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19. Papá

—¿Estás bien?—la velocidad de la chica y el azabache a su lado era alarmante, sobre todo la actitud de la azabache.

—Solo espero llegar a tiempo.—murmuró mientras seguían corriendo rápidamente hacia el campo de batalla.

Anteriormente ambos se encontraban leyendo pergaminos juntos y despreocupados, sin embargo cuando aquel ninja del clan Senju en un estado deplorable los convocará a el campo de batalla todo se tornó totalmente diferente. El padre de Ren y los Senju estaban combatiendo con los Uchiha, quienes los habían emboscado. Su padre estaba en peligro. La chica decidió ir al campo de batalla.

—¿Cuánto falta aún?—pregunto alterada al mensajero.

—2 kilómetros más y estaremos ahí.

El peliblanco la miraba con preocupación, cuando decidió ir al campo de batalla el la había seguido, debía protegerla a como diera lugar.

—¡Llegamos!—alzó la voz el chico y pararon.—De acuerdo, Ren, debes entender lo que pasará ahora.

—Creo que entiendo muy bien el concepto de batalla, Tobirama.

—No, Ren. Escúchame—murmuró y ella le presto atención, sabía muy bien que el carácter de Tobirama era fuerte, solo bastaba con que levantara un dedo, y a nadie le gustaba verlo molesto—. Ellos quieren tu cabeza, son Uchihas, están peleando contra tu padre y mi padre, probablemente más gente de mi clan.

Tobirama la veía asombrado, se veía tan decidida a ir al rescate de su padre y a la vez tan asustada y preocupada por el.

—Lo sé, Tobirama.—susurro.

—Debemos luchar el uno al lado del otro, espalda con espalda.—informó y ella asintió, algo en su pecho le decía que algo en aquel momento estaba terriblemente mal.

—Tengo una muy extraña sensación en mi pecho, estoy preocupada.

—Oye, mírame—sus manos tomaron su rostro logrando que la chica lo viera directamente a los ojos.

Rubíes y bicolor compartían miradas, la desesperación y tristeza en los ojos bicolor de aquella joven eran notables. Sin embargo tenían un extraño y hermoso brillo que, aquellos ojos rubíes del muchacho veían con ternura.

—Estaré cuidando tu espalda pase lo que pase, no seas una chica débil y demuéstrales quién eres.—murmuró solo para ellos—. Eres fuerte, Ren además yo estaré ahí para ayudarte.

Sus labios se posaron en la frente de la chica haciéndola abrir sus ojos como platos.

La relación entre ellos era cada vez más notable, Ren lo quería en realidad quería a Tobirama, en esas semanas viviendo solos, en esos meses conviviendo, había aprendido sobre aquel chico y lo frío y despiadado que podía llegar a ser, así como también su lado amoroso, compasivo, tierno y demás que poco a poco le mostraba.

—Estaré bien, como has dicho; soy fuerte.—hablo determinada separándose de él y parándose.—Después de todo a Tobirama Senju no le agradan las chicas débiles.

En el rostro de ambos se formó una sonrisa de medio lado para saltar definitivamente al campo de batalla, donde en ese mismo instante comenzaron a pelear, espalda con espalda, protegiéndose el uno al otro.

Él taijutsu de Ren, tan pulcro, rápido y elegante hipnotizaba a cualquiera; también derrotaba a cualquiera.

Tobirama aplicaba sus conocimientos adquiridos con la chica, la pelea era reñida, los Uchiha eran demasiado fuertes, sin embargo aún estando algo lastimado el joven era capaz de mantenerles el ritmo.

Patadas, puñetazos, shuriken, kunai y diferentes elementos volaban por el aire, era una poderosa batalla de parte de los clanes ahí presentes.

—¡Vamos Ren!—los jóvenes avanzaban más a medida que vencían a sus contrincantes, cada paso había alguien más.

Tobirama estaba asombrado por la fortaleza de aquella chica, era fuerte tanto en espíritu como en cuerpo.

—¡Padre!—el grito salió de la garganta de Ren como si de un chillido se tratara.

Por otro lado, Tobirama, luchaba contra un Uchiha más alto y con más musculatura que el.

—¡Agh!—dejó escapar un gruñido de dolor al recibir una fuerte patada en su costado derecho; justo en el lugar que le habían herido anteriormente.

Su herida estaba curándose rápidamente, pero aquel golpe había causado un gran estrago de dolor en el, no estaba completamente curado.

Ryu Chiba estaba forcejeando con un Uchiha al cual Ren no podía ver del todo bien, su largo cabello y rápidos movimientos evitaban que pudiera ver el rostro de aquel singular personaje que luchaba contra su amado padre.

La chica comenzó a correr con todas sus fuerzas hasta el lugar.

—Ren...—la palabra que salió como un suspiro de la boca de Ryu, causándole un leve descuido al voltear a ver a su pequeña princesa fue su peor error.

Todo pasó en segundos, Hashirama apareció delante de Tobirama sonriéndole y ayudándole a derrotar a su enemigo, seguido de un desgarrador grito que llamó su atención encontrándose con una escena terrible.

—¡Ren!—grito el peliblanco poniéndose de pie rápidamente, la chica se encontraba unos metros por delante de él.

Aquel desgarrador grito fue el pase para una carrera de lagrimas resbalando por sus mejillas.

El cuerpo de Ryu Chiba, su amado padre, fue atravesado justo en el corazón por una katana. Aquel hombre tenía una sonrisa en su rostro, lo último que vio fue a su amada hija.

—¡No!—otro desgarrador grito salió de su garganta junto a montones de sollozos cuando el inerte cuerpo del hombre más importante de su vida, aquel que le dio la vida, caía de cara al suelo.

El peliblanco y el castaño observaron la escena incrédulos.

Al caer el cuerpo de su padre al suelo el asesino de este mismo se reveló dejando en shock a la chica.

—Izuna...—susurro viéndolo a los ojos, su estado de shock la hizo caer de rodillas al suelo, haciendo reaccionar a los dos Senju.

—Ren...—el asombro en la voz del azabache fue más que notoria, ¿todo el tiempo habían estado persiguiéndola a ella y su clan? ¿Se había enamorado de aquella chica con la cual estaba destinado a ser enemigos?

Su pecho le dolía, estaba confundido y no sabia que debería hacer.

—¡Ren!—la voz de su némesis, el Senju menor, resonó para acto seguido verlo tomando en brazos a la chica.—¡Despierta!

—¡Vámonos!—fue todo lo que dijo el Uchiha saliendo rápidamente del lugar, el dolor que atravesaba su pecho era de lo peor.

—¡Ren, vamos!—la desesperación era notable en la voz del peliblanco la chica estaba tirada en el suelo en estado de shock siendo rodeada por sus brazos.

—Papá...—murmuró en un susurro dejando salir aún más lagrimas—.¡Papá!

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Casi lloro escribiendo esto, me dolió matar a Ryu, le tenía mucho cariño al personaje. El solo quería a su hija a salvo y tuvo que morir ;-;

Cuando escribí que murió con una sonrisa pensé en Jiraiya y casi grito del dolor, aún extraño a mi Ero-sennin.

Espero que les haya gustado y espero sus comentarios.

¡Hasta la próxima!

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