"¡Es muy peligroso si estás hablando en serio! ¡Podrías ser condenado a muerte si dañas al Emperador!"

"Entonces solo mataré al hombre."

"Los rencores personales también son un delito grave."

Apunté mi mano en dirección al estómago de mi hermano.

"Y el bebé de TaeHyung es el bebé del Emperador."

"¿Un bastardo?"

"El hijo de un concubino. El Emperador lo está esperando con mucha ilusión."

Mi hermano me miró con una expresión que decía '¿Qué tiene que ver eso con todo esto?'

Mi cabeza se sentía pesada. Si se tratara de cualquier otra persona, podría inventar excusas y decir que las palabras fueron pronunciadas por el impulso de los sentimientos en el momento. Pero no podía decir eso de mi hermano. Era un hombre cuyas acciones seguían a sus palabras. No, era un hombre que actuaba de acuerdo a sus pasiones.

"Muy bien, JiMin. Entonces no permitiré que ese hombre dé a luz al bebé."

"Si tocas al bebé, te enfrentarás a un castigo incluso peor."

Era un gran pecado cometer un asesinato dentro del palacio imperial, pero uno aún más grande, causarle daño al linaje del Emperador. El Vizconde Kim casi fue ejecutado, no por apuñalar a TaeHyung, sino por amenazar la vida dentro de su vientre. Incluso, aunque la ley no trataba a los niños de un concubino como príncipes o princesas, tampoco eran tratados como aristócratas ordinarios.

"Hermano. Incluso si matas al Joven TaeHyung como dices que harás, ¿no crees que el Emperador tomará otro concubino?"

Pero a pesar de mis intentos de calmar a mi hermano, su temperamento no mejoraba. Se movía por la habitación con sus manos alrededor de su cabeza, mientras yo husmeaba las bolsas de compras y saqué uno de los regalos.

Era un sombrero. Me lo puse, esperando que lo hiciese sentir mejor. Luego de acomodar mi cabello se lo mostré, pero mi hermano estaba más enojado de lo que cualquier sombrero podría calmarlo.

Se detuvo en mi escritorio y observó mi calendario.

"¿Un banquete?"

Mi agenda diaria estaba marcada en el calendario, incluyendo el banquete para el bebé de TaeHyung.

"Hermano."

Me apresuré a tomar el calendario, pero él fue más rápido. Ya lo había visto, y se volteó hacia mí atónito.

"¿Por qué tienes que organizar la fiesta para ellos?"

"No es solamente esa. Soy responsable de todas las fiestas del palacio."

Mi hermano permaneció con la boca firmemente cerrada mientras tenía su mirada fija en mí. No obstante, sus siguientes palabras no fueron acerca del banquete.

"El sombrero te queda bien."

Su cumplido inesperado me tomó por sorpresa, pero antes de que pudiese responder, se dio la vuelta y se fue. Lo observé ansiosamente, después, me quité el sombrero y lo dejé encima del sillón.

Me mantuve de pie, como congelado, hasta que oí el sonido de un pájaro graznando cerca de la ventana. Mi mente me advirtió que podía ser un intruso, pero abrí la ventana de todas maneras y saqué la cabeza. Era difícil saber de dónde venía el sonido del pájaro.

El grito del pájaro me recordaba a Reina. Una sensación de intranquilidad me invadió. Tenía miedo de que algo le hubiese pasado al Príncipe YoonGi y a Reina. No creía que ya hubieran llegado al Reino Occidental.

¿Llegarían allá a salvo...?

El séquito del Príncipe YoonGi pasaba a través de las montañas Borayong. Sin embargo, a pesar de las expectativas de JiMin, el propio Príncipe y HoSeok ya habían llegado al Reino Occidental.

El Príncipe YoonGi estaba en la habitación del rey. La cama en sí era un esplendor de tonos beige y dorados, con la cabecera decorada con detalles de oro fino. Sin embargo, el hombre recostado en la cama, estaba en un estado menos majestuoso, tenía los ojos inyectados de sangre y un rostro pálido.

El Príncipe tomó la mano del Rey Geumjae, su hermano y rey de Occidente. Con cada respiración agitada del rey, el corazón de YoonGi se hundía más. A Geumjae le había llevado un tiempo reconocer a su hermano menor, y cuando habló, lo hizo con un aliento áspero.

"YoonGi..."

"Sí".

"YoonGi..."

"Sí. Estoy aquí. Estoy a tu lado, hermano."

El Príncipe YoonGi apretó la mano del Rey Geumjae.

"YoonGi... cásate."

El Príncipe hizo una mueca. Incluso antes de que su hermano se enfermara, siempre lo molestaba con el hecho de conseguir una esposa o un esposo. Sin embargo, no podía responderle fríamente a su enfermo hermano mayor.

Sin decir nada, YoonGi se mantuvo aferrado a la mano de Geumjae, y el rey le devolvió una mirada débil. Una sonrisa apareció en el rostro del hombre, como si notara la expresión infeliz de su hermano.

"No estoy bromeando. Debes casarte, YoonGi."

"...entiendo."

"Si muero... serás rey. Necesitas un sucesor."

"..."

"Que el rey... reciba un Consorte... no es una elección... sino una responsabilidad."

YoonGi exhaló con pesadez.

"Aún sigues haciendo esto difícil."

"El país se merece una buena persona... no una persona que sea encantadora solamente con uno... sino un Consorte que ame al pueblo."

Un rostro vino a la mente del Príncipe YoonGi. Un Consorte que era encantador con él y también capaz de amar a su pueblo. Pero esa persona ya tenía un hombre a su lado...

Su corazón palpitó.

"¿Qué pasa si hay una persona que tiene ambas cualidades?"

"Pues bien. No lo dejes ir."

Geumjae sonrió no como rey, sino como hermano.

"Si te casas con él, deja de ser un casanova."

YoonGi había pretendido ser un casanova para crear una imagen despreocupada de sí mismo, pero se arrepintió ahora que tenía un hombre que le gustaba. Su boca se inclinó hacia arriba con una sonrisa.

"Por supuesto."

"Sí... estoy seguro que te irá muy bien... con el país."

YoonGi suspiró y le dio unas palmadas a su hermano en la parte trasera de su mano.

"¿Hay algo más que necesites decirme? Nada difícil, quiero decir."

Aunque nunca habían sido hermanos cercanos, el corazón de YoonGi estaba cargado de tristeza y arrepentimiento. Geumjae parpadeó lentamente, y después se volteó a mirar sin expresión al dosel de la cama. YoonGi mostró una pequeña sonrisa.

"No debes tener nada más que decir."

Geumjae sonrió junto a YoonGi y habló en voz baja.

"Cuida de tu cuñada."

"Sí."

"No dejes que otros nobles la ignoren..."

"Lo entiendo."

"No importa lo que digan, protégela..."

Los labios temblorosos de Geumjae se cerraron, como si el simple hecho de hablar requiriera un esfuerzo masivo. Respiró unas cuantas veces con fuerza lentamente. Ahora lo hacía incluso más despacio. Su agarre a la mano de YoonGi se aflojó gradualmente, y el príncipe bajó lentamente la extremidad de su hermano. El pecho del rey, el cual había estado subiendo y bajando, ya no se movía.

"..."

YoonGi cerró sus ojos y juntó sus manos. A través de sus mejillas caían lágrimas, el doctor se puso de pie para tomarle el pulso al rey, y luego habló con una voz sombría.

"... El Rey ha fallecido."

Aquellos que silenciosamente estaban de pie cerca de la pared, se adelantaron y se arrodillaron ante el nuevo rey. YoonGi abrió sus ojos lentamente y los observó a través de su visión borrosa.