—¿Qué mierda te pasa? Fíjate por donde caminas, fenómeno.

Jungkook alzó la mirada y observó la malteada regada en la camisa azul sobre una chica joven que caminaba junto a su pareja.

—Cielo, déjalo, es el chico raro de la facultad... —susurró la chica hacia su pareja y este solo frunció el ceño.

—Vas a tener que pagar la tintorería de mi novia, ¿oíste?

Jungkook metió la mano en su bolsillo y sacó el dinero sin contarlo para luego depositarlo en las manos de la chica y caminar sin siquiera girarse a verlos. Hasta que escuchó...

—Desde la muerte del otro se volvió más idiota, no dudo que él haya tenido algo que ver, pero qué más da, ni siquiera lo amaba...

Los pies de Jungkook se movieron por sí solos, su instinto lo empujó a darse la vuelta y regresar a la pareja, con el puño directo al rostro del chico.

—¡Vuelve a repetirlo, jodido imbécil! 

Ni siquiera lo dejó hablar, lo había tirado al suelo y ahora sus puños golpeaban al contrario salvajemente, era golpe tras golpe, manchas de sangre salpicando, las personas amontonándose, gente gritando que parara, pero nadie se metía en la pelea.

—¡Jeon, basta! —sintió unos brazos rodeándolo y un calor que relajante que reconocía bastante bien—. ¡Para, idiota, te expulsarán!

Jungkook reaccionó y al ponerse de pie observó el desastre que había provocado, ahora todos lo miraban con terror en los ojos, él realmente no había tenido esa intención, pero haber escuchado esas palabras habían activado algo en él. 

—¿Entonces me corresponderás?

 El dolor de cabeza regresó junto a ese zumbido que lo alertaba de la entrada de recuerdos y se sostuvo de los brazos de su amigo que lo acababa de detener.

—¿Estás bien?

Observó los ojos avellana de su amigo y se sostuvo de él sintiéndose mareado. 

—Hoseok, necesito... lo necesito... necesito a Jimin...

Los ojos de Hoseok se agrandaron.

Jungkook cayó inconsciente.

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