Benny's POV

Dejé escapar un suspiro de alivio cuando entré en el instituto y vi que los pasillos todavía estaban llenos de estudiantes. Me aseguré de estar despierto a una hora razonable para poder llegar a clase a tiempo y no llegar tarde como ayer. Aunque, no me importaría toparme con esa chica otra vez.

Mientras caminaba hacia mi taquilla, vi a un grupo de deportistas merodeando por ella. Dudé mi caminata y contemplé si debería o no ir hacia mi casillero o simplemente aguantarme y lidiar con ellos. Y por "lidiar con ellos" me refiero simplemente a dejar que me empujen y no decir nada al respecto.

Decidí ir directamente a mi primera clase porque tenía todos los libros necesarios por el momento. Traté de hacer que mi caminata fuera lo más informal posible para mezclarme con la multitud, con la esperanza de que no me notaran. Pero, lamentablemente, mis habilidades de sigilo solo existían cuando jugaba a los videojuegos.

— ¡Tú! ¡Benny Conejito! — gritó uno de los deportistas, diciendo el apodo que más odio — ¿A dónde vas con tanta prisa?

— A clase — respondí con simpleza, sin cambiar mi velocidad al caminar.

— ¡Oye! ¡Mírame cuando te hablo! — sentí que una mano me agarraba por el hombro y me daba la vuelta. Me encontré cara a cara con uno de los deportistas y sus dos amigos de pie a cada lado de él.

Noté que él tenía la misma altura que yo, bueno, un poco más bajo. Para ser honesto, no sé por qué tenía tanto miedo de ellos todo el tiempo. Tal vez porque siempre van en manadas y yo estoy solo. Pero cuando se dividen en individuos y no se apoyan, no son nada. Sólo un idiota.

Sí, todos son solo un montón de idiotas y solo se juntan entre ellos porque, aparte del fútbol, eso es lo único que tienen en común: ser un idiota.

— ¡¿Qué acabas de decir?! — el chico que estaba frente a mí rugió cuando agarró el cuello de mi camisa y tiró de ella para estar más cerca de mí.

Oh, mierda.

¿Dije eso en voz alta?

Antes de darme cuenta, me lanzaron con fuerza al armario de los equipos deportivos y se rieron cuando tropecé con unos palos de hockey que lograron caer encima de mí.

Justo cuando pude recuperar el equilibrio y estaba listo para salir corriendo, cerraron la puerta de golpe. Revisé rápidamente el asa para ver si ellos la cerraron con llave. No lo hicieron, pero cuando la abrí, había algo que la bloqueaba desde el otro lado. Golpeé mi puño contra la puerta para llamar su atención.

— ¡Vamos chicos, déjenme salir! ¡No quise decir lo que dije! — debería haber estado avergonzado de mí mismo por mendigar, de verdad.

Lo último que escuché antes de que me dejaran solo fue cuando se rieron y dijeron la palabra "perdedor".

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Ethan's POV

Me senté en Química y abrí mi libro por el último capítulo en el que estábamos. La clase no ha comenzado aún ya que el profesor todavía no ha llegado, así que decidí revisar algunos apuntes.

Nunca se sabe cuándo va a haber un concurso de preguntas. Y el premio nerd del año es para: ¡Mí, Ethan Morgan!

— Hola, Ethan. ¿Qué pasa? ¿Algo interesante? — dijo Travis sentándose en el asiento que estaba a mi lado y me daba un golpe 'juguetonamente' en el brazo.

Llevé mi mano hasta donde él me había pegado y la froté, sin apartar mis ojos del libro de texto abierto frente a mí.

— No mucho — respondí en tono aburrido.

— ¿Hiciste muchas cosas anoche? ¿Deberes? ¿Mis deberes posiblemente? — ¡maldita sea! Estaba cuidando a Jane anoche y olvidé todos los deberes que me dio para hacer.

Suspiré y me froté la frente.

— Escucha, Travis. Anoche estuve bastante ocupado y apenas pude hacer mis propios deberes y-

— Oh, ¿así que ahora tus deberes son más importantes que los míos? — preguntó. ¿Cómo se suponía que iba a responder eso?

— ¿Sí? — respondí, confundido. A juzgar por la forma en que cambió su expresión, supuse que no era así como se suponía que debía responder.

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— ¡Auch!, ¡Auch!, ¡Auch!, ¡AUCH! ¡AUCH! — grité cuando me llevó por los vestuarios. Él tenía mi brazo torcido detrás de mi espalda y Jesucristo era doloroso. Nota personal: no hagas un trato con un chico que sepa defenderse cuando se trata de que le hagas los deberes.

— Mira, lo siento. Puedo hacer tus deberes antes de tus clases y ni siquiera tienes que pagarme — ni siquiera escuchó mis ruegos cuando empujó un conjunto de estantes y abrió la puerta que estaba escondida detrás de ella.

— Esto te enseñará a que no me jodas — gruñó y me arrojó al armario. Escuché el sonido de los estantes raspando el suelo y me di cuenta de que estaría atrapado aquí hasta que alguien necesitara equipo deportivo.

Le di una patada a la puerta con frustración, pero realmente no valía la pena cuando terminé lastimándome el dedo del pie.

— ¿Qué pasa, tío? — dijo una voz detrás de mí y pegué un brinco.

— ¡¿Qué demonios?! — no esperaba que hubiera alguien aquí.

Hubo un sonido de clic y el pequeño armario se iluminó. Frente a mí estaba un chico de cabello castaño, de mi edad, sentado en el suelo contra la pared. Sus piernas estaban estiradas en el suelo y sus manos estaban entrelazadas entre sí, descansando en su regazo. Parece como si interpretara al cliché villano de James Bond con la suave sensación del gato blanco.

— Como puedes ver, aquí es donde todos los chicos populares vienen a pasar el rato — bromeó secamente.

Llegué a un acuerdo conmigo mismo de que este chico era amigable y probablemente estaba aquí por una razón similar a la mía. Inspiré un poco de aire mientras me sentaba a su lado.

— ¿Por qué estás aquí? — pregunté como si esto fuera la cárcel.

— Le llamé idiotas a un grupo de matones.

— ¡Wow! ¿De Verdad? Eso sí que es tener coj--

— Por accidente — terminó, impidiéndome felicitarlo por ser tan valiente.

— Oh, cierto. Eso tiene más sentido.

Él asintió mientras miraba al espacio abierto.

— ¿Qué hay de ti? ¿Por qué estás aquí?

— No hice los deberes de un idiota que tengo como compañero de clase — él asintió de nuevo y nos quedamos en silencio.

— Bueno... yo soy Benny — se presentó y me tendió la mano.

— Ethan — respondí y estreché su mano seguido de otro silencio.

— No puedo creer que esos tíos puedan salirse con la suya todo el tiempo — dijo Benny mientras rebotaba y atrapaba una pelota de tenis entre sus piernas repetitivamente.

— Lo sé, si hiciéramos algo como esto, nos atraparían y nos castigarían. Pero cuando las estrellas del fútbol lo hacen, los profesores automáticamente se vuelven ciegos — solté. Estoy harto de que empujen a "nerds/frikis" como nosotros y no tengan consecuencias — No nos merecemos esto, ellos sí.

— Exactamente.

Miré a Benny para ver que estaba consumido por rebotar la pelota.

— ¿Estás pensando en lo que yo estoy pensando? — le pregunté con una sonrisa maliciosa. Volvió la cabeza para mirarme y lentamente su rostro se iluminó de emoción.

— ¡Sí! ¡Deberíamos quedarnos aquí todo el día para que ya no puedan molestarnos más! — dijo sonriente y mi sonrisa cayó.

— No, idiota. ¡Deberíamos vengarnos! — puse los ojos en blanco y me puse de pie.

— Oh...

— Venga. Ayúdame con esta puerta.

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Benny's POV

— ¿Estás seguro de que esto es una buena idea? — le pregunté desde la parte inferior de la escalera en la que estaba Ethan.

— Sí, siempre y cuando no nos atrapen. Además, estos tíos se lo merecen totalmente por acosar a personas como nosotros — explicó mientras colocaba el cubo en la parte superior de la puerta de la ducha. Era el final de la jornada escolar y los deportistas acababan de terminar el entrenamiento.

— Bien. Pero podrías haber encontrado algo más original que tirar un cubo de gusanos en sus cabezas — dije — Tal vez podríamos haber puesto una cabeza de zombi falsa en sus taquillas o haber cubierto sus pantalones con purpurina rosada mientras hacían... Educación Física... — no sé por qué, pero tengo una extraña sensación de Déjà vu.

— ¿Benny? ¡Benny! — salí bruscamente de mis pensamientos y vi que Ethan me estaba mirando con preocupación — ¿Estás bien? Estabas un poco distraído, como fuera de sí.

— Sí, estoy bien. Acabemos con esto antes de que venga un profesor.

Ethan sostuvo el cubo y comenzó a bajar la escalera.

— Ahí — respiró mientras se golpeaba las manos y luego recogió su mochila. Doblé la pequeña escalera y la puse a un lado para que no se interponga en el camino de la puerta — Probablemente deberíamos irnos. No quiero estar cerca cuando suceda.

— ¿Cuando suceda el qué? — nos estremecemos cuando dirigimos nuestras miradas a la voz del subdirector Stern. Nuestros ojos se posaron en su figura a unos metros del pasillo.

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Alice's POV

Me paré en el lugar habitual fuera del instituto, esperando que mi madre me viniera a buscar. Casi todos los estudiantes se habían ido en este momento y estaba empezando a preguntarme si ella se había olvidado por completo de recogerme. Tal vez debería ir caminando a casa. Sé que mis padres tienen algo en contra de que yo vaya a casa sola desde el instituto, pero hacerlo una vez no me haría daño, ¿verdad?

Justo cuando estaba a punto de comenzar a caminar, mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolsillo y vi que mi madre me envió un mensaje de texto.

"Tengo una rueda pinchada. Llegaré tarde a recogerte. NO vayas a casa."

Ignoré cuánto me irritaba su estilo de mensajes de texto y me senté en los altos macizos de flores de hormigón que estaban situados fuera de la parte delantera del instituto. Suspiré y saqué mi collar de detrás de mi camiseta y jugué con él entre mis dedos.

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Benny's POV

— Eh. Emm... Ah. Ya sabes. Eh... — Ethan y yo tropezamos buscando algún tipo de excusa.

— No importa, no quiero oírlo. Ustedes dos ni siquiera deberían estar... — se detuvo por un segundo, casi como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas — Ustedes dos ni siquiera deberían estar de vuelta aquí — Dios, ¿fue tan difícil decir eso? Siempre pensé que Stern era muy extraño — Ahora, iros. Tengo que hablar con el entrenador — agarró la manija de la puerta para abrirla.

— ¡No! ¡No! ¡No! — gritamos pero era demasiado tarde. El cubo cayó sobre su cabeza, con gusanos y suciedad por todas partes. Una vez que retiró el cubo, pudimos ver cuán rojo de enfado estaba. No sabía cómo su cuerpo aún podía funcionar con toda la sangre transportada a su cara de esa manera.

Sacudió la cabeza y se quitó los gusanos de los hombros.

— ¿Quién es el responsable de esto? — preguntó apretando los dientes. ¿Por qué no asumió que éramos los dos?

Ethan suspiró y miró hacia el suelo. Abrió la boca para confesar pero no le dejé hablar.

— Fui yo — dije y Ethan me miró confundido. Sabía que era idea suya, pero ambos éramos culpables y no quería que él se metiera en problemas.

— No, él está mintiendo. Fue idea mía, señor — dijo Ethan.

— ¡No, fui yo!

— ¡No, fui yo!

— ¡No, fui--

— ¡Dame tu mochila! — nos interrumpió Stern con una orden dirigida a Ethan. Ethan agachó la cabeza y le entregó la mochila. Stern abrió unos bolsillos y encontró la bolsa de plástico que contenía unos cuantos gusanos.

— Morgan. A mi oficina. ¡AHORA! — dijo Stern, tirándole la mochila a Ethan.

— ¡No, eso no es justo! ¡No fue su culpa! — protesté.

— Señor Weir, le sugiero que deje de hablar y que se vaya a casa — dijo Stern, severamente — Y en el futuro, les aconsejo a los dos que limiten el tiempo que pasan juntos, ya que parece ser una receta para el desastre. Ahora, Ethan, a mi oficina.

Stern comenzó a caminar por el pasillo, con Ethan siguiéndolo. No sabía qué más decir. ¿Por qué no nos castigó a los dos? Me habría sentido menos culpable si Ethan no estuviera asumiendo toda la culpa.

Cuando salí, vi que el día empezaba a parecer aburrido. Pensé en ir a mi habitual camino largo a casa, pero quería quedarme. Lo menos que podía hacer por Ethan era esperarle hasta que saliera de la oficina de Stern.

Me dirigí a la acera y me senté en un banco. Revisé mi teléfono y vi que no tenía ninguna llamada perdida y tampoco mensajes de texto como siempre, así que abrí el piano tiles y jugué unas cuantas partidas. Eso fue hasta que noté algo en la esquina de mi ojo. Más precisamente, alguien.

Allí, a mi lado, estaba sentada la chica que era lo suficientemente buena como para prestarme un trago de agua y una nota de un profesor, jugando con un collar que por alguna razón me parecía extrañamente familiar.