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ʚ Capítulo 402. Niños ɞ

Sentía como si el dolor del mundo entero hubiera entrado en mi cuerpo. Estaba molesto con la tribu de los pájaros. ¿Por qué no pueden nacer como un huevo? Cuando quedé encinta, tenía miedo de que el bebé saliera en forma de huevo. Ahora que sentía estas contracciones, un huevo habría sido cien veces mejor. Así era lo mucho que me dolía.

Justo cuando el bebé finalmente salió y pensé que el dolor desaparecería.

"¡Son gemelos, Su Majestad! ¡Está dando a luz gemelos!"

Gritó la partera del palacio.

Mi cuerpo volvió a caer en la agonía. Ni siquiera podía ver a mi primer bebé, estaba totalmente desorientado. El dolor me invadió de nuevo, consumiéndome.

Finalmente, después de que el médico del palacio cortara los cordones umbilicales, la partera trajo a los bebés uno por uno para que yo los viera. Los bebés que no paraban de llorar ya se habían calmado.

"Felicidades, Su Majestad."

Le brillaban los ojos.

"Tiene un príncipe y una princesa realmente adorables. ¿Le gustaría cargarlos?"

Cuando extendí las manos, la partera me entregó cuidadosamente el primer bebé, envuelto en un pañal blanco.

"Esta es la princesa."

Una princesa... Ni siquiera había pensado aún en un nombre. Estaba tan desconcertada que sólo ahora me di cuenta de que eran prematuros.

"¿Están bien los bebés?"

"Aunque son un poco pequeños, están sanos, Su Majestad. Ambos están bien."

El diminuto cuerpo presionado contra mi pecho, tenía la frente pequeña y redonda, los ojos bastante arrugados, la boca firmemente cerrada, las mejillas regordetas y la nariz pequeñita. Mi bebé. Y de YoonGi. ¿Nuestro?

La habitación del bebé aún no estaba lista, la ropa no estaba preparada y aún no habíamos comprado los accesorios para bebés. Por no hablar de la niñera. Todavía no habíamos encontrado una. Teníamos mucho que hacer, ¡pero el bebé ya estaba aquí!

El bebé se veía arrugado y nada bonito. Su nariz parecía perfecta, pero todo lo demás estaba tan arrugado...

"El bebé está muy arrugado. ¿Le pasa algo?"

El médico y la partera se miraron y se rieron. ¿Les resultaba gracioso que mi bebé estuviera tan arrugado?

"Han nacido demasiado pronto. Algo pudo salir mal..."

Murmuré, aún nervioso. La partera me acercó al niño a continuación.

"Eche un vistazo al príncipe también, Su Majestad."

También parecía arrugado. En mis retratos de bebé, era tan adorable y bonito. ¿A quién se parecían, entonces? ¿A YoonGi? ¿Sólo se volvió apuesto cuando creció?

En ese momento, la princesa abrió los ojos y me miró fijamente. Era casi como si me hubiera oído y quisiera protestar.

"Oh, tus ojos."

Murmuré con asombro. Esos ojos verde claro, que brillaban entre sus pliegues, eran increíblemente encantadores. Además, eran míos.

Pero aún así, está arrugada.

De repente, el pequeño príncipe lanzó un extraño grito. Miré en su dirección y vi que sacó una mano del pañal, moviendo los dedos hacia mí.

"Parece que al príncipe le molesta que sólo tenga en brazos a la princesa."

Dijo la partera. Así que le pasé la princesa a la partera y sostuve al príncipe. Sus ojos ya estaban abiertos. Volví a conmoverme, pero por una razón diferente.

"Un mini YoonGi."

Este bebé arrugado tenía los ojos de YoonGi. Brillaban de un misterioso color púrpura, como los de YoonGi, los ojos que yo amaba. Se me salieron las lágrimas al verlos. Verme a mí mismo y a YoonGi en nuestros hijos fue como un milagro.

"Dios mío. ¿Cómo pueden existir unos bebés tan bonitos? ¿Lo ves, Mi Consorte? Vaya angelitos. Ahora tengo tres ángeles."

Cuando desperté de mi sueño, la habitación había sido despejada y ventilada. De la chimenea emanaba calor. YoonGi estaba sentado junto a la cama, sosteniendo a los dos bebés al mismo tiempo.

"Eso es peligroso."

Me preocupaba que se le cayera uno de ellos. Tomé a la princesa en mis brazos. Todavía sentía el cuerpo pesado, pero al menos podía moverme.

YoonGi se inclinó y me besó la frente.

"Vine antes, pero no me dejaron entrar mientras estabas dando a luz. Estaba muy asustado. Debería haber estado aquí contigo. Siento haberte dejado solo..."

Sonreí.

"No te preocupes. Tampoco esperaba tener gemelos ni que nacieran tan pronto."

(Esa puntería pa)

Mis padres tampoco. Probablemente no recibirían la noticia hasta dentro de unos días. No estaba seguro de cómo reaccionarían. Probablemente se lamentarían de que ocurriera algo enorme cada vez que volvían al Imperio Oriental. O tal vez...

"Mis padres podrían escandalizarse al ver a los bebés."

"¿Ya que ahora hay tres ángeles?"

"No... porque están muy arrugados."

Pero mientras dormía, la piel de los bebés parecía haberse suavizado. No tenían el mismo aspecto que antes. Seguían arrugados, pero menos. Pasé el dedo suavemente por la frente de la princesa.

"Dios mío. No importa cómo los mire, todo lo que veo es un par de ángeles perfectos. ¿Cómo puedes decir que están arrugados, Mi Consorte?"

"¿No te parecen arrugados?"

Entrecerré los ojos mirando a los gemelos. YoonGi acarició la frente del príncipe.

"Es la personificación de un ángel. Nunca he visto un bebé más hermoso en mi vida."

"Bueno, esta es la primera vez que veo a bebés recién nacidos..."

"Lo mismo para mí, por supuesto."

YoonGi no dejaba de murmurar sobre lo hermosas que eran las cejas, los ojos, la nariz, las fosas nasales, los labios y las uñas de nuestros bebés. Al cabo de un rato, me susurró al oído,

"Mi Consorte, mantén lo siguiente en secreto del príncipe, los ojos de la princesa son un poco más encantadores. Creo que porque son como los tuyos."

Sonaba apenado por el príncipe. Entonces YoonGi lo acarició, elogiándolo por ser el bebé más lindo de todo el mundo.

Apoyó la nariz en el pañal y respiró hondo.

"Mi JiMin, esto es un milagro. Estaba seguro de que nadie tan encantador como tú podría existir en el mundo. Sin embargo, hoy triplicaste mis bendiciones."

Eso fue tan vergonzoso. Sintiéndome incómodo, mantuve la cara seria y miré a mi hija. ¿Me estaban engañando los ojos? A pesar de las arrugas, realmente parecía un ángel.

"¡Su Majestad, todo el mundo desea desesperadamente ver a los bebés!"

"Nobles y ciudadanos por igual no paran de enviar regalos."

"Una vez que la noticia se extienda por todo el país, ¿se reunirá todo el mundo aquí para verlos?"

Mientras escuchaba la charla de mis damas de compañía, acaricié con cuidado el pecho del príncipe. Sorprendentemente, en el transcurso de un día, las arrugas de los bebés se habían atenuado. Tal como había dicho YoonGi, ahora parecían ángeles. Aún les quedaban algunas arrugas, pero el médico del palacio dijo que desaparecerían en poco tiempo.

"También tenemos que pensar en nombres."

Suspiré, a lo que la Condesa Wendy asintió.

"Tendrá que discutirlo con Su Majestad."

"Supongo que sí. Y tendremos que encontrar pronto una niñera."

Me fijé en la princesa en brazos de la Condesa Wendy. Estaba recorriendo la habitación con la mirada sin siquiera llorar. Sabía que en realidad no estaba pensando en nada, pero verla fruncir el ceño y entrecerrar los ojos la hacía parecer muy lista.

Por otro lado, el príncipe parecía más lento. Aunque sólo era un recién nacido, ya lo notaba.

Incluso HoSeok había dicho con confianza,

"Su cara es la de Su Majestad YoonGi, pero su personalidad es completamente diferente."

Estaba a punto de pedirle a la Condesa Wendy que cambiáramos de bebé, cuando oí que llamaron a la puerta. Era YoonGi. Las damas de compañía le saludaron. Él tomó a la princesa en brazos de la condesa, luego despidió a las damas.

"¿YoonGi?"

Me sorprendió que hiciera eso. A continuación se acercó a mí.

"Mi Consorte, yo cargaré al príncipe."

"¿Los cargarás a los dos tú solo?"

"Sí. Es hora de que se transformen en pájaros. He consultado los registros para asegurarme, y ahora es el momento."

"¿Pero y si se te cae uno mientras intentas sostener los dos a la vez?"

"Está bien. Entonces sígueme con el príncipe."

YoonGi fue al dormitorio principal y colocó el nido en el centro de la cama. Luego acostó a la princesa y le tocó la barriga con los dedos. Parecía que intentaba hacerle cosquillas. En un abrir y cerrar de ojos, se hizo lo bastante pequeña como para quedar enterrada en el pañal blanco.

"YoonGi, la princesa..."

Antes de que pudiera terminar mi pregunta, un chirrido salió del interior del pañal. Poco después, un pajarito de plumas doradas asomó la cabeza. YoonGi lo agarró enseguida para que no fuera engullido.

"Trae al príncipe aquí, Mi Consorte."

Le entregué al príncipe sin pensarlo, y también lo convirtió en pájaro. Acto seguido, YoonGi se convirtió en Reina en un parpadeo.

Saltó a la cama y recogió a cada pajarito por el pescuezo. Los colocó en lados opuestos del nido. Los pajaritos chirriaron en señal de protesta.

Mis bebés... ¿se convirtieron en pájaros?

Aunque sabía de antemano que esto ocurriría, no dejó de ser impactante. Ver a mis bebés transformarse era completamente distinto a ver a mi esposo hacer lo mismo. Nervioso, me acerqué a ellos. Los pajaritos batieron sus cortas alas y abrieron sus picos hacia mí.

Cuando intentaron abandonar el nido, Reina los empujó dentro nuevamente. Luego se agachó y envolvió sus alas alrededor de ambos, apretándolos contra su pecho. ¿Estarán bien así?

No todo el mundo disfrutaba de la nueva dicha. Mientras JiMin observaba cómo su esposo cuidaba de sus bebés recién nacidos, su ex esposo, JungKook, bajaba apresuradamente las escaleras para encontrarse con un niño llamado Ahn.

JungKook nunca había deseado ver a Ahn, pero un chico llamada Beomgyu pronto se lo llevaría. Esta era la primera vez que realmente había pensado en el chico. ¿Podría haber una pista de sus recuerdos perdidos en la relación entre Ahn, Beomgyu y JiMin?

El carruaje de Beomgyu debía partir a las cinco de la tarde. Esta era la última oportunidad que tenía JungKook de ver juntos al niño y a Beomgyu. Pero justo antes de llegar al punto de encuentro, una voz suave y tímida lo detuvo.

"¿Su Majestad?"

En lo que JungKook se dio la vuelta, vio a un niño. La mirada del chico estaba decaída, sus hombros huesudos encorvados.

"¿Quién eres?"

Preguntó JungKook. No reconocía al niño. Por otra parte, los niños crecían rápidamente en uno o dos años, y JungKook no recordaba los últimos cinco años de su vida. Probablemente, este niño era muy pequeño hace cinco años. No había forma de que JungKook lo reconociera.

"Este es el Príncipe Eunwoo, Su Majestad."

Le informó el Marqués Jaehyun.

"¿Este es Eunwoo?"

"Sí. Pedí que lo trajeran pasado mañana, pero parece que lo trajeron antes."

El chico juntó las manos y se inclinó hasta el punto en que JungKook pudo ver la coronilla de su cabeza. Esa fue la primera impresión del JungKook del día de Eunwoo— la parte superior de su cabeza. No podía ver su rostro correctamente, lo que le frustraba.

'¿Este chico realmente está siendo educado para ser el próximo emperador?'

Aunque era una medida temporal, sólo hasta que se casara, parecía obvio que este chico no debía ocupar el trono, ni siquiera temporalmente.

A pesar de su frustración, JungKook contuvo sus verdaderos sentimientos. Por ahora, el chico era necesario. Le dio unas palmaditas en el hombro con una sonrisa forzada.

"Creciste tan rápido que casi no te reconozco. ¿Cómo has estado?"

A pesar de su tono amistoso, el chico se retrajo aún más. Manteniendo la sonrisa con dificultad, JungKook apretó el hombro del chico y lo soltó. Luego, sin mirar atrás, se dio la vuelta y se dirigió hacia donde esperaban Beomgyu y Ahn.

Beomgyu estaba sentado en la misma postura y con el mismo atuendo que el día de su llegada. Se levantó de inmediato en cuanto entró JungKook.

"Su Majestad."

Por supuesto, algunas cosas eran diferentes esta vez. La expresión de Beomgyu y el pequeño que estaba a su lado.

JungKook frunció el ceño, y de repente se tambaleó.

"¡¿Su Majestad?!"

Beomgyu lo llamó de nuevo, pero esta vez sorprendido. Instintivamente, él extendió las manos para sostenerlo. Sin embargo, el Marqués Jaehyun estaba un paso por delante. Con la ayuda del Marqués, JungKook consiguió sentarse en el sofá.

Con los ojos bien abiertos, Beomgyu se cubrió la boca con ambas manos. Pero sus ojos se fijaron en el Marqués Jaehyun. Hacía un momento, cuando el Marqués alcanzó a JungKook, él había visto una expresión de esperanza cruzar su rostro.

'¿No se suponía que era un leal súbdito del Emperador JungKook?'

Él lo miró con consternación y confusión. El Marqués, tal vez al sentir su mirada, lo miró directamente.

Apresuradamente, él abrazó a Ahn y actuó asustado.

"¿Qu-Qué hacemos? ¿Está enfermo Su Majestad?"

Ahn, que había crecido mucho últimamente, aceptó el abrazo de Beomgyu sin oponer resistencia. El niño parecía deprimido, no como el chiquillo infantil que solía ser. Incluso Beomgyu pensaba que el niño se comportaba de forma extraña. ¿No eran los niños de su edad ruidosos y bulliciosos como animales? Sin embargo, Ahn permanecía sumamente callado.

Debía de estar asustado por venir de repente a un sitio desconocido. Sin embargo, ni siquiera el miedo se reflejaba en su rostro. Había actuado igual cuando él fue donde los sirvientes a recogerlo. Se quedó allí de pie, como un muñeco sin alma.

Pero ahora no tenía tiempo de preocuparse por Ahn. Aunque el Marqués Jaehyun le resultaba sospechoso, no le prestó atención y se centró en el Emperador,

"¿No deberíamos llamar al médico?"

Justo entonces, JungKook rompió a llorar.

"¿Su Majestad? ¡Su Majestad!"

Esta vez, el Marqués Jaehyun exclamó, con una expresión debidamente sobresaltada. Beomgyu abrazó aún más fuerte a Ahn.

Con voz ronca, el emperador murmuró,

"Mi bebé, mi bebé."

"Mire hacia aquí, Su Majestad. ¡Su Majestad!"

El Marqués señaló a Ahn.

Beomgyu tenía la certeza de que el emperador había reaccionado así tras ver a Ahn, aunque no sabía por qué. Era posible que Ahn le recordara a su propia hija, la cual había muerto a manos de unos ladrones. No obstante, se había revelado que en realidad no era su verdadera hija. Pero hasta ese momento, la había llevado con él a todas partes y la adoraba.

Lo curioso era que el Marqués Jaehyun debía haberse dado cuenta. Aun así, todavía no había echado ni a ella ni a Ahn.

De repente, los sollozos del Emperador JungKook se interrumpieron y bajó las manos. Cuando levantó la cabeza, su expresión era fría.

Q miedo, tengan un bonito día y buena semana
Creo q fue un combate de personalidades quien se mantenía a flote

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