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Capitulo 6. El Héroe Caballero Abre Los Ojos (Parte 1)

Cuando desperté lo hice con un nauseabundo olor recorriendo mis fosas nasales. Al abrir mis ojos me encontré con nada más y nada menos que el rey gusano muerto, siendo lentamente digerido por sus crías.

La baba de las crías derretia el cuerpo de su padre, pero ellos no tenían ningún respeto por el cadáver, para ellos eso sólo era más comida.

Eso me hizo recordar que no eran más que monstruos.

Me puse de pie y acercándome lentamente a ellos desendundé una daga.

Entonces silenciosamente apuñalé una por una a las crías. Las mate a todas, pero al menos lo hice asegurándome que ninguna de ellas sufriera.

“Esa es la máxima piedad que les puedo mostrar.” (Andorax).

Limpie mi daga de su sangre ácida y me coloqué denuevo mi apestosa armadura. Entonces finalmente use mi cuerda improvisada para escalar por la pared y salí de ésta habitación que tantos problemas ya me ha dado. Mi cuerpo descansado y bien alimentado se sentía ligero.

Con los hongos brillantes en la pared como única fuente de luz me adentro más profundo en la cueva. En un momento dado me encontré con un hermoso manantial subterráneo, su agua tan clara iluminada por los cristales.

Con un poco de desconfianza arranque un hongo y lo lance al agua. El hongo golpeó y se hundió sin problema.

Suspiré con satisfacción. Por surte aquí no había monstruos.

Con ese pensamiento me acerque y comencé a limpiar mi armadura, siempre listo para cualquier ataque por la espalda.

Saque agua con mis manos y limpien mi cuerpo. El agua era fría, ese frío absorbió el calor de mi cuerpo y me recordó que seguía vivo.

Agarren un pedazo de tela que traje conmigo en mi mochila de cuero y comencé a secar mi cuerpo.

Observé mi reflejo desde el agua. Éste era yo, cabello rubio, ojos azules y un cuerpo moderadamente musculoso.

No puedo ni recordar como era yo en mi vida pasada, todo está borroso.

Mis recuerdos están en su mayoría centrados en torno a ésta cueva. No fue tan difícil la primera vez. Bueno, tal vez porque era de mayor nivel la primera vez que vine ademas de estar acompañado de Blade.

Golpeé mi reflejo.

“¡Pero que mierda es éste mundo! ¿¡Ser un verdadero héroe?! ¿¡Ayudar a todos?! ¿¡Ser Có-Protagonista?! ¡Ya no me interesa nada de eso! ¡Ya no me interesa éste mundo de fantasía! ¡Es todo una mierda! ¡Soy...! Soy todo una mierda...” (Andorax

Me quedé ahí en silencio. En algún momento mi voz se había roto y mis ojos se cristalizaron. No lloré, no recuerdo desde hace cuanto pero no importa que me pase nunca he llorado. Ni siquiera cuando personas importantes murieron. Es por eso que durante los funerales de familiares a los que asistí fui despreciado por "No querer suficiente al difunto".

El frío me golpeaba, ni piel perdía su temperatura. Debería volver a colocarme mi ropa y mi armadura para no enfermar.

Debería.

Mi cuerpo no se movió.

“Mi plan era dejar a Keyaru pasar por todas las torturas. Dejar a Flare seguir siendo una mierda, dejar que fuera violada, que le borraran la mente. Que ocurrieran todos los eventos que ocurrieron en la historia mientras yo actuaba como un personaje del grupo de Keyaru y obtenía un interés romántico... Al final quería ser el único que no sufriera. Hice todo por mí egoísmo, no me importó cuantos tenían que morir o cuanto sufrirían, solo pensaba, "Es su destino como personajes de la novela"... ¡Soy igual de mierda que el resto de eres! ¡Flare, Blade, Bullet, soy como todos ellos! ¿Un verdadero héroe? ¡Qué mierda!” (Andorax)

Mientras pensaba en eso sentí una corriente de viento golpeando en mi cuerpo, espera, ¿Viento?

Estoy en una cueva subterránea, aquí no debería haber algo como viento.

Me puse devuelta mi ropa y encima me puse mi armadura un poco abollada y quemada por la pelea contra el rey gusano y mi capa desgarrada por el ácido pero que mostraba orgullosamente el emblema de la orden de mi familia.

Comencé a dirigirme en la dirección desde donde sentí el viento.

Una luz llegó a mi mirada y la adrenalina llenó mi cuerpo.

Apresure mi paso

Cuando me di cuenta la luz me bañó. Estaba afuera de la cueva.

Me quité mi casco para poder respirar el aire fresco. Llené mis pulmones como si no hubiera podido respirar hace días.

Mientras estaba disfrutando me encontré con un sendero de tierra que fue creado por el pasar de los caballos.

Habían algunas huellas recientes. Viendo eso decidí seguir las huellas, tal vez Idlavi podría estar allá.

No me puedo imaginar que ese enano cascarrabias quisiera salir pero podría haberse obligado a hacerlo por culpa de los gusanos.

Mientras caminaba me hundí más en el frondoso bosque, estuve alerta y en el camino me deshice de un par de monstruos pequeños, eran de bajo nivel por lo que no tuve problema en acabar con ellos.

Caminé por cerca de una hora hasta que vi el humo levantandose a las lejanías. Me acerqué de inmediato encontrándome con una pueblo. El pueblo estaba en llamas y una batalla ocurría abajo.

Monstruos atacaban y mataban a campesinos. Una milicia armada con lanzas baratas se defendían a como podían.

Un monstruo similar a un ogro alzó un gran tronco y aplastó a un soldado.

Los hombres salieron a defender sus hogares armados con hachas, cuchillos y azadas mientras que niños mujeres y ancianos intentaban correr lejos de la pelea sin embargo el pueblo estaba rodeado.

No pensé en nada, salí corriendo y agitando mi espada me deshice de dos ogros. El contenido rosado de sus intestinos se derramó en el suelo mientras apuntaba mi mano en dirección a otro.

“¡【Lightning】!” (Andorax)

Un rayo fue disparado desde mi mano y golpeó a una serie de monstruos en cadena. Sus cuerpos carbonizados cayeron al suelo en secuencia creando una abertura en el cerco de los monstruos.

Los humanos que vieron eso como su forma de salvación comenzaron a correr hacia mí pero los ignoré y salté a la batalla.

Pase por una ola de monstruos agitando mi espada infundida con el poder del rayo y destruyendo a todos. Un solo rose era mortal.

Me moví entre el mar de monstruos como una hoja que bailaentre las corrientes del viento. Esquive garras y dientes de las bestias mágicas o monstruos, ya ni me importa como se llaman.

Cada vez que cortaba a uno una flor de relámpagos salía de mi espada, como no paraba de cortar parecía estar en un campo de flores eléctricas.

Para cuando me di cuenta los monstruos ya habían sido acabados. Los pocos que quedaban estaban huyendo en dirección al bosque.

Bajé mi espada. La sangre se estaba convirtiendo en vapor por el calor de mi espada.

“...” (Andorax)

Me quedé en silencio al ver eso.

No los intenté perseguir aunque pude.

“Oh, muchas gracias por salvar nuestro Pueblo, Salvador-dono”)(Aldeano)

Quién se acercó a mí fue un aldeano humilde con una ropa andrajosa llena de tierra. Viniendo de noble y respetable familia aristocratica del reino Gioral nunca había hablado con plebeyos. Incluso nuestros sirvientes eran de familias aristocratica que estaban bajo nuestra tutela.

Volteé a ver al hombre con mi armadura llena de sangre. Vi como sus piernas temblaron.

Ambos estuvimos en silencio durante unos incómodos minutos. Entonces él habló.

“S-, Soy el líder del pueblo, mi nombre es Yabi, ¿Puedo saber su nombre?“ (Yabi)

“Andorax.... Andorax Arheim. Hay varios nombres entre esos pero dejemoslo así.” (Andorax)

“¿Arheim-sama es un noble?” (Yabi)

Asentí y pude ver como sus piernas temblaron más.

El inclinó su cabeza primero y después todo su viejo cuerpo, como si quisiera mostrarme lo cerca que estaba su existencia del polvo.

“¡Su excelencia! ¡Nuestro pueblo ha sufrido mucho, aunque quisiéramos recompensarlo por salvarnos si le entregamos las pocas provisiones que sobrevivieron al fuego, nosotros, nosotros-...” (Yabi)

No pudo terminar de hablar cuando fue interrumpido.

“¡Señor caballero, señor caballero! ¡Usted es tan fuerte señor caballero!” (Niño)

Quién llegó a mi era un niño con ropas andrajosaa. Su cabello negro estaba grasoso y lleno de basura y, lo que sin duda más destacaba era su brazo, o más específicamente la falta de uno.

Él no tenía su brazo izquierdo. Parecía como si hubiera sido arrancado por una mordida, sin embargo no fue algo reciente sino que la herida ya se había cerrado con magia curativa.

Eso me hizo recordar que, a diferencia de Keyaru, nadie más puede regenerar extremidades en éste mundo.

Eso fue otro recuerdo más de quien era el protagonista de éste mundo.

“¡Maldito mocoso! ¡Arrodillate!” (Yabi)

Vi como el líder del pueblo, quizás tomando mi silencio como enojo, agarró con fuerza la cabeza del niño y lo obligó a arrodillarse, casi enterrando la cabeza del niño en la tierra.

“Mis disculpas, su excelencia Alheim-sama, éste pequeño no sabe lo que está haciendo! Por favor no queme nuestro pueblo, perdone a éstas existencias tan miserables” (Yabi)

¿Quemar su pueblo? Oí, oí, no es como si yo pudiese hacer algo así.

Aunque debería ser posible para mí, un noble, poner un cargo falso al pueblo y quemarlo, no haré algo así.

Aun tengo consciencia y estoy seguro que no podría vivir conmigo después de hacer algo tan horrible.

No estoy molesto... De hecho, en realidad no estoy molesto sino que siento algo oscuro subir por mi espalda.

En otras palabras, me siento como una mierda.

“¡Ah-! ¡Pero-!” (Niño)

“¡Silencio, no causes más problemas de los que ya has causado!” (Yabi)

Esa discusión no me hacía nada feliz.

“¿Podrias dejar de hacer eso? Es desagradable, y levántate por favor.“ (Andorax)

Después de que lo dijera, el anciano y el niño parecieron dudar pero me obedecieron y se pusieron de pie.

“Estoy realizando un viaje, en mi camino me encontré con éste pueblo, cuando vi a los monstruos que me hubieran atacado mientras estaba en el bosque decidí que si querían tomar mi vida yo tomaría sus vidas primero asi que los mate. Nunca fue mi intención salvarlos.” (Andorax)

No estaba mintiendo. Si estoy en un viaje, si me encontré con los monstruos y si decidí tomar sus vidas antes que ellos tomaran la mía.

“Cómo sea. Planeo tomar un descanso durante varios días. Mi única petición es un techo y una cama en la cual dormir. Si cumplen eso podrían hacer uso de mi fuerza en lo que me quede aquí.” (Andorax)

“Pero su alteza, como podríamos los humildes nosotros usarlo a us-...” (Yabi)

“Es una orden.” (Andorax)

Les ordené que me hicieran trabajar ya que no quería quedarme un par de días atrapado en mis pensamientos.

También debía recopilar información sobre Ivaldi, sin embargo ya busque por casi todo el nido. Si no encontré nada de él eso significa que o volvió a su hogar cosa que dudo mucho ya que me lo hubiera encontrado en el camino, o escapó por aquí, lo que parece más probable.

Después de terminar mi negociación con el jefe del pueblo me entregaron una pequeña y destartalada casa con una cama de paja que era propiedad de un aldeano que murió durante el ataque.

Aunque el jefe del pueblo quería darme su hogar y en especial su cama yo me negué, no me sentiría bien quitándole su cama a un anciano.

Dejé mis cosas y comencé a ayudar con la reconstrucción del pueblo. Con mi elevado nivel pude volver a alzar con facilidad la muralla de troncos que tenía el pueblo.

Cuando cayó el atardecer y los pueblerinos comenzaron a enterrar a los difuntos yo decidí irme a mi hogar.

Al entrar me quité mi armadura y use mi habilidad para crear una pequeña barrera. No era lo suficientemente fuerte como para detener a alguien pero me advertirá si alguien la cruzaba.

Me deje caer sobre la incomoda cama de paja. Solo ahora he comenzado a apreciar las suaves camas de plumas del palacio.

Parece ser que desde que reencarné me he acostumbrado a los lujos...

El cansancio por todo el trabajo de hoy hizo que mi conciencia comenzará a vagar e incluso con mi incomoda cama rápidamente me quede dormido.

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