Punto de vista omnisciente.

La pareja de recién casados estaban esperando a la otra pareja de jóvenes con la que habían quedado para charlar y cederle su lugar.

Se estaban demorando mucho y Jean se estaba comenzando a desesperar.

—Ya, Jean. No resoples más. —le dijo Gia a su marido que se encontraba a su lado cruzado de brazos.

—Es que no entiendo por qué tenemos que cederles nuestro lugar, Gia.

—Porque nuestra historia ya concluyó, mi amor. Es hora de darle la oportunidad a una nueva. —dijo la chica de pelo negro y ojos verdes.

—Pero nadie quiere que nos vayamos y nosotros tampoco queremos irnos. —dijo molesto Jean.

—Lo sé, pero nosotros ya logramos todo, ya somos felices. Contamos nuestra historia, ha llegado el momento de que ellos cuenten la suya. —volvió a decir su mujer.

Caminando lentamente hacia ellos se acercaban dos figuras, una chica rubia de ojos azules, alta y delgada, era preciosa y a su lado venia un chico con un tupé de color negro y ojos claros, alto y fuerte.

—Sentimos el retraso, tuvimos un problema con el auto. —dijo la chica amablemente mirando a Gia.

—descuiden. —respondió Gia sonriendole a la chica.

—yo soy Atenea y él es Jake. —dijo la chica presentándoles, Jake y Jean se miraron fijamente, como si a ninguno les agradara estar ahí.

—Yo soy Gia y él es mi marido, Jean. —respondió nuestra aún protagonista.

Todos estaban sentados en la mesa y las chicas conversaban, los chicos solo observaban a disgusto.

—Nuestra historia no ha sido fácil, ¿la vuestra? —dijo Gia.

—No, no ha sido para nada. Pero nos da miedo contarla por lo que puedan pensar. —respondió Atenea.

—Vuestra historia, es vuestra, solo vuestra y solo vosotros podéis contarla. No tengáis miedo, estoy segura que mucha gente va a quedar enamorada de ella. —dijo la chica pelo negro sonriéndoles. —nosotros nos marchamos, tenemos a nuestra hija con su tío y de ahí no puede salir nada bueno.

Gia y Jean se levantaron de su asiento.

—Cuida a mis chicas. —dijo Jean señalando a Jake.

—descuida, como si fueran las mías. — dijo Jake mostrando seguridad antes Jean.

—No me gusta este tipo, Gia. —dijo Jean mirando a su mujer.

—Ay ya, Jean. No seas dramático. —Y los que eran nuestros protagonistas se marcharon para continuar siendo felices, muy al pesar de Jean.

Sentados en aquel lugar se quedaron Atenea y Jake, nuestra nueva historia.

—¿Qué hacemos, rubia? —pregunta Jake mirando a la chica que tenía a su lado.

—Contarla, ¿no? —dijo la chica no muy decidida.

—Pues empiezas tu, que yo no soy sociable.

—Pero ahora no, el 22 de noviembre.

—Sí, me viene bien ese día. No hay entreno.

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Siénteme.

Mi nueva novela, disponible el 22 de noviembre.