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Capítulo 3

Luego de haber filmado mis escenas, me quedo sentada esperando a que el día pase rápidamente para poder volver al hotel y dormir, o quizás simplemente ver una película. Decidí traerme Inferno para leerlo mientras esté libre, a pesar de haberlo leído al menos diez veces no parece que me vaya a cansar de él. Sumergida en el mundo de Robert Langdon, parezco ignorar por un segundo la realidad, hasta que escucho el asiento a mi lado hundirse, alguien se sentó en él.

—¿Qué prefieres? ¿Estar en una apocalipsis zombie, o en una extraterrestre? —escucho la voz de Dylan, dirijo mi mirada hacia él, quien espera por mi respuesta mientras se apoya en uno de sus codos.

Le sonrío levemente, y cierro mi libro.

—¿Otra vez el juego? —pregunto, pero él niega con la cabeza.

—Uh oh, no respondas con más preguntas. Debes elegir.

Suspiro y pienso por unos segundos.

—Creo que prefiero una apocalipsis extraterrestre.

Dylan asiente.

—Tu turno.

Presiono mis labios juntos.

—¿Prefieres morir ahogado o incinerado?

Los ojos de Dylan se abren de par en par.

—Tus opciones son demasiado para mí, creo que no podré confiar en ti.

Río, y niego con la cabeza.

—Debes elegir.

Dylan se pasa la mano por el cabello, soplando aire a través de sus labios.

—Ambas son horribles, creo que morir ahogado, pero... ¿No sientes como comezón en el cuerpo de sólo pensarlo? —él dice con una evidente ansiedad en su rostro, mientras se rasca los brazos.

Yo río.

—Creí que te gustaba este juego —contesto mientras lo observo intentando no reír más.

—Claro que me gusta, pero eres demasiado cruel con esas opciones. ¡Debes odiarme! —él dice con las manos al aire antes de reír.

—Oh vamos, no te odio, simplemente no se me ocurrió más nada.

Dylan y yo continuamos riendo hasta que siento a una figura caminar hacia nosotros.

—Déjame adivinar, ¿ya la metiste en el juego de qué prefieres?

Una voz masculina y con acento llama nuestra atención, observo al chico frente a mí, delgado, cabello rubio oscuro, ojos cafés. Sé quién es, es Thomas Brodie-Sangster.

—Por supuesto, ¿Cómo confiaría en ella si no sé cómo piensa? —Dylan dice, Thomas ríe suavemente y niega con la cabeza.

Posa su mirada sobre mí, una leve sonrisa aparece en su rostro antes de extender su mano para que yo pueda estrecharla.

—Hola, soy Thom-

—Thomas Sangster, lo sé. Soy Katherine —le interrumpo con una sonrisa mientras sostengo su mano.

Dylan nos observa a ambos, se endereza en su asiento y se cruza de brazos.

—Disculpa, ¿cómo es que lo conoces a él y a mí no? —él pregunta, haciéndose el ofendido.

—Oh, es sólo que lo había visto antes en varias películas, y en Game Of Thrones.

Dylan abre la boca en señal de impresión, levantándose tan rápido de su asiento que me hace brincar.

—Disculpa, eso es ofensivo —él dice, colocándose una mano en el pecho.

—¡Lo siento! si te hace sentir mejor, sí te había visto antes, es sólo que no recordaba tu nombre —contesto con una leve risa llena de vergüenza.

Thomas se cruza de brazos mientras sonríe, parece estar disfrutando del drama que Dylan acaba de empezar.

Dylan aún no cambia su expresión.

—¡Kat, eso es horrible! ¿Qué hay acerca de haber abierto mi corazón contigo?

Río mientras frunzo el ceño y levanto la mano sin entender lo que dice.

—¿Qué?

Él avanza y se coloca frente a mí.

—¡Acabo de aceptar tus horribles opciones en el juego! —él contesta, extendiendo los brazos, yo río.

Thomas también ríe, antes de negar con la cabeza.

—No estés celoso, Dylan —él ríe, Dylan no voltea, simplemente estira el brazo hacia atrás para indicarle que no hable, mientras me sigue viendo con rostro de ofendido —Bien, me iré ahora. Un gusto conocerte, Katherine.

Thomas se aleja riendo suavemente, y yo no puedo evitar soltar una carcajada. Dylan suspira.

—Como sea, no volverás a olvidarme —él asegura antes de cruzarse de brazos.

Niego con la cabeza y sonrío. El director los llama para hablar un segundo, asi que se aleja, yo me levanto del poof y recojo mis cosas, ya anocheció y pronto debemos regresar al hotel. Guardo mis cosas en mi bolso, me coloco un abrigo y una bufanda antes de devolver mi vista al set. Kaya pasa caminando y me saluda con la mano, gesto que le devuelvo amablemente.

Dylan se acerca caminando a mí, introduce una mano en su bolsillo trasero y saca las llaves.

—¿Te unes? —él pregunta, sacudiendo las llaves frente a mí.

Sonrío.

—¿Debería?

Dylan se encoge de hombros.

—Puedes pasar la noche aquí si quieres, no está tan mal.

—¿Qué hay de Ki? —pregunto ladeando la cabeza.

—Se irá con Thomas hoy, no te preocupes, tal vez algún día tengas el placer de que él te lleve -él bromea, haciendo referencia a su supuesta ofensa, yo río.

Le doy un leve empujón antes de caminar frente a él. Caminamos hasta el auto, él sube en el asiento del piloto y yo en el del copiloto antes de que lo encienda y lo ponga en marcha. El trayecto es bastante tranquilo, sólo conversamos de cualquier trivialidad, pero siempre de alguna manera termino riendo.

—Oye, Kat.

Él pronuncia mi nombre, asi que dirijo mi mirada hacia él.

—Dime.

Él no dice nada, simplemente sonríe. No entiendo lo que sucede.

—¡Cuidado! —él grita, haciendo un movimiento brusco con el volante del auto.

Me asusto tanto que puedo sentir mis pulmones en la garganta, clavo las uñas en el asiento, pero él no hace más que reírse fuertemente, entonces lo golpeo en el brazo.

—¡Dylan! —me quejo, golpeándolo nuevamente.

Él levanta el brazo, intentando cubrirse mientras aún ríe y no despega la mirada del camino.

—Oh vaya, eso fue increíble —él dice, recuperando su respiración luego de tanto reír.

—Oh sí, es tan divertido el hecho de que casi nos matemos —contesto rodando los ojos, él ríe y acaricia levemente mi cabeza con su mano derecha.

—No exageres, la calle está vacía. Debiste verte, me sorprende que no terminaras clavándome las uñas a mí —él ríe, imitando mi reacción, entonces me rindo, no puedo evitar reírme con él.

Minutos después, Dylan se desvía del camino, lo miro frunciendo el ceño confundida.

—¿A dónde vas?

—Tranquila, sólo pasaré por McDonalds. ¿Quieres algo?

—No, gracias.

Él se encoje de hombros y continúa manejando hasta llegar al autoservicio.

—Buenas noches, ¿qué desea pedir? —una voz sale a través del parlante, Dylan se toma un par de minutos examinando el menú, pero luego decide.

—Hola, me gustaría ordenar una bigmac, papas y gaseosa grande, oh, y un helado. ¿Está disponible la cajita feliz también?

—Dylan, ¿Qué no es eso demasiada comida para ti solo? —pregunto, pero él sacude la mano indicándome que haga silencio, yo niego con la cabeza.

—¿Una bigmac con papas y gaseosa grande, un helado y una cajita feliz? -pregunta la persona del otro lado, Dylan asiente aunque no puedan verlo.

—Correcto.

—Bien señor, pase por la siguiente ventanilla.

Dylan avanza un par de centímetros, mientras esperamos, él me mira por un instante.

—¿En serio vas a comer todo eso? —pregunto, él cliquea su lengua.

—Tengo hambre, ha sido un día largo.

Bufo y niego con la cabeza antes de que él recoja su pedido, el cual termina todo sobre mis piernas. Dylan arranca el auto nuevamente, extiende la mano e intenta conseguir algo en las bolsas, hasta que toma una papa frita y se la come. Intenta hacerlo de nuevo, pero le doy un manotazo en su mano.

—¡No! Estás conduciendo y no quiero que nos mates en serio —le digo, él rueda los ojos.

—Entonces tendrás que dármelas tú, tengo hambre.

Resoplo, tomo las papas y se las entrego en la mano. Él sonríe triunfal mientras mastica. Luego de varios minutos más, finalmente llegamos al hotel, Dylan estaciona el auto y toma las bolsas antes de que ambos bajemos y entremos en él. En el elevador, el olor a la comida se expande rápidamente, él respira profundo y sonríe.

—Qué olor tan maravilloso.

Sonrío.

—El olor de las grasas saturadas que le vas a meter a tu cuerpo -contesto, él resopla.

—Pues ellas me hacen feliz, realmente feliz.

Río levemente, el elevador se detiene y ambos caminamos por el pasillo hacia nuestras habitaciones.

—Mañana es tu día libre, ¿no? él pregunta, parado frente a su puerta.

Yo volteo, y lo miro.

—Sí, ¿por qué? —pregunto, él niega con la cabeza.

—Sólo pregunto, buenas noches Kat —él sonríe con los labios juntos, yo le sonrío de vuelta.

—Buenas noches, Dylan.

Abro la puerta de mi habitación, me cambio de ropa y me lavo la cara antes de sentarme a ver televisión. Los recuerdos del día de hoy me hacen reír sola, podrá sonar patético, pero realmente Dylan es todo un personaje.









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