La impaciencia del casi adulto | HifuDo
Género: T, ¿slice of life con algo de romance?
Temas: Cumpleaños, emborracharse.
Notas: Bueno, ¿qué puedo decir? Llegué media hora tarde en mi país con mi traducción al español del one-shot que escribí para el cumpleaños de Hifumi 😂💔 pero sigue siendo 22 en alguna parte del mundo y logré subir la versión en inglés a tiempo, con eso me basta :') Esta fue otra de mis primeras ideas apenas me uní al fandom, así que ha sido genial escribirla por fin. Gracias a IllusionLi y a Agathakiiro por ayudarme cuando colapsé por olvidar palabras tanto en inglés como en español cuando hice la versión original 😂
Como sería su último cumpleaños en la preparatoria, Doppo siempre imaginó el cumpleaños dieciocho de Hifumi como una gran celebración. Ahora piensa que también podría ser el último que tendrá como estudiante, por eso le sorprende tanto encontrar la casa de su mejor amigo prácticamente vacía cuando llega, siendo Hifumi la única persona dentro de la casa —claro, hasta que él mismo entra—.
—¿Soy el primero en venir? —pregunta al notar el silencio que los rodea.
—¡Y el único, Doppo-chin! —canturrea con los brazos abiertos y una sonrisa brillante en el rostro, como si lo que acaba de decir no sonase triste en lo absoluto.
—¿No invitaste a nadie más?
—¡Nop! Papá estará trabajando hasta la tarde mañana, así que solo somos tú y yo —dice lo último despacio, palabra por palabra, alegre como siempre. ¿Estar solo en casa no era la oportunidad perfecta para hacer la fiesta más grande de todas? Doppo no lo entiende, pero eso es algo común con él—. ¡Podemos hacer lo que queramos!
—¿Y qué lo hará distinto a cualquier otra visita mía?
La risilla pícara de Hifumi le avisa que tiene un plan.
—No te preocupes por eso. Hay pastel, lo hice yo. Es grande, ¡así que podemos comer lo que nos plazca! —Otra cosa más que debió sonar más triste, aunque la premisa de comer tantos pedazos del pastel como desee suena muy atractiva—. ¡Pero eso no es todo! —Hace una seña para que Doppo lo siga.
Caminan hacia la mesa de la cocina, donde se congela al ver una cubeta de metal llena de cubos de hielo y, en el medio, descansa una botella de... algo.
—¿Eso es...? —Doppo no se decanta por ningún nombre. Lo único de lo que está seguro es que es algún tipo de alcohol, pero no tiene los conocimientos suficientes para reconocer una bebida por solo su recipiente.
—¡Champán! —Hifumi revela con una enorme sonrisa.
—¿Qué...? ¿Por... por qué? —Aún paralizado, Doppo solo puede fruncir el ceño, confundido.
—¡Porque tengo dieciocho ahora, tontito!
—¿Y? —Arquea una ceja—. Esa no es la edad legal para beber, ¿sabes?
—¡Lo es! —Como no muestra reacción alguna, Hifumi continúa—: Bueno, sí, no en Japón, ¡pero, vamos! Doppo, ¿me harás esperar cuando podría hacerlo sin problemas en casi todas partes? —Hace un puchero, y sus ojos brillan con lágrimas que deben ser parte del acto.
—¿Y si te emborrachas? No sabes cuánto puedes aguantar.
—¿No es hoy el día perfecto para descubrirlo? —Guiña un ojo. Doppo lleva una mano a la frente, ¿va en serio?—. La resaca no debería ser tan evidente a la hora que regrese papá, ¡es seguro!
—Estás admitiendo que quieres emborracharte.
—Si no hago nada diferente para celebrar que me he vuelto un adulto hoy...
—Aún te faltan dos años, Hifumi...
—Entonces —sigue, su tono es más fuerte ahora—, ¿cuál es el punto? Alcanzar una marca importante debe festejarse con algo memorable, ¿no?
—¿Y emborracharte es tu algo memorable?
—Eso es un extra. Solo quiero beber algo elegante —dice con una voz más profunda mientras hace una pequeña reverencia con una mano en el pecho. Su sonrisa ladina delata que solo está jugando.
Doppo se queda sin palabras por un rato que Hifumi usa para sacar dos copas de cristal delgadas, lavarlas y ponerlas sobre la mesa, justo a un lado de la cubeta. Su tintineo lo devuelve a la realidad.
—¿De... de dónde sacaste la botella?
—¿Hm? Papá tiene varias guardadas por la casa. Simplemente me encontré esta —canturrea con una risilla—. No te preocupes, sé cómo se supone que debe beberse, será bueno. —Guiña un ojo una vez más.
—¡¿Cómo sabes eso?!
—Lo busqué. En realidad, es bueno que seas tan puntual, ¡porque es el momento perfecto para servirlo! —anuncia al tomar la botella.
—¿Qu-qué? —La pregunta sale débil, casi como un murmullo. Su asombro no mejora. Todo lo que sabe es que su amigo debe ser detenido ahora o algo estúpido sucederá—. Hifumi, tu papá descubrirá esto. Se dará cuenta de que abriste la botella...
—Nop. Esta botella ya estaba abierta, ¿lo ves? —Se la acerca para que vea que el champán solo llena la botella hasta algo más de la mitad—. Dudo que recuerde qué tan llenas están todas las botellas, ¡así que solo debemos asegurarnos de no vaciarlas tanto!
—¿... las?
—¡Hay más bebidas que quiero probar!
¿Hifumi acaba de perder la cabeza?
—¡Mezclar es peligroso!
—¡Solo un trago para saber a qué saben no me va a matar!
—¡Nunca dije que...! Agh. —Frena a media oración al percatarse de que estaba a punto de tomarse una exageración en serio—. Uno se emborracha más rápido así, es una mala idea hacerlo.
—¿Y cuál es el problema con emborracharse? No es como si tuviéramos clase mañana. ¡Puedes quedarte a dormir! Será seguro si es aquí.
—¿Y sabes cómo lidiar con la resaca?
—También busqué eso, por si acaso. ¡Vamos, Doppo-chin! —De nuevo, hace puchero—. Yo escojo cómo celebrar mi cumpleaños y esto es lo que quiero hacer, ¡así que no te estreses! Supongo que te relajarás después de unos tragos, de todos modos. —Se encoge de hombros.
—¡¿Que yo qué?! ¡¿Estás diciendo que voy a beber también?!
—¡Obvio, Doppo-chin! —Hifumi se para a su lado para rodear sus hombros con un brazo—. ¿Me dejarás solo en esto y solo observarás?
Con su cara tan cerca a la suya, Doppo capta cada detalle de la máscara triste que le está mostrando. Aún tiene los labios fruncidos, ha arqueado una ceja y pestañea rápidamente.
—Bien —acepta, aun de mala gana. Este es el poder de un chico que sabe que es guapo. Está condenado, siempre accediendo a lo que sea que se le cruce por la cabeza sin importar cuán loco pueda ser—, pero te detendré apenas comiences a actuar raro.
—¡Sí! —Hifumi regresa a la mesa de un brinco—. Entonces, ¡veamos quién resiste más!
—Realmente no quiero participar en una competición así —murmura. Hifumi ríe por lo bajo.
—Solo bromeaba. Para cuando quieras.
Doppo intenta calmarse, pero esa es una tarea difícil cuando Hifumi procede a abrir la botella y recuerda todas las cosas que podrían salir mal si el corcho decide salir volando. ¿Por qué lo está sosteniendo con sus manos? ¿No debería estar usando un sacacorchos? ¿El champán no es esa bebida que hace lo mismo que las gaseosas si las sacuden? ¿Y si la botella no ha sido maniobrada correctamente y todo se rocía? ¿Hay algo frágil por el área general al que iría el corcho? Al menos podrían trapear el suelo en caso de que se derrame, pero todo se acabará si algo se quiebra.
—¡Espera! —grita cuando Hifumi inclina la botella.
—¿Por qué tan preocupado, Doppo?
—¿Sabes lo que haces?
—Dah, abro la botella. —Levanta una ceja.
—No, quiero decir, eh... ¿sabes cómo hacerlo?
—Bueno, es verdad que nunca lo he intentado, pero leí que tienes que inclinar la botella y rotarla mientras sostienes el corcho con la otra mano para que no salga volando.
—Oh.
—Estoy bien preparado, ¿ves? —Sonríe y le guiña un ojo.
—Sí, ya veo, pero...
—¿Hm?
—¿Podemos ir a un sitio donde nada pueda romperse si lo haces mal? Solo por si acaso.
—Aw, ¿te preocupa que pueda romper algo y meterme en problemas? Está bien. —A pesar del jugueteo, le hace caso.
Van afuera, al patio trasero, y Doppo entra un poco en pánico ante la idea de ser vistos por un vecino que casualmente se asomaría por su ventana justo en este momento, pero decide desecharla cuando Hifumi vuelve a inclinar la botella y la rota con cuidado. Unos segundos luego, escucha un pequeño estallido y se prepara para gritar junto a su mejor amigo.
—¡Te tengo! —En cambio, hay festejo.
Doppo se da cuenta en ese instante de que había cerrado los ojos por no estar listo para ver la inexistente trayectoria voladora del corcho. Hifumi siempre ha sido bueno con las manos, no debió haber temido nada.
—¡Te lo dije, estoy preparado!
—Ya, ya veo... —Ríe un tanto nervioso con una mano detrás de su cabeza.
—¡Ahora, apurémonos! Hay que tomarlo antes de que se caliente.
Hifumi sirve ambas copas justo después de volver a la cocina y le pasa a Doppo la suya. Luego, con la sonrisa más grande del día mientras levanta su copa, dice:
—¡Este brindis va para nosotros, por ser adultos en casi todo el mundo! —Doppo contiene la risa. Por ser casi adultos, querrá decir. También eleva la mano que sostiene la suya—. ¡Salud!
—Salud.
Chocan las copas y las llevan a sus labios. Hifumi lo bebe como si no fuera nada, Doppo le da un trago muy cuidadoso. Es casi divertido lo opuestos que han sido, con él tomando lo menos posible y su mejor amigo yendo por todo.
—¡Doppo-chin, es tan bueno! —Hifumi luce tan emocionado—. ¡No sé cómo describirlo! ¡Las burbujas son tan...! —Deja escapar un sonido medianamente frustrado por su falta de palabras—. ¡Necesito otro trago!
Si notó que Doppo no tomó lo suficiente para formar una opinión, lo ignoró por completo. Decide hacerlo antes de que comience a hacer preguntas que no puede responder ahora mismo.
—Hm... no está mal, de hecho —opina mientras Hifumi se sirve la segunda copa.
—¡Ah, tengo tanta suerte de que mi primera bebida sea tan buena! —exclama al beber más, ahora con lentitud—. ¡Lo amo!
¿Debería preocuparle que se vuelva alcohólico en el futuro?
—Recuerda tener cuidado con cuánto bebes.
—Sí, sí, ya sé. —Sacude una mano en el aire—. Dos copas no son mucho. Debería resistir más que esto o estaré muy decepcionado.
—Hm, creo que repetiré, también. —Doppo mueve un poco su copa recién vaciada para que Hifumi sepa que le está pidiendo que la rellene.
—¿Oh? —Sus cejas se elevan, al igual que las comisuras de sus labios—. ¿Significa que también lo estás disfrutando, Doppo-chin?
—Tal vez. —Una respuesta ambigua es mejor que admitir que solo se asegura de que la botella se vacíe un poco para evitar que Hifumi beba más de tres copas en menos de cinco minutos.
—¿Ves? Fue una buena idea.
Piensa que es muy temprano para declarar aquello. Al menos uno de ellos aún podría embriagarse con solo este champán, y las intenciones de Hifumi son probar tanto alcohol como pueda antes de sentirse raro, así que habrá más que beber por ahora. Si se emborrachan, quién sabe qué tipo de desastre harán. Realmente espera que su padre regrese tarde para que tengan el tiempo suficiente para recuperarse y limpiar.
No tiene idea de qué hora pueda ser ahora. Quizás estén alrededor de la medianoche, o ese podría ser un error de cálculo tremendo y, en realidad, solo sean las nueve en punto. Doppo ha perdido la noción del tiempo hace un par de horas, y eso también podría estar mal, ya que los minutos se han difuminado hasta volverse casi indistinguibles entre sí. Ha dejado de beber hace un rato —eso sí es correcto, un rato no es una medida precisa—, pero Hifumi acaba de saciarse hace unos segundos.
Doppo se siente distinto. No sabe cómo, pero probablemente sea parte de estar ebrio, porque no encuentra otra explicación para su estado. Su cabeza está más ligera que nunca, quizás por eso no puede pensar con claridad. Hifumi parece ser el mismo de siempre, solo... algo más animado de lo normal, si es que es posible. Los dos están bajo la influencia del alcohol ahora, y debería preocuparle más ese hecho, pero... simplemente no le importa. Raro. ¿Esto significa que es verdad que unos cuantos tragos alivian el estrés?
A esta hora desconocida, ya han cantado el cumpleaños y comido dos enormes trozos de pastel. Doppo decidió comer el resto mañana por si acaso les da náuseas más tarde; Hifumi estuvo de acuerdo porque sería una pena que vomitaran el pastel que preparó con tanto esfuerzo. Probablemente no haya más que hacer ya. Supone que llegó el momento de dormir.
—Siento como si pudiera conquistar a alguien ahora. —Parece que su amigo piensa lo contrario, ya que se sienta a su lado en el sofá. ¿Es un borracho parlanchín muy honesto?
—¿Uh? ¿A una chica? —En lugar de reclamar, solo deja que fluya la conversación. Le da curiosidad el estado de su amigo, de todos modos.
—¡No! ¡Vomitaría de miedo! —Doppo suelta una risilla. Vaya, de verdad está ebrio—. Solo me siento así.
—Oh.
—¿Has besado?
—¿Qué? —Parpadea ante el cambio brusco de tema—. ¿Por qué me preguntas eso?
—Solo quiero saberlo. ¿Lo has hecho?
—Eres el popular, aun si huyes de las chicas. ¿Por qué pensarías que yo he besado? —Frunce el ceño.
—Pero, Doppo —susurra, acercándose a él—, no me refiero solo a chicas.
—¿Qué...?
—¿Alguna vez has pensado en besar a un chico? —Inclina la cabeza a un lado.
Queda boquiabierto, tratando de hallar qué decir. Lo ha hecho, pero ha aprendido a ocultar todas las señales de su enamoramiento para mantener viva su única amistad. ¿Qué debería responder? Si confiesa, Hifumi presionará por detalles. Si lo niega, ¿no mataría eso la pequeña esperanza que tiene en que su amigo admita que siente lo mismo?
—¿Qué? —tartamudea un poco, en cambio.
—Porque yo sí —dice demasiado casual. Maldita sea, sí es un borracho parlanchín excesivamente honesto. Doppo le echa la culpa al alcohol por su lento procesamiento, porque le toma unos cinco segundos entenderlo.
—¡¿En serio?!
—Sí. Estás bien con eso, ¿verdad?
Es justo compartir un secreto de la misma magnitud, ¿no?
—Yo... yo también lo he pensado.
—Genial. —Sonríe. Doppo acaba de notar calor en sus mejillas y espera que esté ahí desde antes—. Entonces, ¿has besado a un chico?
—No, nunca he besado a nadie.
—Yo tampoco. —Abuchea un poco. ¿Acaso van a recordar esto cuando despierten mañana? En lo profundo, desea que sí, por lo menos hasta este momento—. En mi caso, todo empezó porque, bueno, no puedo besar chicas, así que pensé: «¿y si salgo con chicos?».
—¿Solo para no estar solo?
—¡No! ¡No planeo tener esta fobia hasta que muera! ¡Quiero superarla! Pero no sé si eso sea posible, así que necesitaba un plan B.
—Entonces, sí es para no estar solo.
—¡No seas malo, cállate! —Hifumi hace puchero por un instante—. Solo quería saber si podía salir con alguien a pesar de que les tema a las mujeres, eso es todo. Resulta que estoy bien con la idea de tener un novio, me gusta. ¡Suerte!
—Sí, suertudo. —Su sonrisa es nerviosa ahora. Hifumi acaba de confesarle que le gustan los hombres, y aunque esas noticias lo llenen de alegres esperanzas, estando ebrio, piensa que es un dato peligroso. Se ha acostumbrado tanto a esconder sus sentimientos hacia su mejor amigo que olvidó que consumir una cantidad considerable de alcohol podía bajarle la guardia.
—Así que... ¿hay alguien a quien te gustaría besar?
Hifumi es experto en sacarlo de su zona de confort, o simplemente en sacarlo de cualquier lugar al que su mente escoja deslizarse. Ahora mismo, con solo esa pregunta, evitó que Doppo se perdiera en otra más de sus espirales de preocupaciones. Por lo general, no es tan sencillo, así que el alcohol debe haberle ayudado esta vez.
Doppo lo mira y se percata del calor en su rostro una vez más. No le importa ahora, sin embargo; Hifumi tiene el mismo sonrojo en sus mejillas. Por una vez, la esperanza triunfa por sobre el miedo. Asiente con la cabeza, y su amigo sonríe tan suavemente, aun con tanto brillo.
—También tengo a alguien.
El silencio permanece entre ellos, pero no es incómodo. De hecho, les permite construir una atmósfera en la que se ven el uno al otro; sus manos, piernas, rostros, todo está tan cerca. Su corazón late tan deprisa. Los ojos de Hifumi son oro, y se siente idiota por no ser capaz de pensar en otra palabra menos usada para embellecer al amarillo. Debería entrar en pánico ahora que se inclinan, sin embargo, parece que esa sensación se ha ahogado en la mezcla de champán y el resto de bebidas con las que brindaron.
El aliento de Hifumi huele más a alcohol que el suyo y sus labios saben igual. Él bebió más copas enteras, de todos modos, era de esperarse. Doppo no logra concentrarse en solo una cosa; siente demasiado en este momento. Hay una explosión cálida en su pecho cuya onda expansiva esparce ese calor tierno por todo su cuerpo. Su cara arde, la de Hifumi también, tal como percibe cuando sus manos lo toman por las mejillas.
Ninguno sabe cómo moverse ahora que están unidos, así que solo improvisan y memorizan qué es mejor para después. Todo se vuelve borroso desde ese instante. Está lleno de felicidad y de una calidez creciente. El tiempo es incomprensible otra vez. Sus manos acarician y se aferran a sitios aleatorios. Sus respiraciones son irregulares por no pausar lo suficiente. La pena no se ve por ningún lugar. Los pensamientos sobre cómo esto podría arruinar las cosas no son bienvenidos. Simplemente aprovechan la oportunidad de besarse como si hubiesen esperado una eternidad para hacerlo y, si el tiempo es tan relativo como dicen, entonces podría ser la verdad.
—Ah —Hifumi suspira—, ahora entiendo por qué dicen que no se pueden detener una vez que empiezan a besar.
—Sí, se siente bien —concuerda. Aún están cerca. El aire que exhalan se entremezcla.
—¿Está bien si seguimos haciendo esto luego? —pregunta con una repentina voz tímida, y aclara—: quiero decir, después de hoy...
—Sí. —Doppo asiente con la cabeza solo una vez, por si se marea.
Hifumi le dedica una sonrisa destellante. Casi se pierde el brillo en sus ojos, porque comienzan a besarse de nuevo, más suave esta vez, sin saber que, aun si hay una invitación abierta para futuras sesiones de besos y a pesar del hecho de que se despiertan en el mismo sofá con un dolor de cabeza, el tema no sería tocado por años al temer que solo uno de ellos recordase esa noche.
La siguiente vez que se besan, están usando sus trajes del trabajo. Están sobrios, también, así que pueden ser claros sobre los sentimientos que ya no tendrían que encerrar por más tiempo.
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