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14. Campo de batalla

Después de aquella noche, sin percatarse de que la chica se quedó profundamente dormida, Tobirama se vio obligado a llevarla cargando hasta su habitación y dejarla dormida sobre su futon. Aún recordaba cómo había dejado un loto y una nota a su lado antes de partir, ¿por qué había hecho aquello?

Se regañaba mentalmente por pensar en detalles tan insignificantes estando en un campo de batalla... Un campo de batalla contra los Uchiha.

—¡Tobirama cuidado!—el grito de su hermano mayor lo saco de sus pensamientos.

Un hombre corría directamente hacia el con su katana extendida, el joven no tuvo tiempo de pensar cuando, sorprendiéndose a él mismo, realizó con rapidez uno de los movimientos que había estado practicando con la azabache en el control del loto con armas dejando a su atacante muerto al instante.

La lucha era reñida, no se escuchaban más que gritos, ya fueran de dolor o exclamaciones a un ataque, las armas soñar y la sangre correr.

—¡Elemento agua: arte dragón de agua!—exclamó el peliblanco haciendo rápidas posiciones de manos, aquel jutsu había acabado con su último enemigo, los Uchiha se retiraron antes de tener más pérdidas y soldados heridos.

Después de horas, o días, combatiendo Tobirama pudo respirar sin tener que preocuparse por su vida. Se dejó caer sentado al suelo para retomar el aire perdido, además del chakra.

—¿Estás bien, Tobirama?—pregunto su hermano mayor examinándolo con la mirada, buscando alguna herida de gravedad.

Nada, ninguna herida más que rasguños o ligeros cortes se apreciaban en la pálida piel de su hermanito.

—Estoy bien, Hashirama.

Al castaño asintió extendiendo su brazo para ayudarlo a levantarse, este lo acepto y caminando a la par se dirigieron al improvisado campamento.

Ahí había de todo, hombres, mujeres e incluso jóvenes, menores de 15, heridos siendo atendidos por sus compañeros. También había cuerpos, los cuales eran acomodados para ser transportados con sus respectivas familias y tener un digno entierro.

—Estas más callado de lo normal, hermanito.

—Supongo que si.

—Y muy distraído, vaya que notar que tu rival eterno no estaba en la lucha es demasiado decir.

—Tal vez fue cobarde.

Hashirama frunció el ceño, esperaba todo menos esa respuesta, si bien Izuna y Tobirama eran notables rivales su hermano nunca menospreciaba las habilidades del pelinegro. Además, Hashirama ya tenía deducido que otro ataque llevaría lugar en unas horas y Tobirama ni siquiera lo había mencionado, simplemente siguió caminando hasta la tienda de acampar.

El peliblanco estaba sumido en sus pensamientos, escucho todo lo que su hermano mayor había dicho, sin embargo lo dejo pasar por alto. En sus pensamientos solo había una cosa... O mejor dicho una persona.

Ren.

¿Qué habría estado haciendo durante todo su mes de ausencia? ¿Entrenaría? ¿Hablaría con Yoko? ¿Seguiría pasando horas en su habitación haciendo quién sabe qué cosa?

Le costaba dejar de pensar en aquella chica de ojos bicolor. Pero el campo de batalla le traía otros recuerdo también... Y de manera inevitable ellos se cruzaron.

¿Ren había estado en batalla alguna vez? Le daba escalofríos solo imaginarlo. Sin embargo no pudo evitar pensar en su madre.

Su amada madre.

Aquella que compartía los mismo ojos rubíes que el, y un cabello bicolor como su también fallecido hermano, la mujer que murió en batalla injustamente tratando de proteger a sus hijos.

¿Y qué había hecho el?

Absolutamente nada, ni siquiera pudo hacer algo útil por su madre, y sin más murió frente a sus ojos. Si él tenía un carácter serio de nacimiento aquel acontecimiento lo había vuelto más frío.

Todo por un maldito ataque sorpresa, su padre debió haber notado que el jefe de los Uchiha no estaba peleando contra el como siempre. Aquello fue un...

Sus ojos se abrieron como platos al sentir demasiados chakra y se levanto rápidamente.

—¡Hashirama es un ataque sorpresa!—le gritó y al momento todos se alertaron.

—¡Hasta que te das cuenta, hermanito!—le gritó riendo el castaño a la vez que todos los Uchiha escondidos saltaban al ataque.

La lucha comenzó de nuevo, y como era costumbre Madara y Hashirama peleaban a la par, igual que Izuna y Tobirama.

Su contrincante era fuerte, sabía que no podía distraerse ni un segundo o podría costarle la vida y eso no podría ser. Al menos no ahora que le había prometido a cierta persona  volver a ella con vida. No solo como un cuerpo inerte.

La guerra de miradas, choques de katanas, shuriken's y kunai volando de un lado a otro era lo que se apreciaba entre los dos jóvenes.

Eso sin contar que eran fuego contra agua. Eran simplemente lo contrario.

El Uchiha era un poco bronceado, cabello negro y ojos del mismo color.

El Senju era pálido, cabello blanco y ojos rubíes.

Pero así como eran opuestos tenían en común mucho más de lo que podrían imaginar.

En un momento de distracción un arma atravesó el costado del Senju haciéndolo soltar un aullido de dolor. Un Uchiha había atacado al joven por la espalda, al mismo tiempo Hashirama tenía arrinconado a Madara y al momento que Izuna fue a auxiliar a su hermano mayor el moreno corrió hacia su hermano, al ver con miedo la situación, acabando con la vida de su atacante.

—¡Madara largo de aquí si no quieres que acabemos con ustedes!—rugió enojado y desesperado a la vez.

Se negaba a perder a su hermano.
No a él, era lo único que le quedaba, además de su padre.

—¡Retírense!—grito el Uchiha mayor al notar la desventaja en número que los superaba. Con una última mirada de soslayo al castaño salieron del lugar.

—Mierda—se quejó Tobirama al sacar la katana que lo había atravesado logrando atraer la vista de su hermano mayor.

—Tobirama calma, lo curare.—le dijo intentando practicar el ninjutsu médico que tanto le era elogiado.

Su grito de desesperación atrajo a varios de sus compañeros. Su chakra estaba bajo.

—¡Tráiganme vendas partiremos en cuanto detenga su hemorragia!—grito y un chico corrió hacia el botiquín.

—Hashirama, estaré bien. Aún no cumplo mi promesa.—pronunció Tobirama en un intento de calmar a su hermano mayor.

—¿De que promesa estás hablando?

Pregunto el mayor mientras sacaba la armadura del cuerpo de su hermano y levantaba su camiseta para vendar su estómago y torso, con tanta sangre y desesperación ni siquiera sabía en donde estaba la herida.

—Yo le prometí a Ren que volvería a ella... Que volvería a ella con vida. Debo cumplirlo... Yo nunca me retracto de mis palabras.

El mayor dejo salir una sonrisa, los ojos de su hermano menor se veían somnolientos debido al esfuerzo físico de los anteriores días y la pérdida de sangre.

—Te llevaré con ella, solo debes resistir.

Hashirama posicionó el brazo del peliblanco por sus hombros y lo apego a él, haciendo que soltara una queja de dolor, para correr a toda velocidad hacia su hogar.

No podía dejar que algo le pasara a su hermano, su único hermano, y en aquel lugar no tenía los instrumentos necesarios ni la energía. Solo podría confiar la vida de su hermano en alguien.

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¡Hirieron Tobirama-kun!
Se supone a pasado un mes en la historia desde el último capítulo y ambos estuvieron separados todo ese tiempo.

¿Cómo creen que reaccione Ren al verlo así? ¿Qué creen que diga la nota?

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