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     Confederación de reinos unidos de la Coalición. Planeta Tierra. 7 horas antes.

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Dryden Greends

     No había puesto aún, un solo pie en el suelo y ya el ejército completo de la Coalición estaba apuntandome desde todos los flancos. En la parte trasera de la coraza de mí armadura portaba la espada verde de Dan, era tentador medirme ante tantos al mismo tiempo.

     De entre el batallón completo a mi alrededor se acercó Zara, diciéndome:

     —Ahorremonos las mentiras.

     —Ya veo, ¿entonces eres una Souverän? —Su silencio fue suficiente respuesta. Desacoplé la espada de mi espalda y la agité, extendiéndola hacia un lado.

     —Bajen las armas. —Fue inesperado, a la orden de Zara todos los soldados bajaron sus armas y se colocaron en posición de descanse. Ella se acercó a mi—. Es completamente innecesario que blandas esa espada. Ven conmigo.

     —No quiero ningún juegesito.

    Hice lo que dijo, por el único motivo; no percibí intenciones hostiles.

    Nos encontrabamos en el elevador principal, se lograba apreciar la gran ciudad subterránea; hogar de millones. La instalación del Sector 1 era un gran domo de varios kilómetros de diámetro, 52 millas bajo tierra, el cielo parecía real pero solo era una ilusión digital que recordaba al verdadero que perdimos en la guerra.

     —34 millones de personas, la mayoría niños —dijo Zara mientras miraba hacia los distritos a través del cristal blindado del elevador—. En comparación con nosotros los Souveränger, los que estamos aquí somos los únicos que permacemos con vida.

     —¿Qué quieres decir? —le pregunté.

     —Algo tan simple como que somos los últimos de nuestra especie, te parecerá extraño. En realidad no somos el enemigo de la humanidad, aunque el hecho de ocultarlo sólo trajo como consecuencia más problemas.

     —Entonces, ¿contra quien eh peleado todo este tiempo? Cada vez que lo hacía me recordabas quien era nuestro enemigo; los Souveränger. Necesito que aclares bien las cosas.

     —Era lo que necesitabas creer en ese momento Dryden —fue su respuesta—. ¿Escuchaste las historias del antiguo héroe que llegó al Sactum y retó a los Souveränger?

     —Sí, gracias a eso estamos viviendo este castigo, ¿o esa es otra mentira?

     —No... no lo es, los eventos se volvieron a repetir, Gerald Reinsd, el padre del Sargento De Primera Dan Reinsd y la Doctora Rose Reinsd, terminó el trabajo del primer héroe, hace 17 años, alcanzó las puertas de Sactum. Pero esta vez aniquiló a cada uno de los Souveränger de ese mundo.

     "¿Un simple soldado" Surgió la incertidumbre en mi, Dan y Rose son dioses por la sangre heredada se su madre ya muerta, pero, Gerald era un simple humano.

     —Necesito saber algo, ¿la próxima vez que salga a pelear contra que lo haré? —le pregunté firmemente.

     —El Mundo se está congelando Dryden, pelearemos contra el Frío Eterno.

     Llevamos a la zona restringida del Sector 2, miles de Reapers dormían en capullos de sueño. La frialdad inundaba toda el área. Zara se adelantó un poco hacia el frente.

     —¡Has estado ahí, has peleado contra las criaturas que despiertan del Frío Eterno, incluso tu: un Dios puede terminar infectado! —exclamó Zara—. No podemos pelear contra ese mal, nuestros Reapers pelearán contra los Reapers que quedan aún vivos de los Antiguos Souverän. Pero nuestra única oportunidad será la Portadora de Vida, esto que estas viendo Dryden solo es el puño testarudo de la humanidad que queremos proteger.

     Respiré profundo, miraba a los Reapers durmientes, y le pregunté a Zara:

     —¿Entonces ellos pelearán por nosotros?

     Zara se volteó hacia mi y me miró fijamente, respondiendome:

     —Como Dios que eres sabes perfectamente que no te estoy mintiendo, tu misión es recuperar a la Portadora de Vida.

     —¿Entre los planes todavía está matar a Dan?

     —El se ha convertido en una amenaza, algo en su interior cambió cuando regresó de su misión de búsqueda, sabes tan bien como yo que significa que un dios sea corrompido, más uno como Dan; aún no ha despertado su poder de Omni- Dios, una vez que lo haga ya no importara el Frío Eterno o los Reapers.

     —No puedo.

     Zara se acercó a mi y me tomo de las manos, me miró diciéndome:

     —¿Quieres perder todo de nuevo Rey Dios? —El momento estuvo tenzo. Ella se separó de mi, comenzó a hablar por el comunicador. —Protocolo Defcon 4, ganen todo el tiempo que puedan.

     —¿¡Defcon 4?! ¿Están aquí? —Solo significaba que la guerra había comenzado, Zara me miró con una cruda expresión de miedo.

     —Encuentra a la portadora de Vida, Dios Dryden.

     No había descanso, cada evento había transcurrido tan rápido; no había tiempo para asimilarlo todo.

     Pasaron algunos minutos, las fuerzas de contingencia estaban asegurando el sector 1, me dirigía al hangar, en tan solo un momento el cielo artificial se abrió, aun separándose de la superficie por 53 millas de tierra, de él comenzaron a descender decenas de reapers.

     El 87 % de la población eran niños de entre 8 a 17 años, no podia quedarme a pesar de que aquí estaba la pelea. Debía dejar en manos de la Coalición la protección de nuestro mundo.

     Una vez en la nave, sólo alcanzaba dibizar la lluvia de fuego y las explosiones, decenas de fragatas de guerra caian desplomadas contra el suelo una vez que sus escudos eran inhabilitados, me dispuse a irme lo más rapido posible. Mi nave recibió el impacto de una ráfaga de energía e inevitablemente por más que intentara estabilizarla el choque contra los abandonados rascacielos de la superficie era seguro.

     El aterrizaje fue devastador, logré salir de la nave, el sonido de los cañones de alto calibre, las decenas de naves caza sobrevolando y cayendo por doquier era ensordecedor. Los objetivos en la interfaz de mi armadura comenzaban a aparecer, estaba rodeado de decenas de miles de reapers.

     No podia morir aquí, era imperativo llegar a la Portadora de Vida, la única esperanza de salvación que nos quedaba.

     ...

     Reino de los dioses, actualmente.

     ...

Kiliam

     La noche fue tranquila, entre las nuves se lograban divisar los primeros rayos de sol. Mis compañeros aún se encontraba descansando.

     —Aún es temprano —me giré y vi a la joven Daewinm acercarse a mí.

     —No veo la nave de Dryden, ¿no ha regresado?

     —No, ¿cómo terminaste al lado de alguien como el Coronel? —le pregunté con algo de curiosidad.

     Daewinm caminó hasta el borde del precipicio, no tan cerca, diciéndome:

     —Todavía no lo sé, pero si no fuera por él yo ahora estaría muerta al igual que toda mi familia —en el tono de su voz recaía su dolor y pesar.

     —Lo siento...

     —¡Aún sigo viva, lo único que me queda es seguir viviendo —me interrumpió intentaba ser optimista, ver lo bueno de entre tantas cosas malas—. Las nubes.

     Miré hacia el cielo a la distancia se lograban observar tres gigantescas naves entrando a la atmósfera tan bruscamente que dejaban una cilueta en ella.

     Me dispuse a llamar al resto, alertandoles por el comunicador:

     —Despierten, tenemos compañía.

     Transcurrieron pocos minutos después, el equipo entero: Dan, Axtrid, Rose y el resto de mi escuadrón ya habían llegado a mi posición. Me encontraba viendo a través de la mira de mi fusil al objetivo, los visitantes parecían instalarse.

     —Doce kilómetros al frente. El movimiento ha sido minimo —les informé a mis compañeros.

     —Esas naves salieron de Fhensel ayer —aclaró Dan.

     —¿Dices que son de mi planeta, hubieron sobrevivientes? —rápidamente preguntó Axtrid.

     —Creo que son diferentes, tambien son más, pero aún así tendremos que verlo —le respondió Dan con dudas.

     —Cuatro vehículos hacercandose, distancia 11, 9 kilómetros y en aproximación —informé nuevamente.

     —¡Un poco de acción después de todo! —Intervino Sae con su tono de voz temperamental de siempre.

     —Si vienen hacia acá, veamos que quieren —dijo Erwin. 

Dato curioso; cuando pensé en la trama de esta historia, pensé en algo complicado y complejo a pesar de ser una historia corta. Decirles que apenas comienza lo bueno. ¡recuerda comentar! 🍇

—Gracias por leer.

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