Benny's POV

— ¡Hey, Ethan! — grité haciendo un gesto con mi mano. Estaba en la parada del autobús con quien supuse que era su hermana pequeña. Él sonrió y me devolvió el saludo.

Le dijo algo a su hermana antes de correr hacia mí.

— ¡Hola! ¿Qué te ibas al instituto? — preguntó él mientras casualmente comenzábamos a caminar.

— Sí. Y de nuevo, lamento mucho lo de ayer — me disculpé. Resultó que Stern no tomó las bromas con facilidad y terminó suspendiendo a Ethan del instituto por dos días. ¿Duro, verdad?

— No es tu culpa, Benny — dijo él después de suspirar.

— Pero yo también estuve involucrado, no mereces toda la culpa — argumenté — Fue demasiado inapropiado por parte de Stern, suspenderte a ti solo, cuando en realidad fuimos los dos.

— Dejé caer un cubo de gusanos en su cabeza, incluso si fue accidental, creo que recibí un castigo justo — dijo él.

— Pero esa es la cosa, nosotros-

— Benny, te juro por Dios que si te quejas una vez más diciendo que era nuestra culpa, yo-

— Bien, bien. No lo volveré a mencionar — finalmente razoné.

— Ah, y gracias por esperarme después de clase. No tenías que hacer eso, ¿sabes? — sonrió.

— Era lo menos que podía hacer. Además, me puse a hablar con una chica — sonreí mientras recordaba el breve encuentro con la chica misteriosa. Hice una nota mental para preguntarle cómo se llama cuando la vea en el instituto.

— ¿Y ella te contestaba? — bromeó.

— Ja, ja. Muy gracioso — dije con sarcasmo, empujando su hombro y él solo se echó a reír — ¿Qué? ¿No crees que pueda conseguir una chica?

— Yo nunca dije eso — levantó las manos a la defensiva — Es solo que los frikis como nosotros no solemos ser los más populares entre las damas, sin ofender.

Estaba a punto de preguntarle por qué asumió que yo era un friki, pero luego recordé que nos conocimos al estar atrapados en un armario de suministros por cortesía de algunos deportistas que nos consideraban "perdedores".

— No me ofendo, pero esta chica parece diferente. Es como la princesa Leia de mi Han Solo; la Harley Quinn de mi Joker; la Hermione Granger de mi... Ron... Weasley.

¡Ahí está de nuevo! El Déjà vu. ¿Tuve esta misma conversación en una vida pasada? O tal vez me referí a alguien más como la Hermione de mi Ron.

— Bueno, buena suerte con tu princesa Leia, Han. Tengo que volver al mundo real — puse los ojos en blanco ante el comentario de Ethan — Y por "mundo real", me refiero a las tareas domésticas que me dieron como castigo por mi suspensión.

— De nuevo, lo-

— Lo sientes, lo entiendo. ¿Hablaré contigo más tarde, vale? — dijo mientras comenzaba a caminar hacia atrás por donde veníamos.

— De acuerdo, hasta luego.

                                                     ....................

— Hola, Beeennny conejito — dijo el atleta que me encerró ayer en el armario de suministros arrastrando mi estúpido apodo. Reduje mi caminata un poco para darle una mirada a él y a sus amigos a través del bullicioso pasillo — ¿Dónde está tu estúpido amigo hoy, eh?

Puse los ojos en blanco y miré fríamente a los imbéciles que se habían puesto en los casilleros del lado opuesto del pasillo. Sabiendo que no valía la pena hacerles caso, seguí caminando.

— ¡Espero que hayas disfrutado los 7 minutos en el cielo con tu novio! — todos se rieron y por el rabillo del ojo pude ver que el que dijo eso fue el matón de Ethan. Sí, el que le estaba obligando a hacer su tarea por él. ¡Qué idiota!

— Chicos, eso no es justo — dijo sorprendentemente, uno de los atletas y, por un segundo, pensé que por una vez me iban a dejar en paz — Ese es un tema muy delicado. Los dos acaban de salir del armario, tened un poco de respeto.

Apreté la mandíbula mientras mis oídos se llenaban otra vez con el sonido de sus ignorantes risas. Aceleré mi paso y apreté mi carpeta más cerca de mi pecho.

— Simplemente ignóralos y llega a la clase de inglés, ya ha sonado la primera campana — me dije a mí mismo.

Cuando llegué a la puerta de la clase, me di cuenta que nunca había estado tan ansioso por aprender. Cualquier cosa era mejor que estar en los pasillos donde los deportistas tenían fácil acceso a mí.

Sin cambiar la velocidad de mi caminata, giré bruscamente para entrar en la habitación, solo para tropezarme con otra persona.

Los papeles que la persona estaba sosteniendo salieron de sus manos junto con mi carpeta y cayeron al suelo entre nosotros. Ambos comenzamos a disculparnos simultáneamente mientras nos agachábamos para recoger nuestras cosas. Reuní la mayoría de los papeles de la persona primero porque, bueno, soy un caballero. (Sarcasmo)

Cuando le entregué sus hojas noté algo colgando de su cuello. El collar que me resultaba familiar...

Era ella.

Subí mi mirada para poder ver sus hermosos ojos verdes mirándome fijamente. Ella me sonrió mientras tomaba los papeles de mis manos. Agarré mi carpeta de inglés sin interrumpir el contacto visual y ambos nos pusimos de pie en sincronía.

— Hola — resoplé. Wow, esta chica literalmente me dejó sin aliento. O simplemente estaba sin aliento por chocar contra ella, pero la otra razón era más romántica.

— Hola — dijo ella tímidamente. ¡Vamos, Benny! Di algo inteligente. Di algo gracioso. Pregúntale cuál es su nombre. Coquetea con ella. Hazte parecer interesante. ¡Di algo! ¡Cualquier cosa!

— No sabía que estabas en mi clase de inglés — bien, wow. Eso no fue ni inteligente, ni gracioso, ni coqueto y mucho menos interesante y no voy a poder averiguar su nombre si sigo a este ritmo.

— De hecho, no estoy en tu clase. Acababa de conseguir esto para Stern — levantó los papeles que tuve la amabilidad de hacerlos caer antes al suelo. (Sarcasmo x2)

Asentí mientras hacía mi mejor esfuerzo para encontrar otra cosa de la que hablarle. Entonces me acordé de su collar.

— Es un collar muy interesante.

Ella sonrió y lo miró.

— Gracias. La verdad es que sí, a veces se enciende. Me lo regaló mi novio.

Mi sonrisa cayó. Ella tiene novio. Por supuesto que sí, quiero decir, mírala. Ella dijo que no tenía amigos, así que asumí que los novios tampoco estaban en esa categoría. Maldita sea, siempre me equivoco en estas cosas.

— Es broma — dijo ella, rompiendo el silencio.

Me reí con torpeza.

— Jaja, buena esa, hasta me lo había creído — dije y cambié el agarre de la carpeta en mis brazos.

— Bonitos dibujos — señaló mi carpeta mientras caminaba alrededor de mí para que no estuviéramos bloqueando la entrada de la clase. Miré hacia la portada llena de graffitis. Tenía garabatos sucios de cosas al azar en él; personajes de Star Wars; zombis; una momia, mi nombre en letras de burbujas, hombres lobo, coches, cualquier cosa que me venga a la mente cuando estoy aburrido en clase.

— Bueno, son originales de Benny Weir — bromeé como si fueran obras maestras que pertenecían a un museo de arte. Ella soltó una risita y sostuvo su labio inferior entre los dientes. Dios, podría acostumbrarme a esta chica.

— Me gusta especialmente este pequeño vampiro — ella señaló un área de la carpeta y la miré.

— Ah, sí. También es uno de mis favoritos — dije con timidez. Era un vampiro rubio, un personaje que había creado en mi cabeza y que decidí dibujarlo durante una clase de ciencias — No se lo digas a nadie, pero — miré a mi alrededor por si acaso alguien estuviera escuchando, aunque los pasillos estaban casi vacíos en este punto, y hablaba en voz baja. Me acerqué a ella con una cara seria, ahuecando el costado de mi boca con una mano y me incliné hasta su altura — Creo que él era mi amigo imaginario cuando yo era pequeño.

Ella hizo todo lo posible para mantener una cara seria y levantó las cejas con interés.

— Oh, ¿en serio? ¿Cómo se llamaba?

— No estoy seguro de si me acuerdo. Creo que era, Rooney o Riley o algo así.

— Wow, qué amable por tu parte. Ni siquiera sabes el nombre de tu amigo de la infancia — bromeó.

— Amigo imaginario — enfaticé — Y hablando de nombres, ¿no crees que ya es hora de que me sepa el tuyo?

Se mordió el labio de nuevo y sus mejillas empezaron a tornarse de un tono rosado. Abrió la boca para hablar, pero sonó la segunda campana, lo que significa que tenemos que estar en clase.

— Mierda. Tengo que llevarle esto a Stern — dijo ella refiriéndose a los papeles que tenía en sus manos. Fruncí el ceño mientras pasaba junto a mí. Supongo que pasaré otro día sin saber su nombre — Hasta luego, Benny.

— Nos vemos — le dije, sin entusiasmo. Me quedé allí por un momento. Debería haberle preguntado antes de que se fuera. Tal vez no me dijo su nombre porque realmente no estaba interesada en mí.

— Alice — escuché su llamada de voz. Levanté la cabeza y me di la vuelta para verla parada unos metros por el pasillo casi vacío, mirándome.

— ¿Qué? — pregunté.

— Que mi nombre es Alice — repitió y dobló una esquina.

— Alice... — murmuré para mí mismo. ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?

(Lo que está en cursiva son recuerdos)

— Pasta, tías... Benny.

— ¡Alice!... ¿Qué? Pensé que solo estábamos nombrando cosas.

¿Por qué siento que su nombre ha estado en la parte de atrás de mi cabeza todo este tiempo?

-Pongan la canción que está en multimedia si quieren vivir esto al cien por cien-

Mientras entraba en mi clase de inglés, me froté la sien, de repente me está dando una pequeña jaqueca...

— Benny, llegas tarde — dijo la profesora, pero me acerqué directamente a mi escritorio y me senté. Ella continuó enseñando, pero su voz se apagó en mis oídos.

— ¿Qué es todo eso?

— Cámaras digitales infrarrojas de visión nocturna. No pretenderás investigar el mundo sobrenatural sin el equipo adecuado.

Miré alrededor de la clase para ver quién hablaba tan fuerte, pero todos escuchaban a la maestra mientras tomaban apuntes.

— ¡Eres un maldito vampiro que come animales y bebe su sangre!

Coloqué mis codos en el escritorio y sostuve mi cabeza entre mis manos mientras mi dolor de cabeza empeoraba por momentos.

— En el libro he marcado unos hechizos. Pero ten cuidado. No siempre hace lo que quieres que haga, si no has practicado antes.

Siseé en agonía. Sentí que mi cráneo iba a explotar.

— Y tu amigo Ethan, es el vidente. Ese es su camino.

¡Ay! Cerré los ojos con fuerza, esperando que las voces salieran de mi cabeza.

— Ah, y Alice, eres una maga.

Mis músculos comenzaron a sentirse débiles, como si toda mi energía estuviera entrando para escuchar estas voces. Como si ya no estuviera en la clase de inglés, sino en mi pequeño mundo.

— ¡Ósea que eres Ojo de Halcón!

Me agarré a los lados del escritorio y traté de concentrarme en mi respiración. ¿Qué me estaba pasando? Sentía que mi cuerpo no podía funcionar, pero al mismo tiempo mi cerebro nunca se había sentido tan despierto.

Mientras más y más voces volaban por mi cabeza, apiladas una encima de la otra para que apenas pudiera entender lo que decían, después de más y más voces, comencé a darme cuenta de algo...

— Alice, ¡te amo!

...no son solo voces...

— Yo también te amo.

...sino que también son recuerdos.

Antes de darme cuenta, caí al suelo de costado, derribando mi silla en el proceso. Me sentí paralizado, ni siquiera pude evitar caerme. Era como si mi cuerpo decidiera ir completamente hacia allí.

Mis ojos se abrieron al ver a la profesora correr hacia mí, pero al mismo tiempo no lo hice. En cambio, vi otras cosas. Sueños. Visiones tal vez. Recuerdos.

R-Recordé mi antigua vida. Mi madre murió cuando yo era joven. Mi abuela nunca tuvo un accidente automovilístico. Mi papá estaba más feliz antes que ahora.

Recordé a mis amigos. No conocí a Ethan en un armario de suministros, habíamos sido los mejores amigos de toda nuestra vida. Vivimos uno junto al otro y pasamos todos los días juntos. Fuimos a la guardería juntos. Fuimos al colegio juntos, donde conocimos a Rory. Él no era mi amigo imaginario. Él era el niño nerd que la mayor parte del tiempo nos molestaba a Ethan y a mí.

Recordé a todas las diferentes criaturas sobrenaturales con las que nos habíamos enfrentado. Vampiros. Hombres lobo. Demonios. Sirenas. Fantasmas. Zombies. Caimanes. Coches poseídos. Plantas poseídas. Animales poseídos. Animadoras malvadas. Muñecas malvadas. Maestros malvados. Clones malvados.

Me acordé del Lucifractor. De cómo Stern quería usarlo para eliminar a todo Whitechapel, pero no lo hizo. ¿Por qué? ¿Por qué seguíamos vivos?

Pero lo más importante, recordé a Alice. Mi primer beso. Mi primera amiga y también mi primera novia. Mi primera ruptura. Mi primera vez...

Ella era la chica de la que me enamoré. La que hacía juegos de palabras terriblemente penosos y la que tenía una risa contagiosa. Siempre pude contar con ella para que estuviera allí, a mi lado, como cuando necesitaba que alguien entendiera mis referencias frikis y siempre podía contar con ella para alegrar mi día con solo una pequeña aparición.

Escuché a la profesora decir mi nombre mientras estaba de rodillas a mi lado, sacudiendo mi hombro para sacarme de mi trance.

— Que alguien llame a la enfermera — gritó cuando mi visión comenzó a oscurecerse — Quédate conmigo, Benny. Es posible que tengas una conmoción cerebral, así que no te duermas.

Pronto, fui recibido por la oscuridad total.