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5 | Amanecer

Dryden Greeds

     Los objetivos en el radar de la interfaz de mi armadura mostraba un número desalentador. Solo debía seguir peleando, blandiendo mi espada, una hoja incandescente tras elevar la temperatura decenas de grados kelvin, las moleculas de agua en el ambiente se evaporaban y el asfalto se volvió lava, en un par de segundos.

     Miré hacia adelante a un pobre diablo con un espadon clavado desde su espalda, nada de honor para nadie, pero algo sin vida era carente de ello. Me miraba con sierto alivio.

     Me desplacé a una velocidad inconmensurablemente rápida al lado del muerto que lo hería y lo desintegré deslizando mi espada de abajo hacia arriba.

     El soldado cayó al piso, tal vez ese fue su último aliento. Rapidamente detuve el gran mandoble de un orco muerto, lo miré a los ojos. Deslice mi espada en dirección a suya de arriba hacia abajo desintegrandolo junto al suelo y parte del muro creando una sanja de dos kilometros de largo.

     —¡Podremos ganar! —exclamó un soldado, al parecer un comandante.

     Tras esas palabras se escuchó un grito de guerra que aun a mi siendo un Dios me generó un poco de intimidación. La lucha estaba en su punto medio el choque de los humanos que se resistían a su destino contra la muerte era formidable, solo pude sonreír esperanzadamente. Aunque...

     "Por más que intente proteger este mundo, mi intento de salvación sera en vano, no estoy aquí por ese motivo"

     Continuaba desplazándome por el campo de batalla destrozando a todo enemigo en camino. Mi objetivo era buscar al Portador de Vida de este reino. La Tejedora me habia conducido hasta aquí, en el mapa de mi interfaz se encontraba serca, muy serca pero no lo veía a simple vista.

     Rápidamente contraataque el choque de una espada de un muerto destrozandolo en partes. El punto verde en mi radar que mostraba la ubicación del Portador de Vida, se volvió rojo y desapareció, solo significaba algo.

     —Murió, fracasé en mi misión. —Me giré hacia atras, tras recibir un bestial choque de energia sobre todo mi cuerpo, un poder abrumador.

     De la calle un cuerpo que aparentemente estaba muerto se desbordaba una intensa luz plateada que se elebaba a gran altura. Me cubrí con mis antebrazos; el blindaje que recubria mis brazos se agrietaba a pesar de el poderoso escudo cinético.

     Aquella estampida de energía me hizo retroceder varios metros, seguido se intensificó al punto que desintegró el suelo quinientos metros a la redonda todos los soldados, o edificaciones se habían desintegrado.

     Me encontraba tirado entre los escombros, mi armadura; destrosada por completo, del centro de aquel abismal agujero continuaba brotando esa aura plateada, la cual se disipó bruscamente mostrando a un sujeto de dos pares de alas, un cabello largo y blanco y ojos azules como los de un dios.

     Volé hacia él, y lo miré con detenimiento. Era el soldado que pereció con el mandoble clavado en el abdomen. Era evidente mi asombro, lo habia encontrado, el era el Portador de Vida, que tanto habia estado buscando. Ahora siendo un Dios.

     —¿Quién eres? —le pregunté.

     El ser alado me miró luego miró sus blancas manos, estaba asimilando lo que le habia pasado.

     —A... Azasell —respondió—. ¿Qué soy? No soy capaz de comprender mi existencia —dijo confundido mientras miraba sus alas, seguidamente se volteó viendo la parte de la ciudad que aún permanecía en pie.

     —Al parecer eres un Dios —intenté aclararle.

     —¿Un Dios, dices? —se preguntó a si mismo al parecer, con una voz sin esperanzas, casi carente de emociones—. Ya veo, puedo... entender. —Se estremeció bruscamente agarrandose la cabeza con fuerza, parecía sufrir—. ¡¿Dónde está, dónde está mi hermano?!

     No sabía a que se refería, preguntaba por su hermano pero lo veía desconsertado.

     —No lo sé —respondí.

     Los gritos de Azasell se calmaron, extendió su mano derecha en dirección a la ciudad la cerró y la hizo desvanecer en un pequeño punto oscuro; una gran extensión de tierra de por lo menos 70 kilometros cuadrados.

     —¡¿Por qué?! —pregunté dandome aún más cuenta de lo seriamente peligroso que era ese nuevo Dios, extendí mi espada divina a un lado, no podia borrar la posibilidad de tener que eliminarlo.

     —¿Todos moriran al final cierto? —preguntó aún de espaldas a mi observando aquel descomunal abismo que se extendía hasta el horizonte—. Los reapers ya están aquí, pronto este planeta estara congelado, solo simplifique las cosas, es natural en un Dios tomar ese tipo de deciciones.

     —¿Qué clase de Dios eres? —pregunté mientras volé hacia el a gran velocidad lanzandole un fuerte espadazo cargado en energia, en tan solo un instante se giró hacia mí y contraataco mi hoja con tan solo su dedo índice, rompiendola por completo. La honda expansiva que se generó me hizo salir expulsado varios metros hacia atras.

     Mi espada, un arma divina de alto nivel había sido destrozada tan fácilmente, su fuerza estaba igualada a la de los heroes que pelearon en la batalla de hace 17 años.

     Azasell, me miró a los ojos, respondiendo mi pregunta:

     —Ese que regresará todo a la nada.

     Desapareció, habia nacido un nuevo enemigo para la humanidad.

     ...

     Volé hasta la puerta trasera de mi Invictus que se encontraba abierta, allí estaba la joven elfina Daewinm, sentada esperando. Miró mi estado y se levantó rápidamente acercándose a mi.

     —¡¿Estás bien!? —preguntó, se mostraba preocupada.

     —Sí. —Continué caminando hasta la cabina, en la terminal de comunicación vi un mensaje, de la Coalición.

     Mensaje: Dan Reinsd, Articulo Mord 0012.

     —¿Qué hiciste esta vez Dan? —me pregunté a mi mismo. Interactúe con el panel y apareció la imagen de Zara.

     —Informe de Estatus —dijo Zara desde la trasmisión.

     —Fallida, perdí al Portador de Vida, este mundo está a punto de ser cubierto en Frio Eterno —respondí—. ¿Artículo Mord 0012, con Dan? No lo entiendo —le pregunté con dudas.

     —No creo que sea difícil de entender, localizalo y recupera a la portadora de Vida, el Sargento de Primera Dan Reinds desertó llevándola con el, eliminalo, espero qué tu relación con el no afecte tu misión —agregó Zara.

     —Se cual es mi deber.

     —Confío en que así lo harás, si el mundo en el que estás está siendo congelado muy pronto los Reapers llegaran a la Tierra, no podemos perder esta oportunidad.

     —Entendido —se terminó la transmisión.

     —¿A dónde iremos? —preguntó Daewinm.

     —Al reino de los Dioses.

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Muchas gracias por leer 🍇.

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