"Intercepción"
LIBRO: Rendirme a tu seducción.
CAPÍTULO: 18 – Deslealtad.
A las diez de la noche estamos a mitad del camino por el que pasará el camión con cocaína del cártel Callaghan. Todos dentro de los coches esperando a que los agentes que están encargados de vigilar las cámaras de los semáforos y otros en la azotea de los edificios, nos avisen de la llegada del camión.
—Camión a la vista —informa Adam a través del audífono—. Diez metros de anticipación al punto de encuentro.
—Todos en posición —les ordeno, encendiendo el coche.
—Seis metros —anuncia.
—Aquí escuadrón cuatro entrando a carretera —avisa Sam.
Marco el código de policía aérea y doy el aviso.
—Refuerzos aéreos y terrestre listos. Detenimiento de vehículo inmediata —concluyo.
—Copiado —dicen los agentes al unísono.
Poco tiempo después identifico el coche de Sam pasar a toda velocidad embistiendo al camión. Espero a que el camión pase y de inmediato salgo detrás de él. Por el retrovisor veo las demás camionetas negras y las lejanas luces de las patrullas.
Suspiro apretando el volante, un punzante dolor en la boca del estómago está empezando a molestarme en el momento menos indicado.
Sam frena bruscamente y da media vuelta con las llantas rechinando, lo mismo hacen otros coches que ya estaban en el punto de encuentro desde un principio, el sujeto dentro del camión se ve obligado a frenar de golpe para evitar el choque. Llego a ellos y bajo del auto con la pistola en la mano. Las luces del helicóptero alumbran el lugar.
Hank aparece por un costado agarrando al conductor por las muñecas. Lo ha esposado. Lockwood corre a ellos aturdiéndolos de preguntas mientras Adam y Dylan se encargan de abrir el camión.
— ¿Cuánto hay? —cuestiona Sam, tan optimista como siempre.
Bien podría llegarme la mandíbula al piso, pero últimamente estoy tan acostumbrada a las jugarretas de Dominic que mi reacción es la risa. Lo ha hecho a propósito. Nada hay. Nada de lo que pensábamos encontrar. Solo un gran cartel con palabras impresas.
«De verdad, gracias por distraerse detrás de este camión mientras ya pasé unos cuantos kilos. Señor Lockwood, sea mejor en su cargo, no sé si ha dado cuenta pero usted me está haciendo las cosas más fáciles.
Un beso para la guapa agente Donovan, espero algún día tener el placer de dárselo. Dios los bendiga. Hasta la próxima, colegas.
DC. Xoxo».
— ¡El hijo de puta escribió xoxo! ¿Quién coño es xoxo? —el grito de Lockwood se escucharía hasta China.
Observo de reojo cómo se llevan al conductor en dirección a una patrulla. Apoyo la frente en el cañón de la pistola y vuelvo a reírme. ¡No hay manera con ese hombre! ¿Espero algún día tener el placer de dárselo? ¡Tendrá cara!
Creo que voy entendiendo su paradoja. Lo he subestimado, él sabía lo que haría y me engañó de frente, como estúpida. Esa tarde ambos estábamos conscientes de que yo mentía, él estaba consciente de que yo era capaz de hacerlo y por eso se aprovechó.
Es un cabrón listo.
— ¿Qué te da risa, agente mía? —reconozco la voz de Lucas a mi lado.
Sacudo la cabeza y guardo mi pistola. Cruzada de brazos, veo cómo la gente se dispersa.
—Él —respondo, pensando en mil y una maneras de matar.
— ¿Son cercanos?
— ¿Qué? —Levanto la mirada de golpe.
— ¿Qué de qué?
Resoplo con fuerza. Lo obligo a retroceder varios pasos y lo miro en plan amenazante. Sus ojos grises me devuelven una despreocupada mirada. Dios, es muy guapo. «Y menor», me recuerdo.
— ¿Me dirás algo sobre él? —pregunta cauteloso.
Jo, ¿ya metí la pata?
—Sé lo mismo que tú y los demás, agente Sagfrield.
—Puede que a Verónica se le haya ido la mano con el alcohol y me contara que estás sacándole información a Callaghan antes de entregarlo...
¡Voy a matarla!
Actúo de lo más normal, relajada, sin demostrar inseguridad. Por dentro, me pregunto si será muy chungo matarla a ella también antes de que me denuncie a la policía.
Me da vergüenza mi yo de esos días. ¿Dónde tenía el sentido común? No tenía ni idea de que mi tiempo con Callaghan se iba a extender tanto.
—Te mintió, Lucas, debió estar divagando. ¿En serio le crees a una borracha? —Me burlo.
—Pero, agente mía... Bueno, es verdad. —Ladea la cabeza y tuerce los labios—. Ya no sabe qué inventar.
—Sí...
Viendo que Lucas está en su mundo, me alejo en dirección al coche. Falsa alarma, tanto como el camión como la sospecha de mi compañero. Acabamos un fraude de los buenos, me siento como cuando el chico que más me gustaba en la preparatoria me invitó a salir y terminé enterándome de que era gay.
Hasta donde sé, a día de hoy ya no es más él, ahora es ella. Pensar que desperdició una buena picha...
Cada vez q vuelvo a leer estas cosas me pregunto de dónde he sacado cosas tan mierdas y lo sigo haciendo ☠️
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