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Capítulo 28 || "Cada vez más cerca"

JAKE:

Mis ojos se sienten pesados cuando trato de abrirlos y me encandilo con la brillante luz que emite la lámpara ubicada en el techo de la habitación, parpadeo varias veces tratando de entender donde me encuentro y descubro que es una habitación de hospital. Trato de acomodarme pero el dolor que me atraviesa desde el estómago hasta el pecho en cuanto hago fuerza con los brazos para ajustar mi posición me lo impide, la puerta se abre dejándome ver a una señora mayor vestida en un uniforme de enfermera que me regala una sonrisa.

— Se despertó el pequeño— habla con calma mientras se acerca a hacerme una breve revisión—. ¿Te sientes bien?

— Me duele muchísimo la cabeza.

— Son efectos secundarios de la anestesia que desaparecerán en un rato— acomoda mi pelo con confianza, como si nos conociéramos de toda la vida.

— ¿Podría darme algo para el dolor?— asiente.

— Claro, dame un momento.

— ¿Cómo llegué aquí?— pregunto.

— Tu hermano te trajo, estabas herido de bala así que hubo que intervenir— me explica—, en un rato pasará un doctor explicándote los detalles.

Se retira y regresa en unos minutos con una pastilla para la migraña, le pido que suba un poco la temperatura del aire acondicionado porque hace mucho frío, «si Maddie estuviese aquí estaría quejándose sobre cómo sus lagrimales se están congelando», sonrío ante la idea de ella protestando por todo.

— Están preguntando si pueden pasar a verlo— dice nuevamente la enfermera.

— ¿Quién?— pregunto volviendo a la realidad.

— Su hermano y la chica— ¿la chica? ¿será mi Mad?

— Sí, hágalos pasar por favor— ni siquiera disimulo para ocultar mi emoción, la cual desaparece cuando el umbral de la puerta me muestra dos pares de ojerosos ojos y ninguno de ellos eran de ese café claro que hace que desees estar ahí para siempre.

Michael y Megan entran dedicándome una sonrisa.

— ¡Jake que susto nos hiciste pasar!— mi cuñada trata de contener la emoción pero su voz se oye tensa mientras me pasa la mano por el brazo a modo de consolación.

— Solo trataba de hacerse el interesante— el comentario de Kol me hace reír de manera débil y provoca que Meg lo golpee en la cabeza.

— No seas idiota, cuídalo, ¿no ves que pudo morir?

«Ya empiezan.»

— ¡Tu misma dices que la gente no muere!

— ¡Claro que mueren tonto, solo que no todos al mismo ritmo!

— ¿Estás diciendo que el ritmo d mi hermano es rápido y morirá pronto?— ambos están gritando como unos desquiciados lo cual empeora mi migraña.

— Chicos— interrumpo —, no quiero sonar grosero, pero, ¿pueden callarse de una puta vez?

— Oye no nos...— ni siquiera lo dejo terminar porque suelto la pregunta que estaba conteniendo.

— ¿Hay noticias de Mad?

— Yo recordé algo sobre la noche de la fiesta en la playa— es todo lo que me dice Megan y hago un gesto con la mano en señal de que siga hablando—. Jake no creo que sea buena idea hablar de esto ahora, cuando te den el alta te contamos todo.

— ¡Puta mierda si crees que no me vas a decir!— mi voz suena más alta de lo necesario— Megan sabes lo mal que la he pasado, necesito saber dónde está.

— No sabemos dónde está— mi hermano me ofrece un leve apretón en el hombro como si eso fuese algún tipo de consuelo. 

— ¿Entonces cuál es la pista?

— Tengo una cara y un nombre— es toda la información que consigo puesto que el doctor hace acto de presencia en la habitación.

— Buenos días, Señor Morton, ¿cómo se siente?—es bastante jovial, no pasa de los cuarenta años, luce agotado pero aún así mantiene una sonrisa en su rostro.

— Quitando el mareo, las náuseas, la migraña, la fatiga y el dolor que me recorre desde el estómago hasta el pecho, bien— digo con simpleza.

— Eso suena como mucho optimismo— dice soltando una pequeña risa—, sufrió una herida de bala en el páncreas por lo que tuvimos que realizar una cirugía, el proyectil desgarró el órgano lo cual ocasionó una hemorragia. Será una recuperación lenta en la cual tendrás que lavar cuidadosamente la herida, ponerle vendajes limpios después de cada lavada y cambiarlos en caso de que se ensucien o mojen, comprobar constantemente si presenta enrojecimiento alrededor de la zona, hinchazón o pus porque eso significaría que existe una infección qué habría que tratar de forma inmediata— asiento—. Para disminuir el dolor le recetaré unos medicamentos.

— ¿Algo más?— estoy desesperado por las noticias de Maddie, lo demás es secundario justo ahora.

— Debido a el lugar de la operación tendrá que venir a revisión semanal para poder mantenernos al pendiente de los avances y retrocesos. Tiene prohibido levantar algo pesado pues eso podría poner demasiado estrés en su herida.

— Entendido.

— No dude en buscar apoyo si lo necesita, es normal tener sentimientos difíciles e inesperados ante este tipo de situaciones, es posible que la rabia, temor, depresión y ansiedad aparezcan de forma recurrente. En caso de que experimente algo así o tenga sueños donde se repita lo sucedido puede venir hasta nosotros y le ofreceremos ayuda psicológica para que supere el trauma.

— Muchas gracias— digo pero en mi cabeza suena a "acaba de una puta vez".

— La enfermera se encargará de suministrarle la dosis de medicamento que necesita hasta que le den el alta y yo vendré a revisarlo en unas horas, que tenga un buen día— todos asentimos y nos despedimos para cuando sale por el umbral de la puerta comenzar a hablar.

— Necesito saber sobre ella así que dime lo que sepas ahora mismo Meg— un suspiro escapa de sus labios mientras toma aire para comenzar a contarme.

— Noah.

— ¿Qué sucede con ese imbecil?

— Quien me golpeó hasta desmayarme y me dejó tirada en el bordillo fue Noah— noto como sus extremidades comienzan a temblar de manera incontrolable.

— Nunca me dió buena espina ese hijo de la gran puta, ¿se lo dijeron a los policías?

— No hemos podido ir al...

— Llama a los padres de Maddison, diles que tenemos una pista, que traigan a los policías encargados de la investigación— asiente marchándose a cumplir con la orden dejándonos a mi hermano y a mi solos. 

— Todo estará bien, Jake.

— Espero que esta vez sea verdad.

Megan abandona la habitación y mi hermano se acerca a mi lado.

— No estaba en nuestras manos lo que le sucedió a Astrid, éramos niños jugando a ser adultos y encargándonos de algo mucho mayor  que nosotros— siento el dolor acomodarse en mi pecho.

— No quiero hablar de eso, Michael— trato de zanjar el tema.

— Me la suda, llevo años viendo como te recriminas algo que no podías cambiar, ninguno podía hacerlo.

— Tenía que haber notado cómo se ponía más delgada, se cansaba más y comía menos, tenía que haberla salvado— mi voz se rompe.

— ¡No podías hacerlo!— se enoja— ¡Nosotros teníamos once años, no teníamos idea de nada! Le tocaba a quienes nos pusieron en el mundo encargarse de lo que nos sucedía pero nunca lo hicieron, no es culpa de nadie porque por mucho que queramos cambiarlo iba a suceder así.

— Ella se merecía vivir mucho— siento a mi hermano darme un abrazo, soy consciente de cuanto le duele a él esto pero tiene razón, no es nuestra culpa.

— Claro que sí, pero en ocasiones la vida es una hija de perra que se lleva a los mejores.

— Ella era la mejor.

— Ella querría verte feliz.

— "Cuando quieres a alguien no te gusta pensar que se acuesta a dormir triste"— le recuerdo las palabras de nuestra pequeña hermana.

— Exacto hermano— suspiramos y nos limpiamos rápido la cara cuando sentimos la puerta abrirse.

— Ya he llamado a...— el ceño de Megan se frunce ante la imagen que le ofrecemos—, ¿está todo bien? 

— ¿Hablaste con ellos?— nos mira raro mientras asiente.

— Sí, ya vienen todos en camino, ¿seguro que están bien?

— ¡Que sí!— decimos al unísono.

— Vale, vale.

La enfermera entra a darme la medicación y charlamos por un rato más hasta que en aproximadamente veinte minutos aparecen los oficiales junto con los señores O'Brien.

— Jake cariño, ¿cómo estás?— Margaret se posiciona a mi lado y no oculta la preocupación en su tono mientras me examina el rostro.

— Mejorando— le ofrezco una pequeña sonrisa y deja un beso de madre en mi cabeza.

— ¿Cómo ha pasado esto?— esta vez es William quien habla, sus hombros se encuentran caídos en una clara señal de cansancio.

— Las preguntas las hacemos nosotros— dice el oficial que ha estado a cargo del caso—, ¿cómo ha pasado esto?

— Que original— todos tratamos de ocultar la risa ante las palabras de Wil.

— Estaba en la habitación de Maddie— comienzo a explicar pero me interrumpen.

— ¿Qué hacia en la habitación de la señorita O'Brien?— buena pregunta

— Veía sus fotos mientras descansaba en su cama.

— ¿Por qué no hacerlo en la tuya?

— Porque su cuarto huele a ella.

— Eso es de acosador— me señala el agente.

— Claro, como también lo es secuestrarla y no veo a ninguno de ustedes haciendo un trabajo decente por encontrarla así que no me toques los cojones y dedíquese a hacer lo que le corresponde.

— Si se vuelve a dirigir a mi en ese tono caerá sobre usted todo el peso de la ley— cuando voy a contestar suena la voz de la madre de mi piojo.

— ¡Maldito incompetente!— grita enojada— ¡Es la vida de mi hija la que está en juego! Deje de comportarse como un idiota y dedíquese a cumplir con lo que le corresponde, yo misma le di una copia de las llaves de mi casa para que entrara y saliera cuantas veces deseara del cuarto de mi hija por lo que no le permito que venga aquí a juzgar como se siente ninguno de nosotros en esta situación cuando usted no está pasando por ella. Cumpla con sus deberes como agente de la ley y cómo vuelva a hacer algún comentario en el cual quede evidencia de su abuso de poder me encargaré personalmente de que nunca más pueda ejercer, ¿queda claro?— el hombre asiente mientras carraspea para continuar con las preguntas.

— Señor Morton, ¿quién le disparó?

— Un hombre, era alto, rondaba los cincuenta años, sus ojos eran de un azul muy claro, tenía el pelo muy bajo con bastantes canas en él, tatuajes en los brazos y uno pequeño en forma de lágrima debajo de su ojo derecho.

— ¿Por qué le disparó?

— Solo me dijo: "¿con que tú eres el noviecito que quería saber de mi existencia?, pues es una lastima que quede en secreto" y luego de eso disparó, creo que revisó toda la casa porque oí unos portazos más y se marchó.

— ¿Por qué no fue tras él?— me pregunta con duda.

Se escucha un "maldito incompetente" en forma de susurro molesto que estoy seguro que proviene de la señora O'Brien.

— ¿Porque tenía una bala en el páncreas que estaba ocasionando que me desangrara?— respondo con el mismo tono que el haciendo que entienda la estupidez de su interrogante.

— ¿Algo más que recuerde?

— No— se voltea hacia Megan.

— Usted dijo que tenía información.

— Sí, yo...

— Debe dar la declaración en comisaría.

— ¿Cuál es la jodida diferencia?— todos sonamos molestos cuando hablamos con este idiota.

— Que usted no está en una camilla de hospital y puede caminar perfectamente.

— Como quiera.

— Nosotros vamos con ella— habla William y él asiente.

— Vendremos más tarde a verte Jake— la mano de Margaret acaricia mi pelo.

— Vengan mañana cuando estén descansados.

— Que va, no te preocupes— no me deja contestar ya que me da un beso en la frente logrando que la sienta más mi madre que la mujer que me trajo al mundo, se despiden y se marchan.

Esto es bueno, tenemos un hilo del que hay que tirar con astucia e inteligencia, salvaremos a Maddie, cada vez queda menos para que estemos juntos.

MEGAN:

Nos adentramos en comisaría con el oficial llevándome a la sala de interrogatorio donde ya esperaba dentro una mujer rubia y delgada con una libreta pequeña frente a ella, habíamos venido todos aquí en otras ocasiones a declarar sobre la desaparición de Maddie pero esta es la primera vez que traigo información útil y me siento feliz por ello.

— Buenos días señorita Megan, ¿cómo se encuentra?— me pregunta la rubia con un tono educado.

— Muy bien inspectora Miller, ¿y usted?— respondo en el mismo tono cordial.

— Bien, nos han dicho que tienes noticias del caso.

— Sí, he recordado quien me golpeó hasta perder la conciencia la noche que desapareció Maddison— asiente.

— Eso podría sernos de mucha ayuda, ¿quien fue?

— Noah Smith, es estudiante de nuestra escuela, estuvo cerca de Mad algunas veces y se encontraba en la fiesta de la playa.

— ¿Por qué la agredió?

— Me preguntó dónde estaba Maddie, luego me dijo que ni yo ni nadie iríamos por ella, que no la podríamos salvar y desapareció.

— ¿Existía alguna relación entre tu amiga y este chico?

— No, Maddison es agradable con casi todos pero más allá de eso no existía nada.

— ¿Estás segura?

— Le regalo uno de mis riñones si me equivoco— me mira confusa por mi última frase y termina de tomar notas en la libretita.

— Utilizaremos esta información en el caso, ¿algo más?

— Hoy en cuanto recordé esto fuimos a casa de los señores O'Brien a contarle y fue cuando vimos que Jake había recibido un disparo— asiente invitándome a continuar—, lo que quiero decir es que vimos un Picanto negro, cuya matrícula terminaba en 38679, salir a toda velocidad de casa de los O'Brien.

— Lo adjuntaremos a las pruebas que ya tenemos, muchas gracias otra vez Señorita Moor— me ofrece la mano en señal de despedida.

— Gracias a ustedes, por favor, encuentren a mi niña.

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Hola desde las sombras.

Primero quería pedirles perdón por no haber actualizado en mucho, no me sentía bien.

Segundo decirles que ya estamos muy cerca del final así que pronto nos despediremos de ellos :(

Tercero gracias por no odiarme.

Cuarto: VEN QUE SI ESTABA VIVO Y USTEDES DESEÁNDOME LO PEOR.

Quinto: espero que tengan un bonito día.

Besitos, Joy NoLoMate Glez.

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