Capítulo 24
Punto de vista de Jean.
Llevaba todo el día en el hospital, Halsey por suerte estaba mejorando y Anna no me había dejado solo ni un momento.
No quería siquiera pensar en que apenas cuarenta horas iba a ser la mujer de otro, menos sabiendo que ella quería estar conmigo, me lo había dicho. Era un amor tan extraño, como imposible y lo cierto era que cuanto más imposible más ansiaba el tenerlo.
Su pelo, sus ojos, su cuerpo, su fragilidad, su timidez, su dulzura, son muchos de los factores que me habían llevado a enamorarme de ella, lo cual al principio me hacía sentir culpable pero es que ahora lo digo orgulloso. Esto me lo enseñó aquella mujer a la que tanto amé y sigo amando allá donde esté, amar no es ningún delito, no debo sentirme culpable por ello, porque entonces me estaría sintiendo culpable por vivir.
—Jenner. —dijo Fer tomando mi hombro, yo levanté la cabeza que la tenía agachada debido al agotamiento de haber estado todo el día en el hospital. —Vete a casa a descansar.
—¿cómo irme, Fer? Es mi hija la que está allá adentro. —le dije mirándola incrédulo ya que parecía que se le había olvidado que era el papá de esa niña de allá adentro.
—Pero te va a dar algo, bro. Anda a la casa a descansar y en unas horas regresas. —habló Naim al lado derecho de su mujer, yo negué con la cabeza. Hay que estar loco para pensar que voy a dejar sola a mi hija en el hospital. —Halsey está mejorando y necesitas estar activo para las próximas horas.
—Jean. —Dijo Anna a mi lado, al sentir su mano en mi rodilla una electrizante sensación me recorrió todo el cuerpo, no dejó ni un solo lugar sin recorrer. —hazles caso, necesitas descansar.
—No quiero estar solo, Anna. —dije mirándola.
—Anna, ¿Por qué no le acompañas? —dijo Kate.
—Yo... es que...—titubeó la chica de mi lado. Lo sabía, se había puesto nerviosa.
—No pienses ahora en volver con Erick, ya le enfrentarás mañana, solo vive el hoy, haz lo que sientas aunque solo sea por hoy, por favor, Anna. —habló nuevamente la chica de la rubia melena. Mi estómago empezó a gruñir y no especialmente por hambre sino a la espera de que la chica de cuál estaba enamorado respondiese a lo que su hermana adoptiva le había dicho.
—Está bien. —dijo haciéndose la abatida, pero aquí ambos sabemos que se moría por decir que sí.
—Entonces hecho, váyanse y descansen. Nosotros estamos al pendiente de Hal y cualquier cosa les llamamos. —dice Orson. Miré hacia Anna, le estiré mi mano con la esperanza de que me la tomara y en efecto eso hizo, con seguridad y firmeza tomó mi mano y nos levantamos de nuestros asientos.
Salimos del hospital en el auto de Chris, estaba deseando llegar a casa y estar a solas con ella, necesitaba hablar, despedirme de ella. Se iba a convertir en la mujer de Erick Brian y con el tiempo de forma inevitable se olvidaría de mí. El solo pensamiento de imaginármela vestida de blanco, camino al altar y que tomara la mano de otro me causaba rabia y malestar.
Cuando estacioné el auto en el garaje, la miré. Se lucía tímida y nerviosa, feliz y culpable. Su cabeza se giró hacía mí de una forma tan inexplicable mientras que clavaba sus ojos en mis labios que por segundos pensé en siquiera entrar en la casa, solo besarla ahora mismo. Menos mal, me considero chico de buen autocontrol, menos con Gia, ella era más fuerte que todo eso.
—¿entramos? —le dije con la piel erizada al ver que sus ojos verdes se habían levantado hacia los míos.
—Sí. —dijo. Acto seguido abrió la puerta del auto y salió dando un fuerte portazo. Verás Chris...
La seguí hasta la sala principal, ella estaba mirándolo todo, como si del mes que había vivido en esta casa quisiera meter cada recuerdo feliz en una pequeña cajita y llevársela consigo a Vancouver. Yo me acerqué a ella por detrás y giró un poco su cabeza por la derecha para mirarme de reojo.
—Anna. —dije en voz baja casi susurré, ella se giró hacía mí poniéndonos cara a cara.
—Ni siquiera sé que estoy haciendo aquí, Jean. —habló, estaba bien, por su semblante sabía que se encontraba en casa, sabía que ella sabía que este era su sitio pero el sentir que estaba traicionando a Erick la estaba confundiendo.
—Solo una noche, la última noche. La despedida antes de que le des el sí a otro que ya no amas. —dije sujetando sus mejillas mientras la conexión entre nuestras miradas formaba un brillo especial en sus ojos que me estaba volviendo loco.
—Si me quedo esta noche no voy a tener el valor para irme nunca, Jean. —dijo tomando mis muñecas y apartando su mirada.
—Entonces quédate siempre. —su mirada regresó a mis labios y supe en ese momento que era lo que quería, lo que queríamos.
Con lentitud y ternura nuestros labios chocaron, deslicé mis manos por su cintura y su boca se entreabrió para soltar un pequeño gemido. Las suyas fueron bajando por mi brazo y justo ese momento fue el que se separó del beso, mi boca comenzó a extrañarla y vi su mirada, un verde con fuego, un verde excitado, un verde pasional.
Agarró el borde de su suéter negro, pero antes me miró y lo sacó por arriba de su cabeza, se acercó de manera peligrosa hasta a mí quitándome mi camiseta. Luego me besó de forma brusca que ni siquiera yo daba crédito a lo que sentía y se agachó mirándome desde abajo. Oh, oh, va a hacer, lo que creo que va a hacer.
Ni siquiera soy capaz de explicar la de maravillas que estaba haciendo con la boca, esta mujer es sacada de otra galaxia. Quería aguantar más, quería disfrutar más pero me estaba resultando imposible. Creo que no se dejó ningún lugar sin lamer o tocar, no pude más y me fui.
Que Gia me perdone, pero Lo admitiré, ha sido el mejor sexo oral que me han hecho nunca.
La miré desde arriba aún extasiado por el fuerte placer recibido, y lo supe en cuestión de segundos. Ella no podía quedarse así.
—Ven. — dije levantándola del suelo a tal velocidad que hasta la hizo reír. —¿no creerás que te vas a quedar así, no?
Saqué sus pantalones casi de una tirada y su ropa interior de encaje roja. La miré una última vez, se agarró a los respaldares del sofá y me miró decidida.
Lamí y acaricié cada lugar de feminidad, lo mejor de eso fue oírla gritar mi nombre y saber que disfrutaba, nunca en mi vida me habían gustado tanto unos jalones de cabello como aquella noche, pasé mi lengua una última vez por el centro y ese fue su grito final, con ese se fue.
Casi al Segundo tiró de mis hombros hacia arriba para levantarme y besarme como un drogadicto tomaría su heroína para calmar su sed.
Quité su brassier por encima de su cabeza mientras ella abría el cierre de mi pantalón nuevamente para bajarlo sobre mi cuerpo y quitarlo del todo, la cargué en brazos y subimos la escalera con cuidado, y el único Segundo que dejamos de besarnos fue para mirarnos a los ojos, aquellos que tanto extrañaban verse.
Al llegar a la habitación, la tumbé en la cama Mientras yo gateaba sobre ella dejando pequeños besos sobre su piel a la que esta reaccionaba erizándose, la temperatura por cada Segundo iba subiendo en la habitación, la que fue testigo de aquella vez, pero nunca fue tan testigo como esta noche, mis manos viajaban por su espalda y ella me acariciaba suave.
Justo antes de entrar, para atender sus súplicas de sentirme en su interior, nos volvimos a mirar, Era Mía, me lo estaba diciendo, mía aunque se fuera con Erick. Su corazón y su cuerpo me habían elegido a mí.
Entré en ella, la escuché gemir, sentí como sus manos se aferraban a mis brazos y sus piernas a mi cadera. Enterré mi boca en su cuello y juntos, llegamos al clímax. Caí desplomado a su lado.
—Mañana, nos olvidaremos de esto.
___________
I'm not READY for the END. 🥺🥺
NO OLVIDEN SEGUIRME EN MIS REDES, ESTOY DANDO INFORMACIÓN SOBRE MI NUEVA NOVELA.
ig: @maariasanchezz19
Tw: @_maariasanchezz
SIÉNTEME. disponible el 22 de noviembre en Wattpad.
Enamórate de Atenea y Jake.
NO ESTOY LISTA PARA DECIRLE ADIÓS A JEAN Y GIA. 😭
2 capítulos para el final. 😯
Voten y comenten
Lectoras fantasma no
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro