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Capítulo 11

Punto de vista de Anna.

Había pasado una semana desde que oí a Jean decir eso. No comprendía el porqué me comparaba todo el rato con Gia si él no quería relacionarnos, ademas, lo había dejado bastante claro ¿no? Ella era mejor que yo, y siempre lo sería.

Desde entonces me había mostrado muy indiferente con él, solos cruzábamos tres palabras y eran puros monosílabos. Ya a todo esto le adjuntamos, que me besó y después actúa como si no hubiese pasado nada. No sabía cuál era la peor parte de esto. Que Jean me hubiera dejado por el subsuelo sin venir a cuento o que me muriese por volver a besarle.

Es que no puedo ni describir el cúmulo de sensaciones que tuvo mi cuerpo cuando sus manos rozaban cada rincón de mi piel y su lengua jugueteaba dentro de mi boca. Sin contar que era como si me supiese ya todos sus lugares débiles y placenteros, como si hubiera conocido antes lo que era sentirle.

Agg. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en Jean? Es una jodida tortura, porque después de lo que dijo debería de odiarle, pero no hago mas que pensar en ese jodido beso y en como me gustaría besar y lamer cada puto centímetros de anatomía.

Venga, vamos a admitirlo. Tú puedes Anna.

Darían y Ralf me observaban como queriendo intentar descifrar qué pasaba por mi mente dado que había soltado un gruñido y ni siquiera me había dado cuenta.

— Anna, ¿En qué piensas? — me dijo la peli blanca sentada en el sofá de la casa privé.

Quería decirle lo que rondaba por mi mente, pero a pesar de ser una buena amiga y haberme demostrado que podía confiar en ella y en Marco, no me sentía preparada para admitirlo.

— Eso. — dijo Marco.

— Pues cosas Mías.

Marco se ríe y busca mi mirada.

— Eso siempre suele ser algo malo.

Ojalá fuera algo malo, total, ya estoy acostumbrada a lo malo en mi vida. ¿Pero esto? Que me guste un chico que no es que dejara a su novia por falta de amor no, sino que la dejó porque murió. Ya es otro nivel.

— Es que lo que pasa por mi mente es tan surrealista que ni siquiera puedo explicarlo con claridad.

— Bueno, acá estoy. Marco Antonio Morales, experto en temas realmente surrealistas.

Me río.

— Tengo un problema.

— ¿Cuál problema? — pregunta Darían mirándome y luego mira a Ralf.

— creo que me gusta alguien.

— Ya sabíamos de sobra que te gusta tu cubano, de hecho te vas a casar con el. — dice Ralf con tono de restar importancia.

— No, no es Erick. — suspiré. — si fuera Erick, todo sería mucho más fácil. — les miré a ambos. Bien, allá voy. — el problema es que esa persona es...— venga Anna, vamos. — es Jean.

Ralf empieza a toser como si se hubiera atragantado con su propia saliva y Darían simplemente se llevó una mano a la cabeza.

— Otra igual, ¿Qué le veis? — dice Ralf cuando consigue volver a meter aire en sus pulmones. — ¿Qué es la maldición de las réplicas? ¿Todas se enamoran de Jean o cómo va la cosa?

— ¿Qué dices? — pregunté sin entender. — ¿Quién más se enamoró de Jean?

— Gia. — habla Darían. — ella también estaba como tú, locamente enamorada de Erick...

— dime por favor, que tú no has estado durmiendo con él toda esta semana porque tienes pesadillas por las noches... — interrumpe Marco. — porque el que coge el auto y se tira por un barranco soy yo.

— Ya Cállate, Ralf. — le exige Darían. Después centra toda su atención en mi. — ella estaba enamorada de Erick, era el amor de su vida y juraba no poderse enamorar de nadie más que no fuera él. Pero entonces...

— comenzó a dormir con Jean... — interrumpió nuevamente Ralf.

— ¡Que te calles! — le lanzó Darían un cojín. — empezó a tener sentimientos por Jean, enamorándose de la manera más especial y enfermiza que pueda existir. Porque claro, ella era menor de edad, Jean tenía veintitrés... y llevó a cabo un plan, un pelín tóxico que le hizo daño a ambos. De ahí nació Halsey.

— Halsey es producto de un amor tan bonito como doloroso y enfermizo. — agregó finalmente Marco. — Pero enamorarte de Jean ahora mismo es una maldita locura. Desde que murió Gia que no es capaz de tener buenos sentimientos más allá de amistad. Solo utiliza a las chicas lindas como pasatiempo para olvidarse de ella.

Al rato, Jean llegó y no tuve ganas de verle, no quería que en mi estomago se movieran mariposas ni nada de eso, simplemente odiaba las sensaciones que causaba en mí, no le conocía a penas y por lo que me habían contado Darían y Ralf, era muy difícil intentar que Jean sintiera algo por mi. Pero qué estoy diciendo si yo no quiero que él sienta nada por mi. Lo único que quiero es partirle un jarrón en la cabeza.
Me despedí de Halsey. Esa niña era pura ternura y puro amor, no podía evitar la extraña sensación de quererla atrapar entre mis brazos allí donde estuviera a salvo y protegerla de todo el mal que hubiera en el mundo. Era como si hubiese un sentimiento madre e hija, pero sin serlo.

Regresé al hotel por la noche, ya debía. Erick estaba sentado sobre la cama con su guitarra y sin remera, algo me decía que se venía una fuerte discusión por la mirada que me echó cuando estuve al alcance de su vista.

— ¿donde estabas? — preguntó buscando un acorde en la guitarra.

— En la casa privé. — respondí.

— ¿otra vez allí, con esa gente, Anna? — y a pesar de que no me miraba, pude ver como su mirada estaba furiosa.

— Las veces que hagan falta, Erick.

Suelta la guitarra a un lado y se levanta de la cama frente a mi.

— Ya casi no estás conmigo, un poco más y tengo que pedir una maldita cita para compartir tiempo con mi prometida.

— No vayas por ahí. Porque tú fuiste el que te desapareciste por tres días sin dar señales de vida. — alcé la voz.

— Tú no eres así, Anna. ¿Qué te están haciendo aquella gente?

— Abrirme los ojos.

— No. te están convirtiendo en Gia. ¿No te das cuenta que es el único motivo por el que te quieren cerca? Porque tenerte a ti, es como tenerla a ella. Date cuenta, Anna.

—y tú, qué. Tú también perdiste a Gia y estabas enamorado de ella. Así que no vengas a descargarte contra ellos.

— Yo estuve enamorado de Gia. En pasado. Dejé de estarlo en cuanto la idiota se decidió por el TikToker ese.

— No digas eso.

— ¿Es que no te das cuenta, mi amor? — tomó entre sus dos manos mi cara. — Te están alejando de mí como hicieron con Gia.

— A Gia, nadie la alejó de ti. Ella sola se enamoró de Jean.

—¿Eso te han dicho? — asiento con la cabeza. — bien, vamos a contarte la verdad.

No sabía muy bien a qué se refería con todo eso.

— Gia, llegó enviada por Christopher a privé porque él no quería que estuviésemos juntos y alejarla de Miami era la única maldita manera de tenernos a ambos alejados. Pactó con Jean una manera de seducirla para que ella poco a poco se fuese olvidando de mí y estuviese con él imbécil ese, así que ella débil y torpe cayó en sus garras y me dejó. La alejaron de mi, no me dejaron amarla.

Mi mente colapsó, eso nadie me lo había contando. No podía creerlo, en serio ellos habían hecho eso.

—¿Por qué nunca me lo contaste?

— Porque es algo que quiero olvidar. — se acerca a mi. — Gia está muerta, es pasado. Mi presente y futuro eres tú. — me besa y el calor de sus labios me hacen corresponderle. — no regreses más con ellos amor, por favor.

Ahora lo comprendía todo. Él por qué Christopher odia a Erick, él por qué nunca respondió a sus llamadas y el por qué quiso mantenerme alejada de México, aquí perdió al amor de su vida, y no por su suicidio, sino porque no la dejaron amarla.

A la noche siguiente, Erick había salido a comprar algo para cenar, hoy no queríamos cocinar nada. Habíamos pasado todo el día, haciendo el amor o bien viendo Netflix. Y amaba los días así con el.

No entiendo como pude confundirme de esa manera con Jean, estaba claro que estaba hecho un verdadero capullo y yo no quería ser una víctima más como lo fue Gia, lo siento pero no.
Hoy no había ido a la casa privé, y no volvería nunca más. No quiero estar rodeada de gente anti amor y mentirosos compulsivos, siento demasiada pena por Halsey al ver de toda la gente de la que se rodea y llama familia.

La puerta sonó y a regañadientes me levanté se la cama. Mi pintas eran horrorosas pues llevaba un short negro y una camiseta blanca anudada y un moño recogido.
Abrí la puerta y tras la madera marrón descubrí a un Jean con unos pantalones negros ajustados a su maravilloso y tonificado cuerpo y una camiseta Tie dye rosa.
Miré sus labios y vi como se los humedecía y sentía que me iba a desmayar allí mismo si no me cogía y me besaba ahora mismo.
¿Como se puede ser tan jodidamente sexy?

— Hola.

—¿Qué haces tú aquí? — me hice la indiferente.

— Como no viniste hoy no pudimos decirte que mañana...

— no me interesa. — él frunce el ceño un poco sin entender.

—¿Qué te Pasa?

— Que no quiero rodearme de gente como vosotros, eso pasa.

—¿rodearte de gente como nosotros? — suelta una risa irónica. Tan irritante como puramente sexy.

— Sois todos unos mentirosos compulsivos y anti amor totales. Que decís de ir en busca de vuestra adorada Gia pero la quisisteis alejar de la persona que amaba. — levantó una ceja en cuestión. — Erick me lo ha contado todo.

— Uh-huh, y se puede saber, qué te ha contado. — coloca su brazo sobre otro y se toca la barbilla.

— Que Gia llegó aquí a Mexico obligada por Christopher para alejarla de él y que tú tenías un plan con él para seducirla y hacer que se olvidase de Erick. — él por cada palabra que sale de mi boca parece creérselo aún menos.

— Eres tonta, Anna. — puse cara de enojo. — Gia y yo nos enamoramos porque pasó, no porque yo la sedujera. Es más fue casi al revés.

— Eres un mentiroso.

—¿Acaso tienes pruebas? O ¿solo tienes el testimonio de tu querido novio que te oculta cosas y que ademas te llama por su nombre?

— Cállate, Jean.

— Mira. Ni en mil años, comprenderías lo que teníamos Gia y yo. Jamás, lo harías solamente si tuvieses un amor que se te agarre en el pecho y parece que no puedes respirar, y que después te lo arrebaten y ya sólo quede una sensación de vacío que sabes que te acompañará por el resto de tu vida.

— Erick y yo tenemos algo mejor que eso.

— Si, claro. Por eso me besaste. — agaché la mirada, nunca habíamos sacado el tema, y ahora que había salido no sabía cómo enfrentar. Él me miró y parece que comprendió todo mi mal estar. — Eso es, claro. Estás ardida porque te besé y no te llevé a la cama.

— ¿Qué estás diciendo, imbécil?

— Lo siento, Anna. Pero te miré a los ojos y por mucho que me atraigas, no eres ella. Por eso no llegué hasta el final.

— Eso fue un error. — se acerca a mí y pone una mano en el marco de la puerta. Su cara se acercaba peligrosamente a la mía.

— ¿enserio?

— Je...Jean... no. — aún estando a escasos centímetros de mi boca se mordió el labio inferior y eso me puso a mil. Odio tanto a este tío.

— Mañana nos vamos a Miami a las diez, Ralf tiene tu pasaje, tú decides si vienes o no. — desvía su cara hacia mi mejilla y deja un beso en ella. — Solo ven, si realmente quieres descubrir la verdad. Sino, sigue con tu mentira.

Diciendo eso, se alejó por el pasillo del hotel y yo observé con todos sus músculos se movían a su paso. Joder, que bueno está.

¡Anna, relaja las hormonas!

________

HOLAAA.

Que alguien me ayude. No sé si Marián es la hermana o la prima de Darían. 🥺

Los capítulos pasarán a ser actualizados cada dos días, debido a un fuerte bloqueo de inspiración.

Somos 16K en No Way. MUCHÍSIMAS GRACIAS❤️

Voy a extrañar a Naim junto a privé😑

LECTORAS FANTASMA NO
VOTEN Y COMENTEN ♥️

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