✩ 023
Febrero, 2021.
Pensé que después de lo que había sucedido anoche, todo había desaparecido, todo había vuelto a ser igual que antes. Pero vivía metido en una irrealidad de la que no me había dado cuenta. Las cosas no iban a volver a la normalidad solo porque volviéramos a estar juntos. Aún quedaban cosas que dejar en el pasado, aún quedaban cosas por hablar entre Haneul y yo. Sin querer, la separación nos había hecho daño a ambos, y era algo que debíamos solucionar. Por un lado, pensaba que volver a reencontrarnos era lo mejor para dejar de sufrir pero, tampoco esperaba que esto prolongara.
Respiré hondo intentando no dejarme llevar por mis sollozos. Me dolía muchísimo el pecho. Apoyé la cabeza en la puerta. Por un momento sentí que era una vez más el Jungkook que llegué a odiar. Llegué a sentir de nuevo ese yo hasta el punto de asfixiarme. Había sido horrible y necesitaba sacar esto de dentro de mí. Necesitaba sacar eso para poder seguir siendo yo. Necesitaba que Haneul estuviera preparada para ver la realidad. Pero sabía que ese no era el día de hacerlo aunque tuviera ganas de gritarlo a los cuatro vientos.
—Jungkook —abrí los ojos al oír su voz detrás de la puerta—, soy Haneul —me separé soprendido. No quería que me viera así pero, la necesitaba.
—No quiero que sufras —dije con la voz entrecortada y supe que seguramente había negado con la cabeza. Con lo cabezota que era, nunca me haría caso.
—Tampoco quiero que sufras, Jungkook —dijo cansada. Creo que ambos estábamos casados de estar de esa manera. Era mucho el tiempo que habíamos pasado separados, no todo podía arreglarse de un día para otro—. ¡Ábreme! —Pidió y no pude resistirme a sus súplicas. Con la mano temblorosa fui a abrirle.
—¿Me odiarás? —Entreabrí la puerta levantándome del suelo. Ella la empujó con cuidado.
—¿Cómo podría odiarte, tonto? —Exclamó echándose a llorar. Me rodeó con sus pequeños brazos con tanta fuerza que casi caigo encima de ella. Me apoyé sobre la puerta cerrándola de golpe.
Ambos nos abrazamos con tanta fuerza que comenzamos a llorar de nuevo. Lo único que se oía en esa habitación eran los sollozos de ambos y las respiraciones entrecortadas. Cada vez la abrazaba más y más fuerte, la necesitaba, necesitaba poder abrazarla y sentir que no todo era como el pasado. Porque tenerla ahí me hacía recordar que no se había ido, que la tenía para mí y solo para mí. Porque la soledad era el peor y el mayor cruel plato frío que podrías comer en la vida. Y más cuando esa soledad no era elegida por uno mismo. Sentir como sus pequeñas manos acariciaban mi espalda a través de aquella fina tela que llevaba me llenaba de calidez.
—¿Cuánto has sufrido? —Preguntó Haneul separándose de mí para mirarme a los ojos. Llevó sus manos hasta mis mejillas para secar algunas lágrimas—. Me rompe el corazón que llores...
—Perdóname Haneul, por hacerte llorar —ella negó con la cabeza sonriendo de lado—. Perdóname por nunca haberte llamado, hablado...
—Yo tampoco lo hice Jungkook, no tienes que disculparte —sorbí la nariz y ella me acarició las mejillas—. ¿Por qué no dejamos de recordar el pasado? ¿Por qué no empezamos a pensar en que lo malo ya no está porque estamos juntos? —Asentí ante sus palabras juntando mi frente con la suya. El olor de su colonia no había cambiado. Sonreí.
—Porque para olvidarlo tenemos que hablarlo —indiqué—. Hay muchas cosas que debo de decirte, muchas cosas que antes no te dije y me siento un traidor por no hacerlo —alejó su frente de la mía para mirarme a los ojos.
—Yo también tengo muchas cosas que decirte —admitió Haneul colocando sus manos sobre mis mejillas—. Pero quizás no es el momento adecuado para hacerlo, ¿verdad?
—Lo sé —respondí a su pregunta. Ella peinó mi cabello antes de brindarme un dulce beso de esquimal.
—Lo bueno es que ambos nos hemos dado cuenta de que necesitamos decir la verdad para ser felices, ¿no? —Asentí. Tomé sus manos para apretarlas entre las mías.
—Mañana.
—De acuerdo, mi bebé —sonrió—. Pero no quiero que estés mal, quiero que sonrías por haber conseguido bordar la actuación en la que llevas trabajando tanto tiempo. Además, deberías de sentirte bien por haberme hecho llorar tanto —solté una carcajada. Haneul apretó mis manos.
—No me siento bien por hacerte llorar...
—Pues lo has hecho, y en el buen sentido. Me siento orgullosa por ti, lo has conseguido, has conseguido tu sueño; acabar la carrera y tener la oportunidad de ser un artista, llegar a los demás, disfrutar. Eso es lo que importa, y me siento feliz de que al menos uno de los dos haya conseguido lo que quería, me siento súper orgullosa —dijo con su mirada brillante. La abracé con fuerza.
—Yo también me siento orgulloso por mí pero, también por ti.
—¿Por qué? No he conseguido nada...
—Claro que lo has conseguido, ahora eres fuerte y puedes con todo. Te admiro por eso —murmuré en su oído—. Pronto conseguirás eso que tanto deseas.
Ella asintió y supe que lo hacía porque no podía hablar. Yo también sentía ganas de llorar, de decir todo lo que llevaba ocultando desde el primer día que nos vimos. Pero era momento de sentirnos felices, de ver que había un futuro. Apoyó su cabeza sobre mi hombro antes de levantarla con la misma para plantar un beso sobre mi mejilla. Volvió a abrazarme con fuerza antes de hacerme sonreír.
—Mañana terminaremos con esto, ¿vale? —Haneul me miró a los ojos—. Quiero que seas feliz y disfrutes de tu día hoy, cariño.
—Vale pequeña —sonrió con fuerza. Apretó mis mejillas. Me sentía mucho mejor a pesar de no poder soltar todo lo de mi interior—. Te amo muchisisisisisimo Kim Haneul y me alegro muchisisisisimo de que estés aquí. Nunca más te vayas sin mí...
—Ya te dije que nunca lo haría y si lo hiciera, te llevaría conmigo hasta el infinito y más allá —coloqué mis manos sobre sus mejillas y la atraje hacia mí para fundirnos en un beso.
Era contradictorio porque, a pesar de haber estado llorando por recordar el pasado, no podía evitar sentirme el hombre más afortunado del mundo por tenerla conmigo. Tenía claro que conseguiría el mundo solo para ella si eso la hacía feliz y sabía que lo nuestro no era el problema. Aún así me sentía raro, como que todo era irreal, infeliz. Por eso debíamos hablar, de esa manera encontraríamos la felicidad. Sonrió en cuanto abrí los ojos. Limpié las lágrimas de sus mejillas separándome de ella. Me daba pena que hubiera llorado tanto. Planté un casto beso sobre sus labios.
—Tienes los ojos hinchados... —ella soltó una pequeña carcajada. Movió la cabeza restándole importancia.
—Durante este tiempo he aprendido que hay que soltar lo que uno lleva dentro y le hace sufrir —indicó y aparté la mirada. Tomó mis manos y entrelazó nuestras manos obligándome a mirarla—. ¿Oye y eso de Mirotic? ¿Querías que me quedara sin novio? —Gritó haciéndose la molesta. Reí ante el cambio de conversación.
—¡No era mi intención! —Exclamé intentando restarle importancia al asunto. Levantó la ceja. Tiré de ella obligándola a caminar hasta un taburete frente del tocador—. ¿He sido sexy? Te oí gritar por mí cual fan —bromeé consiguiendo que ella pusiera los ojos en blanco.
—No puedes hacer eso y pretender que no haga nada —se cruzó de brazos esbozando un puchero. Evité reír. Comencé a desabrochar los botones de mi camisa buscando cambiarme de ropa—. ¿Qué haces...? —Preguntó descruzando los brazos mirándome fijamente. Alcé la ceja sonriendo de lado.
—A lo mejor te piensas que me estoy desnudando para ti —esquivé una prenda que me había tirado—. ¡Eres una psicópata! —Rió como una loca por mis palabras. Negó con la cabeza sin creerse lo que estaba sucediendo.
—¡Y tú un confianzudo!
—Como si ayer no me hubieras visto... —Haneul sonrió algo tímida ante mis palabras. Me quité la camisa tomando la blanca que traía puesta antes de llegar—. Igualmente has gritado como una loca por verme bailar, ¿eh? —La miré y vi cómo evitaba mi mirada. Se mordía el labio inferior nerviosa—. ¿Pasa algo? —Negó con la cabeza.
—Si te miro me vas a acusar de pervertida —indicó y no dudé en reír. Era terriblemente adorable. Me giré hacia ella caminando hasta llegar a su altura.
—¿Por qué no podría mirarme mi novia? —Pregunté atrayendo su mirada. Se encontró de lleno con mi abdomen descubierto. Tragó duro antes de mirarme a los ojos y no dudé en sentirme orgulloso de hacer que se pusiera nerviosa.
—P-podrían vernos Jungkook —tartamudeó nerviosa intentando empujarme. Sonreí victorioso antes de tomar sus mejillas y besar cortamente sus labios.
—¡Eres tan mona! —Exclamé sin más provocando que se pusiera tímida. Pasé la camiseta que traía en mis manos por mi cabeza—. ¿Por qué te avergüenzas? Pensé que la Haneul tímida había quedado en el pasado...
—Porque después de haberte visto bailando he pensado muchas cosas que no deberías de saber y me siento avergonzada por ello —fue sincera mirándome fijamente. ¿Cómo podíamos cambiar tan rápido el ambiente? La verdad es que no me esperaba esa respuesta por su parte y no dudé en sentir calor por un momento. ¿Había pensado cosas obscenas por mi culpa?
—Eh... —me quedé sin palabras. Haneul sonrió victoriosa al segundo y descruzó la pierna apoyando su cabeza sobre su mano en la mesa.
—¿Quién se ha puesto nervioso ahora? —Preguntó seductora consiguiendo que sonriera. Negué con la cabeza. Me gustaba que fuera así y no sabía si era un pervertido por pensarlo.
—Te gusta jugar, ¿verdad? —La miré y esta asintió—. Vale, me gusta esta Kim Haneul —bromeé consiguiendo que ambos riéramos. Tomé mis pantalones y los cambié.
—¿Puedo robarte algo de este maquillaje? No me gustaría salir con estos ojos de mapache —asentí mientras abrochaba el cinturón de mis pantalones vaqueros.
—Igual los ojos de mapache te sientan bien —bromeé. Me acerqué hasta ella para sentarme en una butaca a su lado y colocarme los zapatos que me habían dado para la actuación.
—Todo lo que me pongo según tú me sienta bien —dijo mientras aplicaba carmín sobre sus labios. Si decía que no se veía sexy aplicándolo sería una mentira como una casa.
—Deberías de verlo como un halago —hice un puchero mirándola a través del espejo y ella sonrió. Pegó sus labios para reafirmar el color mientras lo cerraba. Peinó su pelo y giró su cuerpo hacia mí.
—¿Ya estás? —Preguntó mientras terminaba de atarme los zapatos. Asentí y ella sonrió. Fui a levantarme pero ella tomó mi brazo para devolverme a mi lugar—. Espera —tomó una toallita desmaquillante—. Tú también tienes el maquillaje destrozado.
Me giré totalmente hacia ella para que pudiera deshacerse de él sin problema. Pasó con bastante concentración la toallita por mi cara. Luego de eso, la tiró para después tomar un peine y ponerse de pie detrás de mí. Cepilló mi pelo con delicadeza de no hacerme daño. Colocó algo de gomina en sus manos para peinarlo de manera que quedara como la primera actuación, algo alborotado. Después agregó algo de laca y sonrió al ver cómo le había quedado. Sonreí de lado al verla tan contenta con su creación. Realmente era muy buena respecto a la belleza y, me daba algo de pena que hubiera malgastado su tiempo en aprender otras cosas.
—¿Te gusta? —Asentí consiguiendo que ella se emocionara más por ello. Me levanté del taburete para plantar un beso sobre su mejilla antes de continuar mi camino hacia la ropa.
—Gracias —solté sin más. Haneul sonrió con más fuerza a la vez que me perseguía—. ¿Qué chaqueta puedo ponerme? Con la que vine es muy informal, quizás pueda llevarme algo de aquí.
Miró pensativa la ropa que tenía enfrente de ella analizándola con atención. De vez en cuando tomaba prendas para compararlas con lo que llevaba buscando ver con qué combinaría más. Sabía que si ella me ayudaba, iría mucho mejor vestido además, me encantaba verla concentrada en algo como la moda, de siempre me había gustado verla así pero, ¿quién podría impedir su sueño de pequeña de irse a Seúl? Me tendió la prenda esbozando una sonrisa y sin dudarlo me la coloqué.
—¡Te queda de diez! —Exclamó emocionada por su elección. Revolví su pelo antes de abrazarla con fuerza. Era tan adorable que dolía.
—Eres una gran estilista, para mi próxima actuación te escogeré a ti —ella sonrió sin dudarlo. Me separé de ella para tomar mi mochila buscando guardar mis cosas e irnos de allí, ni siquiera me apetecía despedirme de los demás ni del público.
—¡Daré lo mejor de mí! —Exclamó en inglés colocando su mano sobre su frente cual saludo militar. Sonreí, sus ojos brillaban y estaba mostrando todos sus dientes.
Me ayudó a recoger mi ropa y todo lo demás para acabar lo antes posible e irnos de allí. Tomé su mano en cuanto todo estuvo listo y abrí la puerta. Sonhyun apareció de la nada sorprendido al verme ahí dentro. Venía con una copa de alcohol en su mano dispuesto seguramente a cambiarse. Al mirar mi atuendo, supuso que me iría por el cambio de su que hubo en su expresión. Estaba enfadado, podía notarlo. Y era normal, me había marchado sin decir nada, le había ignorado y encima, no había despedido la actuación como una persona educada. Pero, quedándome allí lo único que iba a conseguir era un ataque de ansiedad. Estaba mal la manera en la que lo había hecho pero, el fin justificaba los medios. Me señaló con el dedo de manera acusativa.
—¡¿Cómo puedes irte sin más, tío?! Todo el mundo te estaba buscando, es nuestro último año. Esto es importante. ¡Jeon Jungkook! —Exclamó bastante enfadado. Estaba mal lo que había hecho, más que mal.
—Sonhyun...
—No te enfades con él, por favor —pidió Haneul. Me dedicó una mirada tranquilizadora en cuanto nuestras miradas se cruzaron—. Él tiene sus motivos, aunque no fuera la mejor manera de hacerlo. Perdonadle, por favor —Sonhyun me miró para después mirar a Haneul. Quizás entendía que si ella estaba ahí, algo malo había pasado.
—Perdóname Jungkook, espero que puedas contármelo y que estés mejor —le miré y me sonrió de lado—, lo entenderé —. Necesitas disfrutar de tus seres queridos, ¡organizaré una cena con los demás! Seguro que querrán hacerlo —levantó el dedo pulgar y sentí que no merecía a un compañero como él. Respiré hondo.
—Gracias —murmuré desganado. Desde luego lo menos que quería era mostrarle que no me encontraba bien pero, tampoco podía mentirle. Sonhyun agitó las manos restándole importancia.
Poco después de eso salimos de allí. Apreté la mano de Haneul para darle las gracias, puesto que, sin ella, nunca hubiera sido capaz de decir algo coherente. Ella sonrió de lado. Salimos por la puerta trasera consiguiendo ponerme algo nervioso ante lo que llegaba. Tenía que ser capaz de convencer a mi familia de que todo estaba bien, de que en ningún momento había llorado y que lo único que había pasado es que de los nervios tuve que ir al baño y no pude salir a la despedida. Después de todo, durante estos cuatro años tuve que mostrar mi mejor cara a las personas que más quería mintiéndoles todo el rato así que tampoco creía que me fuera a ir mal del todo.
—Cuando pregunten, les decimos que tuve que ir al baño por los nervios y por eso no salí a la despedida —Haneul asintió quedándose con todo—, no quiero que sepan esto.
—Tienes que ser sincero con ellos...
—Ya Hannie, pero hoy no puede ser —la interrumpí. Ella apartó la mirada dándome la razón.
—¡Jungkook! —Exclamó emocionado Jimin al verme. Los demás miraron en nuestra dirección haciéndome sentir cohibido. Haneul rodeó mi brazo brindándome fuerza.
—Sé natural.
—¡¿Cómo has hecho eso?! Estoy impresionado —aseguró Minhyung al llegar hasta donde ellos se encontraban. Sonreí de lado.
—Nadie se esperaba esa actuación, pequeño, aunque, ¿quizás deberíamos de decir grandote? —Bromeó Hoseok consiguiendo un golpe por parte de Sooyun. Sonreí sin poder evitarlo, era fácil poder ser natural con ellos delante.
Un pequeño cuerpo me rodeó a la vez que Haneul deshacía nuestro agarre—. Estoy orgullosa de mi hijo —mi padre no tardó en acercarse a fundirse también en el abrazo. Les rodeé a ambos y les apretujé entre mis brazos. Hacía tiempo que necesitaba algo así. Un momento real. Un abrazo de oso por las personas que más quería.
—Gracias —murmuré. Mi padre llevó una de sus manos a mi pelo para alborotarlo y no dudé en sonreír. Mi madre plantó un beso sobre mi mejilla después de abrazarme, estaba sonriendo. Observé como los demás miraban la escena enternecidos.
—Bueno, ¡es hora de que nos vayamos! Deberían de tener una reunión familiar, nosotros podemos celebrar esto otro día, ¿verdad? —Organizó Jooeun en un momento. Me guiñó el ojo y no dudé en sonreír porque realmente lo necesitaba.
Me despedí de cada uno de ellos recibiendo sus halagos y ánimos. Haneul y nuestras respectivas familias también se despidieron de ellos con un gran abrazo. Quedamos en que en unos días nos veríamos en una discoteca que se encontraba cerca de la bolera para disfrutar de unas copas. Me pareció una buena idea por lo que acepté, igual que quería tiempo con mis padres, también quería tiempo con mis amigos. Jimin tomó mi mochila para llevarla a casa y Sooyun le devolvió el bolso a Haneul. Una vez se fueron nos quedamos nosotros con nuestras respectivas familias.Tomé a Daehyun entre mis brazos
—¡Eres genial, Kookie! —Me aseguró abriendo mucho los brazos. No dudé en reír y abrazarlo con fuerza. Haneul pellizcó su mejilla sonriendo.
—Estaba muy animado por verte —me aseguró con una gran sonrisa. Conectamos miradas por un momento. Mi pulso se aceleró.
—Habíamos pensado en ir a cenar —me informó Chaeyoung, la madre de Haneul. Ambos le prestamos atención dejando de mirarnos— ya que hacía mucho tiempo que no estábamos todos juntos. Aunque falte tu hermano.
Haneul volvió a rodear mi brazo dedicándome una sonrisa tranquila—. ¿Qué tal si cada uno vamos en un coche? Los papás en uno y los niños en otro —sugirió mi padre con bastante confianza. En otros tiempos no hubiera estado tan seguro de dejarme el coche.
—¡Me pido conducir! —Gritó Haneul tomando la llave de las manos de mi padre sin pensarlo. Me sonrió con todos los dientes fuera y negué con la cabeza.
—¡Yo quiero ir con ellos! —Exclamó Daehyun tirando todos los planes abajo. Estaba seguro de que a Chaeyoung no le haría mucha ilusión eso.
—Solo porque es mi hija la que conduce —bromeó haciendo que Daehyun celebrara y Haneul se burlara de mí. Rodé los ojos divertido—. Pero entonces tomen nuestro coche, así no tenemos que estar colocando la silla en el otro.
Intercambiamos las llaves y pusimos rumbo hasta donde los coches estaban, separando nuestros caminos antes de asegurarnos de la dirección—. ¿Sabes dónde está? —Haneul asintió con confianza avanzando unos pasos delante de mí mientras Daehyun caminaba tranquilo a su lado—. ¿Segura? —Se giró ladeando la cabeza.
—¿Por qué no confías en mí? Además si nos perdemos será más divertido —bromeó antes de besar cortamente mis labios y girarse de nuevo hacia el frente.
Rodeé su cuello con mi brazo atrayendo su mirada. Sonrió antes de tomar la mano de Daehyun para cruzar. El pequeño levantó el brazo indicando que iba a pasar, tal y como a los niños pequeños les enseñaban. Ambos hicimos lo mismo consiguiendo que Dae esbozara una bonita sonrisa. Parecíamos una joven familia y no se sentía mal, aunque, tampoco me veía de padre aún. Llegamos hasta el coche más rápido de lo que esperaba. Me encargué de sentar a Dae en su silla mientras Haneul tomaba el asiento de piloto y colocaba su bolso en el sillón de detrás. Tomé mi sitio abrochando el cinturón. Sin pensarlo más, Haneul encendió el motor y vi como sonreía ante eso. Encendió la radio y se abrochó el cinturón.
—Hacía tiempo que no conducía —me informó colocando las manos sobre el volante. «Mierda, se ve sexy» pensé tragando duro.
Y durante todo el viaje me pasé mirándola embobado mientras conducía, ¿así es cómo te recibían en el cielo? Su manera de conducir era extremadamente sexy; la manera en cómo ponía los cambios, cómo apartaba su pelo cuando le molestaba, cómo utilizaba los espejos, cómo deslizaba los dedos sobre el volante... Me destruiría el labio si seguía mordiéndolo. Y ella lo había notado, y es que estaba observándola de una manera exagerada. ¿El problema? Ninguno podía decir nada si Daehyun estaba delante así que, eso era para mí un punto a favor. Aunque el pequeño estaba más en su mundo que en el nuestro, jugaba con un peluche que tenía en el coche mientras escuchábamos su programa infantil preferido.
Llegamos con éxito al lugar sin perdernos, por suerte Haneul recordaba perfectamente el recorrido aquel restaurante al que habíamos ido alguna vez. Aparcamos cerca de nuestros padres que acababan de llegar unos minutos antes que nosotros. Salimos del coche una vez Haneul apagó el motor, esta vez fue ella la que sacó a Daehyun. Cerró el coche después de tomar su bolso antes de que llegara a su altura. Sonrió al verme delante de ella. Miró detrás de nosotros para asegurarse de que su hermano se encontraba a una distancia prudente y nuestros padres no estuvieran mirando. Tiró de mi chaqueta buscando llegar hasta mi oído.
—¿Qué hacías en el coche, pervertido? —Sonreí al oír esas palabras. Negó con la cabeza antes de pasar por mi lado ignorándome.
Tomé su mano al llegar a su altura y ella entrelazó sus dedos con los míos. Sabía que me esperaba una buena bronca por su parte, y estaba esperando a eso porque era igual de sexy que cuando conducía. Caminamos a una pequeña distancia de nuestros parlanchines padres manteniendo el silencio. Siempre que estábamos con ellos, sentía que no podía ser tan natural con Haneul como me gustaría serlo, no quería cagarla con mis padres y menos con los suyos así que solía mantenerme callado y respondía aquellas preguntas que fueran directamente a mí. Haneul se mostraba algo más natural con mis padres pero no tanto conmigo como le gustaría.
Entramos en aquel sofisticado restaurante marrón oscuro. Pedimos mesa aunque, desgraciadamente no quedaba ningún sitio en el que pudiéramos sentarnos, todo estaba ocupado. Nuestros padres empezaron a discutir sobre dónde podríamos ir a comer mientras nosotros nos encontrábamos apoyados en la pared medio tonteando en lo que todos estaban distraídos. ¿Para qué mentir? Solo me apetecía estar con Haneul y me importaba muy poco si al final no podíamos conseguir un sitio para cenar. Después de pasar diez minutos contados de reloj, decidimos que era buena idea entrar en la discusión.
—¿Y si vamos a un sitio de comida rápida? Está claro que no vamos a encontrar ningún sitio en el que nos dejen pasar sin reservado, normalmente la gente sale a cenar en días como hoy —argumenté y Haneul asintió dejando claro que estaba de acuerdo con lo que yo había dicho. A nuestros padres no parecía convencerles del todo que fuéramos a cenar a un sitio tan simple pero accedieron.
Y bueno, así fue cómo acabamos en un restaurante de comida rápida, sitio que a mi padre especialmente no le gustaba mucho y nos costó mucho conseguir dar con un menú que pudiera gustarle. Daehyun no tardó mucho en comer para dirigirse al parque de juegos dejándonos a los mayores solos. Parecíamos unos bobos bien vestidos comiendo en un lugar así pero, ¿qué mejor que una gran hamburguesa cuando no había otra cosa que pudieramos comer? Después de toda la presión que había pasado, prefería eso a cualquier otra cosa. Nuestros padres se terminaron acostumbrando y nos indicaron que tampoco estaba mal aunque fuera una cena importante.
Comenzaron a hablar entre ellos sobre sus cosas poniéndose al día mientras nosotros escuchábamos sin aportar nada a la conversación. Las únicas palabras que compartimos eran las típicas de «Pásame la salsa» «Te robo una», cosas sin mucha sustancia. Una vez terminé de comer dejé todo sobre la bandeja recostándome un poco sobre la especie de sofá que era el asiento. Haneul me miró preocupada y sonreí al ver que tenía manchada la boca de un poco de salsa. Me senté de nuevo para pasar el dedo por dónde se encontraba la mancha consiguiendo que se quedara parada cual estatua con los ojos como platos, algo divertido de ver. Tomé una servilleta para limpiar mi dedo mirando a mis padres en el proceso. Tanto mis padres como los de Haneul se habían parado a mirar la escena consiguiendo que ahora me sintiera avergonzado. Continuaron hablando apartando la mirada.
Volví a recostarme para mirar por el ventanal que daba a la calle—. No creo que sea algo malo, ¿verdad? —murmuré para mí mismo. Haneul me miró al haberlo oído y sonrió. Apretó mis mejillas y sonreí ante aquel gesto, además, se veía terriblemente mona con las mejillas infladas debido a la comida.
Apoyé mi mano sobre su muslo después de controlar que nuestros padres no estuvieran mirando cada uno de nuestros movimientos. Ella se medio sobresaltó pero al instante disimuló haciendo como si estuviera apunto de mancharse consiguiendo que ellos apartaran la mirada al instante. Tenía una novia realmente lista para disimular. Acaricié su muslo por encima de aquella tela mientras ella luchaba por terminar su hamburguesa y evitar pensar en mi mano sobre su muslo. Después de todo, era su punto débil. Era demasiado grande y sabía que le estaba costando la vida pero, como era una gorda no quería compartir. Acerqué mi cuerpo al suyo consiguiendo que conectáramos miradas.
—¿Te ayudo? —Pregunté inocente haciendo un mohín. Supe que se había derretido por dentro cuando apartó la mirada y sonrió.
—Solo porque me lo pides con esa carita —jugó y sonreí mostrando los dientes por su actitud. Me tendió lo que quedaba de hamburguesa y mordí sin tomarla. No dejé de mirarla, pude sentir como se incomodaba al notar que nos estaban mirando.
Me daba exactamente igual que ellos estuvieran ahí, es más, me estaban dando ganas de demostrar más y más que la amaba. Me había puesto como un idiota haciendo esas cosas pero era lo que me salía hacer y tampoco pensaba controlarme. Haneul soltó una carcajada al ver cómo me alejaba masticando aún sin tomar la hamburguesa y negó con la cabeza. Tomé la hamburguesa después de eso y comenzó a beber de su refresco con toda la naturalidad del mundo, parecía que a ella también le daba un poco igual que ellos estuvieran ahí. Nos queríamos, ¿qué había de malo en mostrarlo?
Nuestros padres nos miraban con una expresión imposible de descifrar, ¿les molestaba que estuviéramos así o no? Tampoco es como que me importara mucho, era mi novia y tampoco es como si estuviéramos haciendo cosas que no pudiéramos hacer, si nos estuviéramos besando o haciendo cosas indebidas delante de ellos sería otra cosa pero, simplemente estábamos siendo cariñosos. No dijeron nada, por lo que continuaron hablando como antes.
—¿Está buena? —Preguntó Haneul y asentí como un niño pequeño. Me gustaba cómo me miraba, cómo sonreía cerrando sus ojos y mostrando toda su dentadura—. Te has ganado que la comparta por haber actuado tan bien —pellizcó mi mejilla. Antes de apretar mi muslo con cuidado y retirar ambas manos. Me estaba muriendo por dentro por besarla y no podía hacerlo.
—Estaría más buena si me la dieras tú —dije con la boca llena atrayendo su atención. Golpeó con su dedo índice mi boca. Ella había notado nuestra tensión algo sexual desde ayer.
—¡No se habla con la boca llena! —Me regañó y no dudé en sonreír. Ella soltó una carcajada seguramente por la expresión que había puesto.
—¡Noona! —Exclamó Daehyun corriendo hasta la mesa saltando sobre el sitio.
—¿Qué pasa, pequeño?
—¿Me das el muñeco? —Ella asintió mirándole con cariño. Buscó sobre la mesa aquel muñeco que le había salido con su menú.
—Pero no lo pierdas, ¿eh? —Daehyun asintió varias veces antes de que su bonita hermana mayor revolviera su pelo y este se fuera. Ambos observamos cómo se iba a reencontrarse con su nuevo amigo.
—¿Pasó algo? —Preguntó Chaeyoung preocupada. Haneul negó con la cabeza antes de tomar de su refresco.
—Quería su juguete —zanjó y continuaron hablando a su rollo. Ambos nos sentíamos algo desplazados de la conversación.
—Estamos un poco apartados —ella soltó una carcajada con algo de ironía y alzó la ceja como no hace falta que me lo jures. Tiré de ella para que se recostara un poco y la miré.
—Prefiero eso a que me estén preguntando sobre Seúl... —admitió para dejar la bebida y girar todo su cuerpo hacia mí.
—Tampoco tiene nada de malo —apartó la mirada observándolos. Tomé una de sus manos y comencé a acariciarla para llamar su atención.
—Ya hablaremos sobre eso, Kookie... Hay muchas cosas que no te he contado —le dediqué una sonrisa y asentí. Quería transmitirle confianza.
—Haneul —la llamó mi madre consiguiendo que la nombrada la mirara al instante—, ¿irás a vivir con alguien? —Preguntó con segundas y no dudé en sonreír. Si fuera por mi madre ya estaríamos casados y con un hijo solo para que mostraremos mucho más lo que nos queríamos.
—Quizás con una chica que era mi compañera de habitación en Seúl, ya hemos encontrado un piso —le aseguró con una voz tierna. La cara de mi madre era un completo cuadro, seguro que no se esperaba esa respuesta.
—Mamá todavía es pronto para que...
—No, no, si me parece perfecto —admitió interrumpiendo mis palabras. La verdad es que me había sorprendido, seguro que tener un hijo de casi treinta años que ahora estaba haciendo su vida la había hecho pensar—. Así evitamos que no disfrutéis de vuestra vida joven...
Nos miró a ambos con una cara de precaución que logró sacarme un escalofrío, ¿acaso pensaba que éramos como conejos todo el día ahí haciéndolo? Su comentario realmente me dolió, no me imaginaba que insinuara algo así sobre su hijo delante de sus suegros. Pude notar la incomodidad de Haneul al soltar mi mano colocándolas sobre sus muslos evitando tener un contacto visual conmigo o con cualquiera. Medio suspiré, pensaba que esto no volvería a pasar.
—Vaya cara se os ha quedado —soltó una carcajada mi madre y ambos la miramos sorprendida—, me da un poco igual lo que hagáis, con la edad que tenéis yo creo que sabéis como son las cosas, solo que me alegra que al menos se puedan evitar un poco más, sois jóvenes, no os conviene vivir una vida adulta tan pronto —Haneul me dedicó una mirada de alivio impresionante. Y la verdad es que yo me sentí igual.
Después de eso despoje de la incomodidad en la que nos encontrábamos en una burbuja, comenzamos a hablar. Las preguntas sobre Seúl no surgieron, en cambio mi madre no paraba de preguntarle cómo es que había cambiado tanto en la vestimenta, maquillaje y etc, cosa de la que Haneul estaba encantada de hablar por horas. Chaeyoung me preguntó sobre qué esperaba hacer en el futuro, cosa que me incomodó un poco ya que sentía que era una pregunta trampa para saber qué era lo que le esperaba a su querida niña. Y así fue lo que quedó de noche hasta que un cansado Daehyun apareció junto a Haneul con los ojos algo cerrados.
—Creo que es hora de irse a casa —anunció Seokhyun, el padre de Haneul. Tomó a su hijo en brazos el cual no tardó en apoyar su cabecita en el pecho de su padre y cerrar los ojos. Daehyun era terriblemente tierno.
—Se ha pasado volando —aseguró mi madre levantándose de allí. Haneul las imitó levantándose del asiento limpiando su pantalón en el proceso. La verdad es que ese día iba guapísima y seguramente solo para mí.
Me levanté una vez tomó su bolso y la ayudé a tirar la comida de las bandejas mientras nuestros padres hablaban de sus cosas. Era mi momento para aprovechar los últimos minutos con ella a solas antes de que cada uno se fuera a su destino. Haneul tiró toda la basura dejando la bandeja para continuar su camino hacia los demás, tiré rápido todo y dejé la bandeja apresurado para llegar hasta ella. Rodeé su cintura con mis brazos provocando que parara en seco. Giró la cara para verme, sonreía de lado, casi intentando no mostrar su sonrisa. Tomó mis manos antes de seguir caminando sin soltar el agarre. Apoyé mi mentón sobre su hombro.
Llegamos afuera encontrándonos con nuestras familias despidiéndose solo parando para mirarnos con una sonrisa. Apreté el agarre para después soltarme para hacer lo que debía hacer, despedirme de mi otra familia. Chaeyoung y Seokhyun me dieron ambos un gran abrazo felicitándome de nuevo por la gran actuación. Besé con cuidado la cabeza del pequeño evitando despertarle, acaricié un poco su pelo antes de volverme en busca de mi novia la cual estaba terminando de despedirse de mi madre.
—Haneul, vamos yendo al coche, Dae está quejándose como siempre —se encogió de hombros sacando una dulce carcajada de mi chica. Ella les indicó con la mano que fueran que ahora iría.
—No tardes Jungkook —asentí ante las palabras de mis padres. Mi madre tomó la mano de mi padre y se dirigieron al coche.
—Bueno —dijimos al unísono y reímos.
—¿Te llamo cuando llegue a casa? Hace tiempo que no nos llamamos antes de dormir —asentí sin pensarlo. Estaba deseando pasar más tiempo con ella aunque no fuera físicamente. Pasó sus brazos por mi cuello abrazándome—. Te amo muchísimo —murmuró por la cercanía. Rodeé su cintura con mis brazos y besé su cabeza.
—Yo también, Hannie —le aseguré. Se separó para besar rápidamente mis labios—. Esperaré tu llamada —ella me guiñó el ojo antes de volver a besarme castamente y caminar hasta su coche.
En verdad desearía vivir contigo solo para no tener que despedirme de ti cada día.
✩ Hola pequeñxs!! ¿Cómo están? Aish, me siento tan mal de llevar desde el año pasado sin subir nada, ¡muy mal enserio! Pero es que no he tenido tiempo de nada más que de preocuparme por las clases. Como les dije, me encuentro en un curso complicado y me he centrado más en intentar acabarla por completo que en publicarla. Pero ya que voy muchos capítulos adelantada, iré subiendo poco a poco, ya estoy apunto de acabar de todas maneras.
· Aquí dejo el capítulo desde la perspectiva de Haneul, amadlo también.
· Recuerdo que la ❀ es el símbolo de Haneul así no habrá pérdida con los capítulos y que el de nuestro Jungkook es ☆.
· Dejo el tablón de pinterest con las de ideas de los lugares, momentos, personajes de esta historia aquí.
¡Nos vemos en el próximo capítulo bebus!♡
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