3. Izuna
Los años pasaron, Ren a estas alturas era una adolescente. Su cabello estaba un poco corto, aún recordaba cómo su tía casi se desmayaba al verla, pero era mejor para su movilidad en los entrenamientos.
—Vamos Mito, más fuerte no me dañaras.—justo ahora ambas chicas se encontraban entrenando taijutsu.
—Esta bien Ren, tú lo pediste.—le dijo y esta sonrió.
Sus personalidades eran parecidas en cierto aspecto, ambas eran muy competitivas y determinas.
Ren, por un lado, era más tranquila y reservada. Todo lo hacía ver tan femenino y con gracia, pero también tenía un lado divertido.
Mito en el otro extremo era más escandalosa y determinada a algo, sin dejar de lado el desbordar su lado femenino y saber comportarse de forma apacible.
Ambas tenían un sentido del humor algo extraño, que en ocasiones solo ellas comprendían, aunque el premio mayor se lo llevaba Mito.
—¡Ren!¡Mito!—grito su tía llamando su atención haciendo que pararan su pelea y se acercaran.
—¿Qué pasa, oka-san?—respondió Mito mientras Ren las observaba.
—Tu padre quiere hablar, con amabas.—los ojos de ambas chicas se abrieron con miedo; no era un secreto que siempre que las mandaban llamar juntas es porque habían hecho algo malo.
—Claro.—respondieron ambas entrando a su hogar y pasando a la sala para tomar asiento, de rodillas, una al lado de la otra.
—¡Padre te juro que no lo hicimos a propósito!—grito Mito en el momento que sus miradas se cruzaron.
—Mito, Ren.—saludo su tío riendo—Tranquilas, no es un regaño esta vez, aunque pensándolo, ¿a qué te referías con eso?
—Eh... A nada.—respondió mirando de reojo a Ren quien estaba tensa; en realidad su habían hecho algo, habían roto una puerta al entrenar dentro de casa, algo que tenían completamente prohibido.
—Esta bien, lo dejaré pasar esta vez.—ambas suspiraron—Porque ya sé que rompieron la puerta que está detrás de mí.
Los ojos de ambas se abrieron con sorpresa y dejaron salir una risa nerviosa.
—En fin, quiero que comiencen a entrenar con el sellado.—dijo directo—Ambas son mayores, Mito siendo mi hija debe aprender a hacer esto obligatoriamente y tú, Ren, al ser parte del Clan Uzumaki y el Clan Chiba deberías aprender de ambos clanes.
Ambas asintieron, y les indicó que podían irse.
—Por cierto, Ren.—mencionó haciéndola detenerse frente a la puerta.—Tu padre no podrá venir hasta dentro de un mes.
Se tensó al oír aquello. Sabía el papel tan importante que su padre jugaba en aquella guerra que solo le traía sufrimiento a los demás, sin embargo no podía evitar sentirse mal.
Sin más salió dejando sola a Mito y corrió hasta lo más profundo del bosque, su lugar para pensar, encontró una roca y se sentó en ella a meditar.
—¿Quién eres y qué haces aquí?—pregunto al sentir la presencia de alguien.
—Eh...—escucho un murmuró—Yo debería preguntarte eso a ti, niña.
Sus ojos se abrieron encontrándose a un azabache de ojos negros.
—Yo pregunté primero, además es de mala educación responderle así a una dama.—refunfuñó.
El chico solo pudo pensar en su madre y las discusiones que en ocasiones tenía con su padre, sobre todo por no enseñarle a sus hijos como tratar correctamente a una chica.
—Lo siento, me llamo Izuna...—respondió con una tímida sonrisa.
—Ren, yo soy Ren.—dijo con simpleza, seguía molesta por cómo aquel niño le había hablado.
—¿No has visto a un chico parecido a mí pero más grande y alto?—pregunto y ella negó.
—No, acabo de llegar en realidad.—respondió y el chico soltó un suspiro.
—Rayos, llevo todo el día buscándolo.—aquello captó la atención de la chica haciendo que siguiera su relato— Es mi hermano mayor, lleva mucho tiempo desapareciendo a hacer no sé qué cosa y vuelve a la tarde. Mi padre no lo ha notado aún y me preocupa que lo haga, puede traer malas consecuencias.
—Bueno, si lo llego a ver te haré saber.—sonrío y se quedó callada un segundo—Yo no tengo hermanos, pero tengo una prima, siempre estamos metiéndonos en problemas.
—Vaya, suena extraño.—dice y ella solo asiente.—¿Y qué haces aquí?
—Pensar, siempre vengo cuando tengo algo que pensar.—responde y el asiente.—Mi padre está en la guerra y me preocupa, en realidad tengo ansias de verlo.
El chico asintió y ambos se observaron. Él sabía de primera mano lo difícil que era que un ser querido estuviera en el campo de batalla, sus difuntos hermanos eran prueba de ello.
Ninguno dijo su apellido. Estaban en tiempos de guerra y eso sería riesgoso aunque fueran solo niños.
Por otro lado ninguno llevaba nada que hiciera notar al clan que pertenecían.
—¡Ren!—escucho gritos a lo lejos.—¡¿Dónde estás?!
—Bueno, creo que debo irme.—sonrío y se levanto de la roca mientras el chico asentía.—Un gusto conocerte, Izuna.
—Lo mismo digo, Ren.—dijo y ambos asintieron—Espero volver a verte.
La chica asintió y se fue del lugar hacia los gritos de su pelirroja prima.
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¿Notaron lo que hice aquí?ewe
Si, lo ambiente como en el tiempo donde Hashirama y Madara se están conociendo y haciéndose amigos.
Oh si, pensé en aclarar algo, se supone que el clan Uzumaki está lejos del Uchiha, pero más cerca del Senju. Pero aún así sigue algo retirado.
Ósea que supongamos los Uzumaki están en donde desemboca el río, los Senju por la parte de arriba y los Uchiha del otro lado. Por ello Izuna estaba por ese lugar.
Obviamente acabo de inventar eso.
¿Alguien me explica porque los Uchiha son tan bellos pero están mal de la cabeza?
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