Capítulo 11: buen hijo. (2/2)
Sábado, 28 de marzo.
Frey bajó por las escaleras del sótano. Encendiendo la bombilla que alumbraría aquella oscuridad.
Remy yacía sentado en una silla, amarrado de pies a cabeza. Su boca estaba cubierta con cinta adhesiva que impedía hablarle, sus manos estaban atadas a la silla y sus piernas estaban juntas, amarradas en un nudo.
Remy movió lentamente su cabeza, aún seguía anonadado por la drogado que le había suministrado su padre para dormirlo.
Eso había facilitado las cosas para Frey, con Remy dormido y sin poner resistencia en sus acciones, no tuvo que ejercer fuerza para doblegarlo. Simplemente tuvo que ser amable, y Remy con lo inocente que era le creería, ése era un defecto que el menor nunca había cambiado, incluso a sus diecinueve años.
—Despierta —Frey palmeo la mejilla de Remy suavemente—. Oh, despierta, ¿tienes mucho sueño? No importa, yo te arreglaré.
Frey sonrió mientras se dirigió a una mesa pequeña que había en el lugar, cogió un cepillo y otros utensilios.
—Mientras tu madre dormía salí a comprar algunas cosas —Frey explicó, mientras sostenía en sus manos un collar, se lo colocó en el cuello a Remy—. Ya todo está casi listo, solo faltan algunos detalles y que despiertes, eres la cereza del pastel...
Frey rió mientras peinaba el cabello de Remy, moviendolo suavemente.
—Por fin serás un buen chico. Despierta —Frey seguía riendo mientras palmeaba la cara de Remy, sostuvo la barbilla del menor entre sus mano y levantó su mentón.
Acercó su rostro al del chico y rozó sus labios con los de él.
—Despierta —volvió a pronunciar mientras acariciaba el cuello de Remy—. ¿No quieres despertar?
Frey seguía repartiendo besos por la cara de Remy y el chico no pudo hacer nada en su estado de inconsciencia, el hombre pasó sus manos por el cuello del chico y sus labios descendieron a sus clavículas.
—Despierta. No me provoques... —el mayor dejó dar besos y acarició la piel del chico—. Me hubiese gustado que fueras diferente, que fueras fuerte, grande... y tú solo eres así, sin gracia. De no haber pasado lo que pasó, no estarías aquí...
El mayor se levantó y comenzó a desabrochar el cierre de su pantalón mientras miraba a Remy.
—Espero que ésta noche te portes bien, deberás ser un buen hijo —Frey ordenó—. Despierta, tiene que comenzar la función.
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