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17. Preguntas de media noche

Ambos jóvenes seguían observándose a los ojos. Querían conocerse más, eso era un hecho, pero no sabían cómo empezar con aquella inusual conversación. Al menos eso pensaba el Senju.

—¿Cual es tu color favorito, Tobirama?–pregunto la chica recostada de costado observándolo con atención.

El chico lo medito por unos minutos, vio sus ojos y separo sus labios.

—El azul, en definitiva el azul.—dijo y siguió observando las orbes azules de la chica—. ¿Y el tuyo?

—El rojo, mejor dicho el escarlata, como los rubíes.—respondió sin pensarlo dos veces, aquel color siempre le había gustado demasiado y ahora, viendo aquellas orbes lo confirmó—. Creo que tus ojos tienen un color realmente hermoso, nunca había visto unos ojos iguales.

El chico la vio con sorpresa, pero aún así sonrió de lado.

—Curioso, son colores muy diferentes pero contrastan de una forma muy buena.—le respondió a lo que ella asintió.

—¿Cuál es tu estación favorita?

—El otoño, me gustan los colores opacos que toman los árboles en esa temporada.—respondió pensado en cómo disfrutaba, cuando era un pequeño niño, ver caer aquellas hojas con colores cobrizos y sentir el aire fresco en su rostro.

—Bueno yo no tengo alguna, cada una de ellas tiene algo espléndido y que disfruto. Por ejemplo la primavera, los árboles de cerezo florecen y me gusta verlos danzar al son del viento.–sonrió como si recordara algo verdaderamente bello—. En el verano me gusta la sensación de nadar en el río y refrescarte con su agua. Del otoño me gustan las hojas cobrizas y anaranjadas cayendo de los árboles y adornando el suelo de una peculiar forma.—el chico sonrió ante eso, él siempre había admirado en secreto aquel magnífico acto de la naturaleza—. Y por último el invierno, me gusta la nieve y sentarme al lado del fuego mientras aprecio como cae esta. Además nací en invierno, le da puntos extras.

—Tienes una forma muy...—no encontraba palabra alguna para lo que acababa de oír de parte de la chica— interesante de ver las cosas.

—Me lo han dicho en ocasiones.—sonrió recordando cuando le daba explicaciones respecto algo a Izuna y como el chico la miraba maravillado y en ocasiones confuso de su forma de pensar aun cuando tenían al rededor de 12 años.

—¿Por qué le tienes tanto amor a las flores de loto?—pregunto el chico, aquella duda rondaba en su mente desde hacía un tiempo.

—Bueno es algo tonto.—hizo una mueca pero el la observo indicándole que prosiguiera—. Además de ser el símbolo de mi clan eran las flores favoritas de mi madre, cuando era pequeña papá siempre me contó la historia de como ellos debían casarse para unir a los clanes y como mi madre se "sacrifico" por su clan.

—¿Cómo tú lo estás haciendo?—dejó salir el muchacho.

—Podría decir que si.—suspiro—. Mi padre dijo que al verla le pareció la mujer más hermosa que sus ojos hubieran visto, entonces se propuso a enamorarla, él no quería que se casara sin amor. El sentía que ella merecía todo lo mejor, así que al intentar enamorarla, una vez en batalla mi padre se convirtió en su héroe, lo único que ni madre logró ver fue una flor de loto en la espalda de mi padre y desde ahí comenzó a interesarse por el. Desde entonces mi padre dejo flores de loto en la habitación de mi madre a diario, aunque estas eran muy difíciles de encontrar, hasta que ella aceptó casarse con él por amor. Tiempo después nací yo.

—Vaya...—nunca espero que algo que él creyó era un simple gusto tuviera un trasfondo tan significativo y bello.

—Si, lo mismo dije cuando lo supe por primera vez.—dejó salir con una risa— ¿No hay algo que te guste tanto como a mí me gustan las flores de loto?

El muchacho comenzó a pensar, ¿había algo que el apreciará de tal forma?

—Las estrellas.—murmuró ganándose la completa atención de aquella chica—. Me gustan las estrellas, desde que era un niño siempre que me siento perdido o solo veo las estrellas, en ocasiones lo hacía con mis hermanos. Sin embargo el tiempo dejo todo aquello de lado y ahora lo hago solo.

—Eso hacías la otra noche, cuando te quedaste junto a mí viendo las estrellas, ¿te sentías solo?—pregunto y el chico giró su mirada al techo.

—Tal vez...—respondió—. Ni yo mismo lo tengo realmente claro. Solo te vi ahí viendo el cielo estrellado y supongo que me recordaste un poco a mi. Decidí hacerte compañía porque a mi manera tal vez me sentía algo solo, pero cuando te quedaste ahí conmigo lo olvide.

Aquellas sinceras palabras hicieron que una genuina, y algo quebrada, sonrisa se formara en los labios de la chica.

—Tobirama...—sus nervios estaban aumentando un poco, tal vez el creería que era muy descarado de su parte. Pero aún así lo hizo.

Tomó la mano de chico entre las suyas y la acerco a su mejilla.

—Nunca más te volverás a sentir solo, yo siempre veré las estrellas contigo. A tu lado.

Tobirama la observo fijamente, la sonrisa que se veía en aquel níveo rostro y sus atrapantes ojos bicolor hicieron que algo se removiera dentro de él.

—Ren...—murmuró acariciando la mejilla de la chica—. ¿Cómo imaginas tu futuro?

La cabeza de la chica giro hacia el techo de la gran habitación, sin soltar la mano del joven, y bufo.

—Nunca había pensado en aquello—dijo y luego soltó una nerviosa risa—.Cuando era pequeña, mi prima Mito y yo hablábamos sobre esto mismo y yo le dije que me imaginaba siendo una gran shinobi y casándome enamorada.

El peliblanco la miró, ella no había volteado a verlo en ningún momento, seguía perdida en el techo como si fuera muy interesante. Y las dudas lo invadieron.

¿Podría el llegar a enamorarla? ¿Si quiera podría el enamorarse de ella?

—Ren, ¿alguna vez estuviste enamorada?—pregunto sin pensarlo.

—No, en realidad era muy extraño para mí hablar con chicos.—dijo—. Tuve un amigo varón, era lindo, pero nunca pude verlo como algo más.

Su ceño inmediatamente se frunció, ¿un chico?

—Deje de verlo hacía ya un tiempo, cuando me dieron la noticia de que me casaría contigo y a la vez de que el Clan Uchiha quería mi cabeza. Hice que se alejara de mi.—respondió omitiendo detalles, no podría decirle que su amigo fue nada más y nada menos que su némesis; Izuna Uchiha.

—Entiendo...

—¿Tú estuviste enamorado?—pregunto y el negó.

—No, mi interacción con las chicas es meramente por obligación, no hubo nadie antes que llenara mis estándares de mujer o que si quiera me interesara.—respondió.

—Y qué hay de mi, Tobirama.—dijo burlona—¿Soy solo obligación? ¿No llenó tus estándares?

Ren comenzó a hablar juguetonamente viendo al joven recostado a su lado, el cual dejó escapar una pequeña risa.

—En realidad, Ren, disfruto estar contigo.—le sonrió y ella se sonrojó— Y si te lo preguntas, si, llenas mis estándares.

La chica se sonrojó al mismo tiempo que bostezaba sonoramente. El sueño comenzaba a adueñarse de ella.

—Yo... Yo creo que tú también llenas mis estándares, Tobirama.—dijo a la vez que sus párpados se cerraban completamente.

El joven la vio con una sonrisa involuntaria en el rostro, a su vez sintió algo dentro de él. Estaba decidido a hacer algo y solo él podía lograrlo.

Si lo que comenzaba a sentir por la chica era amor, no descansaría hasta que sus sentimientos fueran recíprocos.

La joven que ya hacía frente a él dormida, aún con su mano entrelazada a la de el, merecía todo.

Y si eso en realidad era amor... El sería el encargado de hacerla feliz.

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No se pero me emocione, las cosas cada vez van mejor pero el hecho de que ellos sean principiantes en esto del amor los hace medio lentos.

Espero que lo estén disfrutando y están fangirleando tanto como yo mientras escribía este y los anteriores capítulos.

¡Nos leemos el próximo, los quiero!(≧∇≦)❤️

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