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23 | Sociedad

Dan Reinsd

     Azasell estaba delante de mí, apretaba con fuerza la empuñadura de mi espada pero no podia tomarme las cosas a la ligera, mucho menos después de escuchar su amenaza.

     Sin perderle de vista ni por un segundo intenté comunicarme con cualquier nave terrestre al alcance.

     —Sargento Mayor, Dan Reinsd, trasmitiendo en banda abierta, ¿alguien me escucha?

     —URS Lanceloft, puedo escucharte Dan —reconocí la voz de la Directora Zara a través de la trasmisión—. Nos dirigimos a tu posición.

     —Mantengan distancia, están siendo apuntados por un arsenal nuclear.

     —Afirmativo, los sistemas de contramedidas detectaron un bahía de misiles a 146 kilómetros de tu posición, enviamos las cordenadas a tu terminal. —Mientras escuchaba la transmisión, me resultó extraño ver a Azasell socorriendo a Daewinm, quien por mi culpa estaba lastimada—. Dan, la integridad del Lanceloft está comprometida. Debemos aterrizar sea como sea.

     —Entendido.

     Tras finalizar la comunicación miré a mi alrededor, estábamos siendo observados por decenasde jóvenes, seguido salí disparado en vuelo hacia el cielo a una velocidad realmente abrumadora.

     Tan solo en un par de segundos me encontraba a medio camino de la bahía de misiles.

     En pleno vuelo, bloquee un espadazo que vino desde un costado, el momentáneo rose de los filos desprendieron gigantescos rayos que no tardaron en chocar contra el suelo.

     Como consecuencia al fuerte ataque sali disparado contra una extraña edificación. Rápidamente clave mi mano en la metálica pared de la construcción y logré frenar después de rasgar un gran tramo de la pared con ella.

     Azasell estaba delante de mí, no podía perder más tiempo, cada segundo contaba.

     —¡Me obligas a hacer algo que no quiero! —exclamó, mostrando arrugas en su frente por su notable ira—. ¡Dan Reinsd, no llegaras a ningún lado! ¡No entiendes que con solo una orden puedo hacer desaparecer eso que intentas proteger! ¡Por muy rápido que seas no llegarás a ningún lado!

     —Otro que está metido en mi camino, solo tengo que apartarte —respondí mientras extendía mi espada de hoja esmeralda a un lado y la envolvía en rafagas de viento.

     —Esto no tiene por que ser de este modo. —Azasell habló mientras en su espalda se evidenciaba dos pares de alas blancas, las cuales agitó hacia atrás bruscamente. Extendió su espada hacia mi y me dijo—: Ahora puedo entender como te sentiste en aquella ocasión hace veinte años, llega alguien que amenaza todo lo que construirte y lo intentas defender a cualquier costo.

     —¿Quién eres? —Al escucharlo pude percatarme de que no era ese al que alguna vez enfrente—. No ¡No me importa! Pasé lo que pase te mataré.

     —Deseas proteger lo que atesoras, yo también. No tienes que aclarar el hecho de que quieres matarme... pero por el momento bajaré mi espada. —Al escuchar a Azasell no lograba entender lo que hacía, parecia una trampa al verlo bajar su filosa arma, a pesar de ello intente mantener la celeridad—. Hagamos un acuerdo —agregó Azasell.

     —Al final del día se que será inevitable que tu y yo no enfrentemos —dije bajando mi espada, viendo la cituación lo mas factible era pactar una resolución—. ¡Azasell, espero no ser un tonto al no creer en ti! ¡Daewinm, vine a buscarla me la llevaré conmigo!

     —Es ella que decide con quien se va... Pero supongo que necesitas garantías.

     ...

     Regresamos a la ciudad, al mismo árbol en dónde había comenzado el enfrentamiento. Al llegar los jóvenes limpiaban los troncos arrancados del árbol esparcidos por mi ataque.

     Un pequeño escuadrón de soldados se hacercó a mi; me apuntaron con sus arman, eran jóvenes también. Azasell levantando su mano los detuvo.

     Caminé hacia Daewinm, ella se encontraba siendo asistida por una doctora. Nos miramos detenidamente sin romper ese silencio que a cada segundo se volvía ensordecedor.

     Ella ya no era esa niña de dieciséis años, pero a pesar de que su juventud no había caducado ni un poco tras estas dos décadas su cuerpo esbelto era el de una mujer muy hermosa y llena de vida.

     —¡Daewinm! —Rompí ese molesto silencio que nos separaba pronunciado su nombre—. Necesito que vengas conmigo.

     —Mira a tu alrededor todo lo que has hecho —se escuchaba ligeramente molesta e incómoda—. ¿Pensaste que necesitaba ser rescatada? Fue así durante las primeras semanas, pero ya pasóel tiempo. Se que Azasell te quitó mucho y no me opongo a que quiera tomar ninguna venganza pero... No destruyas lo que con tanto sacrificio nos costó construir...

     —Es momento de irnos. —La interrumpí, ella era a la última persona a quien no quería mostrarme frío pero tuve que ignorar sus palabras.

     Sin darme cuenta nada de eso me importaba.

     Después de varios minutos de espera en completo silencio, a las afueras de la ciudad vimos descender una nave de asalto que habría su puerta trasera. En ella se paró a la espera Kiliam.

     —¿Dónde está Dryden? —preguntó ella.

     —Eso puede esperar —dije mientras subíamos a la nave.

      —¿Daewinm, cómo estas? —Kiliam preguntó nuevamente.

     —Supongo que bien.

     —Kiliam, ¿qué están haciendo aquí, por que abandonaron la Tierra? —Desde que supe que una nave proveniente de la Tierra se estaba acercando a Sactum Garden surgió en mi esa duda.

     —Dan... —hizo una pausa, al mirar la clara tristeza en su mirada supe de que se trataba.

     —Perdimos la Tierra.

     —Si...

     —¿Cómo fue que descubrieron este mundo?

     —Zara te explicará.

     En un planeta distante de Sactum Garden, ajeno por el momento del amenazante arsenal nuclear bajo la disposición de Azasell. Nos acercamos a una fragata de apenas 200 metros de largo.

     Una vez en el hangar tras bajar de la nave de asalto me acerqué a Zara quien nos esperaba junto a mi hermana. Le pregunté, mientras veía a Rose abrazar calidamente a Daewinm.

     —Siempre supiste desde un principio como llegar a aquí, es que aunque tu no lo supieras La Tejedora si lo sabría, también sabría que Daewinm estaría aquí. ¿Por qué esperar 20 años? Por qué no buscarla desde el momento en el que se la llevaron.

     —No teníamos como Dan. Pero no es tan así como crees, de haber sabido que ella estaba aquí hubiéramos hecho algo. Como ya sabes, los portales que conectan los Seis mundos se cerraron cuando murieron los antiguos dioses, sin naves de desplazamiento sub espacial es imposible realizar un viaje tan largo. ¿No es difícil suponer que sabes que perdimos nuestro planeta?

     —Si.

      —Sabíamos que tarde o temprano pasaría, ese frágil escudo que nos protegia finalmente cayó, durante todo este tiempo empleamos gran parte de los escasos recursos que nos quedaban para reparar esta nave —aclaró mirando los alrededores—. Si crees que estamos al margen de todo lo que pasa o puede pasar, estas equibocado, si fuera así de sencillo podriamos evitar muchas malas situaciones. Tu misión es actuar Dan, la mía mantenerlos con vida.

     —Al parecer ninguno de los dos ha hecho bien su trabajo.

     —Ven conmigo Dan.

     Caminamos hacia una habitación, junto a Daewinm.

     —Me reencontré con nuestro padre —le dije a Rose.

     —Recibimos una trasmisión hace un par de horas de un antiguo destructor Terrestre, también lo conocí. ¿¡No te alegra?! —Preguntó con desbordante felicidad cargada de emociones— ¡Pronto conoceremos a nuestros padres!

     —Si. pero por el momento tenemos algo que hacer.

     Entramos en una sala, situado en su centro había un extraño artefacto con forma de báculo.

     —¿Qué es? —pregunté.

     —Soy yo. —Escuché dentro de mí cabeza una voz, rápidamente reconocí que se trataba de la Tejedora—. Dan, coloca tu mano derecha sobre el pecho de Daewinm.

     Sin dudarlo me acerqué a ella, descubrí mi mano derecha del blindaje proporcionado por mi armadura y lo coloque sobre su pecho.

     El resultado que esperábamos era el de hacer desaparecer por completo el Frío Eterno de Los Seis Mundos.

     —Necesito que me confirmes algo Daewinm —le dije mientras mantenía contacto físico con ella.

     —Dime —respondió tras mirar un tanto avergonzada a a otro lado.

     —Es sierto que Azasell fue el responsable de eliminar a todos los Reapers. ¿Siendo así por que no eliminar el Frío Eterno también?

     —¡Fácil decirlo! —exclamó molesta—. El no posee tal poder. Si es cierto; Azasell salvó a cada uno en esta nave hace 20 años, pero se perfectamente que eso no cambiará el hecho de que intentarás matarlo.

     —Si. Lo mataré.

     —Análisis finalizado —intervino la Tejedora—. Dan, Azasell no pudo eliminar el Frío Eterno ya que su poder como Dios de la Creación no fue lo suficiente para hacerlo. Pero en cambió tu puedes hacerlo.

     —¿Cómo?

     —Solo debes desearlo.

     "¿Tan simple?" Dudé. Cerré los ojos por un breve instante, luego vía de frente a Daewinm y deseé—: Quiero el mundo que nos arrebataron de vuelta.

     Momentáneamente la sala se iluminó con gran fuerza, tras desaparecer el gran brillo nos miramos detenidamente entre nosotros, conteniendo la respiración en una unica incertidumbre abismal.

     —Frío Eterno eliminado con éxito. —Escuchamos la voz de La Tejedora, mientras que delante de nosotros aparecian ventanas virtuales en las que se mostraban cada uno de los mundos que antes estaban cubierto de frio eterno rebozar de calidez—. Misión cumplida.  

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