Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💙: REMEMBER

Después de tantos años, hoy vuelvo a verte. Al principio creo que mis ojos me están engañando o que quizá estoy alucinando, pero no. Me restriego los ojos para asegurarme de que no lo estoy imaginando. No lo hago. Eres real, de carne y hueso. Estás ahí, como siempre, sonriendo.
Has cambiado tanto pero a la vez tan poco. Tus rasgos se han acentuado y sigues teniendo aquella mirada soñadora.
Luces tan atractivo.

Alzas la mirada y yo me escondo tras el menú, fingiendo leer el mismo mientras te espio.

Quisiera acercarme, pero no me atrevo.
Los recuerdos se arremolinan en mi mente, me torturan, me reconfortan, me hieren...
¿Quién soy yo para volver a presentarme ante ti después de todo?

No lo merezco. Claro que no.

Pero a la vez, anhelo volver a escuchar tu voz, ver tu sonrisa. Quisiera saber si me recuerdas, quién era y cuan importante fui para ti en ese entonces.

Me fijo en tus labios, aquellos que alguna vez me besaban con timidez, con ternura, con pasión. Ahora parecen más expertos. Me pregunto cuantos labios más habrás besado. Con aquella magnífica belleza, seguro que demasiados. Algo dentro de mí se remueve dolorosamente.

Te observo platicar con un compañero de trabajo animadamente por unos instantes. Y por un momento vuelvo a sentirme como ese joven celoso que una vez fui. Veo como después de unos comentarios ambos vuelven al trabajo. Te acercas a una mesa en donde hay dos chicas que están embobadas por tu atención. Vendrás a tomarme la orden en unos cuantos minutos. Y eso hace que la respiración se me acelere.

No sé que esperar.
¿Me reconocerás?
Si lo haces ¿Cómo reaccionarás?
Y si no ¿Cómo reaccionaré yo?

Las manos me sudan, la cabeza me da vueltas. Nuestras miradas se encuentran, me quedo sin aire, mi pulso ha acelerado. Tú no pareces afectado.

—Buenas tardes, señor. ¿Ya sabe qué ordenar? —preguntas.

Y mi mundo se derrumba. No me recuerdas, no lo haces. No me recuerdas a pesar de que me juraste amor eterno aquella noche mientras te besaba en esa habitación de paredes confidentes. No me recuerdas a pesar de que prometiste que pasara lo que pasase, no me olvidarías. No me recuerdas a pesar de todo lo que compartimos en el pasado.

Aquellos bellos momentos, aquellas tiernas palabras, aquellos deliciosos besos, aquellas peligrosas caricias.

No me recuerdas a pesar de que en aquel entonces me entregaste todo de ti.
Tu alma, tu corazón, tu amor, tu vida y tu cuerpo. Fuiste, eres y serás mi más preciado tesoro por toda la eternidad.
¿Me recuerdas?
Al parecer no.
¡Mi alma grita compasión!
¡Recuérdame!
Recuerda mis manos pasearse por tu cuerpo tan suavemente por miedo a quebrar tu frágil figura.
Recuerda mis palabras antes de que me fuera de tu lado. Recuerda aquellas noches, aquellos abrazos...

¡Aquellos besos!
¡Recuérdalos!
¡Recuérdame!
¡Recuérdanos!

Sin embargo, no te lo puedo reprochar. Tiene sentido después de todo. No soy alguien digno como para permanecer en tu memoria. Después de todo, yo fui el culpable. Yo fui quien dijo esas palabras tan hirientes y se fue como si nada. Dejándote destrozado, lloroso y suplicante.

Prometí que estaría a tu lado. Que no te dejaría solo.
Que te protegería.
Que no te haría daño.

Rompí todas y cada una de mis promesas de la manera más descarada.
Y aún así...
Y aún así tú me decías sin parar que me amabas, que me perdonabas... mientras yo me alejaba.

Recuerdo claramente tu rostro lleno de lágrimas y tu mirada atenta a mi figura antes de que aquella puerta se cerrara. Separándonos. Llevándome lejos, lejos de tu vida. De la vida que habíamos planeado juntos.

Y ahora... de nuevo estás frente a mí.
Pero ahora todo es diferente. Muchas cosas han cambiado. Hemos cambiado y mi vida es distinta a la de aquel entonces. Ya no soy el joven ingenuo y egoísta. Ya no soy ese yo que te hizo tanto daño.

Noto que tu cabello tiene un color diferente ahora. Antes era negro, como solía ser el mío. Ahora es rubio. Te sienta bastante bien.

Capto tu sonrisa en uno de esos instantes, es como si mi mundo volviera a iluminarse.

—¿Qué va a pedir? —me dices, aún sonriente. Al parecer un poco ansioso, tienes que atender más mesas después de todo.

Yo me quedo por un momento sin palabras. Luego asiento y pido un americano tratando de que mi voz no delate mis nervios.

Entonces nuestras miradas se encuentran y con una exhalación de sorpresa, la pluma que sostienes se te resbala de la mano y cae en la mesa, frente a mí. Pero no tengo tiempo de tomarla y devolvertela.

—¿Yoongi? —porque cuando escucho mi nombre salir de tus labios no puedo pensar en nada más que en ti, en cuanto había extrañado tu voz llamándome— ¿Eres tú, Yoongi?

Noto un brillo extraño en tus ojos. Y tu rostro refleja varios sentimientos. Uno tras otro, haciendo difícil distinguir lo que sientes en ese momento verdaderamente.
Pero noto una pizca de alegría entremezclanda con nostalgia.

—Hola Jimin —respondo, la voz me sale un poco temblorosa, pero al parecer no lo notas— Ha pasado mucho tiempo.

—Demasiado —ries ligero— Unos ¿Once años? —asiento para confirmarlo.

Es increíble que haya pasado tanto. Años en los que tus recuerdos se empolvaron pero no desaparecieron de mi memoria. A pesar de todo, no pude olvidarte. Era imposible sacar de mi mente tu expresión destrozada, aquel día en que lo arruiné. Era imposible borrar esos recuerdos en los que fuimos tan felices.

—¿Qué ha sido de tu vida? —pregunto.

Estás por responder pero entonces la campana de la entrada suena, lo que te recuerda que debes seguir con tu trabajo.

—Yo, tengo que...

—Está bien. No te preocupes, Jimin —digo— ¿Te parece si hablamos cuando cierren? —sugiero rápidamente.

—De hecho, mi turno termina en media hora —añades.

En un intento de recuperar la dichosa pluma, nuestras manos se rozan por un instante. Me quedo paralizado al sentir tu contacto.

—Te esperaré —digo sin dudar.

—Bien —aceptas— ¿No deseas nada más? —dices mientras tomas la pluma y tu suave caricia se queda en mis dedos— ¿Quieres alguna sugerencia? Quizá unas magdalenas o un trozo de pastel...

Termino por pedir un trozo de pastel de chocolate. Mientras como, no puedo evitar que los recuerdos vengan a mi mente. Uno a uno vuelven del fango del tiempo. El pastel de chocolate te encantaba, y a pesar de no ser mi favorito, cada que me dabas un trozo con aquel jueguito del avión no podía negarme.

Y como muchas otras veces me pregunto ¿Qué habría pasado?
¿Qué habría pasado si yo no hubiera besado otros labios?
¿Si yo no hubiera sido tan egoísta? ¿Habríamos sido felices?
¿Seguiríamos juntos?

Yo siempre te amé. Siempre.
Pero esa vez... Esa vez me dejé llevar por mis instintos más primitivos. Fui demasiado egoísta. Pensé solamente en mí. Cometí un grave error y lo pagué muy caro. Te perdí. Te perdí para siempre.
La culpa no me dejaba besarte como antes.

«—¿Te irás?
—Perdóname
—Recuerdáme —decías con una sonrisa».

Y cuando se me presentó la oportunidad de comenzar de nuevo, la tomé.

«—¿Por qué? —reclamabas.
—Porque no te merezco.»

Y ahí fue cuando la trágica despedida me rompió el corazón aún más.

«—Te odio.
—Jimin, lo siento. Yo de verdad...
—¡Lárgate!»

Pasada la media hora de tu turno, has cambiado tu uniforme del trabajo por ropa casual. Comenzamos a caminar hacia el metro. Al principio hablar es incómodo, pero mientras más calles recorremos, más sencillo es.

Recordamos fugazmente algunos sucesos y reímos con unos tantos recuerdos. Pero no tocamos el tema de que fuimos pareja. Hablamos como simples amigos que se separaron hace mucho. Nos ponemos al día. Ahora sé que te graduaste y cumpliste tu sueño de ser bailarín. Que trabajas en la cafetería y das clases de baile. Quiero preguntarte si tienes pareja, aunque a decir verdad, no creo querer saber la respuesta.
No puedo ni formular la pregunta cuando la pantalla de tu celular se ilumina en tu mano y una melodía divertida empieza a sonar.
Me pides disculpas y te dispones a contestar. Mi pregunta es respondida entonces.

—Hola, amor —dices al contestar.

Tu sonrisa es radiante y tu voz refleja alegría mientras hablas. Mi corazón duele, así solías sonreír para mí. Tu voz siempre dulce acariciando mi oído. Ahora ya nada de eso me pertenece.

«—¿Me amabas?
—Siempre lo hice.
—Si me amabas ¿Por qué lo hiciste?»

—Te espero aquí. Vale, nos vemos pronto Tae.

Me sonríes ligeramente.

—Mi novio —explicas— Acaba de salir del trabajo y viene para acá. Si quieres podríamos...

—Quizá será mejor que me vaya —interrumpo.

—Está bien —dices, aunque suenas un tanto decepcionado. Luego me sonríes. Una sonrisa sincera, tus ojitos brillan con unas lágrimas traviesas. Y entonces sé que aquel gesto refleja varios sentimientos— Me alegró mucho volver a verte, Yoongi —y sé que esas palabras son sinceras. Sé que me has perdonado, y no puedo evitar que las lágrimas se me acumulen.

—A mi también, Jimin.

Nos despedimos. Me alejo a pasos lentos del lugar, con un peso menos sobre los hombros.

Por lo que cuando veo que un muchacho alto llega y al verlo tú vas corriendo a su encuentro, no puedo evitar que la escena me cause ternura. Él te recibe en sus brazos con una sonrisa, sus miradas cariñosas que dicen más que las palabras.
Espero sean felices.
Nuestros recuerdos se mantendrán siempre en mi memoria. Pero ha llegado el momento continuar con nuestros caminos.

Mi móvil vibra en mi bolsillo, sacándome de mis pensamientos.

—¿Yoongi? ¿Sigues en el trabajo?

—No, Hoseok. Ya salí. Llegaré pronto.

—Vale, ven con cuidado. Y no olvides las cosas para la cena.

—De acuerdo.

—Te espero, cariño.

—¡Hoseok, espera!

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Te amo.

—Y yo a ti, Yoonie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro