Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

Punto de vista de Anna.

No daba crédito a lo que estaba oyendo, solo sabía que la persona a la que amaba me miraba a los ojos mientras los suyos estaban aguados y aceleraban mi corazón.

Era imposible que yo fuera Gia, esas cosas se sienten, además si yo fuese Gia, Erick se hubiera dado cuenta y me hubiese dicho, me hubiese ayudado a recordar. ¿No?

—Deja de desvariar, Jean. Vete. —le dije acercándome a él. Bajo ningún concepto dejó de mirarme a los ojos, salvo cuando clavó su mirada en Erick.

—Hay que ser muy desgraciado para atropellar a una niña de nueve años y darse a la fuga. —dijo mirando al chico que ese día se iba a convertir en mi marido. Yo estaba por la labor de salir en defensa de Erick, hasta que apartó la mirada. La mirada culpable, la mirada derrotada.

Le di la espalda a Jean y caminé hasta Erick, rogando por favor que el hombre del cual me había enamorado hace ocho años no hubiese sido la misma persona que había dejado a Halsey durante dos días en el hospital y encima no tuvo ni el valor de dar la cara.

—Erick, dime por favor que eso no es cierto. —le dije acercándome hasta él y solo fue cuando clavó su mirada verde en la mía, cerró los ojos y los volvió a abrir. Lo supe, no tuvo que decírmelo, lo sentí.

—Lo siento. Se cruzó la niña por delante. —dijo en un hilo de voz.

—Pues se da la cara, Erick. —dije tratando de no llorar. El Erick que me había mirado en el instante anterior no era mi Erick, no era del que yo me enamoré.

—¿no ves que solo quieren interrumpir nuestra boda? —dijo intentando tomarme las manos que yo rápidamente le quité.

—Quiero interrumpir esta boda, porque llevas engañándola ocho años. —dijo Jean poniéndose a mi lado.

Puede que me mintiera respecto a lo de Halsey, pero yo no era Gia. Eso no era posible.

—Yo no he engañado a nadie. Ella no es Gia. —dijo Erick encarando a Jean. —¿Qué pasa? No soportas que me haya elegido a mi, ¿verdad? No soportas que ella no haya sido como Gia y haya acabado contigo ¿no?

—Lo que no soporto es que vayas de víctima, la has escondido, la has manipulado y la has apartado de toda la gente que la ama, hasta de su propio hermano que era tu puto mejor amigo. —dijo Jean con la mandíbula tensa a escasos centímetros de Erick. Presentía que en cualquier momento se iban a acabar matando, y a mí me iba acabar dando un infarto.

—¡No es Gia! —gritó el ojiverde.

—Lo siento, Erick. —sentí la mano de Cris en mi hombro y la miré, observé como ella estaba mirando a Christopher el que no daba crédito a lo que pasaba, yo tampoco. —Si que es Gia.

Todo el mundo invitado comenzó a revolucionarse.

¿Por qué todo el mundo afirmaba que yo era una persona que no me sentía?

—¿tú lo sabías y no me dijiste nada? —dijo Christopher con su mirada cristalina mirando a la que todavía era su novia.

Todo el mundo estaba hablando de mí pero yo sentía que la situación no iba conmigo.

—Todos afirmáis que soy alguien que yo no me siento. Yo no soy Gia, no lo recuerdo. —dije mirando principalmente a Jean y Erick. La ansiedad se estaba apoderando de mí y cada vez todo era más confuso, más miedo me daba.

Jean se acercó a mí y tomó mis manos mientras lágrimas brotaban de sus ojos, los míos le acompañaban en el llanto.

Estaba tan confundida y tan asustada.

—amor, mírame. —dijo buscando una mirada que no estaba fija en ningún punto en concreto. —recuérdame, por favor.

Le miré, nuestras miradas habían conectado entre sí de una manera que nunca lo habían hecho, era una energía como mágica. Y fue entonces cuando todo cayó sobre mí como un muro.

—Hola, soy JeanCarlo, Jean, Jeansito, Jashlem, cómo prefieras llamarme.
**
— Está bien, duermo en tu habitación pero con una condición. — Me mira. — que duermas conmigo. — Jean abre los ojos como platos y parece sorprendido.

—¿Estas segura? — pregunta alzando las cejas.

— sí, estoy segura. No quiero dormir sola, me vendría bien dormir abrazada a alguien y bueno, Erick está en Buenos Aires. — me río y él parece algo incómodo.
**
—No entiendo como puedes gustarme, si de FuckBoy no tienes nada.
**
— Gia, me encantaría. — empiezo a sonreír. — pero es que es una locura, lo siento. — mi sonrisa se borra de mi rostro.

— Está bien, ¿esa es tu decisión? — Jean asiente. — Pues eso no se va a quedar así. — me acerco a su boca de manera seductora. — porque JeanCarlo, te voy a volver tan loco por mí, que cambiarás de opinión.
**
—Estás embarazada, Gia. De seis semanas.
**
— ¡Por favor no te vayas, te lo suplico! — sollozó tomando mi mano. — por favor, te amo Gia, no te vayas no me dejes, quédate conmigo. — tragué un nudo en mi garganta y me arrodillé junto a él para abrazarle. — por favor, dime qué hice mal. — habló en mi hombro llenándolo de lágrimas mientras yo le apretujaba contra mis brazos y lloraba en su hombro.

— lo siento mucho mi amor. — le dije entre lágrimas. — tengo que hacerlo es lo mejor.

— No Gia, por favor.
**
— no puedo más... — dije mirando a mi hermano y Jean.

— Claro que puedes, eres Gia Vélez, una sobreviviente ¿recuerdas? — dijo apretando mi mano. — cosas peores has pasado y has seguido teniendo fuerzas para seguir, no estás sola en esto mi amor, así que a la de tres empujas lo más fuerte que puedas que ya tengo ganas de ver a Halsey. — asentí levemente con la cabeza.

Los recuerdos comenzaron a venir a mí, sentía como pude recuperar mi vida, como pude recuperarme a mí misma.

Ellos habían vuelto a mi vida, todos y cada uno de los recuerdos que tenía con las personas más importantes de ella. Darían, Ralf, Naim, Jean, Halsey, mi hermano, incluso Erick.

Eran ellos, siempre los había tenido delante. Gianna Vélez ha vuelto.

Gia, Gia. —escuché la voz de Darían.

Al abrir los ojos sentía como si hubiese tenido la mayor de las resacas. Observé a todos mirándome. Me sentía intimidada pero solo quería hacer una cosa.

—¿Estás bien? —preguntó Jean agarrándome una mejilla. Yo aún un poco aturdida le miré.

Estoy igual de bien que aquella vez que te Exposé a mí veinticuatro horas. —le dije, su sonrisa se fue formando poco a poco y me abrazó.

Ese abrazo no era uno normal, era el abrazo, era mi vuelta, era el abrazo Giean después de nueve años. La vez que volví a sentir las manos de Jean sobre mi cuerpo nuevamente como Gianna.

Al separarme de Jean, un poco demasiado a mí pesar, caminé lentamente hasta Christopher, pero la lentitud no duró mucho. Necesitaba abrazar a mi hermano mayor, a la persona que siempre había estado conmigo, a mi ángel de la guarda.

pensé que te había perdido, enana. —dijo mientras sollozaba en mi hombro. Pocas veces, había visto a Christopher llorar de esa manera. Pero como si de un trastorno bipolar se tratase, se separó de mí secando sus lágrimas. Tan rápido como La Luz, fue hacia Erick y le propinó un puñetazo en la cara.

—¡Christopher! —grité.

—¡me mentiste, me has mantenido alejado de la persona más importante de mi vida durante ocho años, la has alejado de su novio, de su hija, de mí. Se suponía que éramos mejores amigos, pero eres un pedazo de hijo de puta! —dijo señalando a la persona que de no ser por esto se hubiera convertido en mi marido, luego se dirige hacia la que era su novia. —Lo tuyo, no tiene nombre, Cristina. Pensé que era la mujer de mi vida, pero eres igual a tu hermano, igual de mentirosa. No quiero volver a saber de ti en lo que me resta de vida.

Yo me acerqué hasta mi hermano, agarrándole su mano, quería que sintiera que estaba aquí con él. Luego miré a Erick, el que no tenía el suficiente valor para mirarme más de tres segundos seguidos.

—Eras la única persona en la que confiaba, hemos estado viviendo juntos ocho años, Erick. No entiendo como pudiste hacerme esto. —le dije en un hilo de voz. Dirigirme a él de esa manera me estaba haciendo daño, incluso más que haberme enterado de la mentira que llevaba viviendo como vida, por supuesto que no más que la rabia que sentía al saber que había atropellado a mi hija y que encima, se había dado a la fuga.

—¿y qué querías que hiciera, Gia? —dijo mirándome. En sus ojos se comenzaron a ver lágrimas, pero no fue eso lo que me impactó, sino ver cómo me había llamado Gia después de haberlo negado tanto.

La última vez que me había llamado Gia, fue hace dos meses, cuando llegamos a México. Yo fui tan tonta e ingenua que creía que tenía un amante, cuando en realidad me debía de haber cuestionado muchísima más veces el por qué me tenía escondida de todo el mundo.

—Fui egoísta, porque la última vez que pensé en ti, te fuiste con él sin importarte todo el daño que me hiciste, no te importó siquiera si yo estaba aquí pensándote o si no. —dijo, en algo de eso llevaba razón, pero yo no pude controlar lo que empecé a sentir por Jean, simplemente sucedió.

—¡Cómo puedes ser tan manipulador! —gritó Jean, yo puse mi mano en su hombro.

—No, Jean. —dije mirando al padre de mi hija. Luego dirigí la vista hacia mi primer amor. —Yo no quise hacerte daño nunca, Erick. Y sé que tú a mí tampoco.

—No quería perderte, ya te perdí como Gia y no quise perderte como Anna, pero de nada sirvió, porque aún con tus recuerdos borrados, volviste a enamorarte de él. —dijo sirviendo su nariz y acercándose a mi. —Eres libre, sed felices, hacéis una muy bonita pareja.

Me esquivó y fue saliendo poco a poco De la Iglesia. Me dolió verle así, al fin y al cabo, ambos nos habíamos hecho daño pero también nos habíamos querido mucho, mal, pero nos quisimos y una parte de mí siempre estará agradecida con Erick por todo lo que hizo por mí, por haberme hecho feliz, por haber sido mi primer amor.

Sentí el abrazo de Darían a mi lado y cerré mis ojos, tenía que disculparme con ella y que darle las gracias por no haberse rendido nunca conmigo, ella me encontró.

—Fer. —me giré a mirarla y sus ojitos verdes estaban llenos de emoción. —Lo siento mucho, siento mucho lo que te dije aquel día.

—Gia. —dijo y tomó mis manos. —Yo sabía que estabas ahí y no te podía dejar sola, no tengo nada que perdonarte.

Nos fundimos en un precioso abrazo de hermandad, la que tuvimos desde el primer día que crucé la puerta del departamento de Ralf.

—Nena. —dijo este, luego me sonrió y vi como una lágrima empezó a recorrer su mejilla. Me llené de ternura y le abracé. Había extrañado a mi mejor amigo.

Luego miré a Jean que estaba a mi otro lado observando todo con una media sonrisa, me había encontrado y no solo eso, sino que se había vuelto a enamorar de mí pero esta vez como Anna, aún así demostrando cada día que no me había olvidado como Gia.

—Christopher. —la voz de Cris llamando a mi hermano me había hecho desviar mi atención de mi chico. —Puedo explicártelo todo. —dijo entre sollozos.

—No quiero que me expliques nada Cris. Durante estos últimos dos meses me has visto llorarle a mi hermana porque no aparecía y tú has estado callada sabiendo dónde y con quien estaba. —le dijo Christopher, estaba lleno de rencor ahora mismo, y lo entendía. —Así que vete, Cristina. Porque si no lo haces voy a decirte cosas de las que después me voy a arrepentir.

Cris finalmente dejó de insistirle y desapareció De la Iglesia al igual que su hermano y su familia.

Ahora mismo solo quería irme a casa y abrazar muy fuerte a mi hija y decirle que mamá había vuelto y no se pensaba ir nunca más. 

Pero antes debía de hacer algo.

—Mamá. —me dirigí a Melyssa, mi madre adoptiva, ella se acercó hacia mí y me abrazó muy fuerte. —gracias por todo.

—No hay de qué, mi niña. Estoy tan feliz de que hayas recuperado a tu verdadera familia. —dijo sonriéndome de lado, esa mujer me lo había dado todo durante el tiempo que estuve sin memoria, y me había salvado la vida. —Agradezco a la vida haberte encontrado en aquel barranco y haberte llevado a tiempo en el hospital, este mundo no podía quedarse sin alguien como tú, Anna. Perdón, Gia.

—Para ti, siempre seré Anna. —dije y luego la abracé. Posteriormente me dirigí a Kate. —odio decir esto, pero llevabas razón.

—yo te dije. —sonrió. —Vas a ser muy feliz de ahora en adelante, nena.

Y tras haberme despedido de los Suárez, mi mano se entrelazó con la de Jean y caminamos juntos hacia fuera de esa iglesia. Era el momento de volver a ver a mi pequeña.

(...)

Mi hogar de toda la vida seguía igual de como la última vez que lo vi como Gia, antes de mi secuestro. 

Tenía los nervios a flor de piel, no sabía cómo iba a reaccionar Halsey al verme.

Entré y vi a todos.

—¿Gia? —dijo Libardo enarcando una ceja. Yo le asentí tímida antes de darle un fuerte abrazo. —te hemos extrañado tantísimo.

—Quiero ver a Halsey. —dije antes de seguir saludando a nadie. Lo primordial estaba en ver a mi hija.

—está en cu habitación con Liam. —respondió Naim.

—iré a llamarla. —agregó Jean haciendo el amago de ir a por nuestra hija.

—No, espera, Jean. No puede verme así. —dije informando de que seguía aún vestida de novia.

Así que subí a mi habitación y al rato bajé vestida de otra forma, más yo, más Gia y un poco menos Anna.

Entonces fue cuando Halsey bajó a la sala de la mano de su padre, y al verme salió corriendo a abrazarme.

—Anna, has vuelto. —dijo en el abrazo, después la miré.

—no, mi vida. No soy Anna. —le dije mientras las lágrimas de emoción brotaban de mis ojos.

—¿mamá? —dijo un poco confundida pero después me abrazó y me sentí bien. Me sentí en mi lugar, el abrazo de Halsey era todo lo que necesitaba en la vida. Luego me separé de ella y me puse de pie aunque seguía cargando su mano.

—Quiero pediros perdón a todos. Por lo que hice, debí de enfrentarme a mis miedos y debí dejarme ayudar. Opté por el camino fácil y os hice daño. Pero eso se acabó, no voy a volver a irme. No quiero volver a perderos. — dije mientras nuevamente lágrimas se apoderaban de mí, Jean tomó mis mejillas y me besó. Por primera vez en nueve años, nuevamente como Gianna.

Fue aquel día, cuando recuperé de nuevo mi vida, mis amigos, mi familia, mi hija y el amor de mi vida. Fue ese día que volví a ser Gianna Vélez Muñoz.

Fin.

______
Vale creo que estoy a puntito de llorar, no es fácil esto.

Todavía no les diré adiós porque falta el epílogo pero estoy llorando un poquito.

@maariasanchezz19

voten y comenten.
Lectoras fantasma no.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro