Capítulo 9: Propuesta Inesperada
La dedicación especial para mi mol, anabel_queen_, hoy (espero no estar aburriéndote con tantas flores xD, literalmente esta es mi ofrenda de amor hacia ti), trata de dos personajes que amé desde que les vi. Sacaron "lados" de mí que desconocía jajaja. Violet y Wolfgang, son personajes basados en la serie Sense 8. No se equivoquen, me inspiré en ellos pero nada que ver con la serie. Así que no se trata de un crossover o un fanfic dentro de otro crossover, tan mal no estamos de la cabeza. El punto es que, mol (amor), te presento dos amores platónicos más. ¿Qué te digo? Tengo un corazón amplio con mucho amor.
Héctor Muñoz experimentó un ascenso meteórico en Vanguardia tras la exitosa negociación con Venus Management. El dueño de la editorial, Juan Fernández de la Vega, se impresionó al enterarse de que Dorothea Arriola, la influyente dueña de Venus, había contactado personalmente con Héctor. Este reconocimiento llevó a Fernández de la Vega a felicitar tanto a Darío como a Priscila por traer desde Brasil a un trabajador tan valioso como Héctor.
En consecuencia, Héctor fue promovido a vicedirector de Vanguardia, superando incluso a su hermana Priscila, quien seguía como editora principal. Este ascenso en menos de tres meses fue sin precedentes en la historia de la empresa, confirmando las predicciones de Alma sobre el potencial de Héctor.
Como vicedirector, sus responsabilidades se expandieron más allá del marketing y la supervisión de diseños. Ahora, Héctor también se encargaba de la dirección estratégica de la editorial, gestión de proyectos clave y coordinación con departamentos internos y externos.
La sugerencia de Alma Orozco en los documentos legales de que Héctor fuera el representante directo entre Venus y Vanguardia, resultó ser otro factor crucial en su ascenso. Esta posición le llevó a residir en Barcelona durante los últimos dos meses, donde se hospedaba en el hotel de lujo Fairmont Rey Juan Carlos I, ubicado en la zona Diagonal, cerca de la estación de metro correspondiente. Esta ubicación le permitía disfrutar de numerosos locales y restaurantes, y tener fácil acceso a la Plaza Cataluña, a las oficinas de Venus Management y Alma, facilitando su trabajo y sus nuevas responsabilidades.
Esa tarde, Héctor tenía una reunión con Alma en uno de los restaurantes más populares de Barcelona, Sabores Estela 2, situado cerca de la Sagrada Familia y la Av. Diagonal, a poca distancia de la Casa Gaudí. Según Alma, allí preparaban una combinación única de comida. Además, la gente comentaba que la chef era la misma que fue de La Dreta Real, famosa por enamorar a los locales con sus desayunos, almuerzos y cenas. Por supuesto, Héctor no tenía idea de quién era Mía, pero pronto lo descubriría.
Desde el momento en que Héctor cruzó la puerta, fue recibido por el cálido aroma de especias exóticas y hierbas frescas, una mezcla que despertó sus sentidos y evocó recuerdos de Pinina, la esclava del señor George Willians Theodore Murray, en aquella casona de Minas Gerais, Brasil, la misma que le ayudó a adaptarse un poco a las costumbres de aquella época. Incluso no olvidaba lo escandalizado que estaba sobre la esclavitud, creyendo que estaba en el siglo XXI, cuando en realidad estaba en el siglo XIX. Su corazón se arrugó un poco, pero decidió detener su mirada en las paredes, adornadas con mosaicos de colores vivos, representando escenas costeras y tradiciones latinas, que, junto a las plantas colgantes, le daban al lugar un aire vibrante y acogedor. No esperaba menos de Alma, viniendo de Venezuela.
Siguió caminando, escuchando el murmullo suave de conversaciones en varios idiomas que se mezclaba con la música suave de guitarras españolas y tambores de fondo, creando una atmósfera íntima y relajante. Las mesas estaban cubiertas con manteles de lino bordado, dispuestas de manera que cada comensal tuviera su propio espacio, sin perder el sentido de comunidad que caracterizaba a los restaurantes suramericanos. Las luces, cálidas y doradas, colgaban en lámparas artesanales, reflejándose en las copas de vino. Héctor no pudo evitar notar cómo los camareros, vestidos con trajes tradicionales, se movían con gracia y eficiencia, llevando platos llenos de colores y sabores que parecían contar una historia en cada bocado.
Se dio cuenta que, lo que fuera que hubiera en el menú, ofrecía una variedad de platos que combinaban lo mejor de ambas cocinas: desde arepas, cachapas, hallacas, ceviche peruano con un toque de aceite de oliva y hierbas mediterráneas, paellas con mariscos frescos y especias del continente sureño, y tacos servidos con salsas que incluían ingredientes típicos del Mediterráneo. Los postres eran igualmente tentadores, desde flanes de coco hasta tarta de almendras con miel.
Escaneó el lugar con la mirada hasta que vio a Alma en una esquina del restaurante, vestida de manera relajada con una blusa ligera y jeans. Su cabello corto y ondulado estaba como siempre, un poco despeinado que asemejaba a los famosos "cinco minutos en el paraíso", pero que en realidad reflejaba su naturaleza enérgica y apresurada. Alma lo vio y, con una gran sonrisa, se adelantó para abrazarlo. Gesto que comenzó hacer desde la primera vez que le conoció.
—¡Héctor! —exclamó, rodeándolo con sus brazos—. ¡Qué alegría que vinieras!
—Igualmente, Alma —respondió Héctor, devolviendo el abrazo.
Alma lo tomó del brazo y lo condujo hacia la mesa donde estaban sus amigos. Se giró y empezó a presentarlos uno por uno.
—Este es Uri —dijo, señalando a un hombre alto con cabello castaño medio largo y contextura musculosa. Uri sonrió amablemente y estrechó la mano de Héctor—. Si buscas una mezcla de alguien compasivo y dulce, pero también estricto y juicioso, con deseos de ayudar, ese siempre será mi Uri.
—Encantado de conocerte, Héctor —dijo Uri con una voz profunda, mientras soltaba un pequeño suspiro.
A Héctor no se le escapó el pronombre posesivo "mi" que había usado. Pero siendo Alma, todo era posible. No tenía límites.
—Y aquí tenemos a Izar —continuó Alma, presentando a un joven de cabello negro denso y ojos amatista que brillaban detrás de sus lentes de contacto—. Él es mi estrella favorita, puede ser un poco irritable, pero es increíblemente intuitivo y dulce una vez que lo conoces bien.
—¡Alma! —chilló Izar, escandalizado de que le dijera todo eso en un instante. Por algún motivo, Héctor vio a Uri fruncir el ceño, luego de pasar su mirada desde Alma hasta Izar—. Hola, Héctor, no le creas mucho a esa acosadora —recriminó Izar, sonriendo tímidamente mientras ajustaba su jersey.
—¡Da igual!... Esta es Loubna, pero todos acá en Espala la conocen como Lucía. No lo pienses demasiado son cosas de Venus... —dijo Alma, señalando a una joven de piel oscura, con una melena negra densa y larga. Loubna o Lucía llevaba un vestido blanco que contrastaba hermosamente con su piel, y estaba adornada con múltiples brazaletes dorados y grandes aretes—. Loubna es...
—Ni se te ocurra definirme —le espetó Loubna de inmediato, pero Alma no tenía reparos.
—...testaruda, trabajadora y romántica —confirmó alma, guiñándole un ojo, como si estuviera haciendo una travesura. Loubna solo puso los ojos en blanco, y fue la única que no dijo un "hola".
—Es un placer conocerte, Héctor. —Sin embargo, hizo su intento de ser amable, con una sonrisa cálida, mientras le estrechaba la mano. Loubna era preciosa.
—Y finalmente, te presento a una pareja especial —dijo Alma, señalando a una mujer y a un hombre que le lanzaron una mirada intensa que le heló de inmediato—. Ella es Violet Sniff y él es Wolfgang Bogdanow.
Violet, tenía un rostro delicado con una expresión pensativa y melancólica. Su cabello era rubio claro, corto como el de Alma, y lo llevaba suelto y ondulado también. Sus ojos azules parecían reflejar una profundidad emocional intensa que atrapó a Héctor de inmediato. Se veía delgada, pero fuerte, con una presencia etérea y elegante.
—Hola, Héctor. Es un placer —dijo con una voz suave y tranquilizadora que pareció una caricia, pero que revelaba de alguien que el español no era su idioma nativo. No era que lo hablara mal, sino que tenía ciertos fonemas que iban hacia sonidos no propios de una lengua romántica.
Wolfgang, por otro lado, tenía una apariencia ruda pero atractiva, con un aire de peligrosidad que, sin duda, le recordó a George. Con la gran diferencia que su cabello era rubio, corto y despeinado; los ojos también eran azules, con una mirada penetrante, casi calculadora. A diferencia de Violet que era notoriamente más baja que él, este era mucho más alto, incluso que el mismo Héctor. Y no ayudaba que fuera musculoso y atlético, que le daba esa presencia física imponente.
—Hola, Héctor —dijo Wolfgang, extendiendo la mano con firmeza. Tampoco tenía acento nativo—. Encantado.
Héctor miró a Alma por un momento, y esta solo le sonrió. Fue raro que no dijera nada sobre ellos, como lo había hecho con sus otros amigos.
Como fuera, Héctor se acomodó entre Lucía y Wolfgang, viendo a Alma sentarse entre Uri e Izar. Héctor se sintió rápidamente a gusto entre los nuevos amigos, notando cómo la calidez del restaurante se reflejaba en la calidez de las personas que lo rodeaban. Pero, no podía evitar pensar que, sin duda, eran Violet y Wolfgang esa noche quienes más les atraía, tenía una energía y química única para él. La noche prometía.
—Entonces... también eres amiga de Alma —dijo Violet, sabiendo Héctor que buscaba una conversación—. Alma nos comentó que eres vicedirector de la editorial Vanguardia, eso es muy bueno para tu futuro.
—Ah sí —sonrió, un poco avergonzado—. Se lo debo todo a mi hermana y mi cuñado —aclaró—, fueron ellos quienes me dieron esa oportunidad aquí en España. Lo demás, bueno, tal vez fue un poco de suerte. Conocer a Alma, sin duda, mejoró mi vida.
—Es una mujer increíble —habló con suavidad mientras veía a Alma involucrada en una conversación estridente, entre Uri, Izar y Lucía—. Creo que es de esas mujeres que tienen el don único de salvar a quienes quiere.
—¿Y ustedes qué?... —Héctor preguntó, queriendo saber más de ellos—. ¿Qué hacen a qué se dedican? ¿Cómo alma los salvó? —Eso último lo dijo con una sonrisa, pensando que, quienes estuvieran alrededor de Alma, era porque había estado en peligro alguna vez.
—Bueno, vengo de un entorno bastante artístico. Crecí rodeada de música y arte —habló Violet, demostrando que Wolfgang era el tímido entre los dos—. Mis padres eran músicos, y creo que esa influencia siempre ha estado en mí —aquellos ojos azules brillaban con pasión mientras hablaba de ella—. He viajado mucho, y esas experiencias me han ayudado a tener una visión más amplia. Utilizo la música y la poesía para expresar mis emociones y conectar con las personas, fue así como conocí a Alma, necesitan de vez en cuando en Venus bandas sonoras específicas para sus producciones y a veces me necesitan.
—Siento que hablas como alguien que trabaja en remoto, ¿es así? —Exploró un poco más Héctor.
—Sí, trabajo en Londres parte del tiempo. Me dedico a producir música la mayor parte del tiempo, y también colaboro con otros artistas en varios proyectos. Es una vida bastante ocupada, pero muy gratificante —respondió Violet.
Héctor asintió, con real interés ante lo que mencionaba. Sus ojos se fijaron en el hombre a su lado, con una expresión de: "¿Y tú qué? ¿No hablas o qué?".
El hombre suspiró un poco, y miró a Violet como si buscara su aprobación. Ella le animó.
—Mi vida es un poco diferente. Crecí en un entorno bastante hostil y tuve que aprender a sobrevivir desde joven —mencionó aquello con un poco de incomodidad, por lo que Héctor, viniendo de Venezuela, sabía lo que eso representaba—. Mi pasado no es algo de lo que esté orgulloso, pero he intentado alejarme de él —continuó con aquella voz firme y honesta. Por lo poco que vio, se dio cuenta de que, pese a su pasado, era alguien seguro de sí mismo—. Como sea, trabajo en seguridad privada aquí en Barcelona y en algunos proyectos comunitarios. Y, bueno, te equivocas... Alma no me salvó de nada, la conozco por Violet, ha sido mi relación con Violet, lo que me ha ayudado a mantener el equilibrio. Ella me ha ofrecido una conexión emocional que realmente necesitaba.
Héctor no quiso afirmarlo, pero ese último comentario lo flechó de inmediato.
—Es interesante cuando las vidas se complementan —comentó Héctor, con un poco de nostalgia en su voz. Para ambos, Violet y Wolfgang, fue notorio que el chico pasaba por algo complicado en relación al corazón.
—¿Estás en una relación? —La pregunta de Wolfgang lo desconcertó. Se lo hubiera esperado de Violet, pero no de él.
—No —admitió—. La verdad ha pasado mucho desde que tuve, es solo que... Bueno, hay circunstancias que te llevan a encerrarte en ti mismo para meditar, reflexionar y crecer, creo que en eso me han ayudado muchas personas desde que llegué a España, entre ellos Alma.
Héctor se acomodó en el espaldar de su asiento, y con una expresión intrigada habló:
—¿Cómo pueden llevar una relación a distancia? Es decir, según entiendo, tú Wolfgang estás aquí en Barcelona y tú Violet, a veces estás y otras veces en Londres. ¿Cómo lo hacen? Es que me pongo a pensar en ello, y siento que no soy capaz de llevar una relación así.
Violet sonrió y tomó la mano de Wolfgang.
—Sí, es verdad. Aunque a veces nuestras vidas nos separan, siempre encontramos la manera de volver a estar juntos... —Violet se detuvo un momento—. Pero, no es fácil, Héctor. Sin embargo, hemos encontrado una manera de hacerlo funcionar. Creo... que lo más importante es la confianza y la comunicación. Nos aseguramos de hablar todos los días, aunque sea solo para compartir cómo fue nuestro día. Además, aprovechamos al máximo el tiempo que pasamos juntos. Cada momento se convierte en algo especial.
—No es para todos, eso es seguro —añadió Wolfgang, con una risa que hizo sonreír a Héctor también, pero su tono era firme—. Lo que nos mantiene es saber que, no importa la distancia, siempre estamos ahí el uno para el otro. Tenemos nuestras dificultades, pero también nos enfocamos en los momentos buenos y en los objetivos que compartimos. La distancia solo nos ha hecho más fuertes y decididos.
—Además, tratamos de mantenernos ocupados con nuestras propias cosas —continuó Violet—. Yo tengo mi música y mis proyectos, y Wolfgang tiene su trabajo en seguridad y los proyectos comunitarios. Nos apoyamos en nuestros sueños y metas individuales, lo que nos enriquece como pareja cuando finalmente estamos juntos.
—También creo que ambos valoramos nuestra independencia —concluyó Wolfgang—. Apreciamos el tiempo que pasamos solos tanto como el tiempo que estamos juntos. Eso nos ayuda a mantener un equilibrio saludable. Es complicado, sí, pero cuando encuentras a la persona correcta, vale la pena cada esfuerzo.
Héctor sintió una oleada de admiración por ambos. La sensibilidad y empatía de Violet, combinadas con la fortaleza y resiliencia de Wolfgang, creaban una dinámica única y poderosa. Se sentía afortunado de estar en su compañía y deseaba aprender más de ellos, a decir verdad. Ahora él entendía porque se sentía tan atraído y lleno de química con la energía que estos parecían desprender
—Sin embargo, últimamente hemos estado conversando explorar algo diferente —agregó Violet. Por primera vez, Héctor vio un poco de vergüenza en su rostro. Wolfgang le devolvió la mirada a ella, con una sonrisa pícara, casi cómplice. Aunque un poco avergonzado también.
—¿Explorar algo diferente? ¿Qué? ¿Abrir la relación, tríos, hijos, casamiento? —preguntó Héctor directamente, tratando de que tuvieran la confianza de decirles a qué se referían.
—No cielo, son poliamorosos —interrumpió Lucía, por primera vez—. Pensé que lo habías notado, ¿por qué crees que te cuentan todo esto y Alma decidió traerte con nosotros?
¿Qué Alma qué? Héctor abrió los ojos y agradeció no estar bebiendo algo porque lo hubiera escupido todo. Sintió su corazón acelerarse al escuchar eso. Se quedó en silencio por un momento, procesando la información. No podía negarlo, sintió una mezcla de emociones: curiosidad, excitación y una pizca de nerviosismo. Pero también había una sensación de alivio, como si una pieza de un rompecabezas finalmente encajara. Siempre se había creído gay, pero la atracción que sentía por Violet y Wolfgang era innegable. La idea de una relación poliamorosa nunca había cruzado por su mente de manera seria hasta ahora. Quizás su atracción por personas de diferentes géneros no era algo que debía negar o ignorar, sino algo que podía explorar en un entorno seguro y comprensivo.
—Bueno... —dijo finalmente, con una sonrisa tímida—. Nunca había considerado algo así. Pero supongo que hay muchas cosas que todavía tengo que aprender sobre mí mismo.
Eso, sin duda, era un paso raro de admitir. Ni siquiera supo por qué no se negó por completo o por qué no se levantó de la mesa y ya, dejando la puerta abierta.
Wolfgang y Violet intercambiaron una mirada, y Violet habló con suavidad:
—No hay prisa, Héctor. Estamos aquí para disfrutar de la noche y conocernos mejor. Lo que surja, surgirá de manera natural.
¿Para qué negarlo? Allí se aterró un poco y solo pudo sonreír. Pidió disculpa un momento y decidió ir al baño, dejando las discusiones de Alma, Uri, Izar y Loubna, quienes recordaban un comercial en la playa y el infortunio que habían tenido de vida a muerte, en el que Alma había terminado empapada e iracunda.
¿En qué momento le vieron cómo ese tipo de gente? Peor aún, ¿por qué no lo sentía mal?
Nota del autor:
¡Hola!, gracias por llegar hasta aquí. Contexto, Sabores Estela 2 es un restaurante que aparece en uno de los libro que, aspiro leer de (por ahí andamos tramando ver como me llega el físico de este desde España, pero sé que Dios se apiadará de mi algún día en este asunto xD), pero que lamentablemente no podemos leer en esta plataforma, así que no los mandaré a su perfil, pero si pueden pedirlo por Amazon se llama "Recetas de Amor para Migrantes" de Anabel Queen, y ha sido publicado por la Editorial Círculo Rojo. Pero, en el siguiente capítulo les hablo más de este, y del personaje elemental de su historia.
Por ahora, quiero presentarles a Violet y Wolfgang:
Sí, elemental mi querido Watson, Violet, en realidad es una especie de "DJ Internacional" reconocida, y hace música, por eso, pasa la mayor parte del tiempo viajando. Y, Wolfgang, es el típico bad boy; su pasado es criminal y violento, pero tiene un gran corazón a quienes quiere y ama. Lo mejor es no meterse con él y ser su amigo, créanme 😅😅
En Sense 8, estos personajes se llaman Wolfgang Bogdanow y Riley Blue, dos de los ocho protagonistas, conocidos como "sensates", que forman un clúster con una conexión telepática única. Esta conexión les permite compartir habilidades, emociones, y conocimientos entre ellos, independientemente de la distancia física.
Wolfgang Bogdanow, como acá, es un ladrón y sicario de Berlín, con una infancia difícil marcada por el abuso de su padre. Es un personaje complejo, conocido por su valentía, habilidades de combate, y lealtad a sus amigos. Gracias a la conexión sensate, Wolfgang comparte sus habilidades de lucha y conocimientos sobre el crimen organizado con el resto del clúster. Es extremadamente competente en combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas, lo que resulta crucial en muchas situaciones peligrosas que enfrenta el grupo. A lo largo de la serie, Wolfgang lucha con sus propios demonios internos y la lealtad a sus amigos sensates. Su relación con Kala Dandekar es un punto central de su desarrollo emocional.
Riley Blue, y no Violet, es una DJ islandesa con un pasado trágico, marcado por la pérdida de su esposo e hija. Vive en Londres y es conocida por su sensibilidad, empatía, y conexión con la música. Aporta una profunda empatía y comprensión emocional al clúster. Aunque no es físicamente fuerte como Wolfgang, su capacidad para conectar emocionalmente con otros miembros del clúster y entender sus sentimientos es invaluable. Su conocimiento de la música también desempeña un papel en la serie. Ella enfrenta su trauma pasado y encuentra una nueva familia y propósito con sus compañeros sensates. Su relación con Will Gorski, también, es una parte importante de su arco narrativo, brindándole apoyo emocional y fuerza.
Esta serie combinó la ciencia ficción con el romance, de una forma tan sublime, explorando diferentes tipos de relaciones, desde las típicas monógamas - heterosexuales, hasta algo fuera de la convencional. Si buscas algo como esto, esta serie es exquisita. No mentiré, empieza lento, dando mucho contexto, pero cuando el contexto acaba, empieza lo bueno y te la acabarás en un santiamén. Bueno, en esta historia Violet y Wolfgang, lo único que comparten es la inspiración que tuve, del resto, no tienen nada especial como en la serie xD, así que no me funen.
Y sí, hasta esta notas de autor las aprendí de ti Anabel. No prometo que las use siempre, pero al menos en esta historia, como galardón y honor hacia ti, sí.
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