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Camino

¨Millones pueden ser las causas, las que más se cuentan son el destino y la casualidad. Pues así como muchas personas se encuentran o conocen en el camino de la vida, muchas otras son perdidas por esta misma. Sin embargo llegara el tiempo en que los caminos que fueron separados se crucen nuevamente, sea en vida o muerte¨.

-Por un demonio-bufo el castaño-Bah, da igual-

La mayor parte de la tarde se había pasado con rapidez, por más que Hiccup buscaba atrapar a ese perro simplemente no lo lograba. Cuando se había presentado la oportunidad, este solo lo esquivo con facilidad.

Incluso juraría que se reía por los patéticos intentos de atraparlo, aunque se preguntaba si aquel animal sin pelo era realmente un perro.

Al darse por vencido levanto la vista y comenzó a observar por todas partes, sin duda estaba perdido ya que nada le era familiar. Obviamente había miles de puestos ambulantes, sin evitar la cantidad de músicos que se encontraban en ese lugar.

-Disculpe-con mucha discreción se acercó a un chico-¿Acaso sabe dónde estoy?-

El chico volteo para encontrarse con el hombre castaño, pequeño y de piel morena y cabello oscuro. Por un momento lo observo, simplemente para sonreírle.

-Buenas tardes señor-sonreía con amabilidad-Si, está en la plaza de Santa Cecilia-

-¿Plaza?-pregunto con cierto asombro-Entonces, ¿Este es el lugar donde Ernesto de la cruz se hizo famoso?-

-Ni lo mencione-una mueca de inconformidad se formó-Ese tipo era un ladrón-

-Algo así escuche-levanto sus hombros-¿Por qué todos están reunidos en este lugar?, pensé que estarían por todas partes tocando música-

-Es el concurso de día de muertos-comento lleno de alegría-Cada año varios músico se reúnen, por lo general muchos dedican canciones a las personas que nos han dejado pero se encuentran en un mejor lugar y...-

-¿Qué tienen los mexicanos por la muerte?-golpeo su cara con la mano-La muerte solo es una vil traicionera, no tiene nada de importante esto-

-Con todo respeto señor-hablo el chico-No creo que sea buena idea hablar de esa manera en este día, los muertos podrían tomárselo a mal y...-

-¡Al demonio con los muertos y la muerte!-gruño con irritación-Si estás muerto entonces ya no eres nada, punto-

Sin dejar al chico terminar su oración, el castaño tomo un nuevo rumbo. Molesto por la idea de los muertos comenzó a caminar por el lugar, no le tomo mucho tiempo encontrar un pequeño local. Varios hombres salían con botellas en manos, una clara afirmación de haber bebido demasiado. Tras tomar un poco de valor este entro al lugar, encontró un lugar disponible en la barra el cual parecía perfecto.

-¿Qué vas a tomar?-pregunto un hombre mayor.

-Dame lo más fuerte que tengas-hablo sin levantar su cara-Que sea doble o triple-

-¿Mal de amores?-con mucho cuidado colocaba un pequeño vaso en la barra-Si es así puedo darte el paquete completo-

-Solo dame lo mejor que tengas hasta que pierda la conciencia-respondió el castaño-No te preocupes, tengo dinero suficiente para pagar.

Una vez que el castaño le mostro el dinero todo paso con tranquilidad, le servían entre más pedía. Lo único que buscaba era borrar aquellos recuerdos y palabras, nada de lo que pasaba o hacían lo haría cambiar de opinión ya que sus palabras estaban fijas igual que un papel sujetado por una tachuela.

-Ay, de mi llorona-cantaba uno de los hombres-Llorona de azul celeste-

-¿Qué rayos están cantando?-pregunto al levantar su mirada.

-Una canción muy típica de esta época-comento el hombre mayor-Deberías prestarle atención-

-Y aunque la vida me cueste llorona-los acordes de la guitarra se hicieron presentes-No dejare de quererte-

Melancólica y un poco dolorosa era la letra de aquella canción, en parte le recordaba los sentimientos que este tenía al escuchar cada letra. Sin embargo entre más pasaba la canción este exigía otro trago, el cual le era servido.

Poco a poco la imagen que él tenía en su mente lograba verse borrosa, los pequeños vasos fueron suplantados por una botella. La imagen de aquel joven hombre serio había cambiado por una imagen llena de dolor y rencor; el olor a alcohol podía olerse y el zigzaguear en su caminar daba mucho que decir.

Para cuando este miro el cielo se dio cuenta de que esta oscuro, por lo cual tendría que regresar al hotel pero no sin antes hacer algo. El paso era difícil pero aun lo mantenía de pie, entre la multitud buscaba abrirse camino.

No tardo mucho tiempo en dar con el lugar que tanto buscaba, miles de familias se encontraban reunidas en diversas partes del lugar. Todas y cada una se encontraba visitando a los familiares que partieron a una mejor vida, Hiccup seguía sin comprender porque su devoción hacia la muerte.

Para él eso era el acto más cruel y doloroso que uno podría hacer, mientras caminaba observaba con atención como aquellos lugares sombríos eran adornados por veladoras, fotografías, una infinidad de comida y muchas cosas más.

Fue en ese momento que llego, un lugar grande y pulcro pero sin ninguna persona a la vista. Tras encontrar una esquina decente dejo caer su cuerpo recargado en la pared y tomo un gran sorbo de la botella.

-Esto simplemente es ridículo-bufó el castaño-No hay nada que celebrar, la muerte solo te roba lo que más amas y...-

Diversas lágrimas recorrían la mejilla del castaño, este solo se abrazó de las rodillas evitando que alguien lo viera. Nuevamente miles de imágenes y voces se escuchaban lo cual le provocaba un gran dolor.

-¡Solo robas lo que uno llega a querer y tener en la vida!-grito lleno de dolor-¿Qué fue lo que te hice para que me quitaras lo que más quería?-

Lleno de enojo se levantó para arrojar la botella en aquel lugar vacío, se escuchó el sonido del cristal estrellándose. Sin darle alguna importancia este regreso a su posición original, los efectos del alcohol comenzaron a hacer efecto provocando un gran y profundo cansancio para al final dejarlo dormido.

Lo que Hiccup no sabía es que algo esta por pasar, tal vez algo no muy agradable.

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