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Epílogo

Una fiesta para celebrar la premiación del reparto ha tomado lugar en el salón de nuestra casa. Sentada junto a Dylan en el mueble de cuero blanco puedo observar a cada una de las personas que se volvieron importantes para nosotros a nuestro alrededor, todos sonrientes y compartiendo los unos con los otros.

Thomas está sentado a la derecha, con la pierna cruzada y una cerveza en la mano, Ki-Hong y su esposa Hayoung a la derecha, ella es una chica encantadora y con un gran gusto para la ropa, no dejo de alegrarme de que Ki haya encontrado a alguien tan perfecto para él. Will, Kaya, su prometido Benjamin y Bianca, que ahora tiene un novio llamado Spencer, se encuentran en el bar.

Y justo en el sofá frente a nosotros, está Jace.

Jace sigue siendo el mismo que fue cuando estuvimos juntos, caballero, encantador y divertido. Volvimos a tener comunicación un tiempo después, y ahora está felizmente casado con una chica que conoció en uno de sus viajes de trabajo, su nombre es Cassie.

Me cuesta creer que han pasado casi tres años. Tres años llenos de cosas de todo tipo, pero que nos han traído justamente a donde estamos, y no desearía cambiarlo para nada.

Se preguntarán, ¿Qué pasó con Britt? Pues, ella está perfectamente bien, sigue siendo una muy buena actriz, tiene muchos proyectos en ascenso, y aunque no nos comunicamos mucho, logramos llevar una buena relación entre todos.

El brazo de Dylan rodea mis hombros, él está hablando y bromeando con todos, pero no estoy prestando atención a lo que dicen.

-¿Te sientes bien? -él pregunta, susurrando sobre mi oreja y trayéndome de vuelta a la tierra.

Al reaccionar, asiento de inmediato y le regalo una pequeña sonrisa.

-Sí, no te preocupes, iré al baño y regreso -le contesto de igual manera, él asiente y me besa en la mejilla antes de que yo pueda levantarme.

Camino por la habitación hasta llegar a Bianca, la cual se encuentra distraída hablando con Spencer, Kaya y Benjamin. Todos posan su mirada sobre mí en cuanto me acerco, pero me sonríen, y yo les sonrío de vuelta.

-Disculpen, ¿me la pueden prestar unos minutos? -pregunto tomando a Bianca del brazo.

-Sólo si prometes devolverla luego -dice Spencer, río suavemente y asiento.

-Cuenta con ello.

Él sonríe, y enseguida camino con ella fuera de la habitación.

-¿Tu habitación está arriba?

Yo asiento.

-Sí, trata de no hablar muy alto.

Ella asiente, para luego subir las escaleras conmigo.

Al llegar a la habitación, ella se sienta sobre la cama, regalándome una sonrisa.

-Ve.

(...)

Me paro frente al espejo y suspiro, preguntándome si esto será lo correcto. Soy un manojo de nervios en este momento.

Levanto mi mano, y observo la mayor de mis motivaciones por los momentos. ¿No debería salir mal, no?

Suspiro, y traspaso la puerta nuevamente. Al salir, Bianca me mira curiosa, yo asiento.

Ella se levanta y suspira antes de abrazarme.

-Lo harás bien, no te preocupes -ella dice, acariciando mi espalda.

-No lo sé, Bianca. ¿Qué tal si no? ¿Qué tal si esto es malo?

Ella niega con la cabeza.

-No lo será. Ahora vamos, o comenzarán a preguntarse por nosotras.

Suspiro y asiento, tomando la mano de Bianca y regresando a la habitación en la que todos se encuentran. Bianca regresa con Spencer, y yo con Dylan, quien al verme me sonríe.

-¿Todo bien? -pregunta, yo suspiro.

-En realidad me gustaría hablar contigo, a solas.

Dylan frunce el ceño confundido.

-¿Ahora?

Yo asiento.

-Preferiblemente.

Dylan suspira y se levanta,

-Discúlpennos un momento -él dice, tomándome de la mano para salir de la habitación.

-¡Oh, vamos! ¡Esperen a que todos nos vayamos! -bromea Ki-Hong, Dylan ríe.

-¡Es mucho mejor con la casa llena de personas que puedan escuchar! -bromea de vuelta, todos ríen.

Entonces lo halo, saliendo de la habitación y mirándonos cara a cara.

Trago en seco, temiendo que lo que estoy a punto de decir sea un motivo para que Dylan se aleje.

Sus ojos miel me miran con preocupación, antes de que él me tome la mano y la acaricie.

-¿Qué ocurre, bonita? -él pregunta en tono suave, haciéndome suspirar.

-Por favor prométeme que lo tomarás bien.

Él frunce el ceño.

-¿Tomar bien qué?

-Sólo promételo -insisto -Prométeme que no te irás.

-¿Irme? Kat, no voy a irme, pero me estás asustando.

Respiro hondo, y suelto otro suspiro.

-Yo...

Él me observa, esperando a que continúe.

-¿Tú...?

Tomo su mano entre las mías, y bajo la mirada.

-Estoy embarazada.

Él me mira a los ojos, casi sin reacción, hasta que se percata de lo que acabo de decir.

-¿Estás jugando conmigo? -pregunta, haciendo que sienta un agujero en el estómago.

Entonces siento un nudo en la garganta indicándome que voy a llorar en cualquier momento.

-No, no estoy jugando.

Dylan suelta mi mano, y el miedo que siento se hace aún mayor.

Se va a ir.

Pero entonces, no lo hace. Él me abraza con fuerza.

No sé bien qué debería hacer, porque no me lo esperaba, pero lo abrazo de vuelta con todas mis fuerzas.

Él deshace un poco el abrazo, para poder mirarme a la cara. Una sonrisa se asoma en su rostro.

-Te amo. No puedo creer lo que estás diciendo, es decir, no me lo esperaba, pero oh Dios, te amo -contesta acunando mi rostro entre sus manos, y además de sentir que el alma me vuelve al cuerpo, comienzo a llorar, pero de alegría porque mi miedo no fue real.

-Yo también te amo -contesto, con un hilo de voz que en pocos segundos se vuelve sollozo.

-¡No, no no! ¡No llores, amor! -él dice aún sonriente, abrazándome de nuevo -¿Cómo crees que voy a dejarte? ¿Estás loca, tonta? Jamás podría dejarte, si eres lo que más me hace feliz en el mundo, Kat. Eres mi mejor amiga, mi otra mitad, y ahora me estás dando esto, ¿Cómo puedo dejarte ir, siendo tan preciosa? -susurra, acariciando mi espalda.

Me aferro a él.

-Lo siento, es que tu carrera va cada vez mejor, y...

Él deshace el abrazo.

-Y es una noticia increíble que vaya a tener una persona más a la cual dedicarle mis premios -me interrumpe, haciéndome sonreír antes de tomar mi rostro y besarme por unos segundos.

Al separarse, él sonríe y besa mi frente.

-Hay que decírselo a todos -dice sonriente, tomándome de la mano y casi arrastrándome hasta la habitación.

La manera en la que él irrumpe en el salón, hace que todos se sobresalten y volteen a mirarnos. El silencio inunda el lugar hasta que él se aclara la garganta.

-Tengo algo que decirles.

-¿Saldrás del closet? -bromea Ki-Hong, haciéndonos reír.

-Casi, pero no -bromea -El primer O'Brien y futuro fanático de los Mets está abordo.

Todos quedan estáticos por unos segundos.

-¡¿Estás embarazada?! -chilla Kaya con emoción, colocándose las manos sobre las mejillas.

Yo asiento.

Entonces todos se levantan y hacen un escándalo hasta acercarse a nosotros y abrazarnos de manera individual.

Bromas como: "No lo dejes solo con Dylan" o, "Espero que se parezca a ti" se repiten con cada uno de nuestros amigos, los cuales se ven increíblemente felices por nosotros.

Al terminar, Dylan y yo nos sentamos juntos de nuevo.

-¡Hay que brindar! -dice Ki-Hong

-¿Apenas te dicen que hay un bebé en camino y ya quieres darle licor a la madre? -responde Thomas, haciéndonos reír.

Ki-Hong se encoge de hombros.

-Nadie dijo que ella estaba invitada al brindis.

Reímos, pero entonces Dylan me mira y sonríe, antes de tomar mi mano y entrelazar nuestros dedos.

Y es aquí cuando me doy cuenta de las vueltas que da la vida. Lo que comenzó como una pequeña amistad entre dos personas, fue creciendo hasta convertirse en un huracán que iba poco a poco arrasando con todo a su paso.

Pasar tantas cosas, creer que la vida conspira para que no puedas estar con ese alguien al que tanto amas, para que luego ella misma se encargue de demostrarte que todo ese tiempo estabas creyendo mal.

Porque lo que ha de ser, será.

Porque cuando dos corazones laten como uno solo, no habrá nada que los haga estar separados.

Pensé que Dylan y yo no podíamos ser mas que un error, algo que nunca debió pasar, pero la verdad es que simplemente fuimos las personas correctas en el momento equivocado.

Pero no podía serlo, cuando alguien es capaz de hacerte sentir tantas cosas a la vez, no puede estar mal. Cuando alguien hace que tu corazón corra tan rápido que no puedes respirar bien, cuando sus ojos son capaces de hacer que te pierdas y te cueste regresar a tierra, o que incluso sentir su respiración te impida razonar, o haga que tus piernas tiemblen.

Entonces no puede estar mal.

Pero el momento correcto llegó, y demostró que ni al pasar el mayor de los tiempos, el amor real muere.

Demostró que tal y como dije, no estaba mal.

Así es como pasé de tener los restos de su amor, a tener todo por lo que habíamos luchado y mucho más.

Gracias por acompañarnos en esta historia, en la que se vive un amor difícil, pero real. Nunca dejes ir a la persona que amas por más que creas que es lo correcto, porque si pertenecen el uno al otro, entonces siempre volverá a ti, por más que intentes alejarlo.


FIN.


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