Aportación de Ivanna. (Una chica que me mandó esta portada por instagram. No sé su user en Wattpad)❤️

Punto de vista de Jean.

Llevábamos dos días en Miami y pocas palabras más que hola y adiós había cruzado con Anna, ella estaba como muy ausente conmigo y con todos aunque quería aparentar que estaba normal. Tiende a tener la misma manera de evitar decir que está mal que Gia. ¿Por qué todas las chicas que me gustan son tan complicadas?, espera, Anna no me gusta. Venga Jean, estás enamorado de Gia no te puedes sentir atraído por nadie más, recuerda que eso es traicionar al amor de tu vida que puede estar por cualquier lugar del mundo.

Suspiré aturdido y me dirigí hacia la sala donde vi a Erick y Anna hablando o eso trataban de aparentar porque más bien parecían estar discutiendo. No quiero ser cruel, pero me alegro que su relación vaya cayendo en picado, Erick no se merece a una persona como ella que es dulce, atenta, amable y cariñosa, pero sobretodo es tan frágil y se le ve en sus ojos que es inevitable no encariñarte de ella. Así que no entiendo porqué está con ese capullo.

—Jeansito. —miré a Libardo que estaba a mi lado con una camiseta roja, me hace una señal con la cabeza para ir tras él a la cocina donde estaríamos completamente solos.

—¿Qué pasa? —pregunté una vez ya en la cocina.

—Llevamos dos días en Miami y ni siquiera sabemos qué hacer.

—Yo no llevo el control de eso, Lib. — me encogí de hombros.

—Perdona, pero la idea de venir aquí fue tuya porque incluso hasta Christopher lo veía como una locura.

—Pero todos estuvisteis de acuerdo.

—Claro, si llevábamos a cabo un buen plan. Si estamos en esta casa con recuerdos y sin nada, para eso mejor nos quedamos en México.

—No me agobies, Libardo.

—No te agobio solo digo que pensemos algo. Si Gia vive no va a aparecer así como así por arte de magia. Imagínate que ha perdido la memoria, ¿me explicas cómo regresa?

Frotándome la cara y fastidiado suspirando dije. —Ay Dios mío, no tengo suficiente con un problema que ahora dos.

Mi amigo frunce el ceño.

—¿Cuál es el otro?

—tener que criar a una niña de nueve años yo solo, ¿te parece poco? —mentí, recé para que él me creyese.

—Jean... —alarga la última sílaba para que le dijera la verdad pero al ver que no lo hacía tomó mi barbilla y me hizo mirarle fijamente. —Anna.

—Pero qué dices... — dije riéndome nerviosamente.

—Jean, que nos conocemos. —aparté la mirada y como me conoce tan bien supo todo. —¿qué te sucede?

—No lo sé. Ojalá pudiera saberlo, es como no sé, es raro.

—Es que sientes algo por ella. —la ofensa empezó a recorrerme el cuerpo y mi enojó salió por la boca.

—¿cómo se te ocurre decir eso, Libardo Isaza?

—Que si fuera mentira no te pondrías así.

—Vete al infierno.

—Es inútil que te resistas, si sientes cosas por Anna por mucho que quieras evitarlo lo vas a sentir igual. — le miré fijamente y después le ignoré enfadado saliendo de la cocina.

Me crucé con Orson en medio de mi furia que me miró un poco desconcertado.

—Jean, tenemos...

—¡Déjame en paz, Orson!

Subí las escaleras mientras mi amigo se quedaba mirándome con cara de pocos amigos, como si quisiera partirme la madre por mi contestación.

Al pasar una esquina Anna cruzó por delante Mía y no la iba a dejar pasar de largo. Sobretodo con el suceso pasado días anteriores en mi habitación.
Estuve a punto de hacerle daño y no le tuve respeto a Gia tampoco, pero es que siento la necesidad de tocar su piel. Es que es tan suave y tan parecida a la de Gia que pareciera que la estuviese tocando a ella.

Tomé su brazo.

Su mirada estaba distinta, estaba llena de tristeza e incertidumbre, como si algún suceso en su vida la hubiera marcado y no pudiera ser la de antes.

–Siento mucho lo del otro día—le digo evitando que ella continúe su camino.

—No te preocupes—a pesar de que ella me dijera eso sabía que no era cierto.

—Sí, si me preocupo. Anna, estuve a punto de hacerte daño— tomé su mano, Anna no me mira y la aparta.

—Ya me lo hicieron antes.

Sin decir nada más se marchó.

Observé cómo se marchaba, no sabía que le había sucedido para verla así de rota y eso me carcomía por dentro.

—Anna. —dije interrumpiendo su camino. Ella se giró hacia mí y clavó su mirada en la mía.
Es indescriptible la forma en la que todo se removió todo dentro de mí.

Lo siento, Gia.

Me acerqué hasta ella y sin decir nada la besé. Sus labios se movieron al compás de los míos. Sabía que corríamos peligro de que nos viera alguien, de que Erick nos viera pero no podía evitar querer besarla.

Libardo y Naim tenían razón.

Al separarnos por falta de aire nuestras miradas se volvieron a conectar, y en ella vi aquella que tanto había extrañado. ¿Por qué sentía esto por ella? Dios mío, estoy traicionando a Gia. Necesito que aparezca, no puedo con este sentimiento.

—¿Qué está pasando aquí? —el acento cubano de Erick nos atrapó los conductos auditivos y provocó nuestra separación. Ella se giró hacia él con la cabeza agachada y tuve que dar la cara por ella.

— Solo... necesitaba un poco de comprensión, esta casa me recuerda a Gia.

Erick que se acerca a Anna y rodea su brazo alrededor de ella mirándome desafiando, como si marcara territorio con ella. Este chico tiene una grave rivalidad conmigo.

— Si, ya. —dijo de forma despectiva. Tomó a Anna de la barbilla y después la besó. Fueron cuestión de cinco segundos, pero esos cinco segundos me mataron. —Espero que estes mejor, Jean.

—descuida.

Anna y él se marchan tras mí pero antes de nada ella giró a mirarme.

Así deseara con todas mis fuerzas no tener sentimientos por ella, era inútil. Ya era demasiado tarde.

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HOLAAAAA YA HE REGRESADO!!!!

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