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xSouh
Renacimiento
Parte II: Huevos para el desayuno
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―Nara Shikadai. ―nombró Iruka, tomando una de las bandas ninjas que estaban en la mesa frente a él para entregársela al niño que parecía ser una copia exacta de su padre a esa edad.
El director de la academia aún podía recordar el andar flojo y despreocupado de Shikamaru, algo que no había perdido por completo en la actualidad a pesar de ser uno de los ninjas más influyentes del país.
―¡Felicidades! Shika-kun! ―gritaron al mismo tiempo tres mujeres, sentadas en la primera fila de padres y luchando porque sus palabras se escucharon en toda la aldea.
―¡Eres el graduado más guapo! ―gritó Temari, sabiendo que sus dos amigas no podrían quedarse atrás y riéndose por el sonrojo que apareció en la cara aun redonda de su hijo.
―¡Solo después de Shina-kun! ― aceptó Sakura, la pelirosa incluso tenía una pancarta lista para cuando Iruka nombrara a su pequeño retoño.
―Uzumaki-Uchiha Shinachiku ―nombró el director, pidiéndole al siguiente graduado que se pusiera de pie.
―¡Eaaahh! ―gritó de nuevo la pelirosa, secundada por Ino mientras ambas extendían la manta donde se leían palabras muy amorosas para su hijo.
―¡Ese es mi hijo! ―gritó también el Hokage, haciendo que Sasuke quisiera desaparecer de ese lugar por la pura vergüenza, pero bueno, alguien tenia que tomar las fotografías del momento en que Shina recibiera su banda, algo que los otros dos habían pasado por alto.
―¿Esto es normal en las graduaciones? ―le preguntó Sai, sentado a su lado. Era la primera vez que estaba en un evento como ese.
―No, estoy seguro de que no. ―respondió el Uchiha, no era experto en graduaciones, pero creía que solo había una posibilidad en un millón de que los dioses ninja juntaran a las tres mujeres más gritonas del país y a uno de sus esposos en la misma ceremonia.
Incluso Iruka parecía abochornado por la situación, y Sasuke no lo culpaba.
―Yamanaka Inojin ―llamó el maestro después de varios niños más.
―¡Si! ¡Lo mejor siempre se guarda para el final! ―gritó la rubia de coleta alta.
―Wii... ― "Felicitó" Sai, sin verse capaz de hacer las mismas expresiones que los demás, pero si que había llevado su propia manta.
Era más un pequeño banderín triangular, de color blanco y con un dibujo caricaturesco de la cara de su hijo, pero fue suficiente para ganarse una sonrisa de Inojin después de que obtuvo su banda.
―Todos deberíamos ir a celebrar. ―invitó Naruto, feliz de esa reunión en la que parecían estar sus mejores amigos de la academia y su vida. ―No todos los días nuestros hijos se convierten ninjas oficiales de nuestra aldea.
―Solo no vayas a llorar, oto-san. ―se rio Shinachiku, sintiéndose mucho más grande y maduro por llevar el protector en la frente. ―¡Auch!
Lloró cuando Sasuke le dio un golpe suave en la cabeza, haciendo que todos soltaran una carcajada.
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Para los que esperaban los capítulos que prometí que escribiría con sus ideas, ya lo pueden encontrar en mi perfil.
La historia se llama ORDEN Y CAOS.
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