28. La última pelea
¿Cómo habían llegado a aquel punto? Los cuerpos de Uchihas y Senju caían por todos lados. Ren podía oler el hedor de la sangre que corría en aquel lugar.
El número de los Uchiha era limitado, estaba decidido por el número que los Senju habían ganado aquella pelea.
Los sentidos de Ren estaban aturdidos, su visión se nublaba de momento y sus oídos escuchaban a lo lejos el golpe de espadas entre ellas.
Los ojos de Ren escaseaban todo el campo de batalla, sus ojos se posaron en un punto específico, su cerebro no podía creer lo que sus ojos veían.
Madara Uchiha ya hacía tirado en el suelo de aquel campo de batalla.
Ren podía recordar todas aquellas veces que escucho lo espléndido que era el azabache en batalla, su fortaleza y también su falta de sentimientos. Inclusive recordó a que rumor de que había asesinado a Izuna solo para tomar sus ojos, si bien era cierto que él Uchiha mayor portaba los ojos de su difunto hermano, ella sabía que todo aquello era un vil mentira; Tobirama Senju, su esposo, había sido el culpable de la muerte de Izuna en batalla y si el líder Uchiha tenía posesión de aquellos ojos debía haber una razón muy fuerte.
El silencio se hizo presente en el lugar, una gran cantidad de Uchihas habían caído en batalla y los demás estaban heridos y exhaustos.
—Demonios...—murmuró para sí misma antes de correr hacia dónde su amado esposo y cuñado se encontraban.
Tobirama, para su sorpresa, estaba sugiriendo asesinar a Madara.
—¡Tobirama!–exclamó exaltada abrazando su brazo.
Él peliblanco fijó su vista en ella, sus mejillas tenían leves raspones y una herida sangrante se encontraba en su pierna izquierda.
—Madara, es momento de acabar con esta absurda lucha. Ambos hemos perdido a personas importantes y esto sólo nos traerá más dolor y destrucción. Te propongo que hagamos realidad aquellos sueños que alguna vez tuvimos de niños.
—Esos sueños ya no existen, Hashirama.—respondió desde el suelo con voz calma el azabache—. No me queda nada más que proteger.
—Madara, por favor. Acabemos con esta absurda guerra que no nos llevará a ningún lado. Confía en mí.—imploraba el castaño de forma casi desesperada.
Hashirama en realidad no quería matar a quien alguna vez fue su mejor amigo, y sobre todo dejar morir todos aquellos sueños compartidos sobre un mundo pacífico y armónico donde los niños no sufrieran los estragos de la guerra provocada por sus antepasados.
—La única forma en la que puedo confiar en ti es que mates a tu hermano.–respondió calmo el azabache sorprendiendo a todos—. Solo de esa manera, viéndote sufrir el mismo dolor que yo siento y no teniendo a nadie que proteger podré confiar en ti.
"Matando a tu hermano"... Aquellas habían sido las palabras que Ren escucho salir de la boca de Madara.
El Uchiha le estaba pidiendo al Senju que asesinara a su propio hermano para garantizar una alianza entre ambos clanes.
—Sabes que no puedo hacer eso, Madara.—respondió el castaño con una sonrisa—. Sin embargo para garantizar una alianza y tregua entre ambos clanes... Puedo ofrecerte mi propia vida.
—¡Hashirama, ¿qué demonios crees que haces?!—el grito de Tobirama y la perplejidad de Ren y todos los presentes, se manifestó a la vez que la armadura del líder Senju caía al suelo.
—Hashirama-nii...—los ojos de la azabache se aguaron al verlo tan decidido a entregar su propia vida.
—Pequeña y dulce Ren...—sus labios se curvaron en una gran sonrisa—. Te dejaré al cuidado de mi hermano menor y tú, Tobirama, tendrás que cuidar de todo el clan por mi, ¿entendido?
—Hashirama, para ya está locura.—respondió el peliblanco negándose a creer que su hermano mayor estaba dispuesto a dar su vida a causa de la petición de un Uchiha.
—Esta bien, Tobirama. Si esta es la forma de garantizar el bienestar de las futuras generaciones estoy dispuesto a realizar tal sacrificio.—menciono con una sonrisa en el rostro mientras tomaba un kunai—. Lo único que me duele es jamás haber podido declararle mis sentimientos a esa hermosa pelirroja.
Los ojos de Ren comenzaron a llenarse de lagrimas, era tan claro como el agua los sentimientos que ambos, Mito y Hashirama, habían desarrollado.
—Hashirama... Por favor no.—lloriqueo la chica.
—Esta bien Ren.—le dio una última y radiante sonrisa mientras ponía el kunai en posición—. Tobirama, una última cosa, te amor pequeño hermano.
El semblante del peliblanco era totalmente serio aunque por dentro moría lentamente al ver a su querido hermano mayor a punto de cometer semejante locura.
Los ojos de Ren dejaban salir lágrimas, se podía notar el sufrimiento que aquello le causaba.
Y tal acción no pasó desapercibida ante los ojos del líder Uchiha.
"—Ella no merece derramar una lagrima más por culpa de nuestro clan, Madara. Prométeme que la protegerás por mi.
—Izuna... No hables así, te pondrás bien.
—Prométemelo, por favor hermano.
—L-lo prometo."
Aquel doloroso recuerdo llego a su mente como un balde de agua fría y tomó la mano del Senju antes de que el cuchillo pudiera siquiera tocarlo.
—Basta, Hashirama.—murmuró.
Los ojos de la chica, los cuales se habían mantenido fuertemente cerrados, se abrieron de golpe captando aquella imagen.
—Tu valor y sacrificio acaban de hacerme notar la credibilidad de tus palabras.—dijo girándose cabeza hacia la joven—. Además, tengo una promesa que cumplir.
—Madara...—dijo sorprendido el Senju.
—¡Madara-sama!—dos Uchihas llegaron tomándolo de ambos brazos para ayudarlo a mantenerse en pie.
—Hashirama Senju... Volveremos a vernos pronto para traerle paz a nuestros clanes y cumplir aquellas metas.—respondió antes de desaparecer entre los brazos de aquellos Uchiha.
Aquellas palabras habían sido ciertas, la tensión aún podía sentirse en el ambiente, pero sin siquiera dudarlo la chica se abalanzó a proporcionarle un abrazo al moreno.
—Tu acto de valentía y amor por tu hermano nos va a brindar la paz que tanto habíamos buscado, Hashirama-nii.—murmuró entre él abrazo solo para el haciéndole sonreír.
Sin dudarlo ese sería el comienzo de una nueva etapa. Una nueva vida. Una nueva vida el la cual no deberían preocuparse por perder en un campo de guerra a un ser querido, un nuevo futuro donde los niños no deberían ser sacrificados.
Sería el futuro que ambos jóvenes, enemigos por naturaleza y amigos por el destino, habían anhelado aquellas tardes de verano de su infancia.
Un sueño hecho realidad.
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¡Hey hey hey! Nuevo capítulo (por fin) estoy emocionada de actualizar por fin esta historia, la cual amo con todo mi ser, inclusive si el capítulo es algo flojo o no es lo que esperaba.
Intenté hacerlo lo mejor posible, debido a mi falta de inspiración, ya que si esperaba un poco más me quedaría estancada en esto y no podría actualizar:(
Espero que haya sido de su agrado y que les gustara el capítulo, prometo no volver a tardar tanto en actualizarles.
¡Los/as quiero!<3
-KIRC(⌒▽⌒)/
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