Mi vida como padre
Ren había programado el despertador para que sonará un poco antes de la 7 de la mañana. Al ser su primer día como tutor legal de Hidan quería dar una buena impresión, demostrando que podía ser todo un padre ejemplar. Y eso empezaba con armar un buen desayuno.
Con un gran entusiasmo, el creyente se alistó para correr hasta la cocina y sacar de uno de los cajones un libro donde veían recetas bastante llamativas.
-¡Todo tiene que salir perfecto, en algún lugar está la comida ideal para mi dulce y tierno angelito!- gritó el jashinista pasando las páginas.
Y entonces un platillo logró captar su completa atención.
-¡Eso es, haré Hot Cakes, son muy deliciosos y se ven fáciles de preparar, esto será increíble!- Ren corrió a la nevera tratando de buscar todos los ingredientes, sin imaginar que su pequeño proyecto terminaría en un gran desastre.
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Hidan, que se encontraba durmiendo en su nueva habitación, la cual había sido decorada con temática de música, comenzó a retorcerse en su cama debido a un olor bastante desagradable.
El menor abrió los ojos asustado pues había identificado que se trataba de algo quemándose.
Como pudo abandonó el colchón para luego abrir la puerta, notando que el segundo piso estaba lleno de humo.
El chico se cubrió la boca y de golpe bajó corriendo las escaleras, en busca de su padre.
-¡REN!, ¿¡TE ENCUENTRAS BIEN!?-
Al no obtener respuesta, Hidan entró a los diferentes cuartos hasta que por fin dio con el ex criminal, que tenía una pinta bastante interesante.
Ren estaba prácticamente bañado en harina, sus manos parecían estar pegajosas debido a los huesos que rompió con torpeza, la leche le había manchado los zapatos y en el sartén reposaban dos pedazos de mezcla que a estas alturas parecían trozos de carbón.
-¿Qué se supone que estás haciendo?- preguntó Hidan un poco tranquilo, pero a la vez divertido.
-Yo, yo trataba de prepararte el desayuno- contestó el mayor apenado.
Hidan soltó un gran suspiro, para después apartar a su tutor, y encargarse de apagar el fuego y de limpiar la estufa.
Tras media hora de poner todo en su lugar y ventilar la casa, padre e hijo decidieron tomar asiento.
-Hidan, de verdad lamento todo esto-
-¿Eh?, ¿de qué estás hablando?-
-Era nuestra primera mañana juntos como familia y yo lo eché a perder, soy un idiota-
El pequeño de ojos violetas estiró su mano dándole un pequeño golpe a Ren en la nuca.
-No necesitas ser siempre el padre perfecto, ya para de presionarte-
El creyente agachó la mirada sin creer que Hidan era el maduro en este asunto.
-¿Tu padre también era así de consentidor?- preguntó Hidan con mucha curiosidad, ya que el mayor jamás hablaba de su pasado.
Ren guardó un momento de silencio, tratando de acomodar las ideas en su cabeza, y luego de unos segundos levantó la mirada para dedicarle a su hijo una cálida sonrisa.
-La verdad es que no tuve padres, me abandonaron cuando era muy pequeño, así que no recuerdo si fueron buenos conmigo-
El pequeño abrió los ojos sorprendido, sin saber que cada una de esas palabras eran una gran red de mentiras.
-Por eso no se como actuar como padre, si te soy sincero, mi más grande miedo es decepcionarte-
El menor apretó los labios para después recargarse sobre el hombro del más alto.
-Solo se tú mismo, me agradas Ren, eres un gran padre- Hidan se ruborizó un poco ya que no estaba acostumbrado a las muestras de afecto.
Casi en un mar de lágrimas por la bondad de su pequeño, el creyente lo rodeó con sus fuertes brazos.
-¿¡Qué estás haciendo!?- gritó Hidan tratando de liberarse pero era inútil.
-Ohhhh, mi bebé es tan lindo, dejame abrazarte, tengo el presentimiento de que cuando crezcas no me dejaras darte estos mimos- dijo el mayor depositando varios besos sobre la cabeza del chico.
-Eres un gran idiota- murmuró el chico de cabellos plateado, dejando de luchar contra aquel demonio.
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Con ya 15 años, Hidan se había convertido en un joven trabajador y dedicado a sus sueños. Pero por desgracia para él, seguía siendo un adolescente al cuidado de un hombre que se tomaba muy enserio las reglas de como criar correctamente a un hijo.
-¡POR EL AMOR A JASHIN, ALÉJATE MALDITO LOCO, NO QUIERO ESCUCHARTE!- gritó con desesperación el menor mientras se llevaba ambas manos a las orejas.
-¡Hidan, a mí tampoco me encanta la idea, pero es necesario que tengamos "esa" conversación!- detrás de su espalda, el mayor sostenía un libro de pasta rosa.
-¡REN HARÉ LO QUE TU QUIERAS, LAVARE TODO EL TALLER, SACARÉ LAS MEJORES NOTAS, PERO POR FAVOR, NO TENGAMOS ESA CHARLA!- suplicó Hidan con el rostro rojo.
Era obvio que ninguno de los dos estaba cómodo con la situación, pero en la escuela les habían pedido a los padres que se sentarán con sus hijos para abordar ciertos temas relacionados con la etapa de la adolescencia.
-¿¡Crees que no estoy sufriendo con esto!?, ¡es de las peores torturas que he experimentado en mi vida!, ¡lo siento bebé, pero es por tu propio bien!-
De mala gana, ambos jashinistas se dejaron caer sobre el sillón deseando estar 3 metros bajo tierra.
-¡ME QUIERO MORIR!- el menor se cubrió con ambas manos el rostro, en un intento por escapar de la realidad.
-Ca-Capítulo uno: Pubertad-
-¡NOOOOOOOOO!-
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Con 16 años, Hidan decidió que ya era hora de tener su propio espacio, así que una noche de verano se sentó para discutirlo con Ren, desatando una gran pelea.
-¡NO, NO LO PERMITIRÉ, NO TIENES EDAD PARA TOMAR ESA CLASE DE DECISIONES!- dijo el demonio con firmeza.
-¡YA GANO MI PROPIO DINERO Y PUEDO HACER LO QUE SE ME DÉ LA GANA!-
Ren y Hidan se miraban desafiantes, ninguno tenía intenciones de ceder.
-Aun eres un tierno, pequeño e inocente bebé, no puedes independizarte- la voz del mayor se tornó tenebrosa, tanto que hizo retroceder unos pasos al joven jashinista.
-¡DEJA DE TRATARME COMO UN ESTÚPIDO MOCOSO!- a veces Hidan olvidaba que su padre era un loco sobreprotector.
-¡Solo llevamos tres años viviendo juntos, aún no estás listo para abandonar el nido!- Ren apretó los puños tratando de calmarse.
-¡CLARO QUE LO ESTOY!, ¡CON UN DEMONIO REN, CONFÍA UN POCO EN MI!- soltó el pequeño jashinista, dejando en shock al padre del año.
El mayor se dejó caer de rodillas al suelo, sintiendo un pequeño mareo, ya que aquellas palabras habían logrado sacudirlo.
-Mi dulce angelito me odia- susurró el creyente para después sollozar.
Esa acción asustó por completo al menor.
-¡Ren eso no es justo!, ¡siempre cuando vas perdiendo recurres al chantaje con lágrimas!- la verdad era un arma muy efectiva contra el chico de ojos violetas.
-Soy un horrible padre, mi niño ya no me quiere cerca- Ren se talló las lágrimas de los ojos, haciendo que Hidan tuviera que modificar un poco sus planes.
-¡Bien, hagamos esto!, ¡me dejas tener mi espacio y a cambio te prometo que una vez a la semana haremos lo que tu quieras!-
Ese trato hizo que el llanto parara y que Ren se incorporara.
-¿Puedo visitarte cuando yo quiera?-
El menor hizo una mueca, dándose cuenta de que había caído en el juego de aquel demonio. Ahora entendía que tendría su propio hogar pero estaría vigilado las 24 horas del día.
-Está bien- contestó Hidan resignado.
-¿Y cuando salgamos aun puedo abrazarte y tomarte de la mano?-
-Haz lo que quieras-
-¡Muy bien, en ese caso yo te apoyo mi lindo angelito!- dedicándole a su bebé una gran sonrisa de triunfo.
El menor suspiró aliviado, al menos su padre había dejado de lado su drama.
Aquí les traigo el capítulo nwn ❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️ esperó les guste.
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