Luego de tratar de sostener la mirada al central sobre que le dió café a cierto rubio por demás rezongón (aunque igual se lo tomó) Joaco intenta concentrarse en lo que tiene que estudiar. Han separado las partes de estudio con el mariscal y justo ahora, trata de incorporar la mayor cantidad de conocimientos a medida que esquiva las miradas y sonrisas de varios integrantes del equipo de vóley a la distancia, incluyendo a la hermosa cara de pocos amigos de su compañero de habitación.

Y eso se le hace casi imposible ya que se encuentra en la cafetería casi repleta por ser la hora del almuerzo, y no puede perder más tiempo del necesario si luego quiere entrenar duro sin perderse la posterior hora de gimnasio que debe comenzar hoy mismo, al finalizar el entrenamiento diario.

Y de solo pensarlo ya se le abarrotan los músculos estriados. El no dormir como debiera por andar de cariñoso con su capitán le pasa factura, y no de la que quisiera, ya que nada mal le vendría incorporar un par de harinas saturadas para darle un poco de felicidad a su cansina jornada.

—¡Amigo! Cambia esa cara, ¿no piensas unirte a nosotros? —cuestiona Will llevando su bandeja de comida de pasada.

—Es que, tengo mucho que estudiar. Y si dejo para después, no me dará el tiempo.

—¡Hay más tiempo que vida! Así que suelta eso y vamos a la mesa que debemos armar las estrategias de defensa para el partido a disputar el próximo fin de semana. Esos idiotas de la UCLA se creen mejores que nosotros y debemos demostrarles quienes mandan dentro de la zona de ataque. Y para eso, necesitamos al cerebrito argento.

—¿Viajamos o vienen? —cuestiona el argentino levantándose de la mesa a medida que guarda la laptop de papel, o sea, sus apuntes en el destartalado morral.

—Vamos nosotros, estamos a menos de una hora en Bus. ¿Acaso, no tienes computadora? —pregunta el punta suplente observando la enorme cantidad de papeles que guarda Joaco en su bolso personal.

—¿Con lo que tengo que pagar hasta conseguir una beca total? No, gracias. Mi vieja se infarta si le agrego un gasto más a los que tiene.

Llegan a la mesa que comparte con el resto del equipo, guiñando un ojo hacia aquel rubio que lo mira con el ceño fruncido y cierto recelo.

—Te repito lo que me dijiste Eren —suelta Tom, el central —, te quedarás viejito antes de tiempo de tanto arrugar la frente, o bien, recuerdas algo que sucedió con Joaco y no me quieres contar y por eso la cara de asco.

Eren, lo fulmina con la mirada y restándole importancia a sus dichos, toma la palabra: —Bien equipo, tenemos dos días hasta definir quién sigue en pie para los regionales. Y está de más decir que confío plenamente en ustedes y creo que merecemos ese primer lugar en nuestro condado. Ahora, con el refuerzo del ataque sospresa no se las verán fácil. Estaban acostumbrados a las mismas jugadas y ahora, estamos en otra era.

—¡La era del punta con tres piernas! —grita Will y todos comienzan a las risas, dejando a un Joaco ruborizado que no pierde un segundo en mirar la reacción de alguien más en específico —. Claro que a esto, lo puede confirmar su compañero de cuarto, yo que usted capitán, duermo con las nalgas hacia abajo y bien apretadas.

—¡Qué manera de decir idioteces Will! Espero que en el partido estés así de avivado y no te metan tantos puntos—suelta el rubio tratando de contener la sonrisa que burla sus labios.

—Yo, tengo un firme saque flotado, el entrenamiento en fuerza está dando buen resultado, así que si nos toca abrir la jugada, me gustaría partir abajo —anuncia el argentino al rubio ante las risas de varios.

—¡Es que tú tampoco ayudas cerebrito! Tú dices partir y nosotros te imaginamos en pelotas —comenta el mejor amigo del capitán.

—Parece que "bastante" te han gustado sus partes...

Sepulcral silencio ante la voz de Draco que deja al descubierto la inmediata seriedad de Will, quién carraspea enseguida soltando que todo es simplemente, un juego.

—Demasiada obvio tu reacción.  Sospechoso, ¿no? —susurra el capitán hacia Will, su mejor amigo. Como dándole a entender de que algo sucede con el libero (Draco).

Amigo que, de inmediato, le retruca de la misma manera pero solo por soltar algo: —¿Y tú? Bien que te tienes guardado lo de tu compañero de cuarto.

De inmediato, Eren empuja a su mejor amigo para alejarlo del grupo que siguen gastando bromas a Joaco. 

—¿Quién te contó? Fue Álvarez, ¿no? Lo voy a matar...

De inmediato, Will observa a su mejor amigo ponerse a la defensiva sin necesidad alguna, ya que él se refería a lo del café entregado en su mano y delante de casi todo el campus universitario, pero la exagerada reacción que está observando le indica que aquí, se cocina o ya se cocinó algo.

—¿Algo que quieras contarme Eren? Porque a decir verdad, no se de qué demonios me estás hablando. Y deja afuera al pobre Joaco ¿sabías que no tiene ni para una mísera tablet? Espero que no le hagas la vida imposible, porque no se lo merece.

—Hay él, el bonachón amigo de todo el condenado mundo... Tanto carisma me da náuseas —suelta irónico que ni él mismo se cree el malestar que supuestamente le genera su bondad. 

—Solo digo que le des una oportunidad. Cerebrito necesita de su equipo, pero sobre todo, de su capitán. Sino ¿para qué estás?

—Para que me la fumen todos ustedes, incluyendo tu idiota descerebrado.

—Cerebrito, amigo, cerebrito... A parte, no puedes decirme que no comparten los mismos ideales —larga Will.

A lo que Eren, se queda callado recordando el día que lo enfrentó por tratar a sus pares como si fueran insectos a su alrededor, siendo él, tan ferviente defensor del medio ambiente. No puede negar que ese aspecto aguerrido y protector del punta, le suma unos pocos puntos. Pero solo le suma, como para no sacarlo a las patadas de la pieza.

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