15. Herido
Aquel mes había sido de lo más tranquilo para la chica. Sus ojos observaban los atardeceres con la esperanza de verlos volver, a las dos semanas dejó de hacerlo.
Se sentía como cuando era una niña y esperaba cada tarde en el porche de su antiguo hogar a su padre.
Esa tarde era singularmente tranquila ya que Butsuma-sama, el líder del clan Senju, acompañado por Yoko y unos escoltas habían partido la noche anterior hacia las montañas, donde se encontraba su amado padre para llevarlo donde la joven, debían mantenerlos a salvo ahora que los enemigos sabían dónde se escondía el líder de aquel clan.
Sus ojos observaban tranquilos un pequeño estanque que se había formado en el patio trasero de aquella gran casa.
—¡Ren!—el grito desesperado, el cual reconoció como de Hashirama, la saco de sus pensamientos.
—¡Bienveni...—su feliz sonrisa se borro a la vez que sus ojos se abrieron de par en par al ver la camiseta azul del peliblanco teñida en sangre—¡Tobirama! Llévalo a su habitación.
El peliblanco estaba inconsciente y ensangrentado, sus manos temblaban al no saber qué le había pasado, sin embargo intentaba mantenerse completamente tranquila, sabía que el pánico no la ayudaría a curar al chico.
Una vez que el Senju mayor lo depositó en el futon el chico soltó un gruñido de dolor.
—¡¿Qué fue lo que pasó?!—aunque intentaba esconderlo estaba asustada, le asustaba perderlo.
—Lo hirieron en batalla por la espalda, no pude curarlo, mi chakra está muy bajo he corrido sin parar desde entonces.
La chica tomo un kunai y lo deslizó por la camiseta del muchacho, necesitaba completo espacio para examinarlo y aquella prenda era solo un impedimento. Su torso estaba vendado y la sangre cubría lo que alguna vez fue blanco.
—Trae vendas y agua caliente, también necesito algo para suturar y una toalla para que muerda en caso de dolor.
Las instrucciones fueron claras y sin un indicio de duda, el joven castaño corrió siguiendo las órdenes de la chica, quien por su parte estaba cortando y dejando de lado las inservibles vendas.
—No puedes dejarme, lo prometiste.
Murmuró mientras terminaba de quitar esta, sus ojos se abrieron con sorpresa, el torso del muchacho estaba muy bien trabajado y justo en la cadera izquierda se encontraba una gran y sangrante herida, lo peor era que al parecer estaba infectada.
—¿R-Ren?—murmuró el chico con apenas un hilo de voz y una mueca de dolor.
—Soy yo, no te fuerces a hablar.
—Cumplí mi promesa... Volví a ti con vida...
—S-si y debes mantenerte así, no te atrevas a dejarme viuda antes de casarnos.—soltó con burla intentando aligerar sus nervios y la situación.
Un soplido, que Ren interpretó como un intento de risa, salió de los labios del joven.
—N-no te dejaré...
Volvió a caer desmayado dejando a la chica con los ojos cristalizados. En ese momento un Hashirama agitado y cargando montones de cosas entró en la habitación.
—Esto es para desinfectar tus manos y esto para la herida.
La joven asintió y comenzó con el proceso, primero limpio toda la sangre seca y también fresca del cuerpo del de ojos rubíes dejando más expuesta la herida, concentro un poco de chakra en su mano y analizó. El ataque no llegó a ningún órgano de pura suerte, suspiro aliviada y comenzó a desinfectar.
Sabía realizar aquel procedimiento gracias al mayor de los hermanos, el cual había estado enseñándole desde que llegó al lugar siendo su primera discípula.
—Ahora debes coserlo.
—P-pero yo nunca lo hice...
—Ren, sé que eres capaz, sólo hazlo como si de una puntada en ropa se tratase.
—De acuerdo.
Con sumo cuidado encajo la aguja en la piel del chico, este despertó y soltó un aullido de dolor ante aquello.
—¡Lo siento!—se disculpó la joven y siguió con lo suyo, Tobirama tenía ahora una toalla en la boca y la mordía fuertemente.
Una puntada tras otra, 7 al frente y 7 atrás, ya que el arma había atravesado al chico.
Después de lo que para Ren fue una eternidad comenzó a vendar de nuevo al muchacho y termino secando la fina capa de sudor de su rostro.
—Lo hiciste bien, pequeña.
El mayor le sonreía cansado, había corrido sin parar un segundo con su hermano en brazos y por fin, teniendo asegurado su bienestar, podía descansar.
—Deberías ducharte y descansar, luces muy mal Hashirama-nii.
—Lo sé, primero le pondré algo más cómodo para que descanse.
La joven asintió tomando todos los instrumentos y basura para dejar a los dos chicos solos. Una vez fuera un suspiro salió de sus labios.
Lo había hecho bien, había podido ayudar a Tobirama.
Después de acomodar todo en su respectivo lugar, a pesar de estar cansada, comenzó s preparar la cena para los tres. Y después de media hora se encontraba sentada frente a Hashirama comiendo en silencio.
—Estas muy callada hoy, Ren.
—Es solo... Muchas emociones en poco tiempo, no te preocupes.–le sonrió sincera.
—De acuerdo—susurro para meter un poco más de comida en su boca—. ¿Y mi padre y Yoko?
—Salieron a las montañas por la madrugada.—explicó— El viaje dura tres semanas de ida y tres de vuelta.
—Entiendo.—dijo al finalizar su comida.—Ren, debo volver al campo de batalla, ¿lo sabes verdad?
—Estoy conciente de ello, Hashirama-nii, después de todo eres el que dirige las tropas.
—Si... Eso quiere decir que no puedo descuidar mi puesto. Y aunque me pese debo dejar a mi hermano en este estado, aunque me tranquiliza poder dejarlo contigo.
—Ten en cuenta que lo cuidaré bien, con la vida si es necesario.
—Lo sé, ¿crees poder hacerte cargo?
—Por supuesto, deberías ir a descansar y partir mañana por la noche. Ahorra energías, me instalaré en el cuarto de Tobirama y cuidaré de el.
El moreno asintió levantándose y dejando los trastos sucios en el lavabo, la joven imito su acción y preparo una charola con agua y un plato de arroz para el peliblanco.
(...)
El futon de Ren se encontraba al otro lado de la habitación de Tobirama, de ahí obtenía una vista del muchacho, quien se encontraba dormido desde que terminó de curarle, se veía tranquilo, ahora estaba limpio gracias a Hashirama, y vestía un yukata azul y un pantalón.
La medianoche ya había dado cuando el peliblanco abrió sus ojos completamente, su cuerpo dolía y cuando se intentó girar a la izquierda un quejido salió de su boca, la chica azabache se levanto rápidamente dejando a la vista su extraña ropa de dormir y cabello despeinado.
—¡Pero qué haces!—grito en un susurro corriendo al joven.
—Lo siento, no sabía que te despertaría.
—¿Te encuentras bien?—le preguntó notablemente preocupada, la angustia estaba impregnada en cada facción de su rostro.
—Lo estoy, solo algo sediento y adolorido.
—Oh, claro.—tomo el vaso con agua y se posicionó sentada a la cabeza del chico, el cual la vio extrañada.—Te ayudaré.
Con delicadeza posición la cabeza de Tobirama en sus muslos, haciendo que quedara un poco levantada y le dio de beber, el chico disfrutaba el contacto del agua fresca con su boca, pequeños chorros de esta salían por los costados de su boca hasta que la chica retiró el vaso.
—Gracias.—le dijo mientras ella limpiaba su boca con un paño.
—Nunca vuelvas a hacer eso.—sollozo—Tenía mucho miedo.
—Nunca rompo mis promesas.
—Eres un tonto.—bajo la cabeza ocultando con su cabello su rostro, el cual tenía rojo y con pocas lágrimas.–Eres el peor, casi haces que me de un infarto cuando vi a Hashirama-niisan llegar contigo inconsciente y lleno de sangre, creí lo peor.
El chico sonrió y con lentitud movió su mano hasta tocar la de ella.
—Hiciste un gran trabajo, Ren.–acaricio su suave piel con su pulgar—. Estoy vivo y a salvo, descansa. Ambos lo necesitamos.
—Claro, Tobibaka.—sonrió para su misma, y tuvo el atrevimiento de dar una caricia a la mejilla del chico que ya hacía recostado.—Descansa y si ocupas algo házmelo saber.
Y sin más se levanto para volver a su improvisada cama dejando al joven con una sensación de calidez.
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No se pero amo a estos dos, me emociono con mi propia historia mientras escribo.
Quiero agradecerles de todo corazón sus comentarios, leídas y votos. No sabe lo feliz y sentimental que me pongo cuando veo el número de ellos😭❤️
Me hace feliz que las haga feliz la historia que escribo y le den tanto apoyo.
¡L@s quiero, hasta la próxima!💘
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