -les grito.

Rápidamente me pongo el cinturón de seguridad, Lucas me copia. He perdido el control del volante, y como esperé, llega el momento en que el coche sale disparado en dirección recta y colisiona contra un árbol de la acera. Mi cuerpo se sacude violentamente y por la fuerza del impacto, me impulso de golpe hacia delante ganándome un severo golpe en la frente con el volante.

La gente grita horrorizada y corre de allá para acá. El humo sale de la capota y toso un poco aturdida. Menudo golpe. Centro de inmediato mi atención en mis acompañantes. Los tres aún vivos e impactados.

No tengo ni idea de qué ha pasado, nos hemos llevado a todos los del cártel en esa finca. El coche que nos siguió y ya escapó apareció cuando estábamos lejos. Si esto no ha sido obra de alguien que escapó, es preocupante, porque significaría que han empezado a buscarme para dañar a Dominic Callaghan.

¹Procedimiento de emergencia para salvaguardar la seguridad y bienestar de agentes en situaciones de riesgo relacionadas con abuso sexual o violencia de género durante operaciones en terreno. Incluye medidas inmediatas de protección, movilización de recursos especializados y coordinación para garantizar la seguridad del agente y del equipo en general.

❗En mi perfil pueden encontrar el libro "Rendición" que incluye escenas extras y eliminadas. En él pueden ver la conversación en la que comienza su broma de los emojis y una escena eliminada de este capítulo. Los encuentran como: Hilo de Mensajes 2 / "Foto de Lucas". ❤

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