Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Antes del reencuentro | SasaRo

Género: G... canon compliant????????????

Tema: Pensamientos de Sasara en el tiempo que estuvo dentro del apartamento de Rosho antes de que llegara (en el drama track).

Notas: La idea me vino por un fanart que vi en Twitter que no sé si habrá sido exactamente esto (estaba en japonés), pero me dio esa sensación. Siento que tenía más potencial, solo que me ha agarrado en medio de un bloqueo por un bajón que ni yo me explico y bueno... así quedó.

Si de algo está seguro en este momento, es que nunca se le habría ocurrido que estas serían las circunstancias que lo empujarían a por fin recuperar el contacto con Rosho. Ni siquiera luego de recibir el correo de Chuuoku se había imaginado que el trasfondo de su reunión se volvería aún más inverosímil. Es casi absurdo, al nivel de una anécdota que inventaría para una de sus presentaciones, por eso es que dicen que la realidad supera a la ficción, ¿no?

Su idea original, antes de que las batallas de rap volvieran a formar parte de su vida, era aguardar a haber dejado el cigarro casi por completo y luego... bueno, quizás no tenía del todo definido el proceder a partir de allí, así que puede que haya terminado haciendo algo tan igual de inesperado como lo que ha ocurrido en este par de días: darles uso nuevamente a las llaves de las que nunca se deshizo. ¿Es algo invasivo? Tal vez, pero que Rosho nunca le haya decomisado el llavero y que tampoco haya cambiado la cerradura de entrada a su apartamento deberían ser suficiente evidencia de que, muy por dentro, esperaba que esto sucediera. Es un alivio para Sasara, eso significa que no lo quiere fuera de su vida para siempre.

Tampoco es que esté entrando aquí por impulso, claro que no. ¡Tiene dos muy buenos motivos para querer una reunión cara a cara cuanto antes! Con lo seguidos que han venido, hasta piensa que el destino se hartó de esperar por él y ahora le está mandando todo tipo de señales gritándole ¡ya basta! Por si no estaba ya seguro de contactarse con Rosho por su obligación con el gobierno de crear su propio equipo, que descubrir que está siendo estafado terminase de convencerlo de que debía hablarle. Ya lo había decidido, pero sí que fue un gran acelerador verlo en la lista de empleados de ese viejo.

Es cierto que estuvo —aún lo está— enfadado por ser forzado a participar en batallas —y no en cualquiera, ¡de divisiones en Chuuoku!—, sin embargo, si eso es lo que logra que vuelvan a ser compañeros...

—Ya llegué —canturrea, por costumbre, aunque ahora sí es posible que obtenga la respuesta que hace años no recibe. Lleva un buen tiempo viviendo solo, pero no puede sacarse ese hábito de la lengua... ¡oh, su boca es un círculo vicioso!—. Ah, si no hay nadie —murmura, luego suspira y cierra la puerta. Por lo menos ha saludado a un apartamento que ha debido extrañarlo mucho.

Permanece parado solo un paso dentro por unos momentos, golpeado por la nostalgia. Este lugar no ha cambiado mucho y, a la vez, lo siente tan distinto. Hace unos años, este piso era su segunda casa; se atrevería a decir que la propia parecía más un hotel de paso. Solía ver algunas de sus cosas sobre los muebles, siempre un poco desorganizado, a diferencia de lo pulido que es Rosho. Hoy le falta ese desorden ligero que, a su parecer, le da lo vivo a las viviendas, pero percibe que, definitivamente, es aquí donde habita su antiguo compañero.

Algunos sillones han cambiado de distribución, también hay marcos nuevos con fotografías más recientes y unos cuantos que ya conocía con otros momentos retratados sobre uno de los estantes. Resalta uno del día de su graduación como profesional. Sonríe, aunque algo dolorido; le habría encantado estar presente en ese acto. ¿Cuántos eventos importantes de su vida se habrá perdido en estos años? ¿De cuánto se enterará dentro de un rato? Al menos, puede presumir con total seguridad que no se ha casado.

—Me pregunto si volveré a aparecer en uno de ustedes si acepta unirse a mi equipo —murmura antes de curiosear por otra parte. Haber querido que alguna foto suya aún estuviera en exhibición tal vez fue demasiado pedir.

Toma asiento en el sofá frente al televisor; de ellos, solo ha cambiado los cojines, abraza uno. Le gustaría ver algún programa mientras espera que Rosho regrese del trabajo, solo que no desea arriesgarse a que lo escuche antes de entrar y llame a la policía por posible invasión a su propiedad privada... que técnicamente es lo que está haciendo, no con esa intención, sino como una visita con los recursos necesarios para lidiar con habérsele anticipado al anfitrión que no tiene ni la menor idea de que recibirá a alguien en su casa hoy. Sí, será mejor que mantenga su presencia lo menos notoria posible desde el exterior.

Si la televisión no está entre sus opciones, ¿en qué puede ocuparse? Se pondrá ansioso sin hacer nada y eso solo le provoca llevar un cigarrillo o un dulce a su boca. Por supuesto, fumar en casa ajena es un gran no —ni siquiera lleva la caja ni el encendedor consigo desde que comenzó a dejar el tabaco—, así que la solución es más azucarada. No ve que Rosho tenga algún frasco con caramelos a la vista, ¿quizás esté en la cocina? Va para allá. No lo tenía antes, pero le gustaría que esté entre las adiciones.

—Solo pudín, ¿eh? —comenta al cerrar el refrigerador—. Rosho no ha cambiado nada. —De hecho, hay tan pocas nuevas adquisiciones que se pregunta si ha caído en esa estafa de segundo empleo por necesitar más dinero. Suspira al girar sobre sus talones para volver, no sin antes disculparse—: Siento haber fisgoneado por aquí como si aún me tuvieran la confianza de hace unos años.

Por suerte, al tantear sus bolsillos, encuentra un caramelo que desenvuelve al instante. Pudo haberse apropiado del pudín, no sería la primera vez que le tocase convencerlo de que olvidó habérselo comido, pero no es conveniente molestarlo de más ahora mismo; quién sabe siquiera qué clase de saludo le aguarda dentro de unos minutos. Solo espera que no venga acompañado o podría desencadenarse un malentendido digno de comedia romántica; el que no esté casado no descarta la posibilidad de que sí tenga pareja.

Es una idea que le da algo de miedo, debe admitir. No sería nada raro, él mismo intentó encontrar amor en alguien nuevo, sin embargo, una pizca de esperanza ha guardado todo este tiempo de que su amistad no sería lo único que volvería con su reunión. Estar aquí, de regreso al sofá frente al televisor, le recuerda los días que quisiera retomar, tal vez ya sin compartir carreras, mas sí los aspectos más personales de sus vidas.

Es muy probable que Rosho esté enterado del éxito que ha tenido en solitario. ¿Qué pensará de ello? ¿Se sentará aquí cada noche en que se presenta para verlo? ¿Habrá deducido por qué no buscó a otro compañero? Si no lo ha hecho, planea explicárselo, así como también desea comprender por qué se distanciaron en primer lugar. ¿Su pánico escénico será mejor o peor? ¿Y su vista? Ah, realmente es como si estuviera por volver a conocerlo, de alguna manera.

¿Qué opinará de las nuevas reglas del mundo? Saca un micrófono de su bolsillo. Rosho tiene el potencial para ser un excelente usuario de las armas líricas, por algo cree que sería un perfecto compañero para representar a su división —junto a una tercera persona que, siendo honesto, todavía no tiene ni la menor idea de quién será; cruza los dedos para que el otro conozca a alguien que funcione—; pero de nada serviría si no está de acuerdo con el modo de combate. Ya ha pensado en un par de alternativas para persuadirlo, por si acaso. No es como si él mismo estuviera muy de acuerdo con participar, mas no le queda de otra.

El caramelo termina de deshacerse sobre su lengua y, antes de que le mortifique solo contar con la distracción de su celular sin tanta carga, escucha llaves a un par de metros a sus espaldas. Guarda el micrófono donde lo tenía al instante y voltea hacia la entrada con el pulso acelerándosele. El momento definitivo que tanto estuvo esperando está por comenzar.

Si las batallas de rap son lo que impulsará su regreso a lo que solían ser, realmente no puede estar tan enfadado. Por una vez, tendría qué agradecerle a Chuuoku. Lo que venga valdrá la pena si tiene a Rosho de vuelta, piensa mientras se abre la puerta e intenta no sonreír tanto. Que pase lo que tenga que pasar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro