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Una pequeña luz

Era una helada noche de diciembre, las calles estaban casi vacías debido a una fuerte nevada. 

Un clima de verdad intimidante, aunque para Ren que había pasado peores tragedias, era una oportunidad perfecta para salir y dar un paso. 

El chico camino sin preocupaciones con las manos metidas en sus bolsillos. Estaba por dar vuelta en la esquina cuando un fuerte chillido hizo mirar hacia la calle. 

-¿Qué carajos fue eso?- habló el jashinista acercándose un poco hacia aquel bulto que estaba prácticamente enterrado en la nieve. 

Se trataba de un pequeño cachorro herido, parecía que alguien lo había lastimado ya que no paraba de temblar y de sus patas traseras corría algo de sangre.  

El Jashinista sin dudarlo corrió hasta el pequeño animal cubriéndolo con su chaqueta, luego lo tomó en brazos, dándose cuenta de que su estado era grave. 

-Resiste un poco chico- el religioso apresuró el paso, tratando de encontrar una instalación que pudiera atender al pobre animal. 

Y luego de varias cuadras por fin dio con una veterinaria, aunque parecía que había llegado demasiado tarde, ya que la persona encargada estaba cerrando el local. 

-¡Espere por favor!, ¡este chico está herido, necesito que lo vea, de lo contrario morirá!- gritó el fanático acercandose con rapidez. 

La persona al escuchar ese llamado tan desesperado se giró sorprendiendo a Ren. 

Frente a él se encontraba una hermosa joven con piel de seda, cabello castaño largo, labios como fresas, sus ojos estaban ocultos tras unas gruesas gafas, pero aún así lograban destacar su hermoso tono verde. 

Espantada por el estado del pequeño animal, la mujer abrió nuevamente el lugar, encendiendo todos los aparatos posibles para hacerle una apropiada revisión. 

-¿Es usted el dueño?, ¿qué fue lo que le pasó?- preguntó la joven checando sus signos. 

-No lo sé, lo encontré en la calle llorando, parece que algún vehículo lo atropelló- dijo el creyente tratando de concentrarse pues seguía demasiado embobado por la belleza de aquella mujer. 

Tras unas dos horas de estudios, la doctora sonrió, haciendo que el corazón del religioso se agitara, ¿qué demonios le estaba pasando?. 

-Buenas noticias, el perrito estará bien, le daré algunos medicamentos para controlar el dolor, afortunadamente solo es una pequeña lesión, solo necesitará guardar reposo- dijo la veterinaria. 

-Que alivio, ¿escuchaste eso, sacó de pulgas?, te recuperarás- soltó el chico dándole unas caricias al animal a modo de consuelo. 

La mujer se acomodó los lentes antes de presentarse. 

-Por cierto, mi nombre es Akane, es un gusto conocerlo- dijo la menor extendiendo su mano. 

El fanático sonrió nervioso, pero igual decidió aceptar el gesto. 

-El gusto es mío, mi nombre es Ren- 

Ambos se miraron a los ojos sintiendo la extraña calidez en sus corazones, parecía como si dos almas hubieran estado destinadas a encontrarse. 

Y entonces fue cuando Akane se percató del extraño símbolo que portaba tatuado el mayor. 

-Conozco ese dibujo, es parte del culto Jashin- dijo la chica haciendo que el religioso cortara de golpe el contacto. 

"Tengo que largarme de aquí" pensó Ren mirando la salida. 

La veterinaria al ver el pánico en los ojos del Jashinista alzó las manos a modo de paz. 

-No se preocupe, no pienso llamar a las autoridades- dijo Akane

-¿Por qué no?, ¿no te parezco alguien peligroso?- preguntó el más alto desconcertado. 

La chica soltó una pequeña risita antes de responderle. 

-Se puede saber mucho de una persona por el modo en que trata a los animales, ese cachorro no te pertenecía y aun así caminaste por las frías calles para salvarlo, esa acción demuestra que tienes un gran corazón- explicó Akane sin dejar de sonreír. 

Y sin darse cuenta, las mejillas del jashinista estaban completamente rojas, nunca nadie le había dicho cosas tan lindas. 

Unos minutos más tarde, ambos salieron de la clínica.

-Bueno, yo me retiro, de verdad me encantó conocerte Ren y cuida mucho a tu nueva mascota- dijo la mujer de bonitas gafas. 

-Si, gracias por tu ayuda- sonrio el fanático con el perro en brazos. 

La chica se dio media vuelta pero la voz de Ren la detuvo. 

-¿Tu casa está lejos de aquí?- 

-mmmm algo asi, hago 30 minutos caminando- 

-En ese caso por favor deja que te acompañe, por mi culpa se te hizo tarde y a esta hora salen muchos desgraciados- el más alto se puso a su lado. 

Akane sonrió con una idea en la mente. 

-¿Está tratando de ser un caballero señor Ren o acaso es un truco para saber donde vivo y así invitarme a salir?- se burló la chica, haciendo que Ren entrará en pánico. 

-¿¡EHHHHH!?, ¡N-NO, YO, YO, YO NO TENÍA ESAS INTENCIONES, LO JURO!- gritó con desesperación el pobre chico. 

-Jajajajaja eres muy lindo- se rio Akane notando que la cara del jashinista estaba completamente roja. 

"Ella...ella no me agrada" pensó Ren avergonzado. 

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Tiempo después tuvieron su primera cita, y con el paso de los meses un hermoso sentimiento floreció entre ellos, hasta transformarse en amor. Y una noche, el creyente supo que esa mujer era la única persona con la que quería pasar el resto de su vida. 

Y un evento tan grande, debía ser aceptado por su mejor amiga. 

-¿¡Es un chiste!?, ¿¡en serio te vas a casar!?- gritó Anko con emoción. 

-Sí, llevamos 4 años saliendo, creo que estoy listo para un compromiso-sonrió el religioso. 

-¡Estoy muy feliz por ti, maldito idiota!- la amante de los dangos se le fue encima dándole un fuerte abrazo. 

-Espero ser un buen esposo, no quiero decepcionar a Akane- susurro con tristeza Ren, temía que sus malas experiencias arrastraran a aquella chica a la desgracia. 

Anko frunció el ceño para después darle un fuerte golpe al creyente, de verdad no toleraba esa clase de estupideces.

-¡Maldita!, ¡dolió!- se quejó Ren sobándose la parte herida. 

-Tu no eres igual a tu padre, así que deja de ser un llorón y esfuérzate por ella, de ese modo llegarás a ser el hombre de sus sueños- sonrió Anko dándole confianza. 

Ren le dedicó una sonrisa, agradecido de tener a su lado a alguien tan única

-Gracias amiga- 

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-¿Qué-Qué qué fue lo que dijiste?- el religioso temblaba mientras sostenía con fuerza su casco de motocicleta.  

-Lo que escuchaste Ren, en unos meses serás padre- sonrió Akane. 

Ren apenas y podía controlar todas aquella emociones, estaba a nada de cumplir su más grande deseo, que era tener una familia amorosa. 

El religioso dejó caer su pesada pertenencia, para después correr hacia su amada y levantarla en brazos.

-Gracias, muchas gracias Akane- temblaba Ren dejando escapar algunas lágrimas. 

-Te amo- la chica también rodeó con sus brazos al más alto. 

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Ocho meses después la pareja se encontraba en el hospital. 

Akane estaba en la sala de parto junto a su esposo. Las cosas se habían complicado, por lo que tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia. 

Ren estaba a su lado sujetando con fuerza la mano de la chica, dándole a entender que todo estaría bien. 

Y entonces, la mujer de aspecto angelito, alzó la cabeza para ver a su esposo, dedicándole una tierna sonrisa. 

-Te amo Ren- susurro la chica, perdiendo el conocimiento. 

Los médicos sacaron al jashinista de la sala para tratar de reanimar a Akane y seguir con la operación para salvar a la bebé.  Pero por desgracia, en esa tragedia noche, ambas partieron al otro mundo. 

El religioso al escuchar la noticia se tiró al suelo llorando con desesperación, no podía creer que de nuevo la vida le había arrancado algo tan preciado. 

Ren permaneció al lado de sus chicas, hasta que se hizo de día, y los Jashinistas llegaron para hacer los trámites necesarios. 

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Tres días después todos los miembros del grupo Jashin se encontraban en el cementerio acompañando a Ren. 

-Es tan horrible lo que le sucedió a nuestro líder- comentó uno de ellos. 

-¿Cómo se recuperará de esta?- dijo un religioso en voz baja, sintiendo una gran pena por su superior.

Los murmullos eran algo inevitable, habían perdido a una gran persona. 

El chico de gran estatura se posicionó en medio de la tumba, donde descansaban los amores de su vida. Colocó su mano sobre la lápida, sin dejar de derramar aquellas pesadas lágrimas. 

Anko que llevaba rato al lado de Ren lo abrazó con cuidado. 

-El…el parto se complicó…ella perdió mucha sangre...y mi pequeña...ella- fue todo lo que pudo decir antes de caer nuevamente en llanto. 

-Aquí estoy Ren, desahógate, no me iré a ninguna parte- 

El fanático alzó la vista al cielo, notando que se acercaba una gran tormenta. De hecho en ese mismo instante las primeras gotas cayeron del cielo, como dándole un mensaje al chico.

"Parece que no estoy destinado a ser miserable" 


















Aquí les traigo el capítulo nwn ✨️ ❤️ ✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️ esperó les guste.



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