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Febrero, 2021.

Había llegado el momento clave de nuestras vidas. Ese momento en el que diríamos todo lo que teníamos en nuestro anterior, vomitándolo de una vez por todas y alejándolo para siempre. Temía lo que sucedería, es decir, no quería perder todo lo que ahora teníamos. Pero tampoco podía arriesgarme a perderla. Al menos si la perdía, quería que fuera con sinceridad. Me encontraba más nervioso que nunca, sobre el sofá, esperando a que mi pequeña chica tocara la puerta y pudiéramos ponernos manos a la obra. Un "tenemos que hablar" nunca sonaba bien y, por eso, estaba tan temeroso.

Suerte que la espera acabó pronto. Respiré hondo ante el mensaje de Haneul de que ya estaba en el ascensor. Me levanté del sofá asegurándome de que todo estaba en orden para dirigirme a la puerta. Me sudaban las manos y me temblaban las piernas pero, estaba seguro de lo que quería decir. Estaba seguro de que todo acabaría bien finalmente. El pequeño toque de Haneul no me sorprendió y tampoco ella se sorprendió cuando abrí la puerta. Me dedicó una pequeña sonrisa.

—Hola, Kookie —saludó. Me agaché para abrazarla una vez que cerré la puerta. Besó castamente mis labios antes de quitarse sus zapatos.

—Puedes dejar el bolso ahí —le recordé. Ella asintió. Después de eso, entramos al salón.

—¿Y los cachorros? —Preguntó preocupada buscándolos con la mirada.

—Están de paseo con Jimin —le informé—. ¿Quieres que traiga algo de beber?

—No estaría mal.

Fui en busca de unos vasos y algo de bebida. Podía apreciar la incomodidad de ambos, y era normal. Quedar para hablar era incómodo, fuera con quien fuera. Porque, después de todo, ambos lo único que queríamos era quitárnoslo de encima de una vez y, era difícil empezar una conversación como esa. Respiré hondo. Haneul observó mis actos esperando por mí para ayudarme. La miré y ella me dedicó una mirada de preocupación que me hizo tragar duro. No quería que estuviéramos así.

—¿Y si hacemos chocolate caliente? —Preguntó en cuanto fui a abrir la puerta del frigorífico—. Hace frío.

Asentí. Sacamos los ingredientes suficientes para hacer nuestro chocolate y nos pusimos en marcha. El silencio se había hecho presente pero, tampoco era lo suficientemente incómodo. Los años juntos nos habían permitido comprender que a veces el silencio era suficiente. Y ese era uno de los silencios que indicaban que solo era suficiente la compañía del otro para estar tranquilo. Aunque quería hablar, tampoco quería interrumpir la magia de ese silencio en el que ambos nos encontrábamos pensando lo que queríamos decir.

—Voy a sacar las pastas que tienes aquí —informó abriendo el pequeño armario. Observé cómo su pequeño cuerpo se estiraba en el intento de tomar esa caja. Sonreí acercándome para ayudarla.

—¿Por qué siempre quieres conseguir lo más difícil? —Pregunté y ella sonrió después de mirarme a los ojos. Dejé la caja sobre la encimera. Ella apoyó su cuerpo en la encimera girando su cuerpo para mirarme a los ojos.

—Porque la vida es mucho más divertida de esa manera —ambos sonreímos ante eso. Tomó mi mano para acariciarla—. Jungkook, ¿tanto me echaste de menos? —Preguntó yendo al grano. Abrí los ojos como platos antes de mirarla a los ojos—. Quiero decir, ayer llorabas tanto que... parecía otra cosa, ¿sabes? No sé si me explico.

—Te explicas perfectamente —admití separándome de ella para apoyar mi cuerpo como ella pero sobre la isla central. Respiré hondo—. Es obvio que te eché mucho de menos, Hannie, tanto que pensé que no era posible amar tanto a alguien. Continuamente pensé que lo nuestro se acabaría algún día, y, no quiero que me malinterpretes —añadí al ver su cara de asombro—, lo digo en el sentido de que continuamente pensaba que te cansarías de mí, porque, nunca fui una persona comprendida por lo demás, y tú lo sabes más que nadie.

—¿Cómo podría cansarme de ti?

—No es muy difícil, Haneul —agregé mirándola a los ojos directamente—. Era una persona tímida, introvertida, con muchas inseguridades y problemas, alguien al que le costaba decirle a los demás que los quería. Había una posibilidad de que te cansaras de mí, de que de un día para otro decidieras que estabas cansada de soportar a alguien que solamente aparentaba preocuparse por sí mismo.

—Eres tan cruel siempre contigo mismo...

—¿Acaso lo que digo no es verdad? —Pregunté con un deje de molestia.

—Lo es —respondió con total sinceridad—. Pero nunca me llegaría a cansar de ti por eso. Es más, sería incluso egoísta por mi parte. No puedo obligar a nadie a cambiar su personalidad, a amoldarse a mí porque necesito escuchar un "te quiero" cada día. No, no es así. Una pareja consiste en aceptarse uno al otro, independientemente de cómo seas. Y me duele que llegaras a pensar que yo podía ser capaz de dejarte por eso.

—Nunca he dicho eso —rectifiqué—. Mis inseguridades me hacían temer que me dejaras —su expresión cambió de un momento a otro—. Yo sabía que tú nunca me dejarías por ese hecho pero, a la vez, no podía evitar sentir miedo de que pasara. Y cuando me dijiste que te irías a Seúl, supe que lo nuestro sería cosa de poco tiempo. Pero me equivoqué.

—¿De poco tiempo?

—Sí, nunca pensé que lo nuestro perduraría durante cuatro años en los que apenas nos veríamos. Asumí que encontrarías a alguien mejor, a alguien con quien ser más feliz que yo, un tío incapaz de hacerte sentir especial —Haneul negó con la cabeza ante mis palabras—. Incluso llegué a creer que sería capaz de olvidarte si eso pasaba y que, finalmente encontraría a alguien que fuera tan como yo... Yo estaba, bueno, estoy —rectifiqué mis palabras mirándola a los ojos— enamorado perdidamente de ti —abrió los ojos como platos ante eso—. Al principio pensé que era un amor adolescente, como te dije, algo que nunca sería más allá que una pequeña relación feliz. Una relación que se acabaría por el cansancio de la monotonía. Pero, cada segundo que pasaba sin ti más me daba cuenta de que quería tenerte a mi lado para siempre. Porque, cada vez que pensaba en que no volverías a mi vida, me sentía vacío, sentía que perdía aquello que me hizo ser quien soy ahora. Aquello que me enseñaste a ser.

Sus ojos se cristalizaron ante mis palabras. Raspé mi garganta para eliminar en nudo que residía en ella. Cerré los ojos antes de respirar hondo para continuar hablando. Sabía que ambos terminaríamos llorando. Apoyé mis manos sobre la encimera echando la cabeza para detrás mientras recordaba todo lo que tenía que decir. Haneul mientras esperaba a que estuviera preparado para hablar.

—Me enseñaste la cosa más bonita que se le puede enseñar a alguien Hannie, que es amarse a uno mismo y, aunque sé que no lo hago muy a menudo —ella sonrió de lado—, tú me lo enseñaste de la manera más bonita de todas. Sé que quizás no es algo que hicieras conscientemente, pero fue el punto clave para que mi vida mejorara. Llenaste mi vida de momentos felices; momentos en los que reímos, lloramos, disfrutamos y amamos. Momentos que aún recuerdo como si fueran ayer. Porque jamás podría olvidar a alguien tan lleno de amor como tú Haneul, jamás podría olvidarte. Tú fuiste quien le dio luz a mi vida. Me enseñaste a ser sociable, a sonreír y reír más a menudo, a no avergonzarme de decir las cosas que debía decir, a ser capaz de mostrar mis sentimientos a través de la música. Pero, me enseñaste a amar. Tanto a mí como a otra persona. Me enseñaste a amarte. Me enseñaste que el amor era la sensación más bonita de todas y me alegro de que tú fueras la persona porque, no mereces ser olvidada —limpió sus mejillas ante las lágrimas que aparecían sobre ellas. Sonreí de lado.

—Jungkook... —negué con la cabeza.

—Quiero que sepas que eres la persona más especial para mí en la vida y, aunque te cueste creerlo, eres la persona a la que más quiero —sonrió de lado limpiando sus mejillas—. Aunque mi familia sea importante, aunque quiera a mi padres, mi hermano y mis abuelos con toda mi alma, tú eres a la que más quiero. Siento que tú eres mi alma gemela, y no porque seas mi novia, sino porque realmente lo creo. ¿Si no fueras mi alma gemela me seguirías amando como yo te amo a ti? No lo creo. Por eso me siento afortunado de haber nacido como tu novio.

—¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? —Moví la cabeza para darle pie a que hablara. Sonrió antes de mirarme a los ojos—. Que cuando le dices a alguien que lo quieres lo haces desde el corazón. Es precioso todo lo que dices Jungkook...

—Solo tú me haces decir estas cosas —admití sonriendo—. Me alegro de que te fueras porque pude darme cuenta de que tú eras importante en mi vida, de que mi enamoramiento era más que un "primer amor". Me di cuenta de que quería pasar mi vida contigo, que quería vivir contigo hasta que la muerte nos mantuviera separados. Quería eso para nosotros. Por eso sufrí tanto sin tu compañía, necesitaba sentirte, verte, hablarte, que me recordaras lo muy especial que era, besarte, abrazarte, hacerte el amor —sonrió tímida ante esas palabras—. Te necesitaba. Y no solo porque te amaba, sino porque muchas cosas malas sucedieron desde que te fuiste...

—¿Cosas malas? —Preguntó preocupada cambiando su expresión al instante. Sonreí apartando la mirada, evitando mirarla.

—Mi abuela enfermó —ella llevó sus manos a su boca sorprendida. Sabía que reaccionaría de esa manera— y bueno, quiere que la veas pronto así que podrás apreciar lo mal que está.

—¿Mal?

—Bueno, ahora está mejor pero, en ese entonces estaba fatal —añadí con un nudo en la garganta—. ¿Recuerdas que no hace mucho que mi abuelo murió? —Ella asintió—. Nunca llegaste a conocerle pero, él era realmente un modelo a seguir para mí, una persona en la que apoyarse, al igual que mi abuela. Para ella era el amor de su vida, alguien sin el que podía vivir y, desde ahí, no ha sido la misma. Se volvió una despistada y olvidadiza, una persona que cada vez cogía pequeñas enfermedades entre otras cosas.

—Recuerdo que en muchas ocasiones faltabas a clase por culpa de eso —asentí afirmando sus palabras.

—Pues de pronto, le dio un ataque super raro... —respiré hondo—. Estaba tan tranquila hablando conmigo y se quedó como en shock, no reaccionaba de ninguna manera. Me asusté —Haneul estiró su mano para tomar la mía. Tragué duro—. Le diagnosticaron poco después alzheimer. Durante ese tiempo que ella estuvo ingresada y en observación, empeoró mucho más, antes eran pequeñas cosas pero, llegó al momento en el que no era capaz de reconocer a sus familiares. Joder, no era capaz de reconocer a mi padre, Hannie —comencé a sentir el agobio en mi pecho. Pero su calidez en mi mano me tranquilizó—. Mi padre recayó de nuevo... Aunque fue poco tiempo el que estuvo de nuevo fumando, conseguí que lo dejara antes de eso.

—¿Peleaste con él? —Asentí y tragué duro.

—Casi acabamos a manos pero bueno, más de lo mismo —la miré a los ojos—. Por suerte él lo comprendió más rápido de lo habitual. Durante todo ese tiempo me hallaba perdido, es decir, mi vida había dado un cambio de 360 grados en menos de dos meses. Había perdido toda la tranquilidad y felicidad que tenía enfermando mi abuela, mi padre recayendo y tú yéndote a Seúl. Y no había nadie que pudiera ayudarme...

—Me podías haber llamado...

—No quería preocuparte, tú estabas cumpliendo tu sueño, yo no quería retenerte aquí, entiende que lo que lo hice lo hice por tu bien —reproché y ella cerró su boca. Si nunca la había involucrado era porque no quería que dejara Seúl por mi culpa—. Nunca me perdonaría algo como eso.

—Lo entiendo —levantó la mirada para verme—, ¿y Jimin, Minhyung y Taehyung?

—No hablaba con ninguno de los tres. Estaba tan encerrado en mí mismo que no era capaz de responder a todas sus llamadas. Peleé con Minhyung de tal manera que nos quitamos el habla por dos años. Jimin intentó ayudarme en una de las ocasiones que fue a visitar a mi familia al hospital pero, yo le ignoré y decidí no hacerle caso. Y Taehyung más de lo mismo, intentó ayudarme de la misma manera que Jimin pero, ninguno lo conseguía. Ni siquiera mi madre fue capaz de conseguir que yo hablara. Mi único amigo era el alcohol y me da tanta rabia decir esto... —Haneul apretó su agarre—. Sabes cómo odiaba que mi padre estuviera enganchado al tabaco y, decir que yo pude estar enganchado al alcohol me hace sentir tan miserable.

—No tienes que sentirte miserable por eso, Kook, cada persona tiene una manera distinta de resolver los problemas. Aunque esta no sea la más adecuada.

—Sabía que no ibas a estar orgullosa de esto —comenté en un murmuro apartando la mirada.

—Claro que no estoy orgullosa de que mi novio se haya refugiado en algo como eso pero, ¿debo matarte por eso? ¿Debo enfadarme o reprocharte? Lo único que haría es hacerte sentir más mal de lo que ya te sientes.

—No te merezco —Haneul sonrió tomando ahora mi otra mano.

—Quizás no fue el mejor camino Jungkook pero, respeto que quizás para ti era la mejor manera de olvidar los problemas.

—No lo sé, yo aún no lo comprendo —agregué—. Una vez mi abuela volvió a casa, las cosas fueron algo más tranquilas. Ella mejoró un poco más allí, era capaz de mantener sus recuerdos. Y eso era bueno. Mi padre volvió a la normalidad y, no volvió a tocar más el tabaco. Y yo mientras tanto, continué en mi refugio del alcohol porque, aunque todo estuviera medianamente bien, estaba solo. Y no hay cosa más mala que la soledad que uno no elige Haneul. Porque a pesar de que no tenía a mis amigos, no te tenía a ti. Y tenerte lejos no fue algo que yo mismo eligiera aunque permitiera que lo hicieras.

—Dime que no suspendiste...

—Estuve apunto de perder el curso —respondí con sinceridad—. Es más, aún no sé cómo fui capaz de recuperar la mayoría de las asignaturas. Obviamente perdí la beca del siguiente año y, eso fue lo que me hizo medio despertar de que había algo malo que estaba haciendo. Eso, y la pelea que tuve con Jimin.

—¿Peleaste con él?

—Sí, incluso acabamos en golpes —sonreí ante el recuerdo—. ¿Sabes? Gracias a él me di cuenta de que estaba siendo un egoísta de mierda. Yo no era el único que deseaba que estuvieras aquí. Tus padres, Daehyun, Jimin, Taehyung... Yo no era el único que todos los días pensaba en que tu sitio era estar aquí, con nosotros. Y la verdad es que tuve una actitud egoísta, sobretodo con ellos porque, mi reacción ante lo otro era comprensible pero, lo que le hice a ellos no tiene perdón. Rechacé su ayuda, su cariño, su apoyo. No sé ni cómo pudieron perdonarme.

—Porque a veces tiene más peso lo bueno que lo malo, Jungkook —dijo apoyando sus manos sobre la encimera soltando las mías—. Piénsalo, si tú y yo tuviéramos una pelea enorme, ¿serías capaz de acabar con todo solo por eso? ¿Dejarías todo atrás? Yo por lo menos no podría, no podría alejarme de ti incluso después de cuatro años sin verte.

—Tienes razón —afirmé. Respiré hondo—. Después de eso desperté, decidí que debía de afrontar todo porque al final, nunca podría tenerte ahí para ayudarme siempre. Hice las maletas y me fui a vivir con Jimin a este piso compartido. Empecé a sentir que estaba más alejado de esa presión que tanto tenía cada día. Retomé las clases, aprobé mi primer año y busqué un trabajo para pagar el siguiente año de Universidad ya que había sido culpa mía y solo mía haber perdido la beca. Empecé a ir al psicólogo, necesitaba ayuda para afrontar todo. Cuidé de mi abuela algunas veces... Pero no podía dejar de pensar en ti. No podía dejar de llorar por lo mucho que te echaba de menos. Pero por lo menos ahora volvía a tener a mis amigos a mi lado después de la reconciliación con Minhyung...

—¿Por eso llorabas tanto ese día? —Asentí—. Pasaste por tanto tú solo... Ahora eres fuerte Jungkook —solté una carcajada—. Incluso has podido decirlo sin llorar.

—Creo que empiezo a superarlo —admití—. Es más, siento que me he quitado un peso de encima contándotelo.

—Yo también noto que te lo has quitado, me alegro de que me lo contaras.

—Bueno, aún falta algo. Quiero que sepas que, aunque estuve fuera de mí, nunca fui capaz de querer a nadie más que ti, nunca pude estar con otra que no fueras tú. Mi corazón te pertenece y eso es algo que creo que cueste que cambie —sonrió con fuerza—. También quiero que sepas que aunque quizás no sea recíproco, quiero estar contigo siempre, da igual que tardemos años en vivir juntos, da igual que tardemos años en casarnos, tener hijos, compartir familia... Pero que sepas que quiero hacerlo contigo y solo contigo. Porque para mí eres la única que de verdad importará siempre. Te amo tantísimo que duele. Y, quiero que vuelvas hacer de mi vida lo que hiciste cuando me conociste. De esa manera con la que me arrebataste el corazón y me hiciste tuyo. Quiero volverme a sentir especial para siempre.

—Pienso quedarme a tu lado para siempre, cariño. Nunca nos haría sufrir de nuevo así —susurró ante la dificultad de su voz. Tiré de su brazo acercándola a mí para abrazarla con fuerza.

Apoyó su pequeña cabeza sobre mi corazón. Yo apoyé la mía sobre la suya rodeándola tal y como ella lo había hecho. Sentía que estaba liberado, que por fin había dicho todo lo que tenía que decir. Sentía que mi corazón estaba casi completo. Sentía que todo se había acabado. Ahora estaba tranquilo, incluso mi pulso estaba tranquilo. Aunque quisiera llorar con ella, sabía que no era el momento. Porque, sabía que aún ella tenía cosas que decir. Y me alegraba que ella hubiera respetado mi turno.

—¿Qué tengo que decir para que suene tan bonito cómo lo tuyo? —Preguntó Haneul sacándome una carcajada. Ambos nos miramos a los ojos.

—Cualquier cosa que digas bastará —zanjé tomando el chocolate para vertirlo en dos tazas. Le di el suyo a Haneul y tomé el mío.

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