Capítulo Final.
Camino por el supermercado, empujando mi carrito en busca de algunas cosas que llevar para la visita a casa de mis padres esta noche. He tomado unos cuantos bocadillos y cosas para beber, por lo cual me siento satisfecha.
Camino hasta la fila para pagar, pero al ver a Britt justo en frente me congelo. Sin embargo, creo que ella es uno de los ciclos que aún quedan por cerrar.
Ella me observa con incomodidad, pero esta es mi oportunidad.
-Hola, Britt.
-Hola.
Suspiro, sintiendo la tensión en el ambiente.
-Escucha, sólo quiero que sepas que no planeé nada de esto. Nunca quise hacerte daño, ni tampoco buscarlo, simplemente pasó. Lo siento muchísimo.
Ella se encoge de hombros.
-No hay nada que yo haya podido hacer, supongo que algo faltó de mi parte. De todos modos, les deseo lo mejor ahora que mi vida está en paz.
Sonrío aliviada de cierto modo.
-Entonces... ¿No hay rencores?
-Supongo que no -ella contesta, extendiendo la mano, la cual estrecho.
Britt me sonríe levemente, y se marcha.
Yo continúo mi camino, pagando mis cosas y volviendo a casa.
-¡Dylan! ¿Ya estás listo? -pregunto en voz alta, al cruzar la puerta.
-Ehh... ¡Sí, sólo un momento! -él contesta, desde el piso de arriba.
Yo suspiro con una sonrisa, sentándome en el sofá.
Minutos después, Dylan se encuentra conmigo. Le sonrío y me levanto antes de darle un beso en los labios.
-¿Qué hacías? Tardaste -le pregunto.
-Oh, nada. Me distraje viendo un juego de los Mets.
Sonrío y niego con la cabeza.
-Vamos, o llegaremos tarde.
Dylan asiente, tomando las llaves del auto y saliendo del departamento antes de subirnos e iniciar el trayecto.
Al llegar, presento a Dylan a mis padres, los abrazo y conversamos acerca de cómo nos conocimos y al hecho de que él se dedica a lo mismo que yo.
Luego de cenar, mi madre va en busca del postre mientras Dylan y yo nos quedamos con mi padre en la mesa. Dylan no ha parado de hacer bromas, y me siento avergonzada por ello, tal vez por los nervios, pero me estoy enojando con él, yo sólo quiero que todo sea perfecto.
Poco después, mi madre llega con un flan de frutas, sirviéndolo en nuestros platos para que empecemos a comer.
(...)
El trayecto a casa es silencioso, y se debe a mi molestia con Dylan, cosa que él parece no entender porque ha estado intentando hablarme todo el camino de regreso. Él aparca el auto, me bajo y entro al departamento sin decir nada más, Dylan entra poco después y cierra la puerta.
-¿Puedo saber qué ocurre? -pregunta, colocando las llaves sobre la mesa y observándome confundido.
-Nada -contesto, quitándome los zapatos y yendo rumbo a la cocina.
Él me sigue.
-Kat, ¿por qué estás molesta?
Respiro hondo, y luego volteo a mirarlo.
-¿No viste lo que has hecho?
Él frunce el ceño confundido.
-¿Qué hice?
-¡No paraste de bromear toda la noche! -escupo, él parece aún más confundido.
-¿Que no es eso lo que hago todo el tiempo?
Suspiro.
-Ese es el problema, que no debías hacerlo hoy -contesto, cubriéndome la cara con la mano.
-No estoy entendiendo esta discusión, Kat.
-No puedes ser así todo el tiempo, estabas conociendo a mis padres.
-Creí que sabías como era yo -él responde, cruzándose de brazos.
-Sí, pero también creí que podrías ser serio al menos por un rato.
-¿Y a qué quieres llegar con esto? -pregunta.
-Eres demasiado infantil, Dylan.
-¿Puedo saber por qué te molestas ahora con eso?
-¡Que me da vergüenza! -escupo, él me observa desconcertado.
-¿Qué? ¿Te estás avergonzando de mí? -pregunta, su rostro está lleno de dolor, y por un lado eso me hace sentir terrible.
-Sólo quisiera que a veces cambiaras un poco -contesto, bajando el tono de mi voz.
-No, aquí el problema está en el hecho de que no me aceptes como soy -responde, sus palabras me ofenden y me hacen sentir increíblemente mal.
-¡No digas tonterías! -espeto.
-¡Estás actuando como una histérica, Katherine! -escupe él después, enojándome aún más.
-¡Y tú como un idiota todo el tiempo! -contraataco.
-¡Tal vez debería irme si tanto te molesta!
-¡Pues vete! -escupo, sabiendo en el fondo que me arrepentiré de haberlo dicho.
Él no dice nada más, simplemente se da la vuelta y sale del departamento con un portazo.
Entonces comienzo a llorar, porque nunca había pasado nada parecido entre nosotros, porque sé lo mal que ha estado esto para que él se marchara.
Subo corriendo a la habitación y me tiro sobre la cama a llorar, tengo furia, furia con él y conmigo, tal vez no seamos tan perfectos como creí.
(...)
Han pasado varias horas desde que Dylan se fue, y yo no tengo idea de dónde se encuentra. Mis ojos están rojos e irritados por no haber parado de llorar.
Los recuerdos de nosotros vienen a mi cabeza en forma de flashbacks, y entonces me doy cuenta de lo estúpida que fui.
Dylan es una persona maravillosa, y probablemente no me habría enamorado de él como lo hice, de no ser porque siempre me ha hecho reír. Su personalidad fue lo que me hizo amarlo, y yo he ido de idiota a hacerle creer lo contrario. Veo nuestras fotos en mi teléfono, ya que no ha respondido ninguna de mis llamadas ni mensajes, y me arrepiento increíblemente de las palabras dichas.
Escucho la puerta de la entrada y me sobresalto, limpiándome las lágrimas antes de bajar las escaleras.
Es él.
Pero en cuanto su mirada se clava sobre mí, sigo observando el mismo dolor que tenía al irse.
-Dylan...
Él no dice nada, pero camino hasta estar frente a él.
-Discúlpame, fui una tonta.
-No, tal vez tengas razón y yo sea demasiado inmaduro para ti -contesta, rompiendo mi corazón.
Levanto mis manos y acuno su rostro.
-No, mi amor, no es cierto. Nada de lo que dije lo es, estaba nerviosa por lo que pensaran mis padres, pero la verdad no me importa.
-¿Segura?
-Segura. Perdóname, Dylan, eres maravilloso, tu humor también lo es y eso fue lo que me hizo amarte como lo hago. Jamás me avergonzaría de ti, te amo demasiado como para hacerlo -contesto en un hilo de voz.
Las facciones en su rostro se suavizan, y deja que una pequeña sonrisa se forme en sus labios antes de levantar las manos y limpiar mis lágrimas con ambos pulgares.
Entonces me besa en la mejilla y me abraza.
-No pasa nada, bonita, yo también te amo, y es la primera vez que haces una tontería -murmura en medio del abrazo, haciéndome reír.
Al deshacerlo, me acerco a él y lo beso varias veces en los labios y en la mejilla. Él acaricia mi cabello con sus manos y sonríe.
-¿Entonces qué pasará con tus padres? -pregunta, yo me encojo de hombros.
-Estoy segura de que les caíste bien.
-¿Y si no?
-Pues eso no cambiará nada, cariño, no después de todo lo que hemos pasado.
Dylan sonríe.
-Esa es mi chica -él contesta, acercando mi rostro a él con su dedo índice y besándome.
Mientras sus labios danzan con los míos, me siento en paz nuevamente. Dylan es la mejor persona que he podido conocer y tan sólo pensar en no amarlo se vuelve imposible para mí. Sin importar nada, jamás cambiaría esto que somos.
Tengo la suerte de amarlo, y de que él me ame a mí.
N/A: Este es el último capítulo, ¡pero aún falta el Epílogo!
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