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Capítulo 8

Punto de vista de Jean.

A las veinte horas de haberle mandado el mensaje a Christopher ya estaba en México con su novia. El mensaje le dejó bastante preocupado pero no quise decirle nada hasta no tenerle frente a frente.

El sueño con Gia me hizo tener una esperanza que no sentía hace mucho, la esperanza de que ella estuviera viva. Tal vez me estaba ilusionando para nada, pero siempre había tenido la extraña sensación muy dentro de mí de que mi chica ecuatoriana seguía pululando por algún lado del mundo y que necesitaba mi ayuda.

Para poner en marcha mis planes de descubrir algo sobre Gia, tuve que convocar a todo el equipo Privé y le pedí ayuda a Anna. Sí, era algo raro dado que era idéntica a ella, pero tenía la necesidad de tenerla cerca todo el tiempo porque me hacía sentir bien y me hacía sentir vivo.

Estuvimos charlando ese día y me contó que Erick y ella no se hablaban casi, porque al contarle que había aceptado el trabajo aquí en DF, se había molestado bastante y no había aparecido por el hotel desde entonces.

— Ya, Jean. ¿Qué nos quieres contar? — habló Darían impacientada.

— Como sea una estupidez, la tenemos. — continuó Ralf.

— Ya paren, déjenle hablar. — me defendió Maf.

— Bueno. Anoche soñé con Gia...

— ¿enserio, Jean?, me has hecho viajar desde Los Ángeles hasta México, ¿para decirme que has soñado con mi hermana? — Christopher se levanta del sofá y aparta la mano de Cris para seguir hablando. Todos los demás le miran. — Yo también sueño con ella todas las noches, desesperado por encontrar la forma de que no tomara ese coche y se quitara la vida. Por dios hasta me mudé de ciudad porque Miami solo me recordaba a que se suicidó.

— Déjame terminar, Chris. — hablé firme. — Fer. — obtengo la mirada de Darían. — Creo que tenías razón. Gia puede estar viva y nos necesita.

— ¿Qué estás diciendo? — masculló Ralf. — Estáis delirando, los dos.

— No, Marco. Gia en ese sueño me decía que teníamos que ayudarla.

— Jean, es un simple sueño que puede significar las altas ganas que tienes de verla, igual que el tuyo, Darían. — agregó Naim mirando a su mujer.

— Pues yo pienso igual a ellos. — Dijo Orson. — A mí en todo esto también hay algo que no me cuadra. Llevamos años creyéndola muerta y ni siquiera tenemos una tumba a la que llorarle, ¿no os extraña eso?

— Porque su cadáver estaba carbonizado. — dijo Ralf mirando a Orson incrédulo.

— ¿Y como sabemos eso si ni siquiera le hicieron la prueba o algo que no sé, nos identificara que era Gia la que ardió en ese coche? — volvió a decir Orson.

— Y ya que eres tan listo, ¿por qué no nos explicas, dónde ha estado mi hermana todo este tiempo?

— ¡No lo sé, Christopher!

— Bueno paren. — zanja Darían. — Quien quiera encontrar a Gia, que ayude. Quien no, que se rinda.

Christopher suspiró y tomó la mano de su novia. Sabía que en el fondo pensaba como nosotros pero no quería agarrarse a la esperanza por si finalmente esto resultaba no ser como esperábamos. Pero algo me decía muy dentro que mi chica alocada y encantadora seguía pululando por el mundo sin un rumbo fijo, aturdida y sin saber cómo volver al lugar correcto.

— Esta bien, yo me uno. — dijo Libardo. — Si Gia resulta viva, también la quiero de vuelta y bueno no lo sabremos si no buscamos.

— Estáis locos. — añade Ralf. — Estáis completamente locos, y yo no pienso participar en esto.

— Pues yo sí. — Ralf dirige su vista a su lado donde su novia estaba sentada. Maf se levanta y se pone al lado de Darían y yo.

— María Fernanda... — la sorpresa en los ojos del líder de Privé era obvia.

— No la has superado, Marco. — le habla su novia. — Tienes pesadillas, es escuchar el nombre de Gia y te falta el aire, y si de esta forma puedes volver a ser el Ralf de antes, haré lo que sea por ti.

Marco empieza a negar con la cabeza.

— Está bien. Ibais a hacer lo que os diera la gana de todos modos. — con Libardo, Orson, Ralf, Darían y yo en el mismo grupo Naim empezaba a tener dudas.

— Si no la encontramos, no quiero depresiones. Solo quiero que la dejéis descansar en paz. — se levanta y se une a nosotros. — Vamos a buscarla.

Mae suspira y se muerde el labio inferior. — Yo siempre voy a estar en el bando de mi hermano, así que, yo también voy.

— Bueno amor, pero tú con mucho más cuidado. — dijo Orson tomándole las mejillas a mi hermana y dándole un beso.

Los únicos que quedaban en la oposición eran Christopher y Cris, y en este momento era el exacto para que la rubia jugara sus cartas a su novio y el hermano de mi amor. Ella me miró y yo le asentí con la cabeza, tomó aire y dirigió su vista a su derecha donde estaba sentado mi cuñado.

— Chris...— habló captando la atención del ecuatoriano. — Vamos a hacerlo, necesitas respuestas.

— Cristina...

— Se trata de Gia, de tu enana. — posa su mano encima de la de él. — de tu hermana pequeña.

Él aprieta los ojos y los abre casi al instante. — Hay que empezar desde cero, hay que viajar a Miami. — mi cuerpo suspiró y yo con él. — Necesitaría la ayuda de Zabdiel, Joel, Richard y Erick.

— Llamémosles. —dice Darían.

— Erick hace más de ocho años que no me coge ninguna de las llamadas. — explica Christopher mirando a la peli blanca de mi lado.

Supe que era mi momento de intervenir.

— Por Erick no se preocupen, está más cerca de lo que creen. — todos los demás fruncen el ceño.

Llamaron a la puerta y Darían fue la encargada de ir a abrirla mientras todos me miraban esperando que dijera por qué Erick estaba más cerca de lo que esperábamos.

—¡No puede ser! — escuchamos el grito horrorizado de Darían y Naim salió corriendo a por ella. ¡Mierda, Anna!

Como loco corrí a por ella y le puse mi brazo sobre sus hombros en señal de protección. Por mi cuerpo viajó una electricidad encantadora de pies a cabeza y ella sintió lo mismo porque me miró, sentía que me iba a morir en sus ojos.

Christopher cuando la vio sus ojos se llenaron de lágrimas y sabía perfectamente lo que pasaba por su cabeza, fue exactamente lo mismo que me pasó a mi.

— ¿Gia? — Cris intentó agarrarle pero él se zafó de los agarres de su novia. — ¿Qué mierdas ha pasado?

— Christopher, Cálmate. — le digo acercándome a él. — sé lo que piensas porque yo también lo pensé, pero ella no es Gia.

Él la mira como si en ella estuviera tratando la forma de encontrar respuestas a la cantidad de preguntas que pasaban por su cabeza.

— Es idéntica a Gia, Jean. — habló Darían por él.

— No soy Gia. — habló Anna, ahora mirando a la chica. — no tengo ni idea de por qué tengo este parecido con Gia, pero no soy ella.

— Esto no puede estar pasando. — dice Ralf tocándose la cara.

— Bueno, dicen que por ahí todos tenemos un doble, ¿no? — habla Naim.

— Pero eso solo pasa en las películas o las series, no en la vida real. — dijo Christopher. — y hasta donde yo sé mi hermana no tiene ninguna gemela perdida por el mundo.

— Miradla bien, si fuera Gia se le notaría en la mirada. — miré a sus ojos. — esos ojos no podrían mentir nunca.

Ella me miró con profundidad y ambos sonreímos cuando nuestros ojos habían conectado. Después apartó la mirada.

— Estoy aquí para ayudaros a encontrar a Gia. Puede parecer un chiste pero quiero saber dónde está la que fue la novia de mi novio, aquella que tantas veces tiene presente.

— Pero qué dice esta. — dice Christopher mirándola. Darían suelta un bufido. — mi hermana solo tuvo dos novios, Jean y...

—Erick. — dice Anna, Chris no puede creerlo. — soy la novia de Erick.

— ¿Eres mi cuñada? — pregunta Cris soltando a Christopher y acercándose a ella.

— Sí.

— Por eso dije que Erick estaba más cerca de lo que pensabais. Está aquí en México, vino a acompañarla a su exposición de fotos.

— Yo estoy flipando. — habla Darían y se sienta en el sofá.

—¿Dónde está mi hermano? — dice Cris mirando a Anna.

— Sí, en realidad me encantaría darle una buena golpiza a ese imbécil por desaparecer. — agrega Christopher.

— Bueno, vivimos en Vancouver, pero ahora nos vamos a mudar aquí a México, Bueno al menos yo. — hace una mueca. — Nos alojamos en un hotel, pero hace dos días discutimos y no ha aparecido desde entonces.

— Aparecerá, ¿me das la dirección?, necesito hablar con él. — la morena le asiente a la rubia y le apunta la dirección. — perfecto, voy a buscarlo. — le da un beso en la mejilla a Christopher y luego sale por la puerta.

Todos nos dispersamos, yo fui hacia el cuarto a ver cómo estaba Halsey y Liam, algunos marcharon a la cocina y Christopher fue al jardín a hablar con los demás chicos de CNCO.
Anna, Darían y Ralf se quedaron en la sala.

Punto de vista de Anna.

Estaba en la sala sola con Darían y Ralf, me sentía incómoda, sus miradas estaban fijas en mí y sabía que por dentro morían de la tristeza porque yo no era su amiga.

— Lo siento, siento mucho no ser Gia. — les digo y ellos se acercan a mi.

— No te preocupes. — Ralf me ofrece una sonrisa reconfortante.

—¿cómo era ella? — les pregunté y ellos sonríen.

— Ella era un torbellino alocado, valiente como ella sola y amaba con mucha intensidad. — habló Ralf nuevamente.

— El día que la vi aparecer supe que sería mi mejor amiga, estaba tan tímida y tan asustada que solo quise meterla en una jaula de cristal y abrazarla. — esbozó Darían una sonrisa y una lágrima.

— Consiguió conquistar a Jean de la forma más extraña del planeta. Lo volvió completamente loco. Lo esposó a ella y le fastidió citas, solo porque sabía que estaba enamorado de ella.

— Y como amiga, era una locura pero siempre estaba cuando la necesitabas. — tomaron sus manos.

— Ojalá la encontremos. — les sonreí.

— Estoy segura de ello. Y te encantará conocerla. — Darían me sonríe.

Los demás chicos regresaron a la sala y Christopher con un teléfono en la mano.

Me fijé en Jean, llevaba una camiseta roja de infarto y su sonrisa me empezaba a causar muchos efectos en mi. Me daba bastante miedo, diré la verdad.

— Hasta el mes que viene no podemos viajar a Miami. — dice Christopher.

— ¿por qué eso? — dice Libardo.

— La casa grupal que teníamos allí no estará libre hasta el próximo mes. — explica.

— Bueno, viajaremos el mes que viene. Mientras tanto tratemos de hacer algo desde aquí. — aporté yo poniéndome de pie.

— Pero, el mes que viene es tu boda con Erick. — me dijo Jean.

—Bueno, ya no. La hemos aplazado. — dije haciendo una mueca.

— Lo siento. — toma mi brazo y me da un abrazo dejando un beso en mi frente. Mi mirada inevitablemente se fue a sus labios y me di cuenta de lo mucho que me gustaría morder su aro negro.

Punto de vista de Erick.

Al volver al hotel, Anna no estaba y eso me ponía nervioso. No quiero ni imaginarme que estuviera de nuevo con Jean.
No puedo perderla, no puede enamorarse de él. Otra vez no.

Llaman a la puerta y me dirijo a ella con la necesidad extrema de que se Anna la persona que se encuentre tras la madera marrón.
Pero me encontré a una mujer rubia de ojos azules. Mi hermana.

— ¿Cris?

— Hola, hermanito. — dice pasando al interior.

—¿Qué haces aquí? ¿Y Christopher?

— En la casa Privé.

—¿Qué hacéis allí?

— Que calladito te tenias que tú novia es idéntica a Gia, eh.

— ¿Anna está allí?

— Sí, y totalmente decidida a ayudarnos a buscar a Gia. La que presienten que vive.

— No puede ser, ¡mierda! — mascullé fastidiado. — Cris, tienes que ayudarme. Tienes que convencerles de que Gia está muerta.

— ¿que dices? No saben lo convencidos que están de que está viva.

— No, Cris, no lo entiendes. Anna es Gia. — sus ojos se abrieron como platos. — tras su intento de suicidio estuvo dos meses en coma y al despertarse no se acordaba de nada de su vida, la adoptaron los Suárez y yo la encontré un año después, principio no supe que era ella pero cuando la conocí lo terminé sabiendo.

— ¿y por qué no cuentas la verdad? — grita. — ¿sabes cómo lo está pasando Christopher? Tú mejor amigo, Erick.

— Porque si Anna supiera quien es, recuperaría su memoria y volvería con Jean. No quiero perderla, Cris. Otra vez no soportaría que se fuera con el imbécil ese.

— ¿y crees que siendo Anna no se pueda enamorar como ya hizo una vez?, además eso es muy despiadado la estás alejando de la persona que ama, de su hija y de su hermano. No tienes corazón.

— si que lo tengo. Por eso no quería que viniéramos aquí, sabía que esto terminaría mal, joder. Llevo años ocultándola, no puede tirarse esto por la borda. Cris ayúdame.

— He visto como se miran Jean y ella, la conexión sigue, Erick. No creo que el secreto dure mucho más.

— Por favor, Cris. No puedo perderla como Anna también. Por favor. — mi hermana suspira y me mira.

— Está bien. Te ayudaré.

_______

HOLAAAAAAAA Aquí les dejo un capítulo bastante largo.

CONFIRMÉ LO QUE TODOS PENSABAN, GIA VIVE Y ES ANNA.

No odien a Erick. 🥺

14K en No way, estoy que lloro🥺

LECTORAS FANTASMA NO
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