Dan Reinsd

     La frialdad de la sala de criosueño en el punte de la CRUC Horizont, comenzaba a dibujar en sus paredes metálica una capa de escarcha, a mi lado Aristell y delante de nosotros un soldado que decía conocerme.

     —¿Quién eres? —le preguntaron mis dudas.

     Él solo sonrió, se hacerco a mi. Puso su mano sobre mi cabeza y la coloco sobre su pecho, nisiquiera reaccioné. Sabía que no era ninguna amenaza.

     —Has crecido Dan, me perdí toda tu infancia. Pero ahora estoy de regreso, hijo.

     Escuché detenidamente sus palabras, asimilandolas en tan solo un segundo, pero a nivel sub consiente fue diferente; me tomo mucho tiempo.

     Llegaron recuerdos de mi infancia, recuerdos que pensé que estaban sepultados en lo más profundo profundo de mi ser.

     "Recuerdo cuando todo comenzó, la guerra, yo era un niño. El cielo se oscureció por el humo de las explosiones y la lluvia de fuego, siempre me mantuve al lado de una persona que cargaba en sus brazos a Rose, no me separé ni por un segundo. Mi padre y mi madre partían al frente de batalla... No volví a saber nada más de ellos"

     —¿Eres mi padre? ¿Gerald? —mencioné su nombre.

     Él se alejó colocando sus manos sobre las hombreras de mi armadura.

     —Si, y veo que ya eres todo un hombre —dijo, con un tono de voz enorgullecido.

     —Pensé que... estabas muerto. ¿Qué pasó, dónde está mamá?

     Gerard, camino hasta la consola de navegación del puente, diciéndome—: Iré a buscarla.

     —No quisiera pensar lo contrario pero ha paso mucho tiempo, ¿cómo puedes saber si mamá aún está viva? —pregunté con interés.

     —Sus constantes vitales continúan enviando señal a mi sistema, al parecer se encuentra en sueño semi suspendido.

     Sus palabras me hicieron sentir aliviado, le pregunté:

     —¿Dónde está ella?

     —En la capital, esta es solo una de las Casas de Sactum Primordium, tras pelear contra Brahma quedé muy herido, entre en la cápsula biogeneratiba, al parecer debido a un fallo no desperté hasta que llegaste tu.

     —¡Hermosa casualidad! —exclamó Aristell.

     Mi padre la miró con detenimiento y ella solo retrocedió un poco asustado.

     —Lo es —respondió él—. Dan, cuéntame sobre Rose.

     —Ella está bien. Pero no puedo decir lo mismo del resto del planeta.

     —¿Qué pasó?

     —Perdimos todo, en este momento en la Tierra solo hay 86 personas con vida, el resto esta... —era desesperante tener que revivir con mis palabras cada una de las perdidas con las que cargabamos.

     —Entiendo —dijo con calma, luego respiró profundamente—. Entonces tenemos que pelear por lo que queda.

     —Quisiera acompañarte pero tengo una misión.

     —¿Interrumpo la conversación? —Nos giramos hacia la puerta y ahí estaba Lards, pasando por la puerta del hangar. Mi padre solo lo ignoro y continúo trazando una ruta de vuelo en la en los paneles de control de la nave.

     —Lards, ¿qué quieres? —Lo miré oscuramente, antes lo había salvado pero no dudaría en apartarlo de mi camino si se interponía.

     —Supongo qué esa hada te liberó, realmente me alegra que lo halla hecho o ahora no estaría hablando contigo y mi hija también estaría viva, quería agradecértelo, —expresó Lards con un aparente agradecimiento.

     —¿Solo eso? —le pregunté.

     Lards caminaba mirando el interior del puente de mando en el que nos encontramos, luego dirigío su atención a mi padre.

     —Mi misión era saber que emitía tanta energía en esta montaña, tengo muy claro que esa energía no proviene de esta nave.

     —Entonces... —Mi padre lo miró imponente dirigiéndole por primera vez la palabra—... ahora que me tienes delante que harás.

     Lards sonrió y dijo—: Claro que tenias que ser tu.

     —¡Hey, hey, hey! —intervino Aristell, revoloteo acercándose a Lards mientras que de sus cristalinas alas expulsaba un hermoso brillo similar a las particulas doradas del oro—. ¿¡Buscas pelea?!

     —Solo tenia la curiosidad de saber quien eras —le respondió a Aristell mientras miraba fijamente a mi padre. Tras un brebe silencio camino hacia la puerta y se marchó.

     —Quiero preguntarte algo, Gerald —él me miró con atención, aún me resultaba extraño llamarlo por "papá"—. Quiero recuperar todo lo que perdí, hay algún modo de traerlos de regreso.

     —¿Quieres revivir a alguien?

     —No, quiero revivirlos a todos —le respondí con decisión, cargando el peso de mis palabras. Me contaron historias sobre dioses que alguna vez alcanzaron un poder sin límites, un poder capaz de trascender la vida y la muerte.

     —Ya esos dioses están muertos, tuvieron sus propias guerras y murieron en ellas.

     —Desperté  mi poder divino me convertí en el Dios Donner de la Destrucción.

     —Otra hermosa casualidad.

     —¿Qué quieres decir? —le pregunté confundido.

     —Anelas traer de regreso a todos los que perdimos pero en cambio los hilos del destino te dieron un poder totalmente opuesto, nadie sabe como surgió la evolución que convirtió a los humanos en dioses, tal vez solo sea un despertar de la sangre que heredamos de los Souverän, pero aun así lo que eres y lo que quieres se contrapone —explicó—. Ya te dije, lo único que nos queda es seguir peleando.

     "Azasell" tras lo que mencionó mi padre pensé en él, el era el dios Donner de la Creación. "Tal vez mi corazón se corrompió y las ganas de matarlo me consumieron al punto en despertar un poder que nació con ese único motivo; matar"

     —Hijo, deberías irte, regresaré lo antes posible. —Mi padre me miró lleno de orgullo.

     ...

     ...

     Me dirigí hacia la salida lateral por donde había entrado junto a Aristell. Observaba el gran cuerpo metálico de la Orizont despegando en vertical y elevándose hasta la salida de la caverna. La fuerza de sus turvinas retumbaron por todo el lugar.

     "Espero verte pronto, junto a Mamá" deseé desde mi interior.

     —Me alegra que hayas podido haberte reunido con tu familia —dijo Aristell con una dulce voz que logró hacer desaparecer las tensiones de mi cuerpo.

     La miré con agradecimiento.

     Tras salir de la cueva, al parecer el campamento de excavación de Lards hacían los preparativos para irse de ese lugar.

     —Y dime, ¿ya logras comunicarte con tu amigo? —preguntó Aristell dado a que poseía una nueva armadura cubriendo mi cuerpo.

     —Volveré a intentarlo —le respondí luego miré hacia otra dirección—. Dan Reinsd al habla, ¿Comandante Dryden puedes escucharme? ¿Dryden?

     —Te escucho Dan.

     —Es bueno oírte, ¿estas en compañía de alguien?

     —No. Escucha, encontré algo importante en una edificación a 62 kilómetros de tu posición, lo investigaré tu continúa con la misión. Localiza a Daewinm y evita cualquier enfrentamiento con Azasell. Mantente en contacto.

     —Entendido.

     Tras cortar la comunicación me volví hacia mi pequeña compañera. Delante de nosotros estaba la chica de cabello y ojos azules que estaba en la caverna.

     —Pensaba que ya te ibas —dijo ella—. Quería decirte algo.

     —No —le dije sin darle importancia. Di la espalda y salí disparado en vuelo junto a Aristell hacia el cielo.

Agradecimiento especial a:

👉 @Rosii3004

Por ayudarme con la edición, por favor siguela, se nota que es una escritora dedicada a ayudar en el crecimiento de las demás.