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27 | Corrompido

    ...

     Puente de mando del navío Clase destructor CRUC Horizont. Tres días antes

     ...

Gerald Reinsd

     Apenas habían pasado 6 horas desde que me reencontré con mi hijo en Sactum Garden, después de tantotiempo.

     La Horizont estaba a punto de terminar con las reparaciones del relé de desplazamiento sub espacial, mientras miraba el espacio profundo a través de la gran ventana.

     —Transmisión entrante de la CRUC Lanceloft —informó Mey.

     —¿"C.R.U.C."? Esa denominación es... —la nave que intentaba comunicarse conmigo definitivamente era terrestre—. Inicia comunicación, Mey.

     En el centro del puente apareció una gran pantalla virtual, rápidamente reconocí a Zara, estaba al lado de una mujer de ojos rojos, supe que esa era la mirada de un Dios, las hermosas facciones evocaban en mi un recuerdo nostalgico devido a su gran parecido con el de mi esposa Aria, logré percatarme de que esa mujer de ojos peculiares era mi hija.

     —¡Rose! —me levanté rápidamente de mi asiento.

     —Capitan Gerald Reinsd es un gusto volver a verlo —saludó Zara.

     —Zara —le devolví el saludo, sin dejar de mirar a Rose—, hija.

     —Realmente no esperaba que fueras tú él que estuviera al otro lado de la transmisión. Vaya, es... complicado conocerte en esta cituación —dijo ella conmocionada.

     —Apenas tenías un año la última vez que te vi, has crecido. Me gustaría estar ahí, contigo.

     —¿Por qué no vienes?

     —Tengo algo que hacer antes, devo reunirme con tu madre.

     —¿¡Ella aún sigue con vida?! —preguntó dejando escapar un mar de lágrimas.

    —Confío en que sea así, sus contantes vitales me siguen enviando señal —miré a Zara y le dije—: me encontré con Dan en Sactum Garden, por lo que me dijo fracasamos en la guerra.

     —Puedes hacerte una idea de que peleamos hasta el final, hicimos incluso más de lo que pudimos, pero con eso no fue suficiente. Ahora estamos aquí... —Zara hizo una pausa, breve, más parecida a un voto de silencio—. Perdimos la Tierra... —agregó con pesar.

     —Solo queda dejárselo todo en sus manos... —divagé.

     —¿Dijiste algo? —preguntó Rose—, escuchamos un poco de interferia.

     —No, —le respondí—. Hay muchas cosas de las que quiero ponerme al tanto, una familia que quiero recuperar. Intentaré reunirme con ustedes lo más pronto posible.

     —Entendido —dijo Zara—, nos dirigimos a Sactum Garden...

     —¿Cómo diste con la ubicación? —le pregunté con dudas.

     Cuando mi ejército y yo nos dirigimos a Sactum Primordium para erradicara los Souveränger, hace 37 años, lo hicimos bajo la orden de Zara pero, ella no nos dio la ubicación, simplemente hicimos un salto sub espacial al azar, con una coordenada a medias.

     —Lo recordé, al final de cuentas soy otra Souverän más —dijo ella.

     —Muy bien, una vez encuentre a Aria trazaré curso hacia Sactum Garden y me encontré con ustedes. Rose, me alegró mucho poder verte.

     ...

     Aproximadamente media hora después, finalmente el relé de desplazamiento sub espacial se terminó de reparar. Comenzó la travesía.

     Desde la gran ventana del puente de la Horizont se lograba ver el planeta origen Souverän: Sactum Primordium, hoy reducido a sólo escombros vagando en el solitario y basto espacio.

     En este planeta fue donde comenzó mi pelea contra el Forjador de Vida Brahma, enfrentamiento que terminó en La Casa distante Sactum Garden.

     A mi pasó solo marqué un camino de destrucción. Habían transcurrido mucho desde la última vez que la vi. Aria.

     —En aproximación con la CRUC Idillion —Aclaró Mey. De entre los escombros planetarios se comenzó a divisar un gigantesco acorazado de dos millas de largo—. Estableciendo comunicación. Comunicación en espera... Nadie responde Capitan.

     ...

     Tras salir por una de las bahías de despegue de la Horizont me encontraba volando hacia la Idillion, evadiendo los trozos de metal y escombros a mi camino. Finalmente entré al abandono acorazado por una gran grieta en su casco que en comparación con el masivo tamaño de la nave era insignificante.

     En el interior del puente todo estaba a oscuras, los objetos y cables desprendidos de las paredes flotaban por doquier debido a la ingravidez.

     Caminé hacia la sala de criosueño de los oficiales de abordo. Instantáneamente extendí mi mano derecha en donde hice aparecer mi espada y rápidamente la deslicé con fuerza hacia un lado cortando a mi repentino atacante en dos.

     Lo miré, por su piel podrida supe que hace ya tiempo había dejado de estar vivo. Ese antiguo soldado se levantó nuevamente aún después haberlo partido. Lo miré, y le dije:

     —Serviste bajo mi mando, es lamentable que hubieras terminado de este modo, convertido en un no muerto.

     Deslicé mi espada nuevamente hacia el desencadenando una brutal ráfaga de energía que lo desintegró junto a gran parte del puente.

     "Un no muerto, solo significaba que estuvo bajo la explosión del Frío Eterno, no obstante al convertirse en un ser carente de vida, los no muertos no son eternos como un Dios o Souverän, por lo tanto terminan degradadose con el pasar del tiempo, en 37 años aún con la armadura bio generativa es para que estuviera muerto. A menos que haya estado en crío sueño"

     Golpeé la pesada puerta de metal blindado que conducía a la sala de criosueño, desplomandola contra el frío piso, me abrí el paso hasta el interior del lugar.

     En ella habían decenas se cápsulas siendo ocupadas por oficiales, era una suerte que aún estuvieran vivos. Rápidamente interactué con un panel cercano y las abrí, los oficiales despertaron. De entre la multitud vi a Aria, me acerqué a ella con recelo.

     "No devibiste haber venido" Tras escuchar la ensordecedora voz en mi cabeza, pude ver con claridad lo que ocurría a mi alrededor.

     Los oficiales que había despertado, eran todos no muertos, Aria también lo era, se acercó a mi. Rápidamente intensifiqué el aura al rededor del escudo me mi armadura para maximizar la protección ante una infección... Lo había hecho muy tarde, yo era el hombre más fuerte en los 7 mundos, pero Aria era mi debilidad.

     Sentí un extraño sabor metálico en mi paladar, había conocido antes ese sabor, el de la sangre que salía expulsada por mi voca debido a que mis órganos internos habían sido dañado.

     Tras mirar hacia abajo vi el puño de Aria clavado en mi pecho, aunque eso apenas alcanzaría para matarme fue suficiente para infectarme.

     Miré a Aria derramando leves lágrimas, mientras sentía como las venas en mi cara se expandía, le dije con pesar:

     —Nuestros hijos... Dan, Rose... —un infranqueable cansancio recayó sobre mi—, los volví a ver después de mucho tiempo...

     Todo se volvió oscuro, como alguien que vivió en la batalla no le temía a la muerte, el miedo que sentía era convertirme en ese que destruyera, lo que con tanta sangre derramanda de mi propia piel, protegí.

     Ventana: Usted ha muerto... Error... Has renacido como un no muerto.

     —¿Está ventana? ¿Un sistema? ¿La Tejedora está detrás de todo es...?

     ...

     ...

     Abrí los ojos, no se cuando tiempo había transcurrido, me encontraba bajando en el espacio, algo en mi se sentía diferente.

     Volé hacia la Horizont, marqué rumbo de regreso a Sactum Garden, regresaría junto a mi hijo. Sentía cómo si algo estuviera mal. Miré mi pecho recordando una herida en él, no estaba, quizás solo fue un producto de mi imaginación.

     —Algo se siente ausente.

     ...

     Actualmente.

     ...

Dan Reinsd

     Delante de nosotros estaba Gerald, con un aspecto muy diferente al que recordaba. Mientras tanto la ciudad de Sactum Garden se iba abajo.

     —¡Padre! —intenté llamarlo. 

     —No, ese al que conocías por Gerald ya está muerto —respondió oscuramente, con una mirada sin vida.

     —Lo recuerdo perfectamente, es un no muerto como los que atacaron a mi ciudad natal, ¡ese día perdí a mi hermano! —Azasell estaba enfurecido, no dudo en arremeter de frente contra Gerald.

     Intente intervenir pero nuevamente Dryden me detuvo, diciéndo:

     —No vayas.

     —¿Qué? —dirigí mi atención hacia él preguntándole con dudas.

     —Fíjate bien —tras mirar nuevamente a Gerald vi a Azasell detenerse ante él repentinamente, retrocedió con cautela—. Azasell también se dio cuenta.

     Azasell desapareció teletransportandose al lado de Daewinm, diciendo:

     —Te llevaré lejos de aquí —seguidamente desapareció junto a Daewinm y reapareció solo.

     —¡Dan presta atención! ¡Zara... me pidió que te salvará. Eso no era algo que tenía que pedir! ¡Tienes que irte, no eres rival para él! —Dryden extendió su espada a un lado mientras caminaba en dirección a Gerald—. Tienen que irse, no te lo repetiré de nuevo, Aristell usa la teletransportación y lleva lo más lejos posible a todas las personas de este esté universo.

     —¿Qué quiere decir Dryden? —pregunté, parecia como sí estuviera a punto de hacer algún tipo de locura—. ¿Estas pidiendo que hullamos?

     Repentinamente el cielo fue dibujado por un gigantesco anillo, el cual desapareció después de varios segundos.

     —¿Qué hiciste? —le pregunté a Aristell.

     De un momento a otro el impacto generado por las espadas de Dryden y Gerald repercutieron el planeta al punto de desprender super masivos trozos de tierra al espacio de decenas de miles de kilómetros.

     ...

     Me encontraba flotando en el espacio mi armadura habia recibido un gran daño, tras recobrar la conciencia vi el destruido panorama, Sactum Garden había sido reducido a escombros.

     Volé lo más rapido que pude hasta donde se encontraba Dryden y Gerald, para mí sorpresa, no pude evitar llenarme de furia al ver al que alguna vez fue mi padre clavándole sus dos manos en el pecho de Dryden y abrirlas partiéndolo en dos.

     Quedé conmocionado un par de milésimas de segundo.

     "Dryden sabía qué tan fuerte era, pero aun así no dudo en enfrentarlo ¿Querías que me retirara? No, claro que no".

"Matalo".

     Ese nostálgico pensamiento llegó a mi cabeza. Lo sentí por primera vez en Dhermier cuando Axtrid estaba corriendo peligro.

"Mátalo".

     Se repetía, en un grito de ira sentí como mi cuerpo se desbordaba en una maligna y oscura aura de oscuridad. Lo que quedaba de mí armadura se oxidaba y astillava mientras que mi piel se rasgaba, sentí entre tanta furia un centimiento de extinción.

  
"Matalo".

     Mi espada habia caido en algun lugar, aún sin pensar en ella volé a una velocidad incalculablemente explosiva arremetiendo contra Gerald, le lanzé un bestial piñazo directo a su podrida cara de no muerto. Iba a realizar ese ideal. Lo iba a matar.

    Hola, que te va pareciendo la historia hasta ahora, me dejas tu opinión en los comentarios? Sería de muchísima ayuda. 🍇

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