Amigos
Aquel comentario tan directo e imprudente ofendió por completo al hombre de ojos rojos.
-Eres el tipo que pagó mi café- dijo el más bajo tratando de mantener la compostura.
Ren le dedicó una gran sonrisa, para después acercarse al mostrador.
-Pero que divertida coincidencia, ¿acaso eres un empleado?-
El hombre de cabello rosado frunció levemente el ceño antes de contestarle.
-No, la verdad es que yo soy el dueño de este lugar- contestó el chico sosteniéndole la mirada al jashinista.
-Interesante, por cierto, mi nombre es Ren, lamento no haberme presentado antes- dijo el creyente sacando de su chaqueta una tarjeta de presentación que contenía los datos de su taller al igual que su número personal.
El florista dudó un poco, pero al final tomó el pedazo de papel.
-Es un placer conocerlo, mi nombre es Takeo- contestó el menor para también sacar de un cajón una tarjeta que contenía la dirección y el número de su establecimiento.
Ren guardó en su chaqueta la información, para luego girarse y ver los diferentes estilos de ramos y arreglos.
-Bueno, ya que terminamos con las presentaciones, me gustaría que preparara un ramo para mi- pidió el creyente.
"Este tipo sí que es grosero" pensó Takeo antes de colocarse a su lado con un álbum de fotos.
-Aqui tengo varias opciones, ¿cómo que le gustaría?-
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Luego de media hora revisando las diferentes opciones Ren se decidió por un ramo de rosas con colores parecidos al atardecer, acompañadas con algunos girasoles y uno que otro tulipán.
Takeo prepara el pedido notando que el hombre de gran altura y aspecto aterrador parecía preocupado porque el regalo quedará perfecto.
-Disculpe, ¿estás flores son para alguien en especial?- preguntó el menor dándole los últimos toques a su creación.
Esas palabras hicieron que el semblante de Ren cambiará por completo, ahora sí mirada era suave y su rostros dibujaba una tierna sonrisa.
-De hecho sí, es un regalo para mi esposa-
Takeo al ver eso se conmovió, ahora ese hombre tan altanero y grosero mostraba un lado compasivo.
-¡En ese caso, debe ser más adorable!- de uno de los cajones sacó varios varios papeles oscuros, junto con unos listones blancos. Haciendo que los colores de las flores resaltarán con los moños y detalles del ramo.
Ren al ver el resultado no pudo evitar emocionarse.
-¡Es hermoso, si que tienes excelentes gustos!- gritó el creyente para después tomar el regalo entre sus manos.
-Me alegra que le guste- contestó Takeo halagado por los comentarios.
-Es fantástico, para ser un chico torpe y desaliñado, eres muy creativo y hábil con las manos- señaló el mayor avergonzado nuevamente al más bajo.
-¡Ya olvida ese incidente, maldito bocón!- gritó con fuerza Takeo con un leve rubor en sus mejillas.
Al escuchar ese insulto el padre del año se giró dedicándole una tétrica sonrisa.
-¿No sabes quién soy, verdad mocoso?-
-¡Si lo sé, sé que eres el sujeto que se burló de mí por un tonto accidente y piensa que por pagarme tiene derecho a pisarme, pues no te lo voy a permitir, no importa lo extraño y aterrador que seas!-
Ren parpadeó impactado por esa alzada de voz.
"Vaya, tiene un lado agresivo, eso me agrada" pensó el creyente mientras sacaba el dinero de su pantalón y lo dejaba sobre el mueble.
-Eres muy simpático pequeño florista, pero me temo que voy tarde a mi cita, así que dejaremos nuestra conversación para otra ocasión- dijo Ren caminando hacia la puerta con las flores en mano.
Pero antes de que pudiera salir, el florista le volvió a hablar.
-Le deseo lo mejor a su esposa-
Cómo respuesta el religioso solo asintió para después abandonar el lugar.
Tras alejarse un poco de la florería Ren no pudo contener más la risa.
-Jajajajajaja ha pasado tanto tiempo desde que alguien me habló de ese modo, solo mis hijos y Anko tienen esas agallas-
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A la mañana siguiente parecía que las cosas habían vuelto a la normalidad. Ren regresó a su estado gruñón y grosero, cosa que de cierto modo tranquilizó a sus amigos.
Pero ahora los pobres trabajadores sufrían la ira del demonios de ojos negros.
-¿¡CÓMO ES POSIBLE QUE TRABAJEN EN UN PUTO TALLER Y NO SEPAN DIFERENCIAR LAS PIEZAS DE UNA MALDITA MOTOCICLETA!?, ¿¡ACASO QUIEREN MORIR!?- gritó el padre del año asustando a varios de sus empleados, que ya casi estaban en el suelo.
-Lo-Lo sentimos mucho mi señor-
-¡NO QUIERO SUS PATÉTICAS DISCULPAS, ESTÚPIDOS ATEOS DE MIERDA!-
Anko que llevaba rato contemplando la masacre, decidió intervenir antes de que su jefe escalará en sus castigos.
-Ya es suficiente, idiota- tomo al mayor del cuello de su chamarra y con todas sus fuerzas lo arrastró hasta la calle.
-¿¡Cómo te atreves a ponerme las manos encima, maldita bruja!?- dijo Ren liberándose del agarre.
-Ve a comer algo, estás demasiado insoportable, Kakashi y yo terminaremos los pedidos- sentenció la mujer de cabello morado.
Ren quiso protestar, pero de golpe Anko cerró el taller evitando que este pudiera ingresar.
"Es una desgraciada" pensó el mayor dando media vuelta.
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De mala gana el hombre de gran altura decidió vagar por los diferentes puestos de la calle asustando a las personas que se atrevían a mirarlo.
"Parece que últimamente estoy perdiendo autoridad, tal vez deba ser más severo y estricto con esos paganos inservibles" pero sus pensamientos fueron interrumpidos ya que al pasar por un pequeño restaurante, en una de las mesas estaba el florista escuchando música y tomando lo que parecía una malteada de fresa.
-Pero si es Takeo- dijo el mayor con una idea en mente.
El florista estaba a la mitad de su bebida cuando sintió que era sujetado por los hombros con mucha brusquedad, tanto que dió un salto del susto, escupiendo parte del licuado y haciendo que los audífonos se le desprendieran de los oídos.
-Jajajajaja de verdad que eres torpe-
Takeo se giró para encontrarse con la enorme sonrisa del creyente.
-¿¡Ren!?, ¿¡pero qué rayos te pasa!?, ¡por poco me matas!-
-Oh vamos, solo fue una pequeña broma, tu eres demasiado sensible- dijo el mayor encogiéndose de hombros.
Takeo quiso gritarle otra vez pero al ver que ya eran observados por el resto de los clientes solo respiró hondo y aclaró su garganta.
-¿Necesitas algo de mí?- preguntó el menor tratando de limpiar el desastre de su mesa.
-Nada en especial, solo te vi y pensé que podríamos tomarnos un café-
El florista hizo una mueca no muy convencido con esa idea, pero entendía que era el tipo de sujeto que si no conseguía las cosas a la buena lo haría por las malas.
-Está bien, por favor acompáñeme-
Con esa invitación, Ren tomó asiento enfrente, para luego checar el menú.
-Creo pediré algo fuerte, esta mañana ha sido un completo caos- soltó el fanático llamando la atención del menor.
-¿Acaso le pasó algo malo en el trabajo?-
-No es nada, solo que mis subordinados me han causado unos cuantos dolores de cabeza, pero todo bien, ¿y qué me dices tú?, ¿has tenido un lindo día?- preguntó Ren.
-La verdad es que sí, por eso decidí cerrar un rato mi local y regalarme algunos postres- sonrió el florista.
-Presumido- dijo Ren haciendo sonreír a Takeo.
-Por cierto, ¿cómo le fue con su esposa?, ¿le gustaron las flores?-
De inmediato la cara de Ren se deformó, dando pasó una expresión triste.
-No te sabría decir, la verdad, deje ese precioso arreglo sobre su tumba-
Al decir eso se hizo un enorme silencio.
-Como lo siento, yo, yo no tenía idea, en serio la lamento- dijo Takeo sin saber cómo reparar esa metida de pata.
Ren sonrió un poco al ver la desesperación en los ojos de su acompañante.
-Tranquilo, no pasa nada, ella partió hace muchos años, ahora ya estoy mejor- dijo el mayor tratando de aligerar el ambiente.
Por suerte para ambos una mesera llegó con la intención de tomar el pedido de Ren, haciendo que estos se relajaran.
Ambos disfrutaban de la comida hasta que el hombre de ojos oscuros volvió a hablar.
-Oye tengo curiosidad, el otro día cuando te caíste en el café, ¿a dónde ibas con tanta prisa?-
Takeo dejó a un lado su alimento para responder.
-Oh sí, es que debía recoger a mi hija de la escuela-
Esa oración dejó por completo en shock a Ren.
-¿¡EHHHHHHHHH!?, ¿¡TÚ ERES PADRE!?- el mayor no lo podía creer.
Aquel grito tan dramático hizo retroceder al florista.
-S-Si, tengo una pequeña de 7 años- sonrío algo incómodo el florista.
Ren agitó su cabeza en un intento de recuperar la cordura.
-Estoy impresionado, la verdad te ves algo joven para tener una niña-
-Me lo dicen seguido, pero lo cierto es que tengo 34 años- con calma Takeo desbloqueó su celular para mostrarle al jashinista una foto de él con su niña.
En la imagen podía verse a ambos en un parque de diversiones, usando orejas de conejo.
-Que tierna, casi es tu copia, lo único que no heredó de ti fueron los ojos, los de ella son verdes- señaló Ren.
-En eso se parece a su madre- sonrió Takeo.
-¿Y dónde está tu pareja?, ¿también te ayuda en la florería?-
Ahora el hombre de ojos rojos estaba deprimido.
-Le soy sincero, yo también soy viudo, perdí a mi esposa poco después de que mi niña naciera- dijo Takeo haciendo que a Ren se le resbalara la comida del tenedor.
-Lamento mucho tu perdida- fue todo lo que se le ocurrió decir a Ren, que a pesar de que no era muy bueno en consolar a los demás, podía comprender el dolor por el cual estaba pasando ese hombre de cabello rosa.
-Gracias, desde que ella partió, mi hija ha sido mi mayor motivación y apoyo- sonrió Takeo, contagiando al religioso.
-Los hijos son un verdadero milagro, yo tengo dos- dijo Ren para mostrarle a su amigo una foto de Hidan y Deidara.
-Ya son grandes, pero la verdad no se parecen a usted- señaló el menor acomodándose los lentes para verlos mejor.
-Jajajajajaja eso es normal, ya que adopté a esos dos angelitos cuando eran adolescentes-
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Pasaron dos horas y los padres no paraban de charlar sobre sus pequeños.
-¿¡El mayor de tus hijos ya está casado!?- gritó Takeo mientras observaba fotos en el celular de Ren.
-Si, y me duele aceptarlo, pero su pareja de verdad se esfuerza en hacerlo feliz, lo consiente mucho y le da una increíble vida- dijo el creyente de mala gana.
-Jajajajajaja, se nota que estos cambios no te han sentado nada bien- ahora era el turno de Takeo para burlarse.
-No hay día en que no quiera robarmelos, mis amigos dicen que exageró y que debería dejarlos en paz, pero no es tan sencillo, ellos son mi tesoro más valioso- soltó el creyente esperando que el florista le diera el mismo sermón que sus compañeros, pero eso no pasó.
-Yo no creo que estés exagerando-
Eso hizo que Ren levantará la cabeza para ver mejor al chico.
-¿Qué?-
-Que no creo que estés exagerando, como padres solo deseamos ser parte de su mundo, queremos cuidarlos y protegerlos de todo, no importa la edad, ellos nunca dejarán de ser nuestros bebés-
El mayor tenía la boca abierta del asombro, jamás había conocido a alguien que compartiera sus ideas como padre.
"Esto era lo que me hacía falta, una persona que también tuviera un niños" pensó Ren feliz de haber encontrado un nuevo amigo.
Aquí les traigo el capítulo nwn ❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨ esperó les guste.
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