Capitulo 2
Katsuki estaba sabía que estaría harto del trabajo en muy poco tiempo cuando el autobús lo dejó en un pequeño pueblo costero y todas las personas a su alrededor cuchicheaban sobre sus tatuajes y la gran maleta negra rota a su lado.
Claro, que, era un pueblo rural donde la homosexualidad y tatuajes aún eran vistos como castigos divinos o estupideces parecidas.
—¿Disculpe?—Una vocecita molesta susurro a su lado.
Bajo su cabeza y se encontró con una niño delgado y temeroso que se veía como una hormiga parado al lado de el, estaba a punto de llorar y temblaba como una hoja.
—¿Qué quieres, mocoso?
Auch, sonó más tosco de lo que espero.
—L-La pelota, s-señor.—Murmura El Niño apuntando a sus pies, donde una pelota verde de plástico se había quedado atascada.
—Tómala y corre—Dice sin prestarle mucha atención.
El día no podía ir mejor. Había llegado a la mitad de la nada en un pueblo que se había quedado en los cincuenta, para luego que un niño que casi vomita en el se le acerque y llore con tan solo verlo.
¿Él no puede ser tan feo? ¿Verdad?
Maldecía a su oficial de libertad condicional por obligarlo a hacer esto, podría estar en un hotel fumando puros junto con sus amigos en vez de este infierno. Y todo se iba a poner peor cuando tuviera que cuidar a ese hombre con una enfermedad terminal. Vio sus antecedentes, sus pulmones estaban jodidos y el cancer brillaba como un árbol de navidad en su cuerpo, podía solo sospechar en el estado que estaría, postrado en cama con una tos de la mierda.
Pero, tenía que hacer el trabajo si quería recibir el jugoso sueldo, le serviría para meses de cerveza y nuevos tatuajes, tenía algunas ideas en mente.
—¿Ya viste a ese tipo?—Murmura una señora en frente de él, pensando que quizás no le escucharía.
Claro que lo hizo, lo que lo irritó más.
Pero, tuvo que recordarse que solo serían unos meses, tenía que enfocarse; y claro que pareció un desquiciado cuando repitió su nuevo mantra a las dirección que le habían dado.
Había intercambiado apenas algunos mensajes cordiales con su nuevo cliente, debía estar desesperado si ni siquiera había ojeado demasiado en su historial, o que estaba loco pensando en traer a un ex convicto a su casa.
Bueno, era un enfermo terminal, no tenía mucho que perder.
La casa que buscaba estaba alejada del resto, en la costa, era una casa pequeña do de apenas llegaba el bullicio del Pueblo y los comentarios desagradable de las señoras. Después de caminar mucho, estaba frente a la puerta, estaba algo vieja y pero tenia pintura fresca en la or ills, donde unos pajaros de colores volaban, algún familiar quiso hacer la casa mas acogedora para su familiar moribundo.
Cuando tocó la puerta, escuchó unos pasos rápidos, y de pronto, un chico bajito con pecas le abrió la puerta con una sonrisa avergonzada. Estaba lleno de pintura desde su cabello hasta su overol, sus mejillas estaba sonrosadas de la vergüenza pero a Katsuki no le importo, lo único que podía ver, eran esos ojos verde esmeralda que lo hipnotizaron desde El mom rot wue apareció en la puerta.
Katsuki había visto a personas hermosas en su vida, había estado en muchos club es nocturnos en sus años de gloria, siempre cerca de mujeres curvilíneas y con el rostro hermoso.
Pero ese chico...
Con su cara de angel y ojos grandes, con esas mejillas regordetas....
—¿Hola? ¿Está ahí?
—¿Tú eres Izuku?
—¡Oh si! Supongo que eres el cuidador. Perdón por el desorden me acabo de mudar y no he tenido tiempo de desempacar...
Lo invito a pasar y la sala en efecto, estaba vacia, solo con cajas y cosas de pinturas llenaban el vacío lugar.
Katsuki miro otra vez a Izuku, tan lleno de vida, tan alegre. Pero podia verlo, el cancer, en muy pequeñas partes, como cuanto tardo al abrir la puerta y el sube y baja de sus pulmones tratando de volver a regular su respiración, su cuerpo ya no es el mismo. Lo puede ver en las ojeras bajo sus ojos, que demuestra las noches llena de tratamiento y de dolor.
¿Qué podia hacer por él?
Ademas de hacerle compañía y asegurarse que no se iba a ahogar con la comida cuando esos últimos días llegaran y estuviera enfermo para todo.
—No te ves como un cuidador...—susurra Izuku con una voz que lo ¿admiraba?
Izuku recorria de arriba a abajo admirando los tatuajes en los brazos de Katsuki, parecía impresionado, lo que hizo que el rubio cenizo bufara y extendiera sus brazos para que el menor pudiera verlo sin tener que parecer un acosador.
—No lo soy, es mi primer trabajo como uno. Estudie medicina, y tome un curso en este mierda...
—¿¡Eres doctor!?
A Katsuki no le gustaba decir que termino la escuela de medicina, que estudio duro para luego ser arrestado el dia de su graduación y nunca recibir el diploma por el que habia trabajado tanto, por lo que había dedicado sangre, sudor y lagrimas. Técnicamente, habia completado su año social, era un doctor con licencia, pero poca experiencia, sus años para ser residente ya habia pasado, y no soportaba la cara de decepción o de lastima en las personas, por eso, solia ocultarle el dato y fingia aue solo habia estudio parte de la carrera, aunque le quitara prestigio.
De todas maneras ¿Quien quiere un doctor ex convicto?
—Técnicamente, pero ahora estoy ejerciendo como tu cuidador.
—Bueno, eh ¡Prepare una habitación para ti, esta por aqui. Se que es pequeña, para alguien como tú... ¡Porque eres muy musculoso y todo eso! Pero tiene una vista hermosa al mar y...
—Ya niño, lo entiendo...
—Lo siento, suelo hablar mucho cuando estoy nervioso.
—Mejor explicame lo de tu cancer, me enviaron tus registros medicos, estas en etapa 4 y te has negado a todo tipo de terapia experimental. Como cuidador, si quieres tener unos años mas de vida, deberías apuntarte a una de estas terapias, algunos estudios son muy prometedores.
—No quiero vivir unos años mas...
—¿Qué?
Katsuki se quedo helado y hasta la maleta que traía se deslizo de las manos y cayo al piso haciendo un gran estruendo.
—Decidi morir, cuando yo quiera. Sin todo el dolor que esas terapias conllevan, ahora, no tengo nada en mente por lo que vivir, para mi. Mi madre sufría cada día que me acompañaba en la quimio, y mi mejor amiga esta recién casada y empezando una familia no puedo hacerles esto...La incertidumbre si despertare mañana o no.
Katsuki asintió dirigiendo su mirada a las pinturas en la sala que estaban a medio terminar. El chico tenia talento, al mirar todos esos paisajes se siente como si estuviera en ellos, le transmitían calma y esperaba que hubiera uno de esos en la habitación para poder acostumbrarse al nuevo ambiente.
—Bueno, la vida ya esta muy jodida ¿No?—dice Katsuki como pensamiento final obteniendo una sonrisa a medias del pecoso.
—Se puede decir que si.
Y se conocieron, con la presión de la fecha de expiración y el latido de dos corazones que estaban destinados a conocerse.
El criminal sin futuro, y el enfermo termimal a las puertas de la muerte.
Si, estaban destinados el uno con el otro.
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